LituaniaMateriales/Miedzyrzecz

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LituaniaMateriales/Miedzyrzecz
Índice

A. Extracto de la fundación del colegio de Werenowo de las Escuelas Pías
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Miedzyrzecz

Otro manuscrito del P. Wojzswillo con el título “Breves palabras sobre Miedzyrzecz Koreckci” contiene los hechos del colegio de las Escuelas Pías en este pueblo[Notas 1]. Como el P. Antonio Moszynski ya ha dado a la imprenta la historia de este colegio, y lo que narra el P. Wojzswillo concuerda con ello, aquí sólo copiaremos las cosas que no encontramos en el P. Moszynski, y que nos parecen dignas de interés.

Al comienzo del manuscrito del P. Wojzswillo, al que le gustaba hacer versos, como hemos visto, puso esta hermosa poesía que copiamos:

“Miedzyrzecz, en otro tiempo ilustre y célebre
Por su enseñanza famosa, por la disciplina de los jóvenes,
Hoy yace triste, sorda, vacía,
Como un río seco, antes apto para la navegación.
El único huésped de este lugar
Es el ave que poco después se va volando.
Junto con la prosperidad y la luz y el calor del sol,
Y la flor que, si quieres, florece en medio del barro.
Los que moran aquí llevan el mismo nombre
Que sus mayores que le dieron a luz en Volinia,
Pero como no les es permitido, ya no esparcen ciencia,
Héroes entre los ríos Slucri y Horinya.
De pronto se marchitó esta hermosísima rosa:
Sólo quedaron las espinas y los cardos,
Y las espinas son especialmente agudas,
Inmovilidad, torbellinos, barro, lodo.
Ya no volverán aquellos tiempos dorados:
¡Las heridas permanecerán, y no desaparecerán las cicatrices!
Se desvaneció (el colegio) como una nave hundida por la tempestad,
Como una encina hecha astillas por el rayo.
A no ser que quizás resurja, como el ave fénix de sus cenizas.
Con oraciones, súplicas del santo pueblo de Dios;
Con gemidos, ruegos, lágrimas e imprecaciones:
¡Y entonces le tocará al Altísimo hacer el milagro!”

“Miedzyrzecz Korecki, Mederecia, Interamne, llamada así para distinguirla de otro Miedzyrzecz Ostrigense, es un pueblo no muy grande de Volinia, en el distrito de Roinen, que tiene unos cientos de casas y unos pocos miles de almas, situado en el camino de Rovno a Korzec. Dista 14 millas de Rovno y 25 de Korzec. Tiene una tierra muy productiva, arcillosa, con prados de abundante hierba. Carece de agua pura, la cual se ven obligados a traerla por una rampa impermeable, pues el suelo está empapado.

En tiempos antiguos formaba parte del principado de Korecki, y pertenecía a los príncipes Korecki. De ellos pasó a los Príncipes Lubomirski, de quienes en torno al año 1770 pasó a los Stecki, y de estos al Tesoro en 1837.

En el año 1605 poseía este pueblecito el Príncipe Joaquín Korecki. Tenía una iglesia bastante grande, que había sido edificada por el Príncipe Constancio Ostrogski, famoso en Polonia por sus hechos, a quien pertenecía antes por derecho hipotecario, según se lee en la visita de esta iglesia.

Miedzyrzecz es un nombre completamente polaco, que muestra que quienes lo construyeron eran polacos. Puede ser que en este lugar hubiera habido otro pueblo más antiguo, del que se ha perdido la memoria. Quizás un peregrino vio el lugar junto a un río que pasaba cerca, y nos podemos preguntar si recibió el nombre del lugar en que se encuentra el pueblecito, en medio de dos ríos, y por eso lo llamaron Interamne. Cuando le dieron este nombre al pueblo, lo merecía, pues estaba totalmente rodeado de agua, pues las colinas cortaban el paso a los ríos y se formaban grandes estanques a uno y otro lado, de los cuales uno aún puede verse, mientras que en el otro lado se excavó un canal en línea recta hacia el otro lado. El lugar estaba provisto de una fortaleza, donde ahora (1850) están el colegio y la iglesia de las Escuelas Pías, que no sólo estaba rodeada de agua, sino que había un ancho canal que llegaba hasta el pueblo, del cual aún se ven los restos. Había un puente levadizo en el lugar en que hoy está el puente de piedra delante de la iglesia. Por la parte de la tierra sólida había fosos, cuya tierra amontonada formaba un valle al este del nuevo pueblo. Había allí otro fuerte para defender el pueblo del ímpetu de los tártaros, que menudo devastaban estas tierras pasándolas a fuego y hierro.

Sin embargo no hay ninguna tradición que cuente que el pueblo fuera conquistado. Siempre pasaban de largo de Miedzyrzecz, viendo que estaba bien defendido, y se iban a despojar las aldeas vecinas, más fáciles de atacar. Viendo esta ventaja, se construyó una casa, a la que poco a poco se fueron añadiendo otras. Llegaron los judíos, y construyeron muchas, y se fueron extendiendo, de modo que de dos barrios rurales, Miedzyrzecz y Zastav, se formó un solo pueblo. Más tarde se convirtió en la ciudad de Miedzyrzecz que ahora conocemos. Pero no puede crecer mucho más, pues se encuentra en un lugar alejado de un río navegable, y porque a menudo fue destruido por incendios, casi siempre por descuido de los judíos.

El señor Juan Stecki, abanderado del reino, adornó Miedzyrzecz con un palacio de piedra en 1773, y con casas de campo en los alrededores. También hizo una extensa plaza para el mercado, rodeada por casas construidas artísticamente. A causa de que está rodeada de aguas con restos putrefactos, a menudo se producían fiebres y otras enfermedades contagiosas, que consumían a la gente. Para evitar estos males, y siguiendo el consejo de los médicos, anteponiendo la salud de la gente a otras ventajas, mandó secar los estanques. Se perdieron con ello algunos ingresos de las moliendas, pero compensó a la ciudad con la salud de los ciudadanos, y con prados de hierba abundante en los lugares que habían sido fertilizados durante mucho tiempo por los aluviones.

La prosperidad brillaba en Miedzyrzecz cuando en 1812 José Stecki, hijo de Juan, Mariscal de Rovnen y luego miembro honoris causa de la Universidad de Vilna, asumió el beneficio del gobierno, y comenzó a añadir beneficios a las Escuelas Pías, cosa que no cesó de hacer hasta su muerte. Miedzyrzecz era entonces una población grande y llena de vida. En el palacio había alegres bailes y juegos, música, espectáculos, conferencias, con gran asistencia de huéspedes, señores, condes, príncipes, con su familia y sus satélites, que venían de Volinia, Podolia y Ucrania, a los cuales recreaba con su riqueza y esplendor el Señor de Miedzyrzecz. Parecía que la alegría y la magnificencia habían fijado aquí su sede. En la ciudad por todas partes se veía vida y movimiento. Además de los que venían al palacio, había muchas madres que venían con sus hijas a ver a la población estudiantil; había carrozas y carros corriendo por todas partes, cediéndose unos a otros el paso. Todas las casas estaban llenas de gente. Los judíos y judías competían en su oficio, ofreciendo de todo a cualquier precio.

Cuando salían de la escuela en el tiempo de recreo, y los estudiantes iban a la plaza a relajarse un poco, al lugar destinado para el juego, y allí se recreaban con sus juegos, creando un espectáculo agradable de ver. O bien salían los soldados de la fortaleza de dos en dos o de tres en tres. Unos y otros hacían allí ejercicios corporales de acuerdo con su edad y estudio. Se oían por todas partes cantos, que rememoraban las gloriosas gestas de sus mayores.

Sin embargo, después que se acabaron los señores y el gimnasio, un silencio sepulcral lo envuelve todo; el órgano de la iglesia es interrumpido por la fuerza; los cantos fúnebres de las exequias son interrumpidos por los soldados; el sonido de las mieses en el campo es cubierto por los helechos. El parloteo de los judíos en la sinagoga, o si lo prefieres, su clamor en el mercado y sus disputas en la calle.

Miedzyrzecz envejeció pronto; pronto se marchitó aquella flor que en otro tiempo era un adorno de suave olor. ¡Vacío, todo es vacío! No falta gente, aunque hay menos; falta el pan y la manera honrada de ganar lo necesario para vivir. Muchos buscan trabajo, pero nadie necesita su servicio y sus oficios. Por todas partes hay pobreza y miseria. Los pobres tienden la mano derecha, pidiendo ayuda, un poco de pan. Los casi desnudos, lacerados judíos, aumentan la miseria: las casas desordenadas, negras de humo, próximas a la ruina, muestran el triste, lúgubre estado de la gente. Son pocos los que viven bien. La fachada de la iglesia desarreglada, manchada, ruinosa, anuncia que este edificio ha perdido su corona, y los que en ella alababan a Dios.

Si ahora quieres disfrutar de un espectáculo agradable, o al menos tolerable, debes salir del pueblo y subir a la colina, junto a los hórreos rústicos, y contemplar Miedzyrzecz desde allí. Desde aquí los altos chopos ocultan desde la primavera hasta el otoño el pueblo, bien alineados para esconder la miseria, los dolores, las angustias, la tristeza de los afligidos ciudadanos. Están las casas atrayentes a los ojos como en medio de un jardín de hermoso aspecto, ajeno ya a la condición de los ciudadanos, que quizás nunca volverá a ser la de antes. El palacio y su huerto están adornados con árboles frondosos, como si crecieran con el mismo pueblo. Al bajar de la loma el luctuoso espectáculo ofende a la vista, haciendo derramar lágrimas: verás la pobreza, los privados de fortuna, las víctimas de la calamidad inmensa y del dolor, con los ojos hinchados de tanto llorar, y los corazones destrozados por la amargura. Y si tienes un alma dentro, si puedes sentir y compadecerte, si la imagen de los mártires te conmueve, llorarás junto con ellos, y les darás a los que te piden, si tienes algo en la bolsa.

El año 1852 se cambió el tejado del palacio y fue transformado en escuela de escribir para los campesinos. A mediados de 1853 estos eran los habitantes de Miedzyrzecz: religiosos de las Escuelas Pías, 20; cortesanos, 15; personas libres: 136; campesinos: 547; judíos: 2210; forasteros: 9. En total, 2937 habitantes”.

Después de describir el antiguo y el actual Miedzyrzecz, el P. Wojszwillo pasa a narrar el inicio y la fundación del colegio, con la historia también de la iglesia, la escuela y el internado; como todo concuerda con el libro del P. Moszynski, no lo copiamos. Sólo pondremos lo que este no dice.

Con respecto a la consagración de la iglesia, que tuvo lugar el 17 de mayo de 1725, dice: “Los nobles de Volinia y Ucrania embellecieron este rito con su presencia. Nuestros amigos alabaron mucho a las Escuelas Pías, que se dedican a la educación de la juventud, sin hacer caso a las mentiras e injurias de los jesuitas de Ostrog. Sus argucias no eran desconocidas al Obispo (el Ilmo. Esteban Rupniewski, Obispo de Lutsk-Brest), el cual al ver a un jesuita, P. Linczewski, llevando unas reliquias con uno de los nuestros, dijo a los ciudadanos presentes: “Los huesos son a menudo objeto de peleas entre los perros; ved que aquí los huesos son motivo de mucha paz y tranquilidad entre los Padres de la Compañía de Jesús y los de las Escuelas Pías”.

Narrando la terminación del colegio en 1762, describe del siguiente modo el aula donde los alumnos eran examinados, y la biblioteca:

“El aula reservada para los exámenes estaba hermosamente pintada. En el techo había un sol en medio del cielo, enviando claros rayos. En los ángulos había incensarios etruscos, en los cuales ninfas coronadas quemaban incienso. Las paredes azules están adornadas con hipogrifos y vasos sagrados etruscos. La imagen principal bastante estropeada, por la erosión de la cal. Ossolonski invita a nuestros Padres a Polonia, y S. José de Calasanz oye sus ruegos y envía a sus religiosos. Las personas están pintadas a tamaño natural. Bajo la corona oval hay 13 bustos pintados, cada cual con su título. A saber: Casimiro el Grande, Estanislao Augusto, Dlugosz, Copérnico, Kromer, Kochanowski, Zamojski, Skarga, Konarski, Naruscwicz, Krasicki, Czacki, Kopcrapiski. La imagen de Caliopea está bastante dañada por la cal que se cae. Todas ellas las pintó Wedrychowski, un pintor de Galitzia por mil áureos, que pagó D. José Stecki. Cuando Pelikan, el Rector de la Universidad de Vilna, visitó esta escuela en 1829, pensó que las pinturas citadas eran obra de Glovaki, pero Wedrychowski las reclamó como suyas, y por ello recibió muchas alabanzas. Sobre la puerta del colegio hay una lápida de mármol negro, con la siguiente inscripción en letras de oro: ‘En señal de agradecimiento a D. José Stecki, M.P.R.K.O.J.A., bienhechor de este colegio y las escuelas, año 1818’.

La biblioteca fue pintada por el Prefecto Wedrychowicz en color verde oliva por mil áureos. En el techo Febo es conducido rápidamente en una cuadriga por un hermoso camino. Bajo la corona, egregiamente pintada, están pintados en marcos redondos los bustos de 30 griegos y romanos famosos, con sus nombres escritos: Arquímedes, Teócrito, Homero, Hesíodo, Safo, Anacreonte, Píndaro, Isócrates, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Menandro, Heródoto, Tucídides, Demóstenes, Sócrates, Platón, Euclides, Plauto, Persio, Flaco, Tácito, Terencio Afer, L. Séneca, Livio Patavino, Ovidio Nasón, Horacio Flaco, Virgilio Marón, Salustio, M.T. Cicerón. Las imágenes se han imitado de las de Pulavis y Porycho. Alrededor hay cinco grandes armarios adosados a la pared, tallados por un artesano, con puertas adornadas con cristales y con llaves para cerrarlas. Sobre la puerta del museo de física se lee sobre una lápida de mármol la siguiente inscripción en letras de oro: ‘Al Ilmo. Juan Srecki, Abanderado de la Corona, de la Orden de Caballeros de Polonia, Fundador de esta biblioteca, la escuela de Miedzyrzecz le dedica este testimonio de gratitud. 14 de agosto de 1821’.

La biblioteca fue aumentando poco a poco. En el año 1703 sólo había 13 libros; en el año 1727 ya se cuentan 500; en el año 1736 eran ya casi 600. En el año 1748 hubo un aumento considerable con los libros que dejó el P. Rector Wolsci y los que compró el colegio. En el año 1762 el Príncipe Antonio Lubomirski regaló 66 libros, y en el año 1777 volvió a hacer un regalo: 37 Concilios de los Santo Padres, que también regaló al colegio de Varsovia con esta condición: que pagaran a este colegio su precio de 150 ducados, o que donaran otros por ese precio. Después de la muerte del P. Arabsci llegaron algunos libros de medicina, pero se decidió venderlos y comprar con el dinero otros necesarios para los maestros. El año 1789 la biblioteca aumentó en 26 libros, entre los cuales los 36 volúmenes de la Enciclopedia y 3 de delineación.

En la reunión comunitaria del 17 de noviembre de 1808 se decidió que los 8000 áureos donados por el P. Mauricio Wolff se gastaran en aumentar la biblioteca. No parece que la decisión se llevara a cabo, y si de verdad se compraron tantos libros, ardieron en el incendio del año siguiente, del que no se libró la biblioteca, tras arder la escalera.

Juan Stecki ciertamente aumentó la biblioteca, siendo llamado bienhechor de la biblioteca, y se le puso una placa de agradecimiento, pero en el archivo local no hay nada escrito sobre ello. Comenzó a crecer cuando D. José Stecki destinó 1000 áureos anuales para ella. En el año 1832, cuando la visita, tenía 1532 libros. Cuando el gobierno en el año 1832 mandó cerrar el gimnasio, toda la biblioteca fue trasladada a Zylomiria[Notas 2]. En el año 1853 sólo había trescientos libros, dejados por los religiosos difuntos.

El Museo. El Príncipe Antonio Lubomirski donó en el año 1762 un globo celeste y otro terrestre. El P. Tadeo Golysnki fue el primero en hacer experimentos físicos con ocasión de los exámenes. El P. Boguslao Horoch Sch.P. compró con su dinero una máquina eléctrica, otra neumática, un acumulador galvánico (o de Volta) y muchos minerales. Había instrumentos para medir la tierra. El P. Bazaliski midió esta región, y dibujó los planos. Cuando el Sr. Stecki comenzó a dar mil áureos para el museo, se compraron máquinas de gran valor y especímenes de historia natural, pero todo fue trasladado con la biblioteca y el catálogo a Zylomiria en el año 1832.

Número de religiosos. En el año 1717 vivían aquí 8 Padres: el Rector, el Vicerrector, el confesor de los Príncipes fundadores, su capellán, el predicador, el prefecto de las escuelas que era a la vez maestro, y otros dos maestros. Al pasar los años aumentó su número. En el año 1726 ya eran 18; en 1756, 44; en 1767 eran 47, y otros tantos al año siguiente. En 1769 sólo quedaban 19. En el año 1770, a causa de la peste desaparecieron todos. Sólo quedó el P. Florián Barcikowski, Vicerrector, que administraba los sacramentos y mantenía el culto en la iglesia. Después de cumplir los oficios, huyendo de la peste se retiraba a una islita que había más allá del huerto, y se quedaba allí. Pero ni siquiera esta medida de prudencia le salvó, y murió víctima de la caridad hacia el prójimo como él mismo había anunciado, según escribe el P. Domiecki en su necrología. En el año 1773 había 32 religiosos; a partir del año 1788 este número disminuye considerablemente hasta el año 1825, en que el número vuelve a crecer de nuevo con motivo de la apertura del gimnasio, y hubo alrededor de 14 desde esa fecha hasta la supresión del gimnasio; en adelante eran muy pocos los que vivían allí, pues habiendo incautado el tesoro los bienes de Miedzyrzecz, se acabaron las rentas. Después que las primeras clases fueron asumidas por el gobierno con una pensión anual de 3180 rublos en el año 1842, en adelante hubo siempre 20 religiosos.

El 17 de julio de 1853 nuestra Orden fue suprimida por un decreto imperial, y todos nuestros religiosos debían trasladarse a Zaslaw, al convento de los Bernardinos, sin llevar nada para vivir. En realidad el Obispo Borowski sólo envío allí a cuatro que no tenían mucha salud. Al Rector Niewiarowski se lo quedó aquí como administrador de la iglesia; al P. Stankiewicz como su coadjutor. A los demás les dio un puesto en iglesias parroquiales. A mí me ofreció la Capilla de Piotrow. (Al margen: el colegio de Miedzyrzecz fue añadido a la Provincia de Lituania en 1797).

Un estudio para los juniores de las Escuelas Pías, de filosofía y lógica, fue abierto el año 1726 en Miedzyrzecz por el P. Lorenzo Justiniano, benemérito de la Orden, versado en lenguas griega, latina, francesa y alemana. Después de él fueron maestros los PP. Florián de S. Adrián, Domingo Golliski, Sebastián Michalowski, Fabián Szaniawski, Boguslao Horoth, Josafat Ueglenski, Domingo Chojnacki, Demetrio Reszcrynski, Isidoro Bielecki, Casimiro Likorski, Cristóbal Dylewski, Inocencio Ormienski, Tadeo Bukovski, Martiniano Natalski, Damasceno Kulinski, Agustín Lubieniecki, Patricio Przeczytanski, Vicente Jakubovski, Eduardo Bienievski, Juan Zavadzki, Simón Bielski, Tadeo Golginski, Estanislao Sakodowski. El número de clérigos que seguían los estudios variaba de 7 a 22. En el año 1788 cesaron estos estudios.

Egregios religiosos de las Escuelas Pías que frecuentaron esta escuela son: Luis Gorski, Onofre Kopczinski, Teodoro Waga, José Herman Osinski, Segismundo Linowski, Patricio Sharadkiewicz, Martiniano Natalski, Miguel Czetwertynsinki, Cayetano y Vicente Shvetuski, Calasanz Lancucki, Francisco Siarzyinski, Patricio Przeczytinski y Francisco Dniochowski. El estudio tenía su propia biblioteca, pero también podían usar los libros de la biblioteca del colegio.

Escuelas. D. Wenceslao Borejko, en su memoria editada por Miguel Grabowski con el título Memorias domésticas dice que la escuela de Miedzyrzecz fue abierta en el año 1717. En realidad el año 1710 vino a ella un visitador, que anunció el traslado de la residencia al colegio, y recomendó la observancia y la disciplina religiosa, y la vigilancia prohibiendo que se sirvieran de los músicos y de los discípulos nobles para usarlos como criados. Por lo tanto había una escuela, y había alumnos.

En el año 1715 el P. Provincial Cipriano Machowski en su visita del 4 de octubre escribe en el n. 2: “El prefecto vigile a los alumnos y a los maestros; visite a menudo las escuelas; organice academias públicas, ante Navidad y la Resurrección, para que los alumnos no se descuide a causa de la negligencia de los maestros”. En el n. 7: “Los maestros no usen castigos físicos, y si hay algo que corregir en nuestros alumnos, háganlo sin ira, como está mandado en las Constituciones. Darán tres o como mucho cinco golpes, con gran prudencia y con el ánimo tranquilo”.

Cuando en el año 1825 la escuela se convirtió en gimnasio había 300 alumnos, y hasta 500. Hombres insignes que estudiaron en él fueron: Patricio Prceczytanski, Simón Konopaki, Miguel Crajkovski, Elías Sieradzki, Norberto Alfonso Kumelski, León Losiewicz, Antonio Odynechi. Jacobo Ciechoniski, famoso por sus versos jocosos; Ignacio Koloviciski, Metropolita; Estanislao Krasinski, Obispo de Vilna; Antonio Mozynski, Estanislao y Francisco Wikszi, y otros muchos. Wenceslao Borejko, Mariscal y Procurador honorífico, fue alumno de esta escuela, y él mismo la llamaba su queridísima hija, y siempre demostró cariño hacia ellas con cuerpo y alma.

Del célebre Czapoki se ha dicho que favoreció poco a las escuelas de Miedzyrzecz, pues competían en fama de enseñanza con el liceo de Kremenets, pero no quedaban sin mérito las Escuelas Pías, pues él buscaba superar los honores de Miedzyrzecz, por lo que aguijoneaba y exhortaba a sus discípulos de Kremenets.

Colegio de nobles. En el año 1749, el 2 de junio, en el tiempo de la visita el M.R.P. Provincial Valentín Kamienski, dio gracias al P. Alejandro Szybiaski por pensar en la edificación de un internado de nobles contiguo al colegio. Ya se pensaba, pues, en esta institución, aunque aún no estaba construido. En el año 1771, al principio de su rectorado, el P. Alejandro Szybciski, siguiendo los pasos del colegio de Varsovia, creó aquí uno nuevo. En él se encontraba la flor de la juventud de Volinia, y la Orden cuidaba esta institución como de la pupila de sus ojos, asignando a ella óptimos profesores y observantísimos religiosos.

El número de internos no siempre fue elevado. En el año 1797 hay una anotación que dice: “El internado permaneció durante casi 50 años encima de las clases; hubo tres años que se cerró, no sin causa; pero el Obispo y los señores de Miedzyrzecz rogaron que se volviera a abrir”. Leemos en 1800: “Este año los internos son bastante numerosos, hay 29”. Luego creció bastante. En el año 1812 había 60; en 1818, más de 40. En el año 1831, el último, eran 30, pues se cerró al mismo tiempo que la escuela. El primer director del internado fue el P. Alejandro Zolkiewski; después de él lo fue el P. Antonio Gorski. Después Honorio Lublowski, Juan Nepomuceno Bazaliski, profesor de matemáticas. Hilarión Zebrovski, profesor de elocuencia; Tomás Korewa, Antonio B eczkovski, profesor de elocuencia; León Szumlovski, que más tarde fue párroco y decano de Dubien, y canónigo honorario.

Entre los religiosos que vivieron en Miedzyrzecz y que sobresalieron por su doctrina y santidad, o que escribieron obras, y a los que no menciona en su obra el P. S. Bielski, están:

León Skorzewski, de la región de Sieradz, observantísimo de las Reglas religiosas, amante de la pobreza, volcado en todos. Después de estudiar en la Orden gramática, retórica y poesía, enseñó durante algunos años con gran provecho de todos. Se le tenía como un óptimo maestro y educador. Durante muchos años se dedicó a la predicación de la Palabra de Dios y ejerció dignamente esta labor apostólica. Después de ejercer loablemente los cargos de procurador y vicerrector, fue nombrado Rector de Szczuczyn en Lituania, Lukow, Varsovia y Miedzyrzecz (1742-45), donde con su palabra y su ejemplo enseñó las virtudes a todos los religiosos. Aumento las rentas de estas casas; en esta iglesia construyó la torre de la iglesia; la adornó con un globo protegido de láminas, y con cruces doradas. Siendo consultor provincial fue elegido vocal para el Capítulo General. Debilitado por sus numerosos trabajos, pero sano en su alma, fue enviado a la residencia de Opole, y es difícil decir en cuántas virtudes brillaba en su retiro. Se dedicaba a rezar día y noche; desde que se despertaba por la mañana hasta que se acostaba por la noche su alma dirigía piadosos gemidos al cielo. Sus palabras desprendían santidad, y a quienes las oían les inspiraban contrición. Nunca faltaba a los actos de oración de los religiosos. Recorría a menudo el Vía Crucis, incluso en lo más frío del invierno, vertiendo lágrimas y suspirando, emocionado íntimamente al contemplar la pasión de Cristo. En su habitación no había nada, sino lo estrictamente necesario; a veces se privaba incluso de lo necesario. Cuando vivía una pobreza rígida, estaba contento. Olvidado de sí mismo, inmerso en Dios, sólo aceptaba las cosas más viles. Nunca dejó de observar el ayuno severo, incluso cuando estaba desgastado por la edad, e incluso añadía muchas mortificaciones corporales. No deseaba ninguna comodidad; más bien las evitaba todas. No soportaba que nadie le sirviera; él mismo se barría su cuarto; si era necesario ayudar alguien, allí iba él. Sin el permiso del Superior no hacía nada, aunque fuera santísimo. No se reservaba nada para sí. En una palabra, era en sumo grado pobre, humilde, obediente, compasivo con quienes sufrían adversidades, misericordioso con todos, un tanto duro consigo mismo. Cada día ofrecía el sacrificio de la Misa con gran devoción. Al final, después de la misa que celebraba por la mañana, cerca de mediodía, privado de fuerzas, sintiendo que se acercaba el final de su vida, se encomendaba a Dios con los gemidos acostumbrados y sentimientos de piedad. Sufrió un ataque de apoplejía y se durmió con suma tranquilidad en el Señor en Opole el 30 de mayo de 1765, a los 86 años de edad y 70 de vida en la Orden, siendo el decano de la Provincia. La gente se reunió en torno a su cadáver, considerándolo un santo.

Alejo Kotinzynski. Era de la región de Kiev. Nació el 7 de abril de 1763. Comenzó el noviciado en Lukow el 27 de julio de 1780. El 24 de marzo de 1782 se entregó al servicio de Dios en la Orden de las Escuelas Pías en Drohiczyn. Siguió estudios superiores en Miedzyrzecz durante dos años. Durante cuatro años siguió sus propios estudios en Polonia y enseñó a los niños. Volvió a Miedzyrzecz y durante tres años enseñó en la clase 3ª historia y derecho; fue predicador durante 6 años y durante dos fue prefecto de las escuelas y profesor de historia. Luego fue Rector durante cinco años (1800-1805). Siempre fue laborioso, ejemplar, piadoso, ejemplo de directores y de maestros de los jóvenes, a los que ilustraba no sólo con las enseñanzas, sino también con las virtudes y el amor a Dios y al prójimo. Siempre se preocupó porque hubiera orden y disciplina. Trabajaba con todas sus fuerzas por el buen nombre de la Orden y de las escuelas, y por cuidar la prosperidad de la casa. Fue enviado a Lubieszow como Maestro de Novicios y durante 13 años trabajo con admirable paciencia en la educación de la juventud de la Orden, gastando todas sus fuerzas en conseguir que fueran piadosos y santos, luminarias como conviene a los hijos del Fundador de las Escuelas Pías. Muchos lo recuerdan con ánimo agradecido, muchos confiesan que le deben a él el ardor de vivir según los principios eternos de la santidad. Agotado por la edad y los trabajos, afligido además por una enfermedad de los ojos, se vio obligado a renunciar a ese trabajo. Sin embargo no estaba ocioso: como él no podía leer, pedía a los novicios que le leyeran. En cuanto mejoró un poco, inmediatamente volvió a tomar la pluma, para escribir textos sueltos o seguidos, cosa que siguió haciendo el resto de su vida. Durante 15 años ayudó con su consejo y luz como Asistente Provincial. El resto de su vida lo vivió como benemérito en su querida Lubieszow. Viendo acercarse el final de su vida, recibió los últimos sacramentos con gran piedad, y se durmió en Cristo entre las oraciones de los hermanos el 20 de diciembre de 1842. Tenía 78 años de edad, y 62 en la Orden. Dio a la imprenta: las Geórgicas de Virgilio que él había trasladado al polaco, en Vilna, 1821. Dejó traducciones manuscritas de Noctium Jungi, de escritos de Juan Bautista Rousseau y los 6 libros del Telémaco de Fenelón.

Elias Niewiarovski era originario del distrito de Sluc. Vivía en Lubieszow, y asistió a la escuela desde el principio, y allí tomó el hábito escolapio el 7 de agosto de 1821, y después de terminar loablemente el noviciado, pronunció sus votos el 31 de agosto de 1823. Fue enviado entonces a Dabrowica como maestro de la escuela de aritmética el primer año, y el segundo dio clases de aritmética y religión. Pasados los dos años se dedicó a estudiar ciencias superiores, y después enseñó durante un año física y lengua francesa. Luego fue un año a la universidad de Vilna. Luego fue enviado a Szczucyn a enseñar física e historia natural durante un año. A continuación fue enviado a Lubieszow, y enseñó geometría y física en el noviciado durante cuatro años, cumpliendo el último también la misión de Maestro de Novicios. Durante dos años fue ayudante del Rector, y durante tres, párroco. En el año 1840 fue nombrado Superior de Miedzyrzecz, y en el Capítulo siguiente fue elegido Rector, cargo que ejercía cuando la supresión de las Escuelas Pías por un ukase o decreto imperial el 17 de julio de 1853. Fue nombrado administrador de la parroquia por el Obispo, cargo que ejerció hasta su muerte en 1868. Vivió 65 años, de ellos 47 en la Orden. Era diligente, activo; en el tiempo de su rectorado renovó los tejados del colegio y la iglesia, así como los edificios rústicos. Tradujo del ruso y edito en Vilna en 1938 Aritmética para calcular con ábaco globular.

Del contagio, del que otros huyeron, sucumbieron: el P. Severino Kropornicki, Metodio Daniecki, Florián Barcikovski. El P. Manuel Sztemberg, profesor de Miedzyrzecz, escribió una tragedia con las gestas de Tebas, titulada “Kreón”, que fue impresa y representada en Varsovia, y luego fue llevada a casa del Señor en Miedzyrzecz.

Adrián de S. José, cuyo apellido no he encontrado, nació en Poznan. Fue un hombre de gran paciencia, de una vida absolutamente digna de alabanza, adornado con todas las virtudes. Amó tanto la vida religiosa durante el noviciado que durante toda su vida vivió como un novicio. Era humilde, obediente, súbdito de todos con quienes trataba. Comenzó su magisterio en las clases inferiores, y luego fue subiendo de nivel hasta la teología, enseñando durante 24 años, dispuesto siempre a hacerla voluntad de los Superiores. Enseñó filosofía durante 4 años, siendo a la vez prefecto y vicerrector. Destinado luego a enseñar y formar a nuestros juniores, la confianza puesta en él no quedó defraudada, sino que aumentó. Enseñaba sólidamente la teología sagrada, y luego enseñaba filosofía a los de fuera. Se hacía cargo de esas materias o las dejaba, según el arbitrio de los Superiores, estando siempre contento. No se oyó que ofendiera a nadie: consideraba a todos y cada uno mejores que él mismo. Siempre cedía ante los demás. Su opinión, aun la más cierta, la cubría de silencio, y para evitar discusiones no defendía enérgicamente sus ideas, ni las mantenía tenazmente. Con gran fuerza de ánimo soportaba virilmente todas las adversidades. Reverenciaba a todos, y a todos honraba. Defendía y aprobaba a todos; se echaba a sí mismo la culpa de todo. Amante de la pobreza, era muy limpio; se abstenía de todas las comodidades, y siempre observaba los ayunos. Muy a menudo desempeñaba a la vez los cargos de profesor de filosofía, de teología y predicador. Mientras era profesor de teología, tenía igualmente el cargo de capellán y confesor de las Hermanas de la Visitación en el Partenón, que cumplía cuidadosamente. Nunca dejó de hacer las devociones comunes de la Orden o los ejercicios piadosos a causa de sus múltiples tareas y cargos: cualesquiera que fueran sus obligaciones, siempre acudía a ellos; nunca pensó que trabajaba bastante. Si ya desde la juventud estaba acostumbrado a llevar el yugo del Señor, en su edad avanzada no se cansó de llevarlo, ni cayó bajo él, ni huyó de él, y siendo nombrado capellán de palacio de los poderosos, era también simple predicador en las parroquias vecinas. Durante 4 años fue teólogo del camarero Real Podolski; luego durante otros 4 años fue examinador de los estudiantes de filosofía que se preparaban al orden sacerdotal en Miedzyrzecz. Nombrado Vicerrector, se dedicó al trabajo activa y elegantemente, y buscó el bien común. Cuando el Príncipe Antonio Lubomirski pidió un capellán para su casa al P. Rector, mientras el P. Provincial designaba alguno, él, aunque estaba cansado y enfermo, siendo Vicerrector, para que no se quitara a otro de sus tareas, se ofreció espontáneamente a servir al Príncipe, y estuvo con él algunas semanas. Sintiendo que le fallaban las fuerzas, con el permiso del Príncipe, volvió al colegio. Yendo de camino, se sintió mortalmente enfermo; se detuvo en Slawucia, donde después de recibir los sacramentos de uno de nuestros sacerdotes de Miedzyrzecz, terminó el tiempo de su vida el 27 de noviembre de 1737, a los 59 años de edad y 40 en la Orden. Su cadáver fue transportado a Miedzyrzecz. El Príncipe lo llevó con sus propios brazos y con ayuda de sus cortesanos a la iglesia y al sepulcro, honrando a su padre espiritual con gran piedad y dando un eximio ejemplo a los demás.

Tadeo Esteban Mikuliz, profesor y antiguo predicador de la catedral de Cracovia, fue a Roma, y allí falleció de hidropesía en San Pantaelo, el 3 de diciembre de 1773, a los 47 años de edad y 31 en la Orden.

José Arabski fue un gran predicador, además de un glorioso anatomista. Falleció en Miedzyrzecz el 17 de abril de 1777, a los 63 años de edad y 31 en a Orden.

Juan Nepomuceno Bazaliski, polaco, de nobles costumbres y gran erudición. Cuando estudiaba en la Orden filosofía y matemáticas, sus profesores le dieron grandes alabanzas. Fue destinado a varias casas a enseñar a la juventud, incluso al colegio de Varsovia. Explicaba de manera brillante la gramática a tres clases, y la hacía fácil de entender para los niños. Después enseñó matemáticas durante 18 años. Principalmente en Miedzyrzecz, durante 10 años, con gran provecho de los estudiantes, de los cuales varios fueron geómetras nada vulgares. Midió toda la región palmo a palmo, y dibujo hermosos mapas. Fue prefecto de las escuelas allí durante 5 años, y director del internado durante 3. Dirigió óptimamente a la juventud con amor paterno. Finalmente, mientras estaba enseñando matemáticas, de repente sintió un intenso dolor en el vientre, y aunque le dieron medicinas, no se le pasaron. Después de recibir piadosamente los sacramentos, cambió la vida mortal por la inmortal el 3 de marzo de 1801 en Miedzyrzecz a los 46 años de edad, y 25 en la Orden. Era querido y amado por todos. Cuando se puso gravemente enfermo, sus discípulos y amigos acudieron numerosos a la iglesia a rezar por él. Ofrecieron celebrar misas por él, con generosas limosnas, llorando abundantemente, rezando por su salud.

Calasanz Damezewski nació el 17 de febrero de 1773. Vistió el hábito escolapio en Chelm el 4 de julio de 1789, e hizo los votos religiosos en Drhohiczyn el 15 de agosto de 1791. Después de muchos años dedicados al magisterio, recibió grandes alabanzas. Fue párroco de Machuvisca hasta su muerte, y dirigió la parroquia con ardor hasta su muerte. Escribió una aritmética.

Fueron también profesores excelentes de las escuelas de Miedzyrzecz los PP. Antonio Rogalinski, Boguslao Floroch, Salesio Grocholski, Florián Jacobo Szcrepkovski, Bartolomé Augustinovicz, Alejandro Zolhievski, Bruno Choiniski, Domingo Gorlinski, Patricio Szharadkiewicz, Antonio Poniatowski, Antonio Kichi, Atanasio Pomorzkaut, Romano Jancrevicz, Martiniano Nefalski, Domingo Kwita, Antonio Horodecki, Severino Kulikowski, Hilarión Zebrovski.

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Notas

  1. Esta localidad, de 2192 habitantes en 2001, está situada en Ucrania, y se llama en la lengua local Wełyki Meżyriczi. (N. del T.)
  2. Kiev. (N. del T.)