BerroAnotaciones/Tomo3/Libro3/Constituciones/Cap23
CAPÍTULO 23 El encargado del Refectorio
Piense siempre en que, tanto el refectorio como las cosas que sirven para su uso, estén bien limpias. Tenga siempre el agua en sus jarras, para lavar las manos, con las toallitas para secarse, que cambiará al menos dos veces a la semana. Cambie los manteles también dos veces, y las servilletas de sobre la mesa, una vez al menos. Dé a sus debidos tiempos las señales para la primera y la segunda mesa; pero antes avise al cocinero si está todo preparado; entre la primera y la segunda señal haya un cuarto de hora. Atienda a todos por igual, si la necesidad no requiere otra cosa, informando al P. Rector. Procure que no falte el que tiene que servir a la mesa; terminada la comida, recoja las sobras, y entrégueselas a quien corresponda, al cocinero, o a otro. Tenga a mano la nota de los que diariamente deben servir a la mesa, que se la entregará cada semana el P. Rector por escrito. Doble los manteles después de comer, y los póngalos con las servilletas, que no deberá confundir, sino ponga a cada uno la suya.
Tenga buen cuidado del vino, y procure que a su tiempo estén preparadas las jarras; tenga la provisión necesaria de ello, y antes de que falte, avise al P. Rector.