DelMonteVisitaGeneral/APÉNDICES/ORDENANZAS GORA

ORDENANZAS DE LA VISITA GENERAL APOSTÓLICA PARA LA CASA DE GORA DE LAS ESCUELAS PÍAS

1.En la iglesia, en cada altar deben poderse tablas para evitar que la humedad estropee el ajuar sagrado. Decórese el sagrario decentemente, o hágase uno nuevo con la llave de plata o dorada. En los confesonarios pónganse imágenes sagradas, y pónganse copias de la bula In Coena Domini, y los casos reservados al Ordinario del lugar. Pónganse rejillas o planchas perforadas a falta de cancela. Cuanto antes rehágase todo lo que hay que rehacer. Póngase, como era costumbre en la Provincia, el orden de las misas a celebrar. Las solemnidades de la Virgen celébrense según el rito establecido para estas fiestas en la Provincia.

2.En la sacristía debe haber al menos tres casullas, bolsas, velos y antipendios de cada color. Colóquense en ella también dos reclinatorios con sus carteles para la preparación de la misa e imágenes devotas. Igualmente guárdense en ella las reliquias de los santos, y cómprense los moldes de hierro para hacer las hostias. Haya también un libro en el cual cada día el sacristán escriba a la izquierda las cargas de misas, y a la derecha cada sacerdote escriba con su propia mano la intención por la que ha celebrado cada día. El ecónomo de la casa al final de mes haga la suma de las misas celebradas, y calcule cuántas quedan por celebrar para el mes siguiente. Si no tienen más intenciones de misas, celebren a intención del P. General. El sacristán no sea uno de los maestros. Cada mes téngase un ejercicio de sagrados ritos, y una discusión sobre proposición y solución de casos de conciencia durante media hora durante el recreo de la tarde los miércoles y viernes, a cargo un sacerdote cada vez.

3.Los maestros respeten el horario, y acuden inmediatamente cuando se dé la señal de comenzar, y no abandonen a no ser que lo exija la necesidad las actividades escolares. Promuevan en ellas con empeño según su habilidad y las ocasiones la piedad junto con las letras. No descuiden la oratoria, y comiencen puntualmente su trabajo. No se admita en casa ningún criado o pensionista que no haya cumplido 20 años. No se manden a los escolares tareas domésticas, ni se les haga entrar en casa para ningún servicio privado o público.

4.En casa durante el tiempo del recreo no estén durante más de una hora, en la cual solamente los religiosos pueden conversar entre ellos. Las invitaciones y las bebidas en casa de los de fuera permítanse solamente según las Constituciones y los Decretos Generales. Trátese a los enfermos, impedidos, mayores y huéspedes con toda caridad y amabilidad. Los servidores seglares sea de costumbres honestas, y déseles un óptimo testimonio, por lo que no queremos que ninguno de los nuestros los trate con palabras insultantes, ni que los tengan bajo su protección particular, bajo graves penas, y sólo corresponde al Rector, o a quien él señale, la dirección de las oficinas de la manera que estime más conveniente, según se ha explicado oralmente. Aumente cada año el número de libros de la biblioteca, de tipo piadoso y literario principalmente, y alguno para leer durante la comida. Nadie saque libros de la biblioteca, a no ser en la forma indicada por el Breve de Inocencio XI, y hágase un catálogo con su disposición. Gente experta se encargue de la fábrica de cerveza. Cómprese ropa adecuada para la comunidad. Refórmese inmediatamente el archivo, de modo que en cada página se describa en el título las cosas que pertenecen a cada libro, diciendo los que son del archivo, de la sacristía y de la economía. Haya un portero en la habitación próxima a la puerta. Repárense los tejados de la casa y de la iglesia. Nadie quite la libertad de dirigirse al Superior Mayor por carta. Dése el toque del Ángelus sólo inmediatamente después de terminar la meditación matinal. Ausente el Rector, en su lugar dirigirá con plenos poderes el sacerdote más antiguo en profesión, al que obedecerán todos como si fuera el Rector. Cuando se termine el muro o el seto, el espacio alrededor del colegio se considerará clausura.

Encargamos la ejecución exacta de todo esto al Rector y al primer sacerdote.

En Gora, 18 de febrero de 1696.