General31/Unión con las provincias ultramontanas – Visita General

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Unión con las Provincias Españolas
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Unión con las provincias ultramontanas – Visita General

El problema de la unión con las provincias del Imperio Austrohúngaro se hallaba más a nivel de sentimientos que de leyes. Ya vimos al estudiar la cuestión en el generalato del P. Ricci cómo él había desmontado los argumentos legales: al gobierno ya no le importaba si las Escuelas Pías de esos países tenían contactos o no con los Superiores de Roma. En el tiempo del P. Mistrangelo las provincias de Bohemia y Austria se encontraban muy debilitadas, y no oponen ninguna dificultad a una unión más fuere con Roma, tanto menos cuanto esperan obtener ayuda personal de la Orden. La provincia de Hungría, en cambio, se encuentra en todo su apogeo, y prefieren seguir manteniéndose al margen, como explica el P. Albin Körösi al P. Mistrantelo, después de su visita a Budapest[Notas 1]:

Le confieso en confianza que el gobierno actual, la prensa y la opinión pública conducida por esta última, en Hungría más que en otros países es liberal. El liberalismo ha invadido los periódicos, cuando han interpretado tan erróneamente la función de la Iglesia en Hungría. La reforma de los Padres Franciscanos ha sacudido fuertemente a esta Orden, en tiempos tan estimada por la gente. Una reforma de nuestra Orden, sin mencionar grandes dificultades, nos daría quizás un golpe mortal (que nos vendría si el Estado nos quitara las escuelas). Lo que ha ocurrido a las Congregaciones en Francia podría ocurrirnos también a nosotros si quisiéramos remover nuestras condiciones especiales aseguradas por el decreto del rey Leopoldo II. Nuestras escuelas se encuentran bajo la inspección pública del Gobierno, y por consiguiente tienen los mismos derechos que las escuelas del Estado. No se os puede juzgar desde el punto de vista de las Órdenes de los países meridionales. Aquí tenemos un cierto papel en la sociedad, y como todos los miembros diplomados de las Órdenes húngaras, tenemos también el derecho de voto y podemos ser elegidos diputados. En una palabra, hay que prever muy bien las cosas si queremos introducir alguna reforma. Que los enemigos de nuestra Santa Orden digan lo que quieran; nosotros seguiremos practicando nuestra vocación con el celo posible en estos tiempos tan poco favorables a las Congregaciones religiosas. Le ruego que considere esta carta como privada. Al exponer mis puntos de vista solamente he presentado mis convicciones. Prefiero ser sincero a usar la astucia diplomática.

Más adelante expondremos en detalle la situación de cada provincia y la opinión del P. General sobre ellas después de su visita. Ahora hablaremos solamente del viaje que hizo a estas cuatro Provincias en abril-mayo de 1904, para preparar mejor el Capítulo de agosto, acompañado por el P. Tomás Viñas, al que podemos considerar secretario suyo, y que nos dejó un magnífico cuaderno de la visita, en magnífico latín y con valiosas y numerosas imágenes de los lugares visitados, que titula Memoria del viaje realizado por el Rvmo. P. Alfonso M. Mistrangelo, Prepósito General, a las Provincias de Austria, Bohemia, Polonia y Hungría, del 20 de abril al 20 de mayo de 1904[Notas 2]. Valdría transcribirlo por completo, pero solo anotaremos los datos más significativos.

El viaje comenzó el 20 de abril a las 6 de la mañana. Los PP. Mistrangelo y Viñas salieron de Florencia en tren en dirección a Viena. Como regalo a cada provincia, el P. General llevaba reliquias de Calasanz. Llegaron a la capital del Imperio el 21 a las 9 y cuarto de la mañana[Notas 3]. Les esperaba en la estación de tren, llorando, emocionado, el anciano P. Provincial Antonio Brendler, que falleció unos meses más tarde. Fueron acogidos en la comunidad de Maria Treu, que contaba con 11 religiosos. La primera tarde pidieron audiencia a las autoridades: al Nuncio Granito di Belmonte, al Obispo auxiliar Schneider y al Embajador de Italia, duque de Avarna. Las visitas tuvieron lugar al día siguiente, 22. El Obispo, en concreto, le dijo que, si no quería que la Provincia muriera, debía crear un noviciado en Krems, y formar escolapios que pensaran solo en las escuelas primarias. Tras las visitas oficiales, fueron a recorrer y admirar la ciudad, que causó gran impresión a los viajeros.

Visitaron, naturalmente, el Colegio Josefino (junto a Maria Treu), y el Widense (junto a la iglesia de Santa Tecla, confiada a los escolapios). En este había 6 religiosos. Curiosamente, los escolapios enseñaban en escuelas públicas, mientras las del colegio estaban confiadas a los Hermanos de Lasalle. en el internado del colegio Löwenburg (junto a Maria Treu) había una comunidad de 4 religiosos. que atendían solamente a una treintena de internos. El 23 siguieron visitando la ciudad. Visitaron también al P. Antonio M. Schwartz, fundador de los Calasantinos (Kalasantiner), antiguo novicio escolapio. El P. Viñas confiesa su amargura, diciendo que los calasantinos son los únicos escolapios de Viena. El 24 de abril fueron invitados a comer por el Nuncio. Siguieron visitando iglesias, parques y conventos de Viena esa tarde y el 25 por la mañana. El 25 a primera de la tarde el Emperador Francisco José concedió una audiencia al P. General. Vale la pena reproducirla, para que se vea cómo el Emperador aún estaba interesado en los temas de la Iglesia y los religiosos. Transcrita en primera persona, parece obra del mismo P. Mistrangelo[Notas 4]:

Comenzó agradeciendo cortésmente la visita, y preguntando el objeto de la visita. Respondí:

- Vine a ver las casas de mis religiosos.

- ¡Ah! V.E. es General y Arzobispo de Florencia, hermosa ciudad, importante diócesis.

- He pensado que no sería un descaro ante V.M., viniendo a sus Estados, acercarme a presentarle mis respetos, y el recuerdo de una ciudad cara a V.M.

- Sí, ciertamente, y se lo agradezco de corazón. En cuanto al objetivo de la visita de sus religiosos, no encontrará mucho consuelo; aquí tienen el colegio de Loewenburg, donde están mis cantores. Pero son pocos, y a diferencia de otros institutos ya no tienen escuelas. En Hungría están aún peor: son buenos profesores, pero no tienen nada de eclesiásticos.

- Por esto, Majestad, pienso verlos y buscar la manera de volverlos a restaurar en la disciplina, para que puedan trabajar según el espíritu de nuestro Fundador.

- Hará muy bien, y me alegraré de ello. Entonces incluso encontrarán jóvenes para el noviciado. Los jóvenes que tienen vocación prefieren entrar en un ejército disciplinado.

- Por eso, Majestad, pienso abrir el noviciado en Krems.

- Bien, bien. Además, encontrara en Moravia y en Polonia el apoyo del episcopado, que es verdaderamente óptimo. El obispo de Lvov[Notas 5] que es buenísimo, y ha estado enfermo en Italia, pero ahora está mejor; EL Cardenal Puzyna[Notas 6], y todos los demás.

- Vi al Obispo de Lvov en Florencia.

El emperador sonrió y dijo:

- ¡Ah, aquel alto, el griego! ¿Es la primera vez que viene a Viena?

- Sí, Majestad. Es una gran ciudad, hermosa, con mucha industria.

- Pero tenemos pocas iglesias, hay que construir más. Tan pronto como construimos algunas nuevas, enseguida se llenan.

- Y me ha dado gusto ver que la gente se comporta bien en la iglesia.

- Si; por este lado las cosas van muy bien. Y hacen mucho bien las corporaciones Religiosas. Por ello es de desear que vuestros religiosos vuelvan a la disciplina para educar a la juventud. Incluso las Congregaciones femeninas son muchas y buenas, y hacen mucho bien. ¿Hace mucho que no está en Roma?

- No mucho, Majestad.

- ¿Está bien el Santo Padre?

- Bien, pero está un poco fatigado.

- Se entiende, con tantas preocupaciones y no poder moverse, es inevitable.

- Cuando vuelva a Roma le llevaré noticias de Su Majestad.

- Gracias, tanto más que antes con León XIII y ahora con Pío X tenemos excelentes relaciones, y ahora tenemos un Nuncio verdaderamente óptimo.

- Ayer fui a verle y puedo asegurar a V.M. que no se equivoca al respecto; es un sacerdote óptimo.

- ¡Ah! Sí, sobre todo un óptimo sacerdote que se ocupara con celo de su oficio, y me alegro de ello.

- Majestad, le encomiendo el colegio de Loewenburg y a mis Padres.

- Les ayudaré de buena gana en sus esfuerzos.

- Al llegar a vuestros Estados y entrar en vuestras iglesias he orado por la conservación de V.M.; esta mañana he ido a rezar sobre la tumba de vuestros difuntos. (El Emperador se conmovió)

- ¡Ah, muchas gracias!

- Me alegro de ver que V.M. en buena forma, robusto, y deseo que Dios le conserve muchos años para el pueblo que le ama.

- ¡Ah, soy viejo, Monseñor y esta es una enfermedad que no se cura[Notas 7] (sonrió)!

- La Reina de España, a la que vi en Madrid, me dijo que V.M. hablaba muy bien el italiano, y me alegro de constatar que decía la verdad.

- Sí, me gusta el italiano, pero no lo practico mucho.

Todavía hice algunos cumplimientos a los que respondió el Emperador, deseándome buen viaje, y agradeciéndome de nuevo la visita que le había hecho. El Emperador tenía un óptimo aspecto: erguido, de buen color, fresco, y tuvo una amabilidad singular. La visita duró diez minutos.

El P. Viñas añade por su cuenta que Esta conversación con el César Augusto quedó grabada en el corazón del Excmo. P. Mistrangelo, y le dio mucha luz luego para repeler las tinieblas del vano temor que existía para impulsar en estas regiones la reforma, creyendo que el Gobierno Austrohúngaro la vería con malos ojos y la tomaría a mal. Puedo decir además que las palabras y deseos del Emperador Francisco José no cayeron en saco roto.

El día anterior a la visita un periódico liberal de Viena, Neue Frei Presse (judeo-masónico, según la opinión de algunos escolapios), había ofrecido unas informaciones poco favorables sobre el arzobispo Mistrangeli (sic), del que decían que era dominico, y que había sido reprendido por el Papa por no haber querido bendecir el estandarte de una asociación benéfica liberal que se dedicaba a atender enfermos y transportar difuntos (todo falso, dirá luego Mistrangelo). Otro periódico católico, Vaterland, acusa al rival de ser unos ignorantes, pues ni saben escribir el nombre del arzobispo, ni que es escolapio y no dominico. Y lo demás es falso. Un redactor del primer periódico fue entonces a visitar al Nuncio, excusándose por los errores, y pidiéndole algunos datos más para publicar al día siguiente una corrección. El Nuncio, imprudentemente, ofreció detalles de la entrevista con el Emperador, de la que él estaba enterado por la carta del P. Mistrangelo. El día 26, en efecto, los de Neue Frei Presse publicaron otro artículo, escribiendo bien el nombre y la filiación del P. General, y diciendo que había venido a visitar sus colegios. Y que había dicho que algunos religiosos en Hungría merecían algún reproche, y esperaba que su viaje sirviera para restaurar la disciplina. Vaterland replicó de nuevo, diciendo que habían inventado lo de la entrevista, pues no había habido testigos, y no se había dado ninguna información sobre la misma. Ignoraban la indiscreción del Nuncio…

Al P. Mistrangelo no le preocupó mucho el primer artículo de Neue Frei Presse, consideró normal que se metieran con un miembro de la jerarquía eclesiástica. En cambio, le preocupó mucho el segundo, porque sospechó que había algún “vatileaks” en la Nunciatura de Viena, pues él no había hablado con nadie sobre su entrevista con el Emperador, y se citaban casi textualmente palabras suyas. Fue luego el mismo Nuncio Belmonte, quien, al comprender su imprudencia, informó al P. General lo que había ocurrido: tuvo que dar algunos detalles de la entrevista con el Emperador para que publicaran el artículo al día siguiente, más bien laudatorio, sobre el arzobispo de Florencia. E incluso luego, según escribió al P. General, había informado al Papa sobre el incidente, para que la cosa quedara totalmente zanjada[Notas 8].

Con su información sobre lo que el P. Mistrangelo esperaba hacer con los escolapios de Hungría, le prepararon el terreno. en contra, como veremos más adelante al hablar de Hungría.

Ese mismo día 25 partieron a Krems, para estudiar la posibilidad de abrir allí el noviciado. Sólo había allí tres escolapios, que tenían un internado con 27 internos. El P. Francisco Mestan, rector, les causó muy buena impresión como maestro de novicios. Allí cumplió 52 años el P. Mistrangelo, y se celebró una fiesta en su honor. El día siguiente, 27, se dirigieron a Nikolsburg, donde les esperaba el P. Provincial de Bohemia, P. Basilio Kebrhel. En esta casa, primera fundación escolapia en Europa Central, había una comunidad formada por 4 religiosos, que se ocupaban del pequeño Seminario Lauretano, fundado por el mismo Cardenal Dietrichstein que había llamado a los escolapios a aquellas tierras. El 28 salieron hacia Straznice. Todavía había allí dos sacerdotes que se ocupaban de 15 internos. Visitaron el palacio de los descendientes del Conde de Magnis, que había fundado el colegio en 1633. El 30 se dirigieron a Praga.

En Praga se encontraba la comunidad más numerosa de la Provincia bohema, formada por 8 religiosos. Dedicaron el día 1 de mayo a visitar la ciudad y sus numerosas maravillas. El 2 fueron a saludar al Cardenal Skrbensky y otros personajes. El Obispo auxiliar Krasl también habló al P. General sobre la urgencia de establecer un noviciado escolapio. Y para ello sería muy útil establecer antes un postulantado en alguno de los colegios escolapios. Los escolapios abandonan los colegios porque ambicionan enseñar en niveles más elevados, y a las escuelas escolapios el Gobierno envía maestros seglares. La culpa de la decadencia de las Escuelas Pías en Bohemia y Austria es que los escolapios no se conforman con enseñar en sus propias escuelas. Aconsejó el Obispo que enviaran religiosos de Italia a Bohemia, para enseñar italiano. Siguieron visitando la ciudad. El 4 visitaron el colegio, en el que sólo había 66 alumnos católicos de un total de más de 200, en cinco clases. La mayoría de los alumnos son judíos. Todos reciben la misma educación, católica, aunque los judíos no están obligados a asistir a los actos religiosos. No gusta mucho esto a los visitantes.

El día 6 de mayo se dirigieron a Litomysl, donde había dos religiosos que se ocupaban de la iglesia. Al día siguiente llegaron en tren a Cracovia. Allí les esperaba el P. Juan Borrell, que estaba reanimando la casa y la provincia de Polonia. Había en aquella casa dos escolapios españoles y cuatro polacos. el mismo día fueron a saludar al Cardenal Puzyna, Arzobispo de la ciudad e inclinado a favor de los escolapios. Se dedicaron luego a visitar las maravillas de la ciudad. No solo visitaron la ciudad, sino también las minas de sal de Wieliczka, no muy lejos de la ciudad.

El 10 de mayo dejaron Cracovia y se dirigieron a Trencin, donde debí esperarles el P. Provincial de Hungría, pero no llegó. Tuvieron alguna dificultad en llegar al colegio. Había 7 religiosos en aquella casa. El 12 de mayo llegaron a Budapest. También en esta ciudad había personajes importantes y muchas cosas hermosas que visitar, además del colegio escolapio. La comunidad estaba formada por 30 religiosos. El P. Viñas señala que le llamó la atención la gran preparación científica de los escolapios húngaros, y su respeto al P. General, pero le decepcionó su poca observancia religiosa: parecían sacerdotes seglares.

Después de visitar Budapest, los viajeros fueron a visitar el vecino colegio de Vac, donde había una comunidad de 20 religiosos, y un número aún mayor de novicios. También allí el Obispo Csaky les habló del pobre estado de la disciplina regular entre los religiosos. También allí había alumnos judíos. El 14 fueron a visitar un colegio un poco más distante, Kecskemet. Allí, además del colegio, se encontraba el juniorato de los profesos más jóvenes, unos 30. Siguieron la visita el día 15 en Budapest, dedicada a los juniores de teología, que les dedicaron una Academia o acto académico. El 16 fueron a visitar otro colegio no muy lejano, Tata. Fueron allí a visitar al Conde Francisco Esterhazy, descendiente de los fundadores y bienhechor del colegio. El 17 de mayo siguieron visitando Budapest y a varias personalidades, como al Obispo de Transilvania, y a un ministro. El día 18 salieron por la tarde en tren hacia Florencia, y llegaron allí el 19 por la noche.

El viaje fue una experiencia memorable para los dos viajeros, pero también para quienes les acogieron. Se dieron cuenta de que el P. Mistrangelo era realmente un padre, que no había venido a juzgar y corregir, sino a conocer y traerles su afecto. Y de este modo preparó admirablemente la unificación de las Escuelas Pías de Europa Central, que se completaría en el Capítulo General de 1906. Las impresiones que el P. Mistrangelo sacó de su viaje, las conoceremos al hablar de cada provincia.

Notas

  1. RP 54 10, 22. 22 mayo 1904.
  2. RLS 371, 2.
  3. Sorprendente el progreso de los tiempos: el mismo viaje, dos siglos antes (con carrozas) había costado al P. General Foci un mes. El viaje de los primeros escolapios de Roma a Nikolsburg, en tiempos de Calasanz, costó dos meses.
  4. RP 53 9, 15.
  5. Józef Bilczewski (obispo de Lviv, hoy Ucrania, 1900-1923)
  6. Jan Maurycy Pawel Puzyna, nombrado Obispo de Cracovia en 1895 y elevado al cardenalato en 1901.
  7. 1830-1916; emperador desde 1848.
  8. RP 53 9 20 (29 abril 1904) y 25 (6 junio 1904),