HB23C/4. CRACOVIA

De WikiPía
Saltar a: navegación, buscar

3. RZESZÓW
Tema anterior

HB23C/4. CRACOVIA
Índice

5. LOWICZ
Siguiente tema


4. CRACOVIA

Actas de la Visita Local a la residencia de Cracovia de las Escuelas Pías (1690)

(Arch. Gen. Reg. Prov. 57 B)

El 27 agosto del año 1690 del Señor, con la ayuda de Dios llegó felizmente a esta residencia neutra el P. Juan Crisóstomo de S. Pablo, visitador General, por la mañana, y ese mismo día fueron convocados nuestros religiosos de la casa, y encargó que fuera leída su patente, dada por el P. Alejo de la Concepción, Prepósito General, para visitar el lugar. Estando ausente el P. Superior del lugar, encargó que se pusiera la intimación en un lugar público por medio del P. Agustín de S. Juan Bautista, nombrado Secretario. De modo que la visita comenzó el 28 del mismo mes, por la mañana, del modo siguiente.

Oratorio

Después de hacer la absolución de los difuntos, en primer lugar visitamos la capilla u oratorio de esta residencia, bajo el título de la Transfiguración del Señor. Visitamos primero el Stmo. Sacramento, bien guardado en una píxide de plata. Este oratorio tiene tres altares. El mayor es el de la Transfiguración del Señor. En el lado del evangelio se encuentra el altar de la B.V. María de las Gracias; en el altar de la epístola, que da a la calle pública, se encuentra el altar del Crucificado. A la parte derecha según se entra hay 4 ventanas con postigos y vidrieras. En las paredes todo alrededor hay 26 cuadros de santos. En el cuerpo del oratorio hay 10 bancos, con un reclinatorio y una lámpara. La puerta del oratorio, que se encuentra debajo de la puerta de entrada común, tiene una especie de cancelas, formando un atrio que la separa de la puerta de la plaza, que es también de hierro, en dos piezas, que se cierran, y que lo mismo que la puerta de la casa, por la noche se cierra siempre.

En la parte del evangelio está la sacristía, sobre cuya puerta hay una ventana, y otra en el lado, con reja de hierro. Las demás cosas se citan en el inventario. El oratorio mide de largo 18 codos; 11 de ancho y 7 de alto. No encontramos en el lugar los santos óleos, y entendimos que aquí no era necesario conservarlos para los enfermos, pero en caso de necesidad se podían conseguir en las iglesias vecinas, de religiosos o seglares.

Sacristía

La sacristía del oratorio está en la parte del altar mayor, con dos ventanas, como se ha dicho más arriba. Mide 8 codos de largo por 7 de ancho, y es de pared sólida. Tiene un lugar para guardar los paramentos, de 6 codos. Hay un confesionario. Tiene 18 cajas sueltas para guardar lo dicho anteriormente. Las reliquias las guarda el P. Superior. Debajo hay 10 cajas mayores, y 6 menores. En el muro hay otros dos armarios para guardar los ornamentos, y para mantener decentemente el lugar.

Bodega

Al salir de la puerta de la sacristía se ve la bodega, a la cual se baja por 20 escalones. No vemos en ella otra cosa que leña, 26 botellas vacías y dos barriles vacíos para cerveza. Me dijeron que era un lugar cómodo para hacer cerveza. De allí fuimos por un corredor hasta el establo de obra. En la parte izquierda, junto a la puerta común, está la despensa, con una ventana, con rejas de hierro y una puerta de hierra, en la cual había una pequeña reserva de alimentos, con algunos recipientes de madera vacíos. Siguen después dos habitaciones de madera en el corredor, separadas entre sí, cada una con su ventana con rejas y su puerta de madera con cerradura, en las cuales se ven algunos recipientes de madera, con unas 25 herramientas para los carros, y ruedas de carro separadas. A la derecha, en la parte norte, hay una sala bastante amplia con una puerta de hierro y dos ventanas con rejas de hierro, donde se guardan cosas y provisiones, en la cual hay vasijas vacías, y sólo dos con guisantes. En medio del espacio hay un pozo con una cadena para sacar agua, y en un lado hay leña. En parte del sur junto a la casa hay un establo de madera en el cual se ven dos carrozas bonitas, regladas, según me dicen, por la Sra. Stocka, una bienhechora nuestra. Lo demás, como en el inventario.

Cocina

El mismo día por la tarde visitamos la cocina en la parte de enfrente, que tiene una habitación pequeña con una habitación. Hay poco ajuar, aunque suficiente para la casa, dado el escaso número de religiosos. De acuerdo con el inventario.

Biblioteca

En el segundo piso de la casa, al que se sube por 31 escalones, de piedra sólida, en una parte hay una cancela de hierro, con una puerta con hierros atravesados con su cerradura. En la otra parte, oriental, hay una biblioteca digna de consideración, que tiene 6 armarios de madera cerrados, y en ellos hay libros, tanto sueltos como encuadernados, cuyo número está anotado en el inventario. Pero no está bien ordenada. Después de la biblioteca hay cinco habitaciones grandes, cuyas ventanas miran al sur, y las últimas se usan como refectorio y oratorio, en las cuales no hay nada considerable, sino lo que se describe en el inventario.

Habitaciones

1.Junto a la biblioteca está la habitación del P. superior, en la cual aparte de la cama, dos mesas, dos relojes y un armario cerrado no se ve nada.
2.Sigue la habitación del H. Francisco de S. Pedro, operario, que no tiene nada además de la cama, la mesa y un lavabo de estaño.
3.La última habitación del lado de la biblioteca, que sirve de comedor, en un rincón tiene un catre para el P. Teodoro, y no hay nada más.
4.Junto a esta habitación hay otra cerrada, en la que según cuentas todos los Padres, el Superior guarda diversas cosas, pero ellos no saben lo que hay, pues no deja entrar a ninguno de ellos allí.
5.Sigue la habitación del P. Agustín de S. Juan Bautista, en la que hay una cama y una mesa, con dos cajones, que abrió para que los viéramos, y no nos ocultó nada de lo que usa para ir de viaje.
6.El P. Vicente de S. José no vive en la casa, pues reside en el convento de las Monjas de la Visitación de la B.V.M., del instituto de S. Francisco de Sales, fuera de los muros de la ciudad, y tiene allí su habitación.
7.En la última habitación con puerta propia sobre la cocina, reside de momento como huésped el M. Sr. Gorczyinski, Fundador de Piotrkow

Ropero

No vimos ningún ropero para guardar las prendas de lana; para conservar las de lino, vimo un armario pequeño, según aparece en el inventario.

Cuentas

En cuanto a ingresos y gastos de la casa, en ausencia del Superior no encontramos nada, y entendimos que no se revisan las cuentas mensualmente, según los decretos de la Sagrada Congregación, ni han sido examinadas por los Provinciales, ni hay una caja común.

Vimos el libro de misas, pero no pudimos saber si se satisfacen las obligaciones, o si hay obligaciones perpetuas.

Y esto es lo que podemos decir de la Vista Local realizada por Nos en esta Residencia, con lo que hemos encontrado, examinado, visitado y anotado. En fe de lo cual firmamos en el día de hoy, 30 de agosto de 1690.

Juan Crisóstomo de S. Pablo, Visitador General.

Vicente de S. José, por orden.

Permiso del Rey para la Fundación de Cracovia

(Arch. Gen., Reg. Prov. 57 B)
Juan Casimiro, por la gracia de Dios Rey de Polonia, Gran Duque de Lituania, de Rusia, Prusia, Mazovia, Samogicia, Livonia, Smolensk, Czernicovia, y heredero de los suecos, godos, y vándalos

Por las presentes queremos significar a todos y cada uno de los interesados. La profundidad acoge la breve edad de los mortales, y pocos de los que se van al gran silencio resisten al olvido, como no estén asociados a beneficios; y el mismo túmulo que cubre la memoria de los grandes reyes no los protege contra la odiosa injuria de los tiempos, a no ser que a su favor haya argumentos de piedad, pues ninguna estatua es perpetua y duradera, ningún mármol, ningún sólido bronce. Pues de la misma manera que las cosas antiguas elaboradas con gran arte se deshacen con el tiempo, sólo son sólidas y duraderas las que se basan en la piedad. A nos, sorprendidos por la elevación al trono de nuestro padre y nuestro hermano por la divinidad, nada nos parece más deseable y laudable que seguir los pasos dignos de alabanza y victoriosos ante la posteridad de la piedad probada de nuestros serenísimos antecesores, los cuales con su poder fundaron diversos conventos religiosos en diversos lugares de nuestro reino, y los llevaron adelante. Además, entre los demás, las obras del instituto de los Clérigos Regulares de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, introducido por el serenísimo y muy querido hermano nuestro Ladislao IV en Varsovia son muy provechosas y necesarias; de modo que los próceres del reino piden que se envíen religiosos que trabajen en la viña del Señor, aunque sean extranjeros y desconozcan la lengua polaca, decidimos aconsejarnos acerca de su instituto religioso para servicio de la Iglesia y honra de Dios, para dar y conceder nuestro permiso real a los citados religiosos Padres de las Escuelas Pías; y por las presentes lo damos y concedemos para que puedan y sean capaces de comprar un terreno en el suburbio de Cracovia conveniente para su habitación y convento, con un huerto contiguo. El cual terreno y huerto, declaramos libre de todas servidumbres impuestos y cargas tanto nuestras como civiles, lo declaramos libre y lo consideramos bajo inmunidad eclesiástica. Enviamos noticia de ello a todos los interesados, alguaciles, procónsules, cónsules, abogados y procuradores de nuestra cuidad de Cracovia, para que en el futuro no impidan la fundación de dichos Padres, sino que la favorezcan, y no pidan ningún impuesto con respecto a su propiedad, tierra y huerto, sino que por el contrario conserven perpetuamente su pacífica posesión como compradores y vendedores, para siempre, por gracia nuestra. En fe de lo cual firmamos la presente en Varsovia el 19 de mayo de 1654, año 6º de nuestro reinado en Polonia y 7º en Suecia. Juan Casimiro, Rey.”

Permiso del Obispo para la fundación

(Arch. Prov. Polonia)
ANDRÉS TRZEBICKI, OBISPO DE CRACOVIA POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SEDE APOSTÓLICA

A nuestro querido hijo el religioso P. Juan domingo de la Santa Cruz, Provincial de la Congregación de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, y a los demás Padres y Hermanos de dicha congregación, salud en el Señor.

Se nos ha dicho por parte vuestra que deseáis ser recibidos y aprobados por Nos para establecer una fundación en nuestra ciudad para establecer una especie de taller de formación de hombres para proveer más fácilmente a la educación de la juventud en la piedad en nuestro Reino fuera de esta ciudad mediante vuestro instituto, aprobado por los Sumos Pontífices Pablo V, Gregorio XV, Urbano VIII y últimamente Alejandro VII. Se nos ha pedido que os ayudemos para ello, y que nos dignemos conceder nuestro permiso.

Nosotros, atendiendo según corresponde a nuestro oficio pastoral, a promover la gloria de Dios, la exaltación de la S. madre iglesia y el bien de las almas, para que sean cada vez mayores, consideramos que todo esto se puede lograr más fácilmente por vosotros si construís una casa en esta ciudad nuestra para promover la gloria de Dios con vuestra piedad y celo, de modo que excitéis a otros al amor de Dios y a promover el bien de sus almas, y mediante vuestro instituto os convirtáis en cooperadores por disposición de Dios para las salud de las almas.

Por ello hemos decidido atender a vuestra petición, y, según las normas de vuestro instituto, os concedemos permiso con nuestra autoridad ordinaria para erigir una casa de probación en Cracovia, en el distrito Casimira, para que viváis de acuerdo con las normas de vuestro instituto. Sin embargo no podréis erigir ninguna escuela según vuestro instituto con finalidad lucrativa, de modo que causéis perjuicio a la Academia de la ciudad.

En fe de lo cual firmamos con nuestra mano las presentes y mandamos poner nuestro sello episcopal. En Cracovia, en el palacio de nuestra Residencia, a 2 de junio de 1660.

Andrés, obispo de Cracovia.

Adán Casimiro Oponowicz, Auditor General de Causas de la Corte de Su Ilma.

Carta escrita a la Srma. Reina el 9 de diciembre de 1663

(en italiano)
(Arch. Gen. Reg. Prov. 57 B)
El martes pasado, cumpliendo la benigna orden de V. Majestad, me presenté en la Asamblea de Cónsules de Casimira. Fui recibido con demostraciones de reverencia y respeto hacia V. M., en cuyo nombre expliqué su deseo de que los Religiosos de las Escuelas Pías pudieran obtener sin contradicción de su parte la posesión de una casa que un cierto noble quiere darles. Les hice notar el deber que todos los buenos súbditos tienen de mostrarse agradecidos a sus Príncipes por las gracias que continuamente reciben de ellos. Añadí que ahora se les pedía una cosa de la cual podría resultar su propio beneficio, por la comodidad de los servicios espirituales que podrían recibir de los citados religiosos beneméritos de la Iglesia de Dios, y de todos los lugares en los que han sido introducidos, y que leyeran la carta de V. Majestad.
Después de leerla públicamente me respondieron que recibían las órdenes de V. Majestad con la reverencia y obsequio debidos y a los que se sienten obligados. Que convocarían a consejo a toda la comunidad, y después de consultar el asunto me darían su respuesta. Mientras tanto, para mostrar su voluntad para acomodarse al deseo de V. Majestad, me querían expresar confidencialmente tres dificultades que los religiosos que lo habían intentado antes habían encontrado para lograr este propósito.
1.La primera era el temor a perder la contribución general y particular que suele pagar esta casa.
2.La segunda, la sospecha de perder también la jurisdicción sobre ella, si un día venía incorporada a la inmunidad eclesiástica.
3.La tercer, las continuas instancias que hace la Academia para que no se les deje meter el pie en la ciudad, porque luego se les podrá difícilmente impedir el ejercicio propio, que es abrir escuelas. Esto sería perjudicial a los privilegios de la Academia, y podría ser perjudicial a la tranquilidad de la ciudad, por los tumultos que podrían surgir entre los estudiantes de unas y otras escuelas.
Les repuse que si no tenían otras dificultades, yo tenía ya por concedida la petición de v. Majestad. Pues en cuanto a lo primero, era intención de los religiosos el querer pagar todas las contribuciones que aquella casa solía pagar en el tiempo de su último dueño seglar, a proporción de las demás. En cuanto a lo segundo, no tenemos intención ni necesidad de incorporar la casa a la inmunidad eclesiástica haciéndola consagrar, pues aquella casa tiene cerca una iglesia muy cómoda para todos los ejercicios de nuestra orden, de la cual esperábamos servirnos. Tanto más que esta casa debía llevar el nombre de “hospicio” y no de “monasterio”. En cuanto a la tercera, se trata de una ilación falsa el decir: “la Academia tiene miedo de que estos religiosos abran una escuela; por lo tanto hay que impedir que aquel Noble pueda hacer una obra piadosa dándoles aquella casa”. Es digna de alabanza la preocupación de la Academia, que está fundada en el deber de su oficio y sobre el juramento que hacen de defender sus derechos y privilegios. Esto puede ser un motivo para procurar que en un tiempo próximo no se abran en Casimira las escuelas, pero no para negarles absolutamente la adquisición de una casa, e impedir una obra piadosa, lo cual lleva consigo la pena de excomunión.
Y además el tema de la inmunidad eclesiástica y este de las escuelas con cosas distintas, que no tienen que ver con la concesión de la posesión, que es lo que se pide ahora, y que ahora callamos, y por tanto no debe depender de ello. Son asuntos que requieren un acto público y separado del de ahora, y ellos en su momento siempre podrán oponerse a los otros. Nosotros los religiosos estamos dispuestos a darles una satisfacción razonable con respecto a estos temores, si la desean. Les rogué que me dieran su respuesta antes del día de ayer, para poder informar a V. Majestad sobre su decisión con el correo ordinario. Y con esto terminó la reunión.
Vuelto a casa, informé a los Religiosos, quienes poco después vinieron a verme. Les dije en qué habíamos quedado, y que si bien esperaba poderles dar buenas esperanzas con respecto a este asunto, sin embargo había que ir sobre seguro, y no dejar nunca las cosas al arbitrio de la fortuna y de la discreción de los demás, por lo que les aconsejé que hicieran sin perder tiempo lo que pudieran hacer ya, y que puesto que se encontraba presente su donador, que tenía prisa por irse, que procuraran ir con él a hacer el registro de la donación en las actas del castillo, cosa que hicieron. Es cierto que la donación no será válida hasta que esté registrada en las Actas de la ciudad, de quien depende la casa, y no del castillo. Pero tienen un año y seis semanas de tiempo para hacer el registro. En este tiempo, bajo el real patrocinio de V. Majestad superaremos los obstáculos que quedan por vencer, y mientras tanto nos hemos asegurado frente a los accidentes que hubieran podido hacer vana la piadosa intención del donador.
El viernes vinieron a verme los dos diputados de parte de los Cónsules para informarme que a causa de las fiestas de esta semana no ha sido posible reunir la comunidad, y me pidieron que les excusara ante V. Majestad. Añadieron que en cuanto al Magistrado, había ya resuelto mostrar con todo obsequio a V. Majestad, y conceder la posesión a los religiosos. Y querían también conseguir por todos los medios posibles el acuerdo de la comunidad. Y que rogaban a V. M. se dignase proteger también su indemnidad, y que precaviera a los citados religiosos con respecto a los tres puntos citados; por lo demás prometían dar su última respuesta esta semana que viene.
He aquí, Señora, lo que he podido hacer hasta ahora al servicio de V. Majestad. A quien debo todo cuando sé y puedo. No dejaré de seguir con todo calor el acuerdo, y no evitaré ningún esfuerzo para que todo resulte según el deseo de V. M. a quien, mientras tanto, con profunda reverencia beso humildemente la mano.

Notas