BerroAnotaciones/Tomo2/Libro3/Cap09
CAPÍTULO 9 La salida de Roma Del Secretario [1645]
El P. Juan Antonio [Ridolfi] de la Natividad de la Virgen, boloñés, sacerdote Profeso nuestro, que ha servido al P. Pietrasanta, jesuita, Visitador Apostólico de las Escuelas Pías, como Secretario de la Visita, y también al mismo P. Esteban [Cherubini] de los Ángeles como secretario de las cartas, e íntimo consejero de ambos en todos estos años, en los que han maltratado a la pobre Orden y a N. V. P. Fundador General de ella, igual que ha hecho el P. Mario [Sozzi] de San Francisco, primer rebelde de nuestra pobre Orden, y cruelísimo perseguidor de N. V. P. Fundador General, José de la Madre de Dios, este P. Juan Antonio, digo, después de haber lanzado la piedra al pozo con su mala lengua, con sus pésimos consejos y con su infernal pluma, contra su Madre, nuestra pobre Orden, y contra su, y nuestro, santo Viejo P. Fundador General, y que había actuado con manos y pies (como se suele decir) para que no se publicara el Decreto hecho por la Sagrada Congregación de los Emmos. Sres. Cardenales delegados para las Escuelas Pías, sobre la reintegración en su oficio de General de N. V. P. Fundador, después de haberse tomado sus esparcimientos, con escándalo de muchos, y dado ocasión, con su mal ejemplo y protección, para hacer eso mismo, e infectado ya de distintos males muy feos y tristes, quiso salir de Roma para curarse. Se eligió como estancia nuestra casa de convalecencia en la costa de Posilipo, en Nápoles, adonde llegó a finales de noviembre de 1645.
Estuvo en Posilipo el tiempo que quiso, haciendo a su modo sus curas, purgas y remedios. Iba a las otras casas de Nápoles, a la Duchesca y al Santo Espíritu[Notas 1], y con su hedionda lengua procuraba despreciar y desacreditar a N. V. P. Fundador; y, al mismo tiempo, aterrorizarnos a todos con distintas amenazas de uno y otro Sagrado Tribunal, presagiando con seguridad la destrucción de nuestra pobre Orden.
De Nápoles, partió después para la casa de Turi, en Puglia, fundada poco tiempo antes, donde se encontraba el P. José, médico, amiguísimo suyo, para estarse allí alegremente, con buenos ingresos que había dejado un tal Notario de Roma, de la Casa Cavalli, según recuerdo, fundador de aquella Casa, y nativo de aquella tierra; como también para hacerse con una buena bolsa de dinero, e irse a su tiempo a Bolonia.
Con esta ocasión, me parece a propósito poner aquí una carta que habla del P. Juan Antonio, en la que también, lector mío, verás la santidad de N. V. P. Fundador General.
Carta
Fuera
“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.
Dentro
He visto cuanto V. R. me escribe. En cuanto a los Superiores enviados ahí, no puedo decirle otra cosa, sino que yo no sé qué órdenes hayan recibido aquí de sus Superiores Mayores; por eso, no puedo darle ningún remedio. Escribiré también al P. Provincial, para que procure tratar con mucha prudencia y caridad los asuntos relativos a su oficio.
Pero, como V. R. sabe, yo estoy suspendido de mi cargo, y ahora lo ejerce absolutamente el P. Esteban [Cherubini].
Habrá llegado ahí el P. Juan Antonio. Se dice que para estar en Posilipo, a causa de la salud. No se sabe qué órdenes lleva consigo de los Superiores; ahí lo sabrán por él mismo. Sobre nuestras cosas no le puedo escribir nada nuevo, dado que aún están como estaban, hasta que Dios bendito quiera. Que él nos dé su gracia y su bendición.
Roma, a 2 de diciembre de 1645.
Servidor en el señor,
José de la Madre de Dios
Carta 2ª al mismo
[“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles].
“Pax Christi
He recibido la carta de V. R. del día 9 de diciembre corriente. En cuanto a la respuesta que ha dado Su Santidad al memorial acerca del Protector, ha sido que se considerará, lo mismo que a otros memoriales ha dado la misma respuesta. El Papa está ahora ocupado con otros negocios tan gravísimos, que el nuestro, en su comparación, es pequeñísimo. Quiera el Señor que, pasadas las fiestas, se acuerde de expedir nuestras cosas a mayor gloria de S. D. M. El Señor nos bendiga a todos, y nos dé felicísimas fiestas de Navidad, con especial provecho de la santa humildad. Es cuanto recuerdo.
Roma, a 16 de diciembre de 1645.
Servidor en el Señor,
José de la Madre de Dios”.
Notas
- ↑ Llamada ordinariamente la Casa de Caravaggio; entonces Casa de Formación de la Provincia de Campania.