GinerMaestro/Cap10/12

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10.12. El primer fracaso del pretendiente de canónigo

A los tres meses escasos de su llegada a Roma, con fecha del 16 de mayo de 1592, escribe Calasanz una carta a don José Texidor, párroco de Peralta, en que le dice:

'Por el camarero Escala de Benavarri he escrito a v. m. del sucesso de mi camino y llegada en Roma y hasta hoy bendito Dios he tenido salud y confío con su favor de provar bien en esta tierra. Pretendí luego en llegando un Canonicato de Urgel y favorescióme muy de veras el secretario del Embajador de España y por medio de un camarero secreto del Papa me huvo la gracia de dicho canonicato y la tuve sin saberlo más de quinze días. Pero el Datario por ser nuevo yo en la corte en ninguna manera quiso que fuesse provehido por esta vez ofresciéndome que en la primera ocasión me haría merced. Sintiólo mucho el secretario y aun el Camarero y han propuesto que en tener aviso de alguna vacante han de salir con su intento. Yo confío que si algo vaccare y a mi noticia viniere que por favor no lo perderé, porque a más destos me haze mucha merced el mayordomo del Papa por medio de un frayle Cartuxo amigo mío y deudo suyo. Yo tengo asiento en Casa del Cardenal Marco Antonio Colonna… sé que si ocassión se ofresce me hará también merced'.[Notas 1]

La carta es un fiel reflejo del mundillo característico de todas las cortes, incluso la vaticana, en que se mueve una serie de personajes y personajillos a los que necesariamente hay que acudir para conseguir algo. En esa enmarañada madeja no es fácil encontrar el hilo justo entre tantos cabos sueltos. Quizá antes de salir de España metió en el fondo de sus alforjas alguna que otra carta de recomendación de su propio obispo, de Gallart o de alguien más. Si entre las finalidades del viaje estaba la pretensión de alguna canonjía —lo cual es indudable— no podía llegar con las manos vacías, aunque luego pudiera encontrar a alguien influyente, que fuera como el cabo de la madeja. Y es posible que ese cabo fuera precisamente el camarero Escala de Benabarre, hombre de confianza de Calasanz y quizá conocido ya en aquella villa en que vivía su hermana Juana con su familia.[Notas 2] El camarero Escala, ya cesado, le recomendaría al camarero secreto en funciones y éste al secretario del embajador y el embajador hizo lo demás.

Esta primera concatenación de influencias nos presenta al aragonés Calasanz que se apoya en aragoneses, empezando con el benabarrés Escala. Parece indudable que el camarero secreto fue don Jaime de Palafox, clérigo y beneficiado aragonés, que está en Roma al menos desde 1584 hasta 1606, y es nombrado camarero secreto por el recién elegido Clemente VIII, en cuyo cargo se mantiene hasta la muerte del pontífice.[Notas 3] Vuelto a España, dejó el estado eclesiástico y se casó con su prima Ana de Blanes y Palafox en 1610 y, al morir sin sucesión su hermano mayor, heredó en 1613 sus señoríos, siendo el segundo marqués de Ariza.[Notas 4] Al año siguiente escribió a Calasanz pidiéndole una fundación de Escuelas Pías para sus tierras señoriales, cuando todavía no eran ni congregación religiosa, y a esta primera carta siguieron otras, a las que respondió Calasanz dándole esperanzas, todo lo cual nos cerciora de que la amistad entre ambos se remontaba a los años romanos del marqués, entonces camarero secreto y valedor del pretendiente de canonjías.[Notas 5]

El 'camarero secreto del Papa', el aragonés Palafox, intervino ante el secretario del embajador, el también aragonés Pedro Ximénez Murillo,[Notas 6] quien —dice Calasanz— “favorescióme muy de veras”. Realmente, había acertado el camino, porque quien disponía de todos los beneficios eclesiásticos de España era el embajador, en este caso el duque de Sessa, don Antonio Fernández de Córdoba, que mantuvo el cargo desde 1592 hasta 1603. Y fue tan excepcionalmente rápido que el Datario, Lucio Sasso,[Notas 7] anuló el nombramiento, con harto sentimiento de los protectores camarero y secretario de embajada, como dice Calasanz. El cabildo de Urgel perdió un canónigo,[Notas 8] gracias a Dios, pero la Iglesia universal ganó un fundador.

Era un fracaso, pero siendo el primero no se desanimó. Ya estaba preparado para el segundo asalto, pues a los dos primeros valedores añadía el mayordomo del Papa, el conde Hércules Tassone,[Notas 9] a quien había accedido por medio de un cartujo, 'amigo mío y deudo suyo', dice Calasanz. Y tratándose de cartujos, fácil es imaginar la larga mano de fray Andrés Capilla, quien además de su estancia en Roma como jesuita, profesor del Colegio Romano, fue cartujo visitador de la provincia de Lombardía y prior de San Ambrosio de Milán y de San Martín de Nápoles.[Notas 10] Todavía confiaba en una “tercera vía”, quizá la más eficaz, y era el recurso a la intercesión del cardenal Marco Antonio Colonna.[Notas 11]

Notas

  1. EGC II, c.3.
  2. En el ‘Libro de Matrimonios de Benabarre’, 1°, f.3, se lee: 'En 10 de septiembre de 1567 fueron desposados… el magnífico Ramón Calasanz con Gracia Scala…'. El P. LÓPEZ NAVÍO, basado en esta noticia, propone la hipótesis —muy verosímil— de que el Escala nombrado por Calasanz fuera hermano de la desposada, con lo que se descubre cierta relación de parentesco entre los Calasanz y los Scala de Benabarre. Pero aun sin parentesco, fácil es relacionar a José Calasanz con el camarero Escala, tanto si lo conoció personalmente en Benabarre como si llevaba sólo recomendaciones cuando partió para Roma. Es probable que Escala se volviera a España al morir el papa de quien había sido camarero (cf J. LÓPEZ NAVÍO, ‘Ambiente histórico…’, p.225).
  3. Ib., p.229-238. Apenas elegido papa, Clemente VIII nombró varios camareros secretos, según costumbre, y entre ellos hubo tres más estrechamente ligados al servicio del pontífice, que fueron Francisco de Dietrichstein y Guido Bentivoglio, ambos futuros cardenales, y el aragonés Jaime de Palafox, mal llamado Palafei por Pastor (cf PASTOR, vol.23, p.57-58). Dietrichstein fue más tarde muy amigo de Calasanz e introductor y gran protector de las Escuelas Pías en Germania, lo cual hizo suponer a algunos autores que él había sido el 'camarero secreto' nombrado en la carta de Calasanz (cf BAu, BC, p.214; BAU, RV, p.66; L. PICANYOL, EGC II, p.32). Aunque no se pueda negar categóricamente la hipótesis, parece más aceptable que se tratara de Palafox por lo que diremos después. Era muy estimado por el papa, como lo prueba el hecho de haber sido por dos veces comisionado para entregar la birreta roja a los cardenales españoles Bernardo de Rojas y Sandoval en 1599 y Antonio Zapata en 1604, además de encargarle durante varios años las gestiones para conseguir trigo de los graneros de España (cf J. LÓPEZ NAVÍO, l.c.).
  4. En uno de sus viajes a España tuvo un hijo natural, nacido el 24-6-1600, y llamado don Juan de Palafox y Mendoza, a quien reconoció y legitimó después de casarse con Ana de Blanes. Fue el famoso y controvertido obispo de Puebla de los Ángeles (Méjico) y luego de Burgo de Osma, acérrimo adversario de los jesuitas, escritor ascético, cuyo proceso de beatificación fue incoado. El segundo marqués de Ariza fue también Comendador de la Orden de Santiago (cf L. DE SALAZAR Y CASTRO, ‘Los comendadores de la Orden de Santiago’ [Madrid 1949] vol. I, p.135-136).
  5. Las dos cartas de Calasanz al marqués véanse en EGC VIII, p.451-453; EphCal 2 (1954) 39-41; EphCal 1 (1965) 6-10. De ellas se deduce que el marqués escribió a Calasanz al menos tres cartas, hoy perdidas. Aunque no aceptan decididamente que se tratara de Palafox en vez de Dietrichstein, como hace López Navío, lo consideran probable A. García Durán (o.c., p.47, n.343) y Sántha (EphCal 1 [1965] 8).
  6. En el Libro de sesiones de la Congregación de la iglesia romana de Montserrat aparece varias veces desde 1593 a 1604 'el secretario Pedro Ximénez Murillo', 'Dms. Petrus Ximenez Murillo secretarius legationis catholicae' (cf J. LÓPEZ NAVÍO, o.c., p.227-228). Aparece también en documentos vaticanos (cf, por ejemplo, PASTOR, vol. 23, p. 496, doc. 50). Volvió a Zaragoza, donde ya en 1605 aparece casado con una hija del Justicia de Aragón, don Urbano Ximénez de Aragües (cf J. LÓPEZ NAVÍO, o.c., p.228, n.20).
  7. El datario preparaba y fechaba la concesión de gracias, especialmente beneficios y dispensas. Sasso fue nombrado por Urbano VII y ejerció hasta noviembre de 1593 en que Clemente VIII le hizo cardenal (cf Hier.Cath. IV, 4; MORONI, ‘Dizionario, art. Dataria y Sasso’; J. LÓPEZ NAVÍO, o.c., p.22).
  8. Picanyol hizo pesquisas en los libros del archivo capitular de Urgel sobre las vacantes y nuevos nombramientos de canónigos desde fines de 1591 y todo el primer semestre de 1592, pero no sacó nada en limpio (cf EGC II, p.32).
  9. Fue primero embajador en Roma del duque de Ferrara; abrazó luego el estado eclesiástico y Gregorio XIV le nombró mayordomo de palacio en 1591, donde se mantuvo, habiéndole creado Clemente VIII nada menos que Patriarca de Constantinopla. Murió el 17 de diciembre de 1597 (cf. MORONI, o.c., vol. 41, p.262, y PASTOR, vol. 23, p.57).
  10. Cf. F. ORTÍ Y FIGUEROLA, ‘Memorias históricas de la fundación y progreso de la insigne Univ. de Valencia’, p.273.
  11. Existe relación entre los cardenales Colonna y los Tassone, pues ya en 1597 el poeta Alejandro Tassone era secretario del Cardenal Ascanio en Roma, y luego le sigue a España cuando Ascanio es nombrado Virrey de Aragón (cf. J. LÓPEZ NAVÍO, o.c., p.239).