DelMonteVisitaGeneral/1696-07

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[1696, Julio]

Día 1 de julio de 1696. En Lipnik. Según lo mandado por el P. General, que hoy ha continuado la visita en Lipnik, nos fuimos de Freiberg con el P. Bernardo, que llevaba los libros con él, después de haberlos examinado en Lipnik, y con el P. Rector. En el camino, después de haber recorrido otra media legua, aproximadamente, fuimos invitados a comer por el Rev. Señor Jorge Scupina, Párroco de Vetenoticin; y a eso de la puesta del sol, llegamos a Lipnik, donde el P. General se fue a visitar al susodicho Excelso del día anterior, recién llegado.

Día 2 de julio de 1696. En Lipnik. Cuando estábamos a punto de salir de Lipnik a Santa Ana, a unas tres leguas de distancia, llegó el Imperial del susodicho Príncipe, a invitar al P. General a la comida de hoy. Después, el Príncipe mandó a decirle que luego vendría él, y vino. Fue a la habitación del P. General, en su coche, lo llevó con él a comer en su palacio, y dijo que fueran allí los Padres Provincial de Germania, el Rector de Kremsier y yo, Secretario, como hicimos. De vuelta, hacia las 9 después de mediodía, fuimos a la aldea llamada Altwasser, o Santa Ana, donde oramos en su hermosísima iglesia; luego cenamos, y, después de las letanías de los Santos, el P. General exhortó brevemente a recibir el fruto de la visita.

Día 3 de julio de 1696. En Altwasser. Habiendo terminado rápidamente el informe correspondiente, pues había que visitar solamente a cuatro personas, hacia las tres nos volvimos, y llegamos a Lipnik hacia las 8, uniéndose a nosotros en el camino el P. José de San José, Superior de Santa Ana de Altwasser, quien llevó consigo los libros de cuentas y de la Iglesia, para que pudiéramos terminar en Lipnik la revisión que habíamos empezado a hacer en Santa Ana. Se llama Altwasser de Santa Ana, una pequeña aldea, que los nuestros llaman yermo, distinto de otro, que también se llama Altwasser. Pero nuestra Iglesia, con su viña Koma y un colegio, que se está construyendo actualmente, no tiene nada de despreciable. Esta aldea está situada en un valle tan frío, que produce dolor de cabeza; allí fuimos fundados por el Excelso Obispo de Olomuc, quien nos introdujo en dicha aldea de Santa Ana.

Día 4 de julio de 1696. En Lipnik. El P. General continuó la visita. Mandó que las ordenanzas que había dado el día 30 de junio de 1696, en lo referente a los novicios, fueran copiadas en el libro de visitas cuatrimestrales de los novicios de la casa noviciado de Lipnik, un libro que él había ordenado preparar. Dichas ordenanzas contienen no sólo lo relativo a la educación, sino también a la admisión de los novicios, al hábito, y a la Profesión.

Este día el P. General dio Ordenanzas para nuestra casa de Freiberg, como se verá en el folio próximo. También visitó el P. General las clases y varias cosas relacionadas con los escolares, a quienes hoy había dado la comunión, y de los que había recibido saludos y oído composiciones. En la mesa también fue saludado con frecuentes felicitaciones; de una manera especial, en la cena fue felicitado por casi todos los novicios clérigos.

Día 5 de julio de 1696. En Lipnik y en el camino. Después de la oración de la mañana, el P. General tuvo una breve exhortación a la Comunidad. Luego, ordenando que salieran los novicios, me ordenó a mí, Secretario, que publicara las ordenanzas sobre la educación de los novicios, de las que hablamos en el día de ayer. Después, mandándome también a mí fuera, Secretario, el P. General tuvo Capítulo de culpas con los Profesos. En su Misa distribuyó la Comunión a los nuestros, tuvo una plática con los novicios, y exhortó privadamente a los Profesos, según la información obtenida en la visita, lo mismo que hizo ayer con los novicios.

Después de comer, salimos de Lipnik, y, por un camino mejor del que habíamos traído, llegamos al río Becwam, que, a causa de la rapacidad de sus aguas, suele tragarse cada año alguna persona; pero lo pudimos atravesar, porque las aguas no eran muy profundas, y así en un tiempo más breve, en cinco horas escasas, llegamos a Kremsier, a eso de las seis de la tarde. En la cena tuvimos algunos benévolos bienhechores nuestros, sobre todo al generoso Señor Juan Johan, el cual obsequió al P. General con muchos alimentos selectos. Antes de la cena, el P. General dio el decreto de clausura, del siguiente tenor:

“Juan Francisco de San Pedro, Prepósito General de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios, Comisario y Delegado de la Sede Apostólica.

Con ocasión de esta nuestra Visita General Apostólica, aunque hemos confirmado que la casa de Kremsier está sujeta a las normas de la clausura, en vigor de la presente, queremos que el patio contiguo a ella, las clases y el edificio, no estén bajo clausura, al menos por ahora. Sin embargo, para bien y fortalecimiento de la observancia de la clausura, ordenamos a todos y a cada uno de nuestros religiosos, bajo las penas graves contenidas en nuestros cánones, que deberán ser aplicadas por el Superior tantas veces cuantas sea necesario, que ninguno de ellos, en ningún momento y bajo ningún pretexto, intente admitir ni introducir en dicho lugar de las clases a ninguna mujer, a no ser para realizar, quizá, actuaciones o funciones públicas, o por alguna otra causa pública, y sólo por algún tiempo, según la prudencia del Rector.

Dado en Kremsier, en nuestra casa de las Escuelas Pías de San Juan Bautista, a 5 de julio de 1696”

Juan Francisco de San Pedro, Prepósito General, etc.”

Día 6 de julio de 1696. En Kremsier. La abundante lluvia de este día obligó al P. General a retrasarse, aunque había determinado salir muy de mañana hacia Straznice. Por eso, pudo enviar cartas a Roma. Después de la oración de la noche me ordenó a mí, Secretario, que publicara el documento reseñado el día anterior, y entregado al P. Luis de San Lucas, Rector de Kremsier. En cuanto a frío y lluvia, este día de julio, la situación atmosférica era como la de noviembre en Italia. Después de la oración de la noche, pues, publiqué, como Secretario, el susodicho decreto sobre la clausura en Kremsier. Este día el P. General examinó a cuatro jóvenes; en lo relativo a sus cualidades, se lo encomendó al P. Provincial de Germania. (Uno de ellos fue elegido General en el Capítulo de 1724)[Notas 1].

Día 7 de julio de 1696. En Kremsier. Como se nos había indicado que el camino desde Kremsier a Straznice era peligroso, a causa de la inundación del Río Morava, por las frecuentes lluvias, determinamos tomar otra ruta para ir a Nikolsburg.

Así pues, luego de participar de la Misa y de la mesa, el P. General impartió la bendición a muchas personas, de ambos sexos, que habían acudido, y se la habían pedido de rodillas, tanto en la Iglesia, como en algún otro lugar oportuno. Y, al igual que sucedió antes, salimos de Kremsier los acompañantes habituales, más los Padres Provinciales susodichos, y el P. Felipe de Santiago (que, como perito de los lugares, y de las gestiones posibles que habría que hacer, había ido hasta la ciudad de Viskovia). Al cabo de cuatro leguas, llegamos a dicha ciudad, hacia las seis. Pernoctamos en un hermoso albergue llamado Ursi, en el que, aunque no tenía camas, pudimos acostarnos mejor que en Polonia; pues nos suministraron, excepto el jergón, almohadas y mantas.

Día 8 de julio de 1696. En el camino. Dijimos la misa al amanecer en casa de los Padres Capuchinos, a quienes el P. Felipe ya les había prevenido la víspera. Como al P. General le habían dado sal, verduras y aceite para la cena, este día por la mañana le prepararon un desayuno bastante adecuado, con el cual se recuperó. Muy de mañana, nos llevaron allí los caballos; el P. Felipe se volvió, el P. General dio la bendición a muchos, y salimos de Viskovia, una población donde, no mucho antes de su muerte, el Excelso Obispo de Olomuc, preparaba nuestra cuarta fundación. A dos leguas, pudimos encontrar la ciudad de Scintiz, donde, para comer, sólo pudimos encontrar cerezas, que compramos. A tres leguas, encontramos unos caminos, en parte llanos, en parte escabrosos; y a las ocho llegamos al pueblo de Wisterniz. Allí nos acercamos adonde el Párroco, un bienhechor del P. Provincial, para buscar albergue, y fuimos invitados por el Señor Sebastián Smirlingh, hermano de P. Ignacio, de los nuestros, de la Comunidad de Schlackenwerth; en su casa comimos, y fuimos tratados con mucha cordialidad. A este Señor le dio el P. General la Carta de Hermandad, en pergamino, y con la Imagen de San Sebastián.

Día 9 de julio de 1696. En el camino y en Nikolsburg. Después de la Misa, hacia las ocho, caminando una legua de barrancos y cuestas, llegamos, por tercera vez, a Nikolsburg, hacia las doce. Allí se recibieron cartas Ultramontanas y Cismontanas de dos correos, entre las cuales, una del P. Medardo [Spaninger] de San Procopio, de la que se habla más extensamente en las Actas de Horn de la visita del P. General, pocos días después. Respuesta a dichas cartas.

Día 10 de julio de 1696. En Nikolsburg. El P. General continuó las respuestas a las cartas, y escuchó, en privado, a los nuestros que debían se amonestados, o tenían que hablar algo con él.

Día 11 de julio de 1696. En Nikolsburg. Se terminaron las revisiones de los libros de Nikolsburg, en parte realizadas por dichos Padres Provinciales, en parte por mí, Secretario Se respondió a las cartas. El P. General escuchó y exhortó en privado a los nuestros, según se lo pedían, etc. Se encomendó al P. Agustín [Scarlatti] de Santo Tomás y al P. Inocencio [Praunhoffer] de San Clemente el examen del libro titulado “Judicatus, sive Astraeae cum Asseclis Mundi de coelo consequendo familiare colloquium[Notas 2]” Poema elegíaco dividido en 3 libros, del P. Martín [Sigl] de San Bruno, para que den su informe.

Día 12 de julio de 1696. En Nikolsburg. Después de la oración de la mañana, el P. General coronó con una breve exhortación la visita de Nikolsburg. Unos ayer, otros hoy por la mañana, los libros de la casa fueron terminados de ver, censurados y firmados.

Celebradas las Misas, comimos algo poco antes de la hora de comer, y salimos. El P. General con los dos Provinciales susodichos, el Secretario del P. General, el Acompañante, el P. Martín de San Bruno, y el Secretario del P. Provincial de Germania y Hungría; tres en cada uno de los dos coches biyugos. Después de recorrer dos leguas llanas, llegamos a la ciudad llamada Laa, donde nos detuvimos a tomar un refrigerio, tanto los viajeros como los caballos.

En estas regiones las horas cercanas a mediodía suelen ser calurosas como e mes de mayo en Italia; sin embargo, por la mañana y por la tarde, el ambiente está frío. Raras veces tuvimos días calurosos; no hablemos ya del calor de Italia. Salimos de Laa después de la una, tomando el camino de Nikolsburg y salimos de Moravia. Entramos en Austria, concretamente, en la diócesis de Passau. Dos leguas más, por llano, y, de noche ya, llegamos al pueblo de Wollersdorf, donde, finalmente, fuimos recibidos en un cómodo albergue, llamado “Caballo Blanco”, gracias a que el P. Provincial de Germania había prevenido por carta la llegada a un padre de familia; y allí tuvimos un buen local, separado de los demás viajeros. Por la mañana...

Día 13 de julio de 1696. En el camino. Salimos a eso de las siete, y, alrededor de una media legua por llano, un poco antes de llegar al pueblo llamado Rescitz, salió a nuestro encuentro el P. Plácido de San Bernardo, Rector de Horn, con el P. Agustín, que habían venido en un coche de la casa. Éstos, adelantándose a la Iglesia del pueblo, prepararon lo necesario para celebrar las Misas, después de las cuales fuimos conducidos al albergue, donde nos reconfortamos. Luego, en medio de grandes calores, continuamos el camino. Después de otra media legua, aproximadamente, en la que nos encontramos un pequeño bosque, llegamos a Horn. Allí, a través de una gran muchedumbre de gente, que esperaba ante la puerta de la Iglesia, entró el P. General, quien en presencia de toda la Comunidad, fue saludado por el P. Rector, al que respondió oportunamente. Luego, de rodillas, escuchamos el canto de las Letanías, acompañado de trompetas, y, finalmente, fuimos recibidos dentro de la casa. Se fijó en la puerta, por orden del P. General, la notificación habitual de la Visita.

Día 14 de julio de 1696. En Horn. Después de la oración matutina, el P. General hizo una admonición a la Comunidad, para el fructuoso resultado de la Visita. Al terminar de comer, y rezada la Coronilla, comenzó la visita por la Iglesia; encomendó la revisión de los libros de economía y de las Misas a los Padres Provinciales susodichos, y a mí, su Secretario, la coordinación de las Ordenanzas resultantes de las visitas a Hungría y a Germania. Asistió a las Academias realizadas por los escolares de Retórica y Poesía; y en la mesa recibió muchos homenajes de nuestros juniores.

Día 15 de julio de 1696. En Horn. El P. General dio comienzo a la visita personal, colaborando los otros ya citados en todo lo que se dijo el día anterior. Por la tarde pronunció la habitual conferencia dominical, cuyo tema fue: “Si vuestra justicia no es diferente, etc.”

Día 16 de julio. En Horn de 1696. El P. General continuó la visita personal, y los Padres Provinciales comenzaron la local, según la comisión encomendada.

Día 17 de julio. En Horn de 1696. Vinieron a visitar al P. General los Abades Premostratenses, uno de Ghieres, otro de Bernech; y un Benedictino, el Rvmo. Raimundo Bergondi, de Altemburgh, monasterio erigido el año 1142. Su Abad tiene una renta anual de treinta mil florines renanos, cuya equivalencia es de tres florines por cada dieciocho julios; y asistieron también el Ilmo. Barón Ernesto Fonderer y el Barón Carlos, hermanos de padre. Este Carlos es el que había enviado un coche cuadriyugo al P. Rector de Horn, para llevar al P. General desde Rescitz a Horn. Todos éstos estuvieron en la comida con el P. General, y, después de comer, asistieron a la Representación escénica de nuestros escolares de Retórica y Poética, cuyo título era: “Latebra innocentiae caelitus retecta”[Notas 3], o “Don Maurilio, glorioso Obispo de los Andegávoros”. Estaba dedicada al P. General, y tenía la dedicatoria, con los argumentos de las escenas, impresos.

Día 18 de julio de 1696. En Horn El P. General, con los Provinciales dichos y el P. Rector de Horn, accediendo a la invitación de ayer, fue a Altemburgh, a cerca de una legua de Horn, en un coche enviado por el susodicho Abad Benedictino, Diputado perpetuo del Emperador para Austria. Allí tomó una comida, ofrecida casi con munificencia y esplendor, retenido y agasajado hasta el atardecer, y volvió, también en coche, con los mismos Padres, a eso de las nueve. Los domésticos del Rvmo. Abad, muy adictos a nosotros, se maravillaron mucho de la singular y extraordinaria jovialidad, diferente de la de ellos, de tan grato huésped como el P. General.

Día 19 de julio de 1696. En Horn Por la mañana, el P. General continuó la visita personal. Después de comer, asistió a unas demostraciones matemáticas defendidas por nuestros estudiantes, bajo la dirección del P. Agustín de San José. En ellas demostraron que, en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los dos catetos. Llegaron avisos desde Scölligen del Rvmo. Abad Premonstratense, que había envido un coche sexyugo con un servidor para que el P. General, si deseaba saludar al Ilmo. Arzobispo de Praga, por recomendación sobre todo de los nuestros, se dirigiera enseguida a su monasterio. Por eso, dejando la restante serie de demostraciones distintas para otra sesión, se fue con el P. Provincial de Germania, con el Rector de Horn y con el H. Francisco M. su compañero, a Beernek, a dicho Monasterio, en el cual pernoctó, gracias a su grandísima amabilidad.

Día 20 de julio de 1696. Cerca de Horn Por la mañana el P. General, con los nuestros conocidos, y en el mismo coche, fue a casi dos leguas de Höfflayn, donde el Arzobispo de Praga estaba de visita a sus familiares, el cual lo recibió con muchísima cordialidad, y le invitó a comer, junto con sus familiares y nuestros religiosos. Al atardecer volvió a Beernek, donde pernoctó de nuevo.

Día 21 de julio de 1696. Cerca de Horn. Por la mañana, el P. General fue con los nuestros a Horn en el mismo coche. A causa del catarro y la ronquera, apenas pudo hacer nada de la visita personal. Después de comer asistió a las conclusiones filosóficas sobre los universales, defendidas por los nuestros. Hacíamos de impugnadores de sus tesis: El 1º yo, Secretario; el 2º, el P. Provincial de Polonia, y el 3º, el Rector de Horn. Las dirigía el P. Tobías.

Día 22 de julio de 1696. En Horn. En su Misa, el P. General distribuyó la Comunión a los escolares. Después de comer asistió a las demostraciones de Matemáticas que aún quedaban. Desde allí, con casi toda la Comunidad, fue a visitar dos huertos nuestros y a un seglar, y nuestra capilla campestre consagrada, en un lugar soleado, y bien ornamentada, dedicada a la Santísima Virgen, Abogada contra la peste.

Día 23 de julio de 1696. En Horn. El P. General continuó la visita personal, y después de comer visitó las clases, en medio de muchos homenajes. Dio autorización al P. Rector, y al Capítulo local de Nikolsburg, para aceptar ocho Misas perpetuas anuales de la fundación del Muy Reverendo Señor D. Juan José Heniza, párroco y bienhechor nuestro en Kanitz; de ella se hizo duplicado original; uno para que se lo quedara el P. Provincial de Germania y Hungría, y otro el P. Rector, o la casa de Nikolsburg.

Día 24 de julio de 1696. En Horn. Se entregó al P. José de Santa Catalina, Provincial de Germania y Hungría, la Patente de Visitador General, con plena delegación de la autoridad y facultad requerida para visitar nuestras casas de Bohemia, Cosmonos, Schlan, Litomysl, y Schlackenwerth, a las que el P. General no podía ir, llamado a Roma por distintas causas. Por último, puso fin a la visita personal.

Día 25 de julio de 1696. En Horn. Después de trabajar muchas horas el P. General, en extraer de las Actas de la visita las ordenanzas personales y las amonestaciones que debía hacer, se fue a comer, en el coche que le envió el Ilmo. Señor, Barón Carlos Fonderer, a su casa, acompañado de los Padres Provinciales y el Rector de Horn, respondiendo a la invitación y a lo convenido. Mientras tanto yo, el Secretario, trabajé como los días anteriores en reunir todas las ordenanzas para toda Germania y Hungría. Volvió el P. General de la aldea de Bratenau, donde se encontraba dicho señor, distante de Horn casi una milla italiana; volvió, digo, a Horn a las cinco de la tarde.

Día 26 de julio de 1696. En Horn. Por la tarde, el P. General se dedicó a redactar lo que faltaba de las ordenanzas para Germania y Hungría; y después de comer, a extraer de la visita personal de Horn las exhortaciones privadas, y cosas que se debían corregir, confesadas en el Capítulo de culpas. Nueve de nuestros estudiantes de Filosofía ofrecieron al P. General un Acto académico.

Día 27 de julio de 1696. En Horn. Por la mañana, el P. General trató con los Padres Provinciales de Germania y Polonia sobre las ordenanzas para Germania y Hungría, y una vez discutidas concienzudamente y aprobadas, después de comer se dedicó a redactarlas.

Día 28 de julio de 1696. En Horn. El P. General se dedicó a las admoniciones privadas, resultantes de la visita; y fueron copiadas mientras tanto las susodichas ordenanzas.

Día 29 de julio de 1696. En Horn. El P. General elaboró, conmigo, Secretario, y con el P. José de Santa Catalina, Provincial de Germania y Hungría, una información jurídica acerca de la fuga del P. Medardo [Spaninger] de San Procopio, Profesor de Filosofía de Horn, y del H. Félix de San Matías, discípulo suyo a Sajonia, huida que tuvo lugar el día de la Ascensión del Señor, 31 de junio de este año. Sin embargo, por muchas causas, sobre todo porque, por cartas recibidas recientemente del P. Rector de Schlackenwerth y del mismo P. Medardo, había oído hablar del retorno espontáneo de los mismos prófugos, de su gran arrepentimiento, y de la retractación, hizo para ellos un decreto razonado de absolución. Este decreto, con las Actas de dicha información, en las que se insertó la carta original del Rector de Schlackenwerth, y del P. Medardo, se lo entregó al P. Provincial de Germania, para que lo firmara, y lo gaurdara en el Archivo secreto, según se dice en el decreto 10 de las presentes ordenanzas, que empieza: “Deseando, etc.”. El P. General encomendó también al P. Provincial de Germania, que instruyera cuanto antes un proceso, acerca de la fuga del P. Benedicto [Tiessl] de Santa Rosalía, que ya se había fugado por tercera vez, y aún no sabemos dónde, el día 13, diciendo que iba a comprar pescado para el P. General, que estaba para llegar. Por eso, pidió al P. Provincial procediera contra el mismo prófugo con penas según derecho. En la oración de la noche, se publicaron las susodichas ordenanzas para Germania y Hungría, después que el P. General tuvo una breve conferencia sobre las palabras del evangelio: “No todo el que dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cieos, sino el que hace la voluntad de mi padre, que está en los cielos”, Mat 15, palabras del domingo 7 después de Pentecostés. Dijo que la voluntad de Dios se cumplía con la exacta obediencia. Apenas pronunciadas estas palabras, me ordenó a mí, Secretario, que leyera el Capítulo 2º, parte II, de las Constituciones, “Sobre la Obediencia”. Se pudo comprobar cómo las ordenanzas fueron recibidas comunitariamente con ánimo alegre.

Día 30 de julio de 1696. En Horn. El P. General impartió a los nuestros las indulgencias que le había delegado el Sumo Pontífice, y reliquias bañadas en sangre de Nuestro Venerable Padre Fundador. Y ordenó añadir a las ordenanzas reunidas para Germania y Hungría, lo siguiente:

“Al escribir estos decretos, se omitió, por inadvertencia, en el título “De la observancia regular”, n. 19, lo que sigue, y queremos darlo por insertado, a saber: “Los calcetines deben ser solamente de lana y de color negro, y los zapatos deben terminar de forma redonda u ovalada, no en punta ni cuadrada, sin agujeros laterales, ni con otros atadores sino de cuero negro. No tendrán talón alto, sino que la suela de la planta y el talón formen una unidad, plana. En todo esto, obsérvese completamente el decreto de Alejandro VIII, de feliz memoria, de quien Nos hemos recibido esta orden de viva voz.

Dado en Horn, a 30 de julio de 1696.

Juan Francisco, etc.”

Después de comer, con cielo sereno tras de la lluvia de mediodía, hacia las tres de la tarde, despedido el P. Provincial y el P. Martín, su Secretario, pues tenía que terminar la visita de la Provincia, camino de Bohemia, tal como estaba previsto el día 24 de éste, salimos de Horn. Acompañábamos al P. General, yo, su Secretario, y el compalero, el Provincial de Polonia y el P. Plácido de San Bernardo, Rector de Horn. Después de tres leguas de camino en dos coches, llegamos, a eso de la puesta del sol, al pueblo llamado Ziherstorf, donde nos quedamos en un buen albergue, unos en jergones de paja, otros, de plumas.

Día 31 de julio de 1696. En el camino. Salimos muy pronto de Ziherstorf; y pasadas las diez, llegamos a Stockerau, ciudad Imperial, donde unos años antes la comunidad quería que fundáramos (el pueblo es ameno, parecido a una ciudad, y lo baña un afluente del Danubio), pero ofrecía poco abastecimiento, y renunciamos a ello. En ella comimos, no sin antes andar tres leguas de camino, y de celebrar la Misa en la Iglesia Parroquial. Aunque los caminos eran llanos, tuvimos que soportar el lodo y el agua caída el día anterior, como si fuera otoño. Después de cuatro breves leguas de planicie, y atravesar el Danubio por varios puentes, como hemos contado con más detalles en la página 139, llegamos a Viena.

Conducidos por el P. Rector de Horn, fuimos huéspedes en el palacio del Ilmo. Señor Conde Zernin. Pero como el Conde estaba en Bohemia, y la carta dirigida a su Secretario por el P. Martín [Sigl], Secretario del P. Provincial de Germania, en la que hablaba del alojamiento del P. General en aquel palacio, no había tenido efecto, quizá por el poco tiempo, ya que por otra parte el P. Martín creía que el Secretario estaba aún en Viena con el Conde, el superintendente del palacio, no había recibido ninguna orden del Señor Conde, aunque concedió una sala y una antecámara al P. General, y a los acompañantes, tres cuartos poco cómodos, con alcobas aún menos cómodas; tanto que aquella noche alguno descansó sobre sillas puestas juntas, pues los muebles eran pocos y rayaban en la pobreza. Yo me imagino que la servidumbre los había guardado. El P. Rector de Horn consiguió que prepararan los alimentos, entregándoles dinero para que los compraran.

Notas

  1. Ese año, efectivamente, fue elegido General de la Orden el P. Adolfo Groll de San Francisco, que mantuvo el cargo hasta el año 1730. [N. del T., al añadido del P. Tosti]
  2. “Juzgado” o “Coloquio familiar de Astrea con los adeptos al Mundo, acerca de cómo conseguir el cielo”.
  3. Lo que es oculto por la inocencia, el cielo lo muestra. [N. del T.]