Plantilla:Textos de Calasanz del 10 de diciembre

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  • 1. Respecto a los cuatro religiosos muertos en olor de santidad, le puedo decir que el P. Tomás (Victoria) era de estatura más bien grande que pequeña, de cara muy mortificada, de pelo negro, de muchísima modestia y celo singular de caridad para con el prójimo, de edad de 40 años más o menos, y con su caridad causaba admiración no sólo a los seglares, sino también a los religiosos de otras Religiones, y hay algunos ejemplos de su caridad, y hasta el día de hoy perdura su memoria dondequiera que estuvo, alabándolo bastante.

El segundo es el P. Lorenzo, que tenía un don especial para convertir al santo temor de Dios a los alumnos más díscolos que venían a las escuelas. Y cuando murió fue sepultado en el pavimento de la iglesia de Narni, y después de diez o doce meses en que se le hizo el sepulcro, fue hallado su cuerpo entero sin muestra alguna de corrupción y acudió el pueblo para ver esto, como cosa milagrosa. Era de pequeña estatura, de pelo castaño, de cara modesta y mortificada y de 38 años más o menos. El H. Juan de S. Carlos (Macari), llamado de la Pasión, fue recibido cuanto contaba ya alrededor de 59 años de edad. Era sencillo y devotísimo de la Pasión de Cristo, que cantaba ordinariamente con tanto espíritu, que muchas veces no podía parar sin saltar de fervor, particularmente cuando estaba solo en la cocina, que llevó siempre mientras tuvo fuerzas para hacerlo. Era de estatura mediana, de barba blanca, cara mortificada, boca desarreglada sin dientes y de unos 85 años. El H. Ludovico (Levati) fue de una paciencia singular y muy amante del silencio. Estaba encargado de la cuestación y con su gran modestia conseguía muchísimas limosnas. Tenía gran desprecio de sí mismo; no se alteraba nunca por muchas cosas mortificantes que se le hicieran o dijeran. La santidad de su vida se vio particularmente en el momento de la muerte, pues poco antes de expirar desafiaba a todos los demonios del infierno a que comparecieran, pues a pesar y a despecho de todos ellos, decía: «Cantaré eternamente las misericordias del Señor», con no poca admiración de los que se hallaban presentes, y desafiando con tanto valor a los demonios infernales. Era de estatura normal, de poca barba, pelo negro, nariz aguileña, color oscuro y de unos 55 años. En otras cartas, escribiremos los nombres de otros Padres y demás particularidades de éstos y de aquéllos (Al P. J. F. Apa, Florencia, 4242-1644).

(Año: 1644; Nº: 4242; Destinatario: APA, Gio. Francesco; Destino: Florencia-Escuela de Nobles)