FerrerSintesis/1SigloXVII/1Situación
1. Situación de las Escuelas Pías desde el breve de 1646 ("Ea quae" de Inocencio X) hasta la bula de 1669 ("Ex iniuncto nobis" de Clemente IX). Esfuerzos para restaurar la Orden.
Contenido
a. Introducción.
Los biógrafos de San José de Calasanz han destacado con especial cuidado la etapa que conduce a la reducción de la Orden en 1646. El motivo de este interés es lógico, no sólo por resaltar la heroicidad de las virtudes de Calasanz, sino por tratar de esclarecer las causas de la destrucción de una Orden cuyo ministerio en la Iglesia era alabado hasta por los que se habían separada de ella (herejes de Moravia, por ejemplo) y que era de importancia capital en la educación y evangelización de los niños. Aunque los hechos, gracias precisamente a la labor de nuestros investigadores, son conocidos, parece oportuno recordar el complejo entramado de esos años decisivos, sin olvidar que, tanto en Roma como en el resto de la Orden, las Escuelas Pías siguieron funcionando y cumpliendo su ministerio, pese a las dificultades y las limitaciones impuestas.
b. Pasos en el proceso de reducción.
1º. Pontificado de Urbano VIII (1623-1644).
8 agosto 1642. El Fundador y sus Asistentes son detenidos por el Santo Oficio (intervención de Mons. Albizzi). La acusación se basaba en una supuesta sustracción al P. Mario Sozzi de unos documentos relacionados con el Cardenal Cesarini, Protector de la Orden, y con el Santo Oficio.
30 agosto 1942. El P. General, por mandato del Santo Oficio, ordena a los religiosos que reconozcan al P. Mario Sozzi como verdadero Provincial de Toscana. Fue desterrado por el Duque de Florencia.
15 enero 1643. El P. José de Calasanz es suspendido de su cargo de General vitalicio (nombrado por Urbano VIII el 12 de enero de 1632). El P. Mario pasa a ser Vicario General efectivo de la Orden. En esa fecha el Santo Oficio determina nombrar un Visitador Apostólico para las Escuelas Pías.
7 marzo 1643. Visita Apostólica (según breve pontificio) a cargo del P. Agostino Ubaldini (somasco). Su visita no apreció ningún problema en la Orden como tal. Renunció a su misión (parece ser que fue destituido para nombrar otro Visitador más manejable).
5 mayo 1643. Nuevo Visita Apostólica. Por breve pontificio fue nombrado el P. Silvestre Pietrasanta, de la Compañía de Jesús. Gobernó la Orden con los cuatro Asistentes generales. Tras la dimisión de éstos, gobernó sólo con el P. Mario, hasta la muerte de este último en noviembre de 1643.
Septiembre 1643. Nombramiento de una Comisión Cardenalicia para estudiar los asuntos de las Escuelas Pías.
11 noviembre 1643. Nombramiento del P. Stefano Cherubini para gobernar la Orden juntamente con el Visitador Apostólico. El breve de nombramiento lleva la citada fecha, pero no se publicó hasta abril de 1644, a la vista de la protesta de muchos de los religiosos escolapios.
1 octubre 1643. Primera reunión de la Comisión de Cardenales, que estudia, sin llegar a ningún acuerdo, la posible extinción de la Orden. Memorial de Calasanz[Notas 1]
10 marzo 1644. Segunda reunión de la Comisión Cardenalicia que estudió una relación del Visitador Pietrasanta en la que recomendaba, ante el estado de la Orden, su reducción a Congregación similar a los Filipenses. Tampoco se llegó a ningún acuerdo.
2º. Pontificado de Inocencio X (1644-1655).
La reacción a favor de las Escuelas Pías va tomando fuerza: memoriales; presiones oficiales de las Cortes de Polonia y Florencia,etc.
17 julio 1645. Tercera sesión de la Comisión de Cardenales. Aparece, tras una actitud más favorable del Visitador, una cierta inclinación de la Comisión por mantener la Orden, con algunos cambios. Memorial de Calasanz al Cardenal Roma[Notas 2], partidario de la extinción de la Orden.
8 septiembre 1645. Cuarta sesión de la Comisión de Cardenales. Por mandato de Inocencio X se acepta la reducción de la Orden. Mientras tanto van apareciendo nuevos memoriales favorables[Notas 3]. En Roma el P. Cherubini se enfrenta con problemas de obediencia por parte de varios religiosos.
3 febrero 1646. Quinta reunión de la Comisión Cardenalicia. Nuevo mandato del Papa para que sea reducida la Orden. Nuevo memorial de Calasanz[Notas 4]
16 marzo 1646 Breve de Inocencio X "Ea quae" que aprueba la reducción de la Orden. El P. Cherubini cesa en su cargo (morirá reconciliado con el Fundador el 9 de enero de 1648). Sigue la campaña a favor de las Escuelas Pías: "Apología" del capuchino V. Magni[Notas 5] e "Istanza" a los Conservadores de Roma (Municipio)[Notas 6]
El breve determinó lo siguiente:
- 1. Facultad a los religiosos para pasar a otra Congregación.
- 2. Prohibición de admitir novicios, y de dar la profesión a los ya admitidos.
- 3. Los religiosos, sus casas y escuelas quedaban sometidos a la autoridad del Ordinario del lugar. Desaparecen, en consecuencia los cargos de la Orden, excepto los superiores locales.
- 4. Reducción de la Orden a Congregación secular sin votos, similar al Oratorio de San Felipe Neri.
- 5. Redacción de unas nuevas Constituciones por una comisión ajena a los escolapios.
Estas disposiciones, de hecho, significaban una muerte más o menos lenta del Instituto fundado por Calasanz.
La reacción de los amigos, valiosa por su carácter testimonial, apenas tuvo consecuencias prácticas durante el pontificado de Inocencio X. Se llegó hasta insistir ante la Congregación de Propaganda Fide[Notas 7], dado que las Escuelas Pías estaban realizando una importante labor evangelizadora entre los herejes y cismáticos (como es el caso de Bohemia y Moravia). Se movieron influencia en la propia Curia Vaticana (Mons. Fabio Chigi había sido nombrado Secretario de Estado en 1651. Admirador de Calasanz, pero prudente, aconsejó paciencia y esperar).
Había dos problemas, sin embargo, que no admitían dilación. El primero, la redacción de unas nuevas Constituciones. Calasanz juzgó de extraordinaria importancia no alterar las originales. El P. Cherubini había conseguido el encargo de redactarlas. Se acudió a un buen amigo de la Escuela Pía, el Cardenal Ginetti, el cual no les dio curso[Notas 8].
El segundo problema, es decir, la prohibición de admitir novicios, fue suavizada ya a comienzos de 1848 por el mismo Mons. Albizzi[Notas 9].
c. Efectos de la reducción.
Fueron importantes si pensamos que las Escuelas Pías ya estaban extendidas por Italia, en varias regiones del Imperio germánico y en Polonia. La reducción provocó que "de los 490 religiosos quedarían poco más de 200 a diez años de distancia" (del breve)[Notas 10].
Los Rectores sucesivos de la casa de San Pantaleo, en Roma, quedaron como vínculos no oficiales de la Congregación, entre otras razones, por la veneración que los religiosos tenían por la Casa en la que había vivido y fallecido el Santo Fundador. Fue, pues, un punto de referencia para toda la Escuela Pía.
Correspondió al P. Juan García ser el Superior de la Casa en los años críticos de 1647 a 1649. El 25 de agosto de 1948 había muerto el P. José de Calasanz, aclamado como santo desde ese mismo día. El P. García comenzó a trabajar para introducir su causa de beatificación y dar pasos para la restauración de la Escuela Pía. Le sucedió en el cargo el P. Francesco Baldi (1649-1651). El P. García volvió a ser rector en el período 1651-1656. En este último año fue nombrado General, el segundo que tuvo la Escuela Pía, ya en vías de restauración.
d. Causas de la reducción.
El análisis de las causas de la casi destrucción de las Escuelas Pías ha sido uno de los temas más debatidos por los historiadores. Bastaría recordar las aportaciones de Calasanz Bau[Notas 11], G. Sántha[Notas 12], S. Giner[Notas 13], E. Iniesta[Notas 14] y tantos otros.
Es evidente que los problemas internos tuvieron su peso (admisión de ciertos sujetos ante las múltiples peticiones de nuevas fundaciones; la suma pobreza; la falta de una seria y estable formación inicial,etc.). Sin olvidar las sutiles cuestiones de intereses dentro de la Santa Sede y en sus relaciones políticas (por ejemplo, con los Medici).
Había, sin embargo, dos cuestiones de gran importancia en aquella época:
1ª A algunos personajes de la Curia pontificia y a un sector de la Compañía de Jesús les parecía inútil otra Orden dedicada a la enseñanza, cuyo práctico monopolio jesuítico era, hasta ese momento, indiscutible.
2ª No se veía oportuno, sino en verdad peligroso, extender la enseñanza a los pobres, en el contexto de una sociedad estamental como la del XVII.
S. Giner[Notas 15] ha sintetizado estas actitudes adversas con gran precisión: "la lucha por la supervivencia de las Escuelas Pías era también lucha por el derecho de los pobres a la educación y aun por la libertad de enseñanza contra el monopolio de los jesuitas".
En 1989[Notas 16] se publicaba un estudio atribuido, con todo fundamento al P. Sántha[Notas 17]: "L'opera delle Scuole Pie e le cause de lla loro riduzione sotto Innocenzo X". En este extenso estudio escribe, entre otras cosas, lo siguiente:
- "Il vero fine di molti oppositori almeno fu in realtà la distruzione dell'opera calasanziana, sia come istituzione scolastica, sia come istituzione religiosa. Non fu l'istituzione religiosa in se che dava noia, ma la realizzazione scolastica cui quella era dedita" (p.131).
El mismo autor, en sus conclusiones generales (p.131-133) expone algunas causas de la reducción de la Orden:
- "Il motivo d'interesse competenziale contrastò l'Istituto che insegnava le scienze superiori e non l'insegnamento superiore in se. In conclusione la soppressione delle Scuole Pie significò crisi d'una concezione scolastica e crisi dell'Istituto religioso".
"1. Fu decisiva l'opposizione dei Gesuiti". Ya en algunas cartas del P. Mucio Vitelleschi (de 1626 y 1638, por ejemplo) acerca de la fundación de las Escuelas Pías en Sicilia, vista la oposición de la Compañía, el futuro General jesuita, escribía así:
- "che non solo non impedisse, ma aiutasse et servisse in tutto il possibile detti religiosi delle Scuole pie come meritano, et io desidero con particolare affeto nel Signore"[Notas 18].
Fue un sector de la Compañía, en aquel momento, el que se opuso a las Escuelas Pías y no toda la Compañía, tal como se desprende de estos testimonios del P. Vitelleschi y de otros (el primer panegírico del P. José de Calasanz, apenas había acabado de fallecer, fue obra del P. Caravita, S.I.).
2. No niega la influencia de los ya citados problemas internos de la Orden.
3. "Il motivo politico-sociale contrastò l'idea di una scuola popolare ed operò perchè cadesse l'istituto che la creò e sostenne"[Notas 19]. "Al centro sta la scuola calasanziana con sua specifica fisionomia; nell'attuazione delle sue note caratteristiche incontra ben delineata resistenza esterna, che si fa presto opposizione e ne è causa della soppressione"[Notas 20].
d. Pasos en el proceso de restauración.
1. Pontificado de Alejandro VII (1655-1667).
El sucesor de Inocencio X fue el Cardenal Chigi, amigo de Calasanz y de su obra. Muy pronto los valedores diplomáticos de las Escuelas Pías (Polonia, la familia Medici) reanudaron sus presiones. Hubo que esperar a que la Comisión Cardenalicia hiciera su labor (en ella figuraba el ahora Cardenal Albizzi). El resultado de esta labor fue el breve "Dudum felicis" (24 de enero 1656). Las Escuelas Pías volvían a tener el estatuto jurídico de Congregación religiosa de votos simples (con juramento de perseverancia); se restablecía la unión entre las diversas casas y provincias; se podían nombrar Superiores Mayores, admitir novicios y volver a tener Cardenal Protector, como las otras Congregaciones. El breve, sin embargo, contenía varios aspectos negativos: dependencia de los Ordinarios; limitación en la admisión de novicios; margen de edad para los maestros y prefectos; límites para nuevas fundaciones.
Algo, sin embargo, quedaba totalmente claro: el Instituto seguiría adelante y ya era cuestión de tiempo y tacto conseguir su completa restauración.
El breve, entre otras razones, también trataba de encauzar un problema importante: el conciliar un nuevo apostolado o ministerio con un tipo de vida religiosa de talante más bien clásico. Los Papas veían ahora que estas nuevas formas de apostolado demandaban también un tipo de Congregaciones más flexibles. La misma Escuela Pía era un ejemplo de la dificultad de armonizar lo antiguo (por ejemplo, el pedir limosna; la formación filosófica y teológica) y el nuevo ministerio de la escuela, tan absorbente y complejo. En consecuencia, era ya de presumir que la restauración no sólo iba a ser larga y laboriosa, sino que, de algún modo, iba a significar una casi "refundación" de las Escuelas Pías. La Orden restaurada por Clemente IX, tal como veremos más adelante, no era exactamente la misma que ideara Calasanz, aun conservando sus mismas Constituciones. Eran nuevos tiempos para la Iglesia y para la sociedad. La larga crisis sirvió de dura experiencia para reconducir a la Orden. El papel que en este sentido ejerció el P. Carlo Giovanni Pirroni (General desde 1677 a 1685) iba a ser decisivo, como se verá en las líneas de gobierno que propuso[Notas 21].
En mayo de 1659 se tuvo el primer Capítulo General, tras la muerte del Fundador. Fue elegido General el P. Camilo Scassellati. Este Capítulo hizo algunos cambios que reformaron la antigua tradición calasancia[Notas 22]: mitigación del rigor del silencio; abolición de la costumbre de acompañar a los niños a sus casas, después de las clases (las rutas); disminución del número de ayunos; autorización para tener representaciones teatrales en las escuelas; declaración de "que la esencia de nuestra pobreza se contiene en el breve de Alejandro VII (1656) y no en el de Paulo V (1617)".
Estas medidas produjeron la consiguiente reacción de un grupo (entre los que figuraban los Asistentes Generales Giuseppe Fedele y Pietro Mussesti) que lograron el breve de Alejandro VII "Cum sicut accepimus" (1660)[Notas 23], en el cual se recogía la antigua observancia (descalcez, rutas, hábito según lo prescrito en las Constituciones, preferencia por la educación de los niños de primaria elemental, camas según las Constituciones, los religiosos se llamarán no con el apellido sino con un nombre de santo, obligación de guardar la pobreza también en los viajes,etc.) y se precisaban algunas medidas de gobierno (el generalato no sería vitalicio, sino que durará seis años; el voto de los Asistentes Generales, en algunas cuestiones, será decisorio; tendrán la obligación de residir en San Pantaleo,etc.). Estas disposiciones fueron reforzadas por la Visita Apostólica de 1661-1662.
Como consecuencia de todo esto el P. Scassellati tuvo que gobernar con varias dificultades para sostener su línea. En cuanto a la restauración de la Orden creía que lo más acertado era seguir como Congregación de votos simples, por juzgarla más acorde con la labor diaria y pedagógica. Con todo se esforzó por mitigar los efectos limitativos del breve "Dudum felicis" y consiguió de la Santa Sede que el noviciado se redujera a un año y que los maestros, después de la ordenación sacerdotal, pudieran ejercer la enseñanza, aunque no hubieran cumplido los 28 años.
2. Pontificado de Clemente IX (1667-1669): la restauración definitiva.
El nuevo P. General Cosme Chiara insistió en superar los efectos negativos del breve de Alejandro VII. [Notas 24] Así en 1667 obtuvo de Clemente IX un decreto sobre la edad de los maestros (podían serlo ya a los 25 años si habían sido ordenados de sacerdotes) y un noviciado de un año, con la posibilidad de profesar después de cumplir los 17. Se consiguieron otros favores (como el poder hacer los entierros) similares a las otras Congregaciones de regulares; pero el problema de fondo (los votos simples y la sujeción a los Ordinarios) seguían causando dificultades (salidas a la menor contrariedad; enfrentamiento sobre la capacidad de enseñar con los Jesuitas, ya que no se era Orden exenta).
El P. Chiara, con la eficaz y decisiva colaboración del P. Caputi, pidió la restauración plena de la Orden. Después de varias peripecias, la Comisión Cardenalicia de la Sagrada Congregación de Regulares la aprobó el 4 de octubre de 1669. El Papa revisó el decreto de la Congregación y el 23 del mismo mes y año publicó el breve "Ex iniuncto nobis", por el cual las Escuelas Pías era declarada Orden religiosa de Votos Solemnes, adquiría los privilegios de las Ordenes Mendicantes y se daban algunas determinaciones sobre su gobierno y disciplina (funciones del P. General y Asistentes; conservación de las tradiciones de la orden, tales como las rutas, la forma y calidad del hábito,etc.). En este breve, por tanto, se asumían los de Gregorio XV[Notas 25] y Alejandro VII[Notas 26].
¿Cómo se llegó a esta restauración plena? Hubo que acudir a diversas influencias, tan propias de la mentalidad de la época, pero fue decisivo que Clemente IX, antes Cardenal Rospigliosi, conociera personalmente a Calasanz y le admirara por su santidad. Igualmente se tuvo en cuenta que la Orden había ido superando sus problemas internos y vivía más tranquilamente, sin olvidar que el ministerio escolapio era cada día más apreciado allá donde fundaba sus escuelas.
La solución de los problemas surgidos al aplicarse el breve de Clemente IX (religiosos que habían emitido sus votos simples, de conformidad con el breve de Alejandro VII y ahora no deseaban los solemnes), fueron solucionados en pocos años. Algunos religiosos dejaron la Orden, de acuerdo con las posibilidades dadas por la propia Santa Sede, y la Orden comenzó a vivir más sosegadamente la nueva etapa de consolidación y reorganización que cubre lo que resta de siglo. La labor de varios Generales fue decisiva, en este sentido, y preparó la expansión del siglo XVIII.
Notas
- ↑ .LO 2, p.366-367.
- ↑ .DF p.211-213.
- ↑ .LO 2 p.371-378 y 385-387.
- ↑ .LO 2 p.413-414.
- ↑ .LO 2 p.388-412
- ↑ .LO 2 p.415-417.
- ↑ .S 6, p.37ss.
- ↑ .GI 4, p.257-258.
- ↑ .GI 4, p.258
- ↑ .GI 2, p.40
- ↑ .B 1 p.1096ss.
- ↑ .S 3 y S 12
- ↑ .GI 4 p.246
- ↑ ."Calasanz: lo nunca dicho", IA nº 163, mayo 1989
- ↑ .GI 4 p.246
- ↑ .ASP nº 25, p.1-134
- ↑ .S 12
- ↑ . Carta al P. J.Cascino,S.I., de 19 de marzo de 1626. (C.Vilá Palá: "Undecim epistulae P. Mutii Vitelleschi, S.I.", ASP nº 10 (1981), p.353-362)
- ↑ .S 12 p.131
- ↑ .S 12 p.132
- ↑ .S 10 p.23-24
- ↑ .S 7 p.14,16 y 18
- ↑ .S 7 p.20-22
- ↑ .S 8 p.18-28
- ↑ ."In Supremo Apostolatus solio"
- ↑ ."Cum sicut accepimus"