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ANOTACIONES De la Fundación de la Congregación y Orden De los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios De la Escuelas Pías, Erigida por el P. José de la Madre de Dios, En el siglo D. José Calasanz, aragonés, Recogidas por el P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote Profeso de la misma Orden, En el año 1623.

CONTENIDO


Autor: P. Bernardo de S. Felipe Neri, Asistente General, profeso de la Provincia de Germania

No deja de ser extraña esta historia de Mateo, y en particular la manera como esta mujer se acercó a pedir al Médico Celestial la curación de su cuerpo. Pues ciertamente no se lanzó a tocar los lazos que rodeaban el cuello de Jesús; no rozó el paño sagrado sobre su espalda; no se lanzó a las ropas que pendían de su bendita diestra (que tiene el poder de obrar); no se atrevió a tocar los pliegues de su pecho, sino que considerando que sus partes inferiores tenían tanta eficacia y poder como las medias y superiores, se decía entre sí: “Si toco la orla…” Y ¿qué ocurrió? Obtuvo felizmente lo que buscaba con fe: pues la mujer quedó curada a partir de aquel momento.
D. Ascanio Tamburini de Marudio, Maestro de Teología de la Congregación de Pastinia, en otro tiempo General de Valle Umbrosa, consultor de temas sagrados del Serenísimo Príncipe Cardenal Carlos de Médicis, en su obra Del derecho de los abades, tomo 2.
Rvmo. D. Carlos Bartolomé Piazza Oblator, de Milán, Abad y Juez Consultor de la Sag. Congregación de Jueces, en Obras Pías de Roma, Trat. I, cap. 22.
D. Luis Jacobelli, de Foligno, proto-notario apostólico, Tomo 3 de Santos y Beatos de la Umbria, cap. 14.
D. Hipólito Marracio, de Luca, de la Congregación de los Clérigos regulares de la Madre de Dios, libro Fundadores marianos cap. 44.
SEGUNDA PARTE. VIDA DEL FUNDADOR
La cual, como para reunir el gozo de toda la tierra con la del cielo, quiso que fuera en el mes del nacimiento de la Reina del todo el mundo; y como indica el nombre de septiembre, José vio la luz en el séptimo parto, como los siete ríos, como los siete dones del Espíritu Santo, digno receptáculo para recibirlos. Y el día de su nacimiento fue el 11, lo cual fue un felicísimo augurio, como se ve en el obrero que fue llamado a la viña a la hora undécima. Naciendo en una fecha tan próxima a la de la Reina de los Cielos, estaba inclinado a tener gran familiaridad con ella en el futuro, como mostrarán los hechos.
Después de toda esta serie ininterrumpida de héroes nació al final el ilustre descendiente don Pedro Calasanz, a quien se dio en matrimonio la ilustre heredera María Gastón (como se ha dicho más arriba), de quien tuvo cuatro hijas y tres hijos, de los cuales el último regalo del cielo fue José de Calasanz. Y fue un nombre cargado de augurios, pues de la misma manera que suena el nombre del José en el testimonio de la sagrada escritura, del mismo modo suena al recibir el baño del bautismo. Una vez recibido, se podía presagiar su futuro, pues Dios le iba a hacer crecer, no en el tamaño del cuerpo, sino por la propagación de los hijos espirituales en una gran familia.
Sexto. José es familiar del Obispo de Jaca
Después de cumplir con sus deberes filiales y de disponer las cosas domésticas, principalmente en lo que se refería a lo que su difunto padre le había dejado en el testamento a él y los demás, José intentaba vivir recogido durante algún tiempo para reunificar su espíritu después de la dispersión ocasionada por el trabajo en Montserrat y por la muerte de su padre. Pero en contra de sus planes, recibió la invitación del obispo de Urgel, D. Ambrosio de Moncada, su ordinario, en la que le llamaba para que aceptara el cargo de visitador diocesano. Por humildad le costó aceptar el cargo, pero forzado por la obediencia, prometió a su ordinario que iría. Una vez aceptado el nuevo cargo, con poderes plenipotenciarios, comenzó la visita de los Montes Pirineos, y llegó a lugares realmente bárbaros, en los que estaban alejados de toda humanidad, tenían una mínima reverencia a las leyes divinas, ningún temor de la justicia, ninguna estimación de las cosas sagradas, y muchos vicios en uno y otro sexo. ¿Qué hizo José? Tuvo que seguir el mandato de Jeremías, a saber: edificar, plantar, aventar, destruir. Impuso las leyes tanto al clero como a la gente, prohibió los abusos, y como se trataba de una obra de Dios, José tocaba la cuerda obstinada de los instintos ocultos, y poco a poco la luz de la verdad que brillaba en las frecuentes predicaciones de José les hizo descubrir los muchos daños provocados por la tinieblas de la ceguera, rechazaron los males asociados al pecado y dieran pruebas de enmendarse, comprendieron lo que el benévolo Padre les decía, y al final no recusaron vivir según las normas de la doctrina enseñada.
Décimo Tercero. Ocasión en la que José es recibido en casa del Cardenal Colonna
Décimo Sexto. José se une a algunas cofradías
Sin embargo toda esta perorata de José le pareció superflua al magistrado. En parte porque ya se había hecho lo necesario para aquellos escolares que querían aprovechar bien en las escuelas. En parte porque no convenía que toda aquella plebecilla se convirtiera en literatos, pues a la sociedad le hacían falta no sólo gente ilustre por su doctrina, sino hombres que trabajaran en otras cosas. Y en parte porque el erario público en este momento no podía gravarse con gastos extraordinarios. ¡Así respondió el Senado y el Pueblo Romano!
[Contiene la vida común en el estado de clérigos seculares durante diecisiete años, a saber, desde el año 1597 hasta el 1613 inclusive.]
Más tarde, como la llegada un número mayor de alumnos requería su presencia continua, y se dio cuenta de que pasaba mucho tiempo yendo y viniendo, en perjuicio de la enseñanza, para poder dedicarse con más diligencia a la obra felizmente comenzada, se despidió de buena manera del Cardenal, y se trasladó a vivir entre las mismas paredes de las escuelas. Lo cual ocurrió al menos a partir del mes de abril, y la prueba es que coincidió con el traslado del Cardenal a Zagarola, en su diócesis de Palestrina. Se desplazó a aquel lugar con la intención de quedarse durante todo el verano para disfrutar del favor de mejores aires. Pero ciertamente los designios de Dios distan mucho de los planes humanos, y el ilustrísimo Cardenal, que durante más de siete años había sido protector de José, ya nunca regresó a Roma, pues habiendo caído fatalmente enfermo, falleció el 13 de mayo.
El cual, siendo particularmente aficionado al culto de los santos, es creíble que asistiera con devoción al traslado solemne de los santos Nereo, Aquiles y Domitila, que tuvo lugar el 11 de mayo.
¡Cosa verdaderamente admirable! Pues José, con el oficio de su gratuita piedad no buscaba el beneficio propio ni el de los suyos, sino que buscaba, a costa de gastar su propio peculio, enseñar a conocer los primeros elementos de las letras, a componer letras y sílabas, a leer las sílabas de las palabras, y volver a leer, para formar el todo con las partes, a los niños que el Señor le había confiado para llevarlos hacia Cristo por el recto camino, con instrucciones saludables, y he aquí que los malévolos profesores de aquellas materias conspiraron poniéndose de acuerdo, y con muchas calumnias, contra el arquitecto de aquella obra pía, llevándole ante la justicia por medio de sus procuradores a causa de los daños sufridos y de los que sufrirían, primero ante el Magistrado de los Académicos, en el tribunal de la Sapiencia; luego ante el Vicegerente, y al fin ante la Sagrada Congregación del excelso gobierno, presentaron pleito, dando por supuesto que al obrar así lograrían que se eliminarían las recientemente creadas Escuelas Pías, que resultaban perjudiciales a los profesores de los barrios.
En este nuevo año las Escuelas Pías abrieron más tarde, a causa de la inundación del Tíber, que a finales de año, en la vigilia de Navidad, se desbordó, inundando toda la ciudad, ocasionando la ruina de muchos edificios, la muerte de mil quinientas personas ahogadas y la pérdida de innumerables cabezas de ganado.
Si ocurría que durante el tiempo de las clases algunos prelados o cardenales (cosa que ocurría bastante a menudo) venían para ver cuánto aprendían los jóvenes, organizaba una competición sobre el resumen de los misterios de la fe, procurando así un interesante espectáculo a tan amables huéspedes. Y lo mismo que esto era agradable de ver y oír para estos señores, era aún más agradable para los discípulos el ser premiados liberalmente por estos generosos patronos. En esta generosidad muy pocos excedieron al Cardinal Baronio; sin duda lo aprendió del ejemplo de su santo fundador San Felipe Neri, de quien los historiadores atestiguan que daba a los estudiantes pobres dinero, vestidos, libros y papel.
En cuanto a Su santidad, si se nos permite recordar algunos asuntos, ¿qué le impedía visitar las Escuelas Pías? Entre otras muchas cosas, padecía frecuentemente indisposiciones corporales, a causa de las cuales tenía sus reuniones con sus colaboradores postrado en su lecho. A causa de este hecho, no pudo abrir la puerta santa como era costumbre en la víspera de Navidad para comenzar el año jubilar que había anunciado en junio. Sin embargo se esperaba que el Pontífice, convaleciente de los dolores de podagra, pudiese llevar a cabo la ceremonia al menos el día de San Silvestre, que cierra el año, la cual se realizó con toda solemnidad, acompañado de los cardenales y el clero romano, como atestiguan los historiadores.
Ephemerides Calasactianae I (1932, 243-247)
Entre otras cosas de las que tendría que hablar, en lo que se refiere a vida comunitaria, tanto el Concilio Tridentino como los decretos recientes de Su Santidad, está lo siguiente: que todos los Regulares, tanto hombres como mujeres, debían organizar su vida según los preceptos que habían profesado, y que apoyados en ellos debían observar fielmente la perfección de su profesión, en concreto la obediencia, la pobreza y la castidad, así como otros preceptos y votos particulares que pudieran tener en su orden respetando la esencia propia de los mismos, y lo mismo en lo referente a vida común, alimento y vestido, y que deberían obedecer con todo cuidado y diligencia a sus Superiores, sin apartarse de ellos, etc.
Sólo nos queda añadir para completar el año recordar la muerte prematura del Ilmo. y Rvmo. Cardenal Antoniano, que había sido nombrado Visitador de las Escuelas Pías junto con César Baronio por Su Santidad, y habló muy bien de ellas. Al terminar su vida, para que se le recordara, les dejó en el testamento 200 escudos romanos, a los que cada mes (según atestigua una carta de D. Gellio Gheliini a su hermano Pablo Emilio) deberían añadirse diez escudos para los gastos de la casa. Este dulcísimo señor para las Escuelas Pías (así lo llama el citado D. Gellio) descansó en paz bajo tierra en un cementerio junto a San Marcos el 17 de septiembre. Su fallecimiento hizo llorar a Su Santidad, y por aquella época nada peor pudo ocurrirle, como cuenta en su biografía Ciaconio.
Por lo demás, deseando José mantener y propagar este tipo de vida común, para que en el ejercicio de las Escuelas Pías no sufriera como una nueva plantita el daño de las tormentas, se dirigió a Su Santidad Reinante suplicándole que por medio de su autoridad apostólica se dignara conceder la aprobación favorable a la obra comenzada, y su deseo no se vio defraudado, pues le prometió que le daría un Breve, el cual por lo demás no fue expedido por la Dataría, a causa de la razón que pronto se explicará en el año siguiente.
El cual, después de recibir tantas promesas de Su Santidad, regresó rico a casa, y tan pronto como pudo celebró una misa por el Pontífice, y lo encomendó a las devotas oraciones de los escolares, y narrando el efecto de la graciosa audiencia con especial consuelo de todos los de la casa, estimuló los ánimos de sus colaboradores para seguir adelante con las tareas tanto escolares como eclesiásticas para gloria de Dios. A todas las cuales se dedicaban con celo y habilidad entonces, como dan testimonio las actividades externas que llevaban a cabo: los RR. SS. Colaboradores no se ocupaban sólo de las escuelas, sino que también iban a ayudar a las iglesias parroquiales. Así D. Gellio, además de lo que hacía en el oratorio de la casa, siendo Presidente de lo que se conoce en nuestras Constituciones como oración continua, también servía como catequista en S. Lorenzo in Dámaso, y como confesor de las religiosas de clausura de Santa Ana. D. Flaminio tenía una capilla beneficiada en la misma Santa Ana.
Es admirable la paciencia con que José toleró estos asaltos calumniosos. Es verdad que habían venido operarios de diversas regiones y tierras a trabajar en aquella nueva viña del Señor, pero no eran ignorantes de los misterios de la fe, y todavía menos sospechosos de herejía, puesto que todos, sacerdotes y clérigos, se habían presentado a José y a la Congregación con los debidos informes y requisitos firmados por sus respectivos Ordinarios, y algunos habían bebido a tragos (como dice el proverbio) las ciencias divinas y humanas. Ciertamente no hablaban del mismo José, ni de su segundo D. Gellio, que era doctor en la universidad de Ferrara. Dragonetti era bien conocido por sus conocimientos literarios, pues había enseñado en escuelas de la ciudad durante 40 años. Flaminio tenía un beneficio en un convento de monjas de Santa Ana. Se referían a algunos sectarios condenados tiempo atrás por los Sínodos de Wurzburgo y Salzburgo, quienes expulsados de algunas sedes y convertidos a raíz de ello en vagabundos, se dedicaban a enseñar acá y allá a la juventud, para que no se les diera la facultad de extender el veneno desde la cátedra, desde donde podían fácilmente introducirlo en la tierna juventud.
“Paulo V Papa a nuestro querido hijo Luis, Cardenal Presbítero titular de San Pancracio, llamado de Monreal, Salud y Bendición Apostólica.
“Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. Cardenal.
Año 1608 de Cristo. Duodécimo de las Escuelas Pías. Cuarto de Paulo V.
Con estas o similares exhortaciones José consiguió que las querellas y murmuraciones terminaran, y volvió a llamar a los pusilánimes y desanimados. Sin embargo, como parecía que las limosnas ordinarias que suministraban las manos liberales inspiradas por Dios no bastaban, hizo poner una caja de limosnas fuera con la inscripción “Limosna para los pobres de las Escuelas Pías”, y Dragonetti se constituyó en su revisor, con mucho éxito, pues además de algunas sumas menores recogidas en ella, encontró una orden de pago anónima por doscientos escudos romanos a cobrar en el Banco Buonanni. Ordenado Dragonetti que retirara esa suma, para ingresarla en casa, obtuvo los doscientos escudos escritos, sin que pudiera averiguar nada sobre quién había escrito el vale, o quién había dado la orden de realizar el pago. Viendo este asunto tan prodigioso del dinero, se disculpó con Calasanz, y lo tuvo junto con los demás en mayor reverencia que antes, y continuaron dedicándose con suma diligencia al trabajo de las escuelas, movidos por el nuevo signo favorable.
No faltaron quienes se mostraron a favor de las Escuelas Pías, y entre los primeros el R.P. Juan de Jesús María, meritísimo General de la familia carmelita descalza, hombre brillante en todas las virtudes. Él es quien, en agradecimiento por aceptar el oficio de protector para las Escuelas Pías, dedicó al Cardenal Justiniani un tratado sobre la educación de los niños que en la página de agradecimiento marca este año, y luego se encontraron en años posteriores varios ejemplares. Lo que este nuevo Protector hizo por las Escuelas Pías se verá fácilmente en los años sucesivos.
Año 1611 de Cristo. Décimo quinto de las Escuelas Pías. Séptimo de Paulo V.
Año 1612 de Cristo. Décimo sexto de las Escuelas Pías. Octavo de Paulo V.
Francisco Silvagio, que conocía muy bien a Glicerio, nos cuenta de la manera siguiente cómo le impusieron este nombre a nuestro Abad. Parece que el día de la canonización de S. Carlos Borromeo en la Basílica Vaticana, para mayor esplendor y magnificencia suya, se expuso un cuadro doctamente elaborado en el que aparecían en orden todos los arzobispos milaneses, entre los cuales estaba incluido S. Glicerio, de la casa y sangre de los Landriani. Se lee en Silvagio que entonces dijo nuestro Landriani: “Tomé este nombre al ser regenerado en las aguas del Santo Baño en memoria de este Santo, ejemplo de la gloria de mis ilustres antepasados. ¡Ojalá (dijo suspirando) pueda seguir sus pasos y practicar sus mismas obras, con las cuales él me guíe, como la columna de fuego guió al pueblo elegido!” Así aparece en el fol. 55 del proceso de su vida de Silvagio. Este pío suspiro no resultó vano, como lo confirmó la santa vida de Glicerio, y con razón pudo decir como Job: “Mis pies han seguido sus huellas”.
Está claro que ese mismo día se entregaron según lo acordado doscientos escudos romanos a la Ilma. Dña. Victoria como pago del interés del primer trimestre. Pues ella pedía seiscientos por un año completo. A cuya suma Glicerio contribuyó con 178, más otros 205 que añadió poco después para gastos de la vida común, a principios de junio de este año.
Prometió observar y respetar todas las cosas siempre y en todo momento, y no hacer, ni decir ni venir en contra bajo ningún pretexto o razón, etc. Juró observar todos y cada uno de los puntos de lo anterior y observarlo de manera inviolable, y se obligó a sí mismo en buena forma según la Cámara Apostólica etc., que lo hizo así porque le plugo etc., y a la manera de los Prelados lo juró con la mano en el pecho. De todo lo dicho y de cada cosa se me pidió a mí, el notario público abajo firmante, que estableciera el instrumento presente.
Ephemerides Calasactianae III (1934, 212-217)
I. Procuramos en razón de nuestro cargo que se promueva de la mejor manera posible la pía obra instituida por gracia divina de educar e instruir a los pobres instituida en nuestra Santa Ciudad hace ya hace tiempo para gloria de Dios; y puesto que aparecen obreros que con celo religioso desean aplicarse a tanto fructuoso trabajo en el campo del Señor, queremos apoyarles con nuestra Autoridad Apostólica y disponemos lo siguiente según nos parece en el Señor más saludable.
4. También se derivarían dos males si se dedicara la Congregación a celebrar y administrar los sacramentos. Pues para prepararse para este trabajo hace falta que los religiosos, como en las demás religiones, dediquen 6 o 7 años a estudiar el currículo de filosofía y teología, lo cual difícilmente se compagina con la educación de los niños. Y además por providencia de Dios ya hay muchas órdenes destinadas a estos servicios.
En lo que se refiere a las Escuelas Pías, lo primero que ocurrió en el presente año es que, observando que para los escolares era difícil entrar en la iglesia al final de las clases porque tenían que dar una vuelta muy grande, por ese motivo el P. General tuvo una reunión con nuestro José y los de la casa, para ver si se podría conseguir algo más cómodo y oportuno, a saber: rompiendo el muro de la iglesia de San Pantaleo, se podría construir una puerta pública directa desde las escuelas por donde se hubiera roto el muro. Para ello decidieron pedir permiso humildemente al Ilmo. Cardenal Farnesio y al Rvmo. Capítulo de San Eustaquio.
“Pablo V Papa.
En el año presente nuestra Congregación de las Escuelas Pías, unida por no mucho tiempo a la congregación luquesa, comenzó a separarse y distanciarse de ella, por las razones que se exponen más abajo.
Las casas que se funden o se reciban en el futuro con su huerto contiguo, iglesia, sacristía, oratorio y escuelas (que se poseerán como propias de la congregación en cuanto al uso y derecho de dominio), no tendrán ningún derecho civil ni podrán adquirir bienes inmuebles, ni los que son considerados como tales, como censos, pensiones, títulos en los bancos, de los cuales se puedan recibir intereses. Ni podrán aceptar herencias ni legados de ningún tipo, de ninguna manera que vengan.
“Ilustres y magníficos señores. Los Padres de las Escuelas Pías vendrán a Frascati para comenzar el ejercicio de las escuelas conformemente a la resolución hecha en vuestro consejo público, y según las repetidas instancias que me habéis transmitido. Es de esperar que ellos consigan muchos frutos en vuestra juventud y también en la gente. Con ellos va el Sr. Cherubini para facilitar todas las cosas en los requisitos de su introducción y para poner de acuerdo a las dos partes. Por lo tanto deseo encomendarlos a vuestras señorías. En Roma, a 24 de agosto de 1616, hermano de vuestras señorías, Fabio, Patriarca de Jerusalén.”
Así, pues, esta donación, regalo, concesión etc. la hizo el mismo Rvmo. Abad Glicerio a la dicha venerable congregación de la Madre de Dios, el cual con dicha estipulación quiso hacer una cosa grata para la venerable congregación citada, y al mismo tiempo librarse por esta donación de su compromiso de ayudar a pagar el precio de dicha casa de las Escuelas Pías; y también de sus bienes quiere hacer y desea que la dicha venerable Congregación no tenga ninguna causa de verificar ni probar, con pacto también expreso entre los Sres. contrayentes para que dicha venerable congregación de la Madre de Dios y en su nombre los RR. PP. Alejandro Bernardini y José de Calasanz se prometan y obliguen a entregar del fruto de esos dos mil escudos entregados y no pagados cuando los reciban en el futuro, libremente y con efecto de devolver a los Sres. hijos y herederos de Lorenzo Gavotti la cantidad de 75 escudos, que prestó el citado Lorenzo al Abad Glicerio gratis et amore, etc. Prometió el mismo Abad donador observar y respetar perpetuamente la donación entrega y cesión, y no revocarla ni anularla, por ningún modo en que se puede intentar directa o indirectamente, de manera tácita o expresa, la revocación o anulación, ni oponerse por sí mismo o por persona interpuesta, ni pedir la restitución íntegra o parcial, o por absolución del juramento, ni pedir o rogar ningún medio ordinario o extraordinario, ni que se le conceda un motu proprio del Príncipe con excusa de lesión enorme o enormísima, por ingratitud de los hijos supervivientes o por pobreza, ni por cualquier otra causa próxima ni remota, conocida o desconocida, aunque aparezca en el cuerpo jurídico, renunciando a ella de manera clara y eficaz, jurando con la mano sobre el pecho, sobre todos y cada uno de los dichos beneficios.
En esta tercera parte de nuestra historia podemos ver algo de los instructores de los antiguos romanos. Ellos usaban la toga pretexta hasta los diecisiete años, según atestigua Josefo Laurencio en su Polymathia. Nosotros nos hicimos mayores al llegar a los 17 años como Clérigos Regulares en el siglo XVII, pero en lugar de la pretexta nos pusimos la toga regular, y del mismo modo que un niño, cuando crece, aumenta la fuerza de su cuerpo, del mismo modo nuestro organismo de las Escuelas Pías en este año decimoséptimo comenzó a crecer y extenderse, no sin la admiración de algunos próceres, como se verá de manera evidente en lo que sigue.
No es fácil expresar con palabras con cuánta alegría y gozo fue recibido el Breve apostólico con la erección de las Escuelas Pías en congregación por nuestro José y sus colaboradores. Permítasenos citar solamente el gozo del Abad Glicerio. Escribió el P. Domingo Marchesi, adorno de la familia dominicana, en la Vida (escrita por él) de nuestro V.P. Fundador, lo mismo que cita nuestro P. Alejo en la Vida de Glicerio fol. 191, que el citado Glicerio junto con el P. Pedro Casani, profeso de la Congregación de la Madre de Dios y rector de la casa de San Pantaleo de las Escuelas Pías, fueron enviados a buscar el citado breve apostólico a la Dataría. Ocurrió que tan pronto como el P. Pedro recibió con la debida reverencia y un beso el breve ofrecido, Glicerio, conociendo por revelación mariana que las Escuelas Pías profesarían la suma pobreza, se lo quitó de las manos al P. Pedro y lo puso sobre su cabeza, y comenzó a exultar de gozo diciendo: “¡Suma pobreza, suma pobreza!”, exclamando y gimiendo, y vuelto a casa volvió a repetir lo mismo en presencia de todos.
Ephemerides Calasactianae V (1936, 123-125)
P. Viviano de la Asunción de la B.Virgen, llamado Viviano Viviani en el siglo, sacerdote, de Colle en Etruria.
Juan Bautista de S. Bartolomé, llamado Morante, de Marciano, diócesis de Sarzana, operario.
Ephemerides Calasactianae V (1936, 159-163)
El tercero, asociado a los dos anteriores, es Don Francisco Castelli, de la nobilísima familia de los Castelli de Cortona, oriundo de Castillón Florentino sobrino lejano dignísimo del gloriosamente reinante Paulo V. Se había tratado su matrimonio con la heredera de una familia noble y muy rica, pero el trato no se había concluido, y despidiéndose del mundo y de la prometida, se dirigió a los Pobres de la Madre de Dios el 24 de junio, y tomó el hábito dándose el nombre de Francisco de la Purificación de la Virgen.
Ephemerides Calasactianae V (1936, 192-194)
Hasta aquí la fórmula de la profesión, que luego usaron todos mientras existió la Congregación Paulina, obligándose con voto, según veremos que hicieron algunos al año siguiente.
Después que estos dos fueron introducidos con autoridad del Cardenal Protector en el Seminario como residencia provisional (en lo referente a alimentos y otros requisitos, eran suministrados por el Seminario), José volvió a Roma. Y después de informar ampliamente al Cardenal Protector acerca de sus gestiones en relación con la fundación de Narni y del ya ocupado seminario de Magliano, se trasladó a Frascati.
Esfuércese por cumplir la voluntad de los demás antes que la suya; intente más bien rechazar la suya con actos externos.
Un buen auspicio también para este año fue que los PP. De las Escuelas Pías de Frascati, viendo que su habitación y las escuelas se quedaban pequeñas, pidieron para la ampliación de los locales una suma de doscientos escudos anuales más al magistrado de la ciudad, pidiéndolos para obtener locales más espaciosos para su habitación y para las escuelas. Sin embargo la súplica no obtuvo ningún efecto, pues el Sr. Ascanio Raggi, en nombre de la ciudad, dijo que el presente erario público no podía ofrecer tantos gastos para fabricar un colegio, y como el magistrado pensaba de manera distinta, aceptó la petición, y con 27 votos a favor se confirmó el poder ofrecer la suma de doscientos escudos al año, pues parecía que aquella cantidad era suficiente para construir un nuevo edificio.
“Beatísimo Padre. La Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, ha abrazado la suma pobreza, para que a este título no posea nada según derecho, ni pueda poseer o adquirir bienes inmuebles; pero puede retener el uso de sus domicilios y huertos, iglesias y sacristías, según consta en el Breve Apostólico de erección de la Congregación. Sin embargo, con ocasión de que algunos piadosos bienhechores han ofrecido dejar alguna suma en sus testamentos para edificar nuestras casas, escuelas e iglesias, y otras requeridas para el cómodo ejercicio de nuestras Escuelas Pías; temiendo que quizás contravengamos la graciosa ordenación de Su Santidad, humildemente suplica que se digne declarar en su clemencia, o haga declarar si con el fin citado puede nuestra Congregación recibir legados de ese tipo. Si podemos al menos remitirnos, de acuerdo con su potestad, a lo provisto en casos similares para los Frailes Menores de a Observancia por el antecesor de Su Santidad Nicolás IV, de feliz memoria. Lo cual Dios etc.”
“Beatísimo Padre. La Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías expone humildemente a Vuestra Santidad que el Abad Landriani, llamado Glicerio de Cristo, vivió de manera muy santa, y se han producido muchos signos de sus virtudes y milagros. Por lo cual suplica a Su santidad que se digne bondadosamente pedir a su Vicario el cardenal Millini que autorice el Proceso de su vida y costumbres con su autoridad ordinaria, para poder dar luego los pasos sucesivos. Gracia que esta Congregación espera obtener de vuestra Santidad, por cuya salud no cesa de pedir al Altísimo”.
Dñª Albina, esposa de D. Bartolomé.
Dñª Drusilla Capelletta, esposa de D. Jorge de Flondis.
Ordenamos y mandamos que nadie se atreva a molestar a alguien de las escuelas, colegio o congregación burlándose con hechos o dichos, ni se ría de los que frecuentan las Escuelas Pías, y queremos que nadie que no sea escolar se atreva a burlarse de este modo, o provocar burlas sobre los escolares.
Esto dice el P. Prefecto a Moricone. Puesto que parece que lo que dice es digno de ser comunicado a los que vengan después, lo pongo aquí copiado de la misma carta, en la cual notifica que ese año han muerto cuatro novicios, y como no se dice nada en particular sobre ellos, voy a pasar al año siguiente.
Así suena el rescripto de la S. Congregación.
Así escribió el P. Prefecto al Cardenal Tonti, quien, después de tratarlo en la Sagrada Congregación, dio su voto, según aparece en el texto siguiente:
Su Santidad, visto este escrito de la S. Congregación, se dignó firmarlo con estas palabras:
A causa del honor y reverencia, continuamos intercalando entre nuestros acontecimientos el decreto favorable a la casa de San Pantaleo para obtener cada año una arroba de sal. Teniendo en cuenta la humanidad de los documentos, proponemos mejor que posponemos aquellos que son ordenados por la Suprema Dignidad. El decreto debe ser recordado como sigue:
Es cierto que el verdadero religioso está ligado por los votos simples, y la congregación religiosa subsiste sin los solemnes, e incluso (como lo prueba Suárez) puede ser más perfecta cuando está ligada con el vínculo de los votos simples que con los solemnes, pues puede ser superior en razón del fin, o de los medios, o en el rigor de la observancia y de la disciplina religiosa; por esta razón nuestra Congregación fue verdaderamente exquisita en todo gracias a la profesión de la suma pobreza. A pesar de lo dicho, nuestro Padre Prefecto quiso que los votos simples de su Congregación se cambiaran por votos solemnes, para obtener una firmeza estable en ella de los operarios. Puesto que la perpetuidad es una razón intrínseca del estado religioso, importa la permanencia de la persona obligada por tal estado: en lo que se refiere a la Congregación Paulina, como la dispensa de los profesos estaba reservada a la Santa Sede, no se trataba del tipo de estado, sino principalmente de evitar la inestabilidad futura. De aquí que el P. Prefecto, puesto que quería que el instituto de las Escuelas Pías durase, en lo que dependiera de él, hasta la consumación de los siglos, queriendo que no fallara en los sujetos, con este fin pidió los votos solemnes. Su Santidad Gregorio XV envió un escrito en forma de Breve con especial favor a toda su Congregación, y lo mandó publicar en los términos y párrafos infrascritos, a saber:
Después que las cosas anteriores fueron dadas a conocer a toda la religión con alegría, aplauso y felicitaciones, tanto por los de casa como por los de fuera, poco después un luto inesperado alcanzó al P. Prefecto y nuestros religiosos que vivían en la ciudad santa. Pues el Ilmo. y Rvmo. Cardenal Miguel Ángel Tonti, promotor, como vimos, de nuestras cosas ante la Congregación de la sede apostólica, emigró de esta vida el día 21 de abril. La muerte de tan eximio y benévolo para con nosotros más allá de toda esperanza cardenal no pudo tocar las entrañas de nuestros padres sin producir dolor, pues con ella la parca Atropos, cruel enemiga, cortó con sus tijeras los favores y gracias que se esperaban para incremento de nuestro bien común, y ellos desaparecieron. Sucedió que nos quedó un medio perenne no pequeño para aliviar el dolor, y para propagar el instituto, a saber, la entrega de sus muchos bienes para crear el Colegio Nazareno, como anotaremos en su lugar. Fue sepultado en la casa de los Padres de la Compañía, ante el altar de S. Ignacio, con el siguiente epígrafe sepulcral: “A Miguel Ángel Tonti de Rímini, primero hecho Prefecto de la Dataría por el Pontífice Máximo Paulo V a causa de su prudencia; luego Arzobispo Nazareno, y finalmente creado Cardenal S.R.I., y admitido a la intimidad; durante ese tiempo tuvo al mismo tiempo la gracia floreciente de un príncipe y una singular modestia. En el año 1622, a los 56 de su edad. Antonio Tonti, auditor de la S. Rota, lo mandó poner ese año, y se encomienda al Colegio Nazareno creado por él, y entregado a la disciplina de los Padres de las Escuelas Pías.” Así dice la inscripción.
Una vez leído y publicado un decreto tan favorable, convocados desde sus casas a este fin los padres creados recientemente asistentes, después de que fuera mostrado en mano a los de la casa para ser besado en signo de reverencia y obediencia, el séptimo día del mes de mayo fue elegido para la solemne profesión de votos, y en ese día fue invitado para que quedara mayor fe y testimonio para la posteridad el Sr. Félix de Todis, Notario jurado de la Cámara Romana, y en manos del Rvdo. Sr. Pedro Lombardo, arzobispo de Armagh especialmente rogado e invitado para esta función, lo solemnizaron según sigue:
Lo cual fue hecho en Roma, en el oratorio de la casa noviciado de la misma Orden en la cuesta de S. Onofre, estando presentes el Rvdo. Sr. Juan Bautista Cantarini, en otro tiempo Miguel Toro de la diócesis de Sempronia, y el Ilmo. D. Godofredo Cornetti, en otro tiempo Juan el Belga, de la diócesis de Silvidivia, llamado y tenidos como testigos de todo lo hecho.
A los tres nombrados anteriormente se añade también el P. Viviano de la Asunción, que poco antes vimos que hacía la profesión solemne, y que ahora había sido nombrado superior de la casa de Narni tras la muerte del P. Lorenzo nombrado antes. Era un hombre amantísimo de la perfección religiosa, celosísimo del honor divino y de la salvación del prójimo. A pesar de ser doctor y brillara por su conocimiento en el siglo, y había sido auditor de la Rota en Génova, sin embargo abandonó el honor de haberse sentado como juez, y despreciando la nobleza heredada de sus abuelos, se unió a los Pobres de las Escuelas Pías, no sin servir a los humildes y rechazados, se le vio delectarse en el desprecio hacia sí mismo, con parquedad en el comer, asiduidad en la oración, obedeciendo siempre con rapidez, para ejemplo de los demás. Falleció el 23 de junio en Narni. El P. Rodolfo lo recuerda entre los primeros siete compañeros de nuestro P. Fundador, n. 6.
Viniendo a nuestra mente la vista de los frutos abundantes que nuestros queridos hijos, el Superior General y los clérigos de la Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías han traído en su día a la Iglesia militante, cuyo gobierno presidimos por disposición de la clemencia divina, y esperando los frutos aún más ubérrimos de la misma Congregación en los días que vendrán, prestamos atención de buena gana a las cosas por las que la misma congregación aprovechará de crecimiento en días aún más dichosos.
Me alegro muchísimo cuando me entero de que ahí trabajan en las escuelas con diligencia. Será igualmente grato si también se observa la caridad hacia aquellos que devuelven mal por bien. Moricone, 3 sept.
Por tanto decimos que lo más verosímil es que el P. General esperaría un clima mejor, y que no empezaría un viaje tan largo hasta después de arreglar y acomodar todo el asunto de la gestión de la Iglesia de San Pantaleo por medio de un breve apostólico. Por lo cual, antes de ceñirnos al festivo viaje, veamos el contexto y texto del rescrito apostólico. Que dice como sigue:
Habiendo suprimido y extinguido de la misma iglesia de San Pantaleo todo tipo de cura de almas de sus parroquianos y otros derechos, oficios y cargos parroquiales, con los ejercicios relacionados con ello, los transferimos perpetuamente, con los parroquianos predichos de uno y otro sexo a la dicha iglesia de S. Eustaquio, para que se lleven a cabo allí y se obedezcan.
Las reliquias que se conservan actualmente en la dicha iglesia de S. Pantaleo, deben permanecer en ella, y serán guardadas bien y decentemente bajo dos llaves, una de las cuales deben custodiar y conservar los clérigos de dicha congregación, y otra el Cabildo y los canónigos citados, y según la costumbre y devota costumbre, proveer agua para beber, en la cual se han entregado las reliquias de S. Pantaleo a dicha iglesia de S. Pantaleo, donde una vez recibidas serán guardadas y conservadas en ella para siempre.
Buscando notas sobre este acontecimiento de la llegada de nuestro P. General a tierras de Cárcare, me topé con algo especial que el actual P. General Pedro Francisco de la Concepción, actuando en aquel tiempo como secretario del visitador general en aquel tiempo, escribió en el libro de visitas generales, folio 82, de manera lacónica pero llena de nervio, a saber: “Fue sacado en procesión a la capilla de S. Sebastián. Entre otros se hizo notar un cierto Tomás Pastor, poseso; era mudo a causa de un demonio; viendo al Padre llenaba el lugar con sus gritos estentóreos e inarticulados. Le mandó callar el Padre, y se calló. Luego, orando por él le devolvió el habla. Y, habiendo vuelto fuerte el asiento que había sido débil, libre por la diestra de Dios Omnipotente, lo devolvió sano y libre de demonio al pueblo estupefacto. Puso paz entre gente dividida, y predijo que el P. Carlos de S. María de los Ángeles, entonces niño, sería un futuro religioso de las Escuelas Pías”. Así aparece en el año 1694.
“José de la Madre de Dios, Ministro General de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
Procuren atraer a los jóvenes con toda caridad a la frecuencia de los sacramentos de la penitencia y la eucaristía, para que sepan que su padre espiritual quiere lo que es bueno para ellos.
Así suena el decreto. El P. General, queriendo confirmarlo con su ejemplo, envió a Savona a un cierto joven de Cárcare que pedía el hábito, para que le hicieran allí un examen competente, puesto que aquí era desconocido, y si era considerado cualificado, y no de otro modo, se le diera el hábito.
El día 13 de ese mes, el Ilmo. y Rvmo. Sr. Sestilio, gran promotor y protector de las Escuelas Pías, atacado por una grave enfermedad, entregó cien escudos de moneda romana a S. Pantaleo, rogando que se hicieran oraciones por él, las cuales el P. General las hizo no sólo privadamente entre los de la casa, sino que organizó además cuarenta horas públicas en la iglesia. A la eficacia de las cuales no poco hubiera añadido la devoción de los 16 novicios y tres profesos nuestros que habían salido de Savona y Génova si hubieran podido llegar oportunamente entonces. Ciertamente unos por tierra y otros por mar iban haciendo su camino, por eso llegaron más tarde a Roma, el 19 de octubre, aunque todos sanos y salvos. Así lo cuenta el P. Vicente de la Concepción, p. 3, Tomo I, fol. 43. Del cual número todavía había uno en camino.
Ephemerides Calasactianae VIII (1939, 77-84)
El P. Melchor lo recuerda en sus anotaciones de Sicilia, alabándolo por la virtud de la paciencia que ejerció en las obras del edificio, cuando a causa del frío y de la humedad se le agrietaron las plantas de los pies y por las grietas manaba pus, las cuales se las ungía con aceite por la tarde después del trabajo, y al otro día nuevamente volvía a trabajar con sus connovicios, no queriendo ser el único ocioso, y añadía dolor al dolor.
El otro es el Ilmo. y Rvmo. D. Sestilio, obispo de Alesano y canónigo de la basílica de S. Pedro de la ciudad, gran benefactor y promotor del instituto, fallecido en el Señor después de dejar en su testamento como heredera a la Venerable Cofradía del Smo. Cuerpo de Cristo de la Basílica de S. Pedro, dejando en el mismo dos mil escudos para comprar una casa en el Borgo para el ejercicio de las Escuelas Pías, y otros ocho mil para el noviciado, en cualquier lugar de la ciudad en que encontremos un lugar. Así dice la carta del P. General.
Vuestra Señoría sea amigo de quien quiera; yo quiero ser amigo de Dios que es omnipotente. 6 marzo.
Después que el P. Melchor de Todos los Santos (como dijimos en el año anterior) se fue de Nápoles con sus compañeros, su conversación religiosa había encendido un gran deseo de nuestra religión en el corazón de Ilmo. D. Carlos Tapia, Marqués de Belmonte, el cual crecía como el fuego escondido bajo las cenizas, hasta que una señal del cielo impulsó las llamas haciéndolas visibles, y solicitó al P. General que enviara a Nápoles algún religioso de su instituto, para poder tratar sobre la introducción de las Escuelas Pías en tan célebre y populosa ciudad.
Este que dijimos era un lugar de espectáculos cómicos y burlescos, conocido por todos porque era público, el cual fue elegido por el Padre General (aunque podía haber escogido otros más oportunos y más capaces) no buscando ningún tipo de lucro o de beneficio, sino sólo para quitar la ocasión de ofender a Dios.
Con lo cual aquel lugar profano se convirtió en templo santo de Dios, y hay que decir que además se concedió el permiso de residencia para las Escuelas Pías y facultad plena para su instituto. Se declara con las palabras que siguen:
Hasta aquí el citado párroco, que en cuanto se enteró de nuestro Instituto, envió la carta copiada más arriba, que por el derecho está dirigida al mismo P. General, y es incierto si le fue entregada por manos extrañas, pero en el archivo se conserva el original, y prueba que este hombre quería bien a nuestro instituto.
Alrededor del 9 de los corrientes los PP. Provinciales de Génova y de Nápoles, respectivamente Francisco de la Natividad y Pedro de la Natividad, acudieron a la celebración del primer Capítulo General. El día 11 del mismo mes se reunieron en la casa noviciado de Roma en la Cuatro Fuentes del Monte Quirinal, y en presencia del M.R. P. Domingo de Jesús María, carmelita descalzo, a quien el P. General había invitado para que lo dirigiera con su humanísima gracia, dieron comienzo al Capítulo General. Eran capitulares los siguientes:
Del mismo modo se ha resuelto con respecto al P. García o Castilla que se le induzca a tomar el hábito; y que si quizás decide seguir con su hábito clerical entre nosotros, que también se le considere agregado a la Religión, con todas las gracias y privilegios concedidos a nuestra religión.
Acerca de los que viajan a Roma sin licencia por escrito de sus Superiores, o del P. General, si pasan por alguna casa nuestra, se les retenga allí y no se les deje seguir, y se avise al P. General o al Provincial, hasta que se reciba respuesta. Mientras tanto se les encerrará en la cárcel durante 15 días, con tres días de ayuno a la semana a pan y agua, y otras penitencias añadidas al arbitrio del superior.
Tu carta, por menos esperada, me fue más grata, en la cual anuncias el gran gozo de que has recibido la dignidad sacerdotal, lo cual ignoraba hasta ahora. ¡Gloriosa virtud, Pedro Pablo! Quien te llamó, él mismo complete tu decisión; ya que el hombre no puede ni cambiar ni impedir la decisión de Dios. Todo lo que él quiere, se hace en el cielo y en la tierra. Conviene que seamos confirmados por estas verdades, para que todas las cosas que se nos presenten, adversas y prósperas, las recibamos igualmente, sin mirar atrás ni querer evitarlas, sin que nos depriman, sino que sigamos nuestro camino recto hacia Dios. No dudo que siempre hubo en ti una inclinación hacia mí, por lo que viste y oíste de buena gana en mí, y lo mismo yo hacia ti, pero la virtud que cultivamos en otro tiempo, nos separa ahora por el tiempo y los lugares. ¿Quién pudo separar a quienes el vínculo de la caridad religiosa y del amor fraterno unió de manera tan fuerte? Ni siquiera la misma que puede separar a quienes están muy unidos, la amarga muerte. Pues las almas de los justos están en las manos de Dios, y no les afectan los tormentos de la muerte, sino que más bien los une más fuertemente. Así, si alguna vez sacaste algo bueno de mí, venía de Dios, porque nada puede hacerse para que aproveche algo al tesoro del corazón, que no provenga de él. Yo sé, como el Apóstol, que en mi cuerpo mortal no hay nada bueno. Recordad que cualquier cosa que haya en él, de mí lo recibisteis, y debéis conservarlo diligentemente, y a ti te toca llevarlo a la perfección. Comprende que si desprecias algo de eso, no desprecias palabras de hombre, sino lo que en verdad son, desprecias las palabras de Dios. Pronto volveré a Nápoles, de donde salí antes, en cuya ciudad nuestra religión progresa mucho, pues aunque en ella no llevemos ni un año entero, ya tenemos dos iglesias con sus dos casas y escuelas. Te escribo de buena gana estas cosas, pues un alumno nuestro, de esta Provincia, vaticinó insulsa e imprudentemente que nuestra religión dentro de poco sería expulsada, y se quedaría en humo, y partiría miserablemente. ¡Mira, por favor, que verdadero y verosímil oráculo! Pero hasta aquí hablamos de las cosas que sabemos. En Roma, 22 de octubre de 1627.”
Cierro el presente año con la conmemoración de nuestros difuntos. Fueron los 27 los que se ataron a la religión haciendo la profesión. Los difuntos entre los profesos según el catálogo del P. Bernardino fueron siete, y cuatro novicios. Orar por los cuales orar ahora es una santa y saludable acción.
El P. General no pudo por menos que alegrarse de que se le ofreciera un lugar nuevo tan cerca de la Ciudad, y para que no pareciera que era negligente para aceptarlo, rápidamente pidió la dispensa en Roma para aceptar el lugar, y el permiso para entrar en la diócesis de Tívoli, y tras conseguir las dos gracias pedidas, se dirigió personalmente a Poli el 4 de octubre para poner la cruz para el colegio y la iglesia aceptando la autoridad, y con gran solemnidad se puso la primera piedra del colegio, y se plantó la cruz para la nueva iglesia.
“Ilmo. y Rvmo. Señor.
“José de la Madre de Dios, Ministro Gen. De los CC.RR.PP. de la Madre de Dios Sch. P. a nuestro querido hijo Melchor de T. los S., sacerdote profeso en nuestra Orden, salud y bendición y compañía para el camino.

Similarmente poco antes fue enviada otra al P. Francisco de la Purificación a Génova, en virtud de la cual a este se le pedía la introducción de nuestro instituto en Florencia. La ocasión de esta solicitud y de la obediencia transmitida la dio un cierto clérigo secular, llamado Juan Francisco Fiamelli, que muy pronto, al principio de nuestro instituto, fue conocido de nuestro P. General, y él mismo lo presentó a la cofradía de la Stma. Trinidad en la ciudad santa (como ya se dijo) para que lo admitieran, trabajando a menudo con nuestros escolares, ayudó sin duda a nuestro Padre General fatigándose en tan laudable obra.

Ephemerides Calasactianae X (1941, 67-70)
Después de ser sepultado el Cardenal Millini, nuestro P. General salió con el P. Francisco de la Anunciación a Poli, donde ya se había fabricado una casa para las Escuelas Pías, y tomó posesión de la antigua iglesia parroquial de S. Esteban con el acuerdo del Rvmo. Obispo de Tívoli, y dejando constituido superior al P. Vicente de la Concepción, se volvió a casa.
De lo que hemos escrito del testamento, fácilmente puede deducirse cuál es el instituto de la fundación de dicho colegio Nazareno. Para que la pía voluntad de tan generoso fundador un septenio exacto después de su muerte pudiera comenzar a ponerse en práctica, de acuerdo con el consenso de la Santa Rota Apostólica, fueron elegidos ocho adolescentes de buena índole y gran esperanza, los cuales, vestidos con la toga clerical o cimarra por nuestro P. General en nuestro oratorio doméstico de S. Pantaleo, tal como estaba prescrito, como no pudieron ser introducidos en el propio palacio, por causas alegadas en el testamento, fueron conducidos a casa de Blas Factori, amigo y familiar antiguo del Príncipe Cardenal de buena memoria, y allí fueron encomendados y entregados por los SS. Ejecutores testamentarios al cuidado y disciplina de nuestro P. General. Sus nombres, para que sean conocidos de la posteridad, no nos duele anotarlos aquí. Son los siguientes:
Levantarse por la mañana a las 12 en invierno. En verano, a las 8.
Se vuelve al estudio, que no durará más de dos horas.
De esto se puede deducir que el nombrado P. Melchor comenzó su camino sin compañero, a pesar de que en algún lugar se lee que le fueron asignados dos y lo atestigüen algunas cartas dimisorias, pues aquellos compañeros que se ofrecieron voluntariamente a él en Nápoles, fueron considerados insuficientes por Roma, y por tanto obligados a quedarse en casa.
Y, desde luego, él, que preparó una nueva gramática con un método fácil para enseñar latín, la recomendó a nuestro Padre General y a toda la Religión para que la asumieran para uso y práctica de los discípulos. Por lo demás, de dónde le venía el conocimiento de nuestro instituto, es incierto. Sin embargo cualquiera puede fácilmente ver cuánto lo apreciaba a partir del texto que añado.
El cual instituto sin duda dirige nuestro esfuerzos junto con la conservación del bien común la de las repúblicas citadas (como lo juzgan grandes filósofos) o más bien el cristianismo, como al contrario pensaban Gerson y el divino Carlos, siendo todo el orbe más fácil de manejar, o más bien necesario, cuanto más se comienza desde la tierna edad en las clases de hombres débiles y humildes, como bien dice Jeremías: “Los niños pedían pan, y no había quien se los repartiera”. Por lo cual se dice sin duda que la soberbia de los hombres hace que se sientan más fácilmente inclinados a ascender para enseñar en altas cátedras para enseñar a hombres de edad avanzada más bien que a rebajarse a los bancos humildes de los niños, lo cual la astucia del demonio lo considera como un trabajo menor o abyecto, y no lo considera suficientemente digno de hombres sabios y graves, cuando en realidad merecería ser considerado como sumamente importante, y no inferior a ningún otro en dignidad y precio.
Dado en Roma en Santa María la Mayor, bajo el anillo del Pescador, el 7 de agosto de 1630, 8º de nuestro Pontificado.”
Mientras se envían esta carta a Nápoles, y la otra a otro lugar, llega carta de Nikolsburg de Moravia con el contenido siguiente:
“José de la Madre de Dios... como más arriba. Como es tarea nuestra elegir ministros idóneos que puedan ser útiles con sus obras y habilidad no sólo a una provincia, sino a toda la Orden, Nos, confiando mucho en el Señor en tu fidelidad, rectitud de costumbres, experiencia en los negocios y celo por la reforma, por las presentes te elegimos y nombramos no sólo Procurador General de toda nuestra Orden, sino también Ayudante y Asistente nuestro, tanto si estoy presente como ausente, durante nuestro beneplácito. En Roma, en S. Pantaleo, el día 28 de marzo de 1631. José como más arriba”.
Salve, oh venerables atletas de la virtud y de las letras, maestros prudentes, atentos y rectos, a quienes la juventud triunfante ha esperado durante mucho tiempo y al presente por fin os ve. Gaspar Herman.
Y como estos padres son muy queridos, son deseados también por muchos señores. Por lo cual someto a la consideración de Vuestra Paternidad, más aún, deseo que se esfuerce por promover su deseada Orden con la vestición de sujetos tanto aquí como en Italia, para dar satisfacción a los que la esperan para sus dominios. Entre otros hay un Barón, el coronel César Francisco de Magnis, que le recomiendo para que sea preferido para satisfacer sus deseos antes que a los demás. Quedo pues en la esperanza de que Vuestra Paternidad, que es cabeza y fundador, y además español, siendo yo también hispano, no dejará de lado mi petición, pues yo no busco otra cosa que la gloria de Dios y el servicio del prójimo, y el crecimiento y exaltación de su santa religión. Por lo demás, rogándole que se dirija a mí confiadamente en todo lo que pueda serle de utilidad, le deseo toda clase de felicidad y gozo.
En Nápoles, el 25 de noviembre D. Santiago Bertea hizo en su testamento heredero usufructuario de sus bienes a su hermano Pedro Bertea, pero después de su muerte nos instituyó a nosotros herederos en propiedad y en usufructo, con la condición de en el plazo de dos años después de su muerte erigiéramos una iglesia en el lugar de Posílipo. Del mismo modo llegó una carta de Cárcare anunciando que un cierto médico de Alba había fallecido a causa de la peste, y había dejado en su testamento 40 mil escudos en su testamento para que se fundaran las Escuelas Pías en la ciudad de Alba.
“Urbano VIII, Papa, para memoria futura.
Enviamos con obediencia a las ciudades de Milán, Pavía y otros lugares a donde conviniese, a nuestro querido hijo R.P. Nicolás del Smo. Rosario, sacerdote profeso de nuestra religión con un compañero también profeso por negocios relacionados con la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Glicerio de Cristo, en el siglo Glicerio Landriani, milanés, y también Abad de S. Antonio de Piacenza. Declaramos que sobre ellos no pesa ninguna censura ni impedimento canónico, de modo que en cualquier lugar el supradicho P. Nicolás en tanto sacerdote puede celebrar misa, y su compañero recibir los sacramentos, y además los recomendamos como siervos de Dios y legítimos pobres de la Virgen, a todos que lean las presentes. En fe de lo cual firmamos la presente, y ponemos nuestro sello acostumbrado. Roma, 22 de marzo de 1632. José, como más arriba.”
Se dará a los niños lauretanos dos comidas al día, por la mañana y por la tarde, que según las exigencias del día, serán de carne o de pescado, con legumbres para acompañar. El día que dichos niños quisieren ayunar, y lo pidieren (pues no están obligados a los ayunos), se les dará una sola comida, y en lugar de la cena se les dará una merienda. En los días de carne, para los nueve lauretanos, y para una décima persona, el preceptor, tanto para la mañana como para la tarde se suministrará un total de 7 libras de carne, que serán acompañadas de caldo y legumbres simples.
“Reverendísimo Padre,
Así el P. Francisco. Y no fue en vano, pues el Serenísimo resolvió a favor nuestro con fecha 27 de noviembre, a partir de una relación hecha por D. Alejandro Vettori, a quien había nombrado comisario para este negocio, en la que no se veía ninguna repugnancia a lo solicitado.
Año 1633 de Cristo. Trigésimo sexto de las Escuelas Pías. Undécimo de Urbano VIII.
La ocasión para echarlo la dio Rainero Zeni, Procurador de la república veneciana. No sé con qué motivo o con qué ocasión este contrajo una gran familiaridad con nuestro P. General, y consecuentemente, viendo allí al P. Melchor, veneraba al padre en el hijo, y se convirtió en su protector, de modo que como era amigo suyo, nadie se atrevía a ir en contra del P. Melchor. Pero ocurrió inesperadamente que a causa de la peste fueron llevados del mundo de los vivos algunos buenos amigos del Sr. Rainiero, gente principal de la municipalidad. Así murió el Rvmo. D. Juan Tiepoli, patriarca y obispo de Venecia; así D. Marcos Cornaro, deán de la catedral; así D. Nicolás Contereni, dux de Venecia por la gracia de Dios; así D. Juan de Mula, primario de la Municipalidad, y muchos otros. Les sucedieron tanto en el honor patriarcal como en el solio ducal otros que eran diametralmente opuestos a D. Rainiero, y aprovecharon la oportunidad para perseguir al P. Melchor, pues el dicho D. Rainiero había abierto una iglesia para nuestro P. Melchor, y le había concedido una casa por su propia autoridad. Y así ocurrió que el P. Melchor fue intimado a dejar inmediatamente la ciudad de Venecia, y se le prohibió volver. Así se cuenta en la vida del P. Melchor.
“A tenor de las presentes, ordenamos a todos y cada uno de los profesos de nuestra Congregación, y principalmente a nuestro hermano Carlos de Sto. Domingo, clérigo de Mesina, que no se atreva más a viajar en hábito secular, sino que tan pronto como le sea hecha nuestra intimación por medio del R. P. Melchor de T.S., sacerdote profeso nuestro, se ponga nuestro hábito normal y se dirija a Roma o se una al citado P. Melchor como compañero, y permanezca con él, hasta que le digamos otra cosa, y esto bajo pena de excomunión automática, y bajo otras penas en caso de contravención que le impondrá dicho padre. En Roma, en la fecha de arriba.”
De la misma manera que hay que golpear el hierro cuando está caliente, el P. Melchor no dejó pasar la ocasión que se le presentaba, sino que insistió al Virrey para que le consiguiera algún lugar cómodo, y no viendo otro más cómodo, viendo fuera algo como lo que buscaban en el venerable monasterio de S. Juan en la vecina Bandiera, por medio del señor secretario del Virrey, este mismo mandó pagar tres mil escudos por él, según instrumento hecho el 27 de noviembre.
“Siendo Urbano VIII Pontífice Máximo; Felipe IV rey potentísimo de las Españas y Sicilia; Juanetino Doria Cardenal de la S. Iglesia Romana y arzobispo de Palermo; Fernando Duque de Alcalá Virrey de Nápoles y Sicilia, D. Fernando puso la primera piedra dedicada a la nueva casa para uso de las Escuelas Pías el 7 de febrero de 1634.”
El día 13 de julio el Rvmo. Sr. Juan Andrés Castellani, canónigo de la basílica del príncipe de los apóstoles de la ciudad obtuvo una carta en forma de breve para la casa de Cárcare por la cual dicha casa podía recibir rentas perpetuas para gastos de sacristía, biblioteca, médico y cirujano. El mismo Rvmo. Sr. Canónigo, queriendo mirar por el bien de la biblioteca y de a sacristía, para que se conservaran íntegramente, pidió otro breve a Su Santidad el Papa, en vigor del cual caería bajo pena de excomunión y privación de voz activa y pasiva cualquiera, no importa cuál fuese su autoridad, que se atreviera a extraer libros, pliegos, folios, tanto impresos como manuscritos de la biblioteca; utensilios de altar y cualquier tipo de útiles como cruces, cálices, lámparas, vasos sagrados adornados de oro o plata, y cualquier otro ajuar sagrado de la casa, la iglesia y de la sacristía, lo mismo si habían sido dados que atribuido, y también los que serían dados o atribuidos más tarde, lo mismo si era para que sirvieran en otras iglesias, monasterios o lugares piadosos, o que se extrajeran con cualquier excusa, razón, causa u ocasión.
Nos, para quitar toda duda en relación con lo anterior, queriendo seguir favoreciendo a los exponentes con las gracias espirituales, absolvemos y declaramos absueltos a cada uno de ellos de cualquier tipo de excomunión, suspensión y prohibición y otras sentencias eclesiásticas, censuras y penas, de derecho o personales, con cualquier causa y extensión, lo mismo si están atadas de cualquier modo, a efecto de conseguir lo que se pide, inclinados ante las súplicas de quienes nos las presentan humildemente; con el consejo de nuestros venerables hermanos cardenales encargados de los temas de los regulares, declaramos por las presentes con autoridad apostólica que dichos Clérigos Regulares de dicha Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías no están comprendidos en los citados decretos aprobados por nuestro predecesor Clemente, del mismo modo que tampoco están comprendidos los demás Clérigos Regulares.
Después se concluyó que debía pedirse al P. General que no se enviara a nadie de Italia a Moravia, a no ser que lo pidiera Su Eminencia.
Después de solucionarse de este modo el caso de Nápoles, el P. General, para evitar más casos similares, comenzó a atar más estrechamente a sus compañeros de las mismas costumbres, para que con mortificaciones frecuentes volvieran a un comportamiento más sano, pero esta idea le trajo un gran mal a él mismo. Pues dos de aquellos que se consideraban oprimidos por la persecución, informaron al Cardenal Barberini del caso de Nápoles, del que se habían enterado no sé con qué engaño, quejándose de que ellos no eran conscientes de la culpa por la que les trataban de manera tan dura, mientras que al reo napolitano de crimen tan enorme le habían tratado benévolamente, quitándole todo castigo. Apenas el Cardenal oyó estas cosas, mandó llamar al instante al P. General, quien sin demora, más arrastrándose que caminando, pues era anciano y sin fuerzas, acompañado de un hermano, sin saber qué orden iba a darle el cardenal, fue a presentarle sus respetos, pero como no había podido anunciarse antes, fue maltratado: en cuanto lo vio, reprendió al P. General, puesto de rodillas, a la vista de los de casa y los de fuera, echándole en cara los malos tratos contra sus súbditos, y quizás no hubiera dejado de decirle cosas si la modestia, mansedumbre y paciencia ejercidas al oír semejantes cosas no hubiera hablado a favor del mismo; por lo cual, después de que se calmara el cardenal, le pidió que se defendiera de la culpa de la que se le acusaba. El buen padre le contó lo que había ocurrido, por orden. El Cardenal, lo mismo que un fuego que se queda frío, recibió un soplo en el incendio de su pasión, y pronto se reconcilió con el P. General, llevado aparte.
“Urbano VIII, para perpetua memoria.
Este año enterró a 13 de nuestros religiosos, pero hizo 35 profesos en todas las provincias.
Llevados por la divina gracia al gobierno de este principado después de la muerte funesta e inesperada de nuestro famosísimo tío el Emmo, Rvmo. y Excmo. príncipe y señor D. Francisco Cardenal S.R.I. y Príncipe de Dietrichstein, deseamos asiduamente y nos preocupamos ahora porque lo que vimos que instituyó dicha Eminencia con sano y pío consejo y celo mientras vivió para el culto de Dios Omnipotente, Santa María Virgen y los santos, para honor y decoro de la Iglesia Católica, lo mismo, con todas las fuerzas y todos los medios posibles no sólo no dejemos de conservarlo y mantenerlo, sino que además, todas las cosas que quedaron inconclusas por su muerte prematura, con devoto afecto y efecto las completaremos, y las fortaleceremos con nuestra autoridad y voluntad.
En cuanto a la casa de Lipnik se esperaba que se preparara y se entregara algún instrumento para confirmar su fundación, pues antes no se había escrito nada, a pesar de que los oficiales del dominio proveían de todo a los nuestros que vivían allí; a pesar de que no había un instrumento escrito, se dio esta orden a los señores oficiales:
Y puesto que los citados padres no pueden ni quieren pedir ni exigir nada por derecho de la limosna asignada, según sus Constituciones (como se ha dicho), para que en el futuro mis sucesores no dejen de cumplir mi voluntad, ni la intenten reducir a nada, ruego e invoco humildemente al Rvmo. e Ilmo. Príncipe y Señor Juan Ernesto, actual obispo de Olomuc, en tanto ordinario del lugar, que, puesto que mi fundación y limosnas no pueden ser válidas sin su permiso, quiera no sólo aprobarla y confirmarla etc. con su autoridad episcopal, sino que además quiera proteger, mantener y apoyar dicha fundación con su patrocinio y el de sus sucesores obispos de Olomuc. En Strasnize, 1637. Conde Francisco de Magnis.”
El día 16 de agosto, después que el P. General recibió el instrumento anterior del P. Lucas, superior de Strasnize, y escribiese al Ilmo. fundador dándole las gracias por tanta benevolencia, el mismo Ilmo. fundador respondió al P. General con las palabras que siguen: “Esta pequeña cantidad que asigné como subsidio al monasterio de Strasnize es poco, en comparación con lo mucho que merecen los padres de allí.” Pocas palabras, pero que parecen bastar para alabar a los sujetos de aquella casa. Y es necesario concluir que nuestros religiosos que moraban en aquel tiempo en Strasnize vivían en mayor tranquilidad y observancia que los de Italia. Cuando se supo que dos hermanos operarios habían sido promovidos al honor del sacerdocio, inmediatamente otros molestaban con sus cartas al P. General, pretendiendo mostrar la invalidez de su profesión, y luchaban por el derecho y por el revés para servirse del favor del breve apostólico emanado. A los cuales el P. General les prometió que obtendrían el favor en el futuro, pero que de momento esperaran con paciencia el Capítulo General que iba a celebrarse ese año en el mes de octubre. Pero ellos, no satisfechos con sus promesas, dirigían recursos ya a la S. Congregación, ya al mismo Pontífice con su pretensión, aunque ineficazmente, pues todos eran remitidos al Capítulo General, para convocar el cual ya había aparecido el indulto. Y el Capítulo General fue intimado según el indulto que dice lo siguiente:
Ephemerides Calasactianae XIX (1950, 14-17)
P. Peregrino de S. Francisco, Asistente General
P. Juan Bautista de la V. del Carmen, vocal de Nápoles
Estos eran los vocales reunidos en el Señor al principio del capítulo. De ellos, tras leerse los decretos de la S. Inquisición, fue elegido por votación como secretario el P. Juan Bautista de Sta. Tecla, y adjuntos los PP. Francisco de la Purificación y Juan B. de la Virgen del Carmen. Se siguió con la confirmación como Asistente General del P. Peregrino de S. Francisco, con 15 votos a favor. Después, como por justas causas el P. Melchor de Todos los Santos fue excluido del capítulo, en su lugar, con el acuerdo de los Rvmos. Prelados, le sustituyó el P. Octavio Zacarías de S. Gabriel, con el P. Vicente de la Concepción, que durante el capítulo hizo las veces de provincial de Toscana, ya que por aquellas fechas no había sido nombrado ninguno, ya que la provincia dependía del P. Francisco, asistente general.
Los maestros de las escuelas no pidan dinero a los discípulos, ni a sus padres o amigos.
No se admitan más casas, hasta que no se hayan provisto suficientemente de alimentos y recursos, y de ministros idóneos.
Celébrese cada día una misa por nuestros fundadores y por aquellos que cada día nos dan limosna.
Ephemerides Calasactianae XIX (1950, 67-71)
Ahora trataremos del P. Pedro, Asistente General, enviado a Germania.
Si la Constitución de Clemente VIII anula de este modo las profesiones contra las cuales reclaman.
Que al más arriba citado P. Pedro Agustín, procurador nuestro, se le asigne un compañero, el que él elija.
En este año que comenzamos, en el que se cumple el centésimo de la erección de la Orden de los PP. de la Compañía, fue bastante desgraciado para las Escuelas Pías de Génova, aunque de cualquier modo servía para el bien de la Orden.
Roccasecca es un lugar del reino de Nápoles, donde un ciudadano llamado Diego Amati ofreció para nuestros religiosos una casa suya con todo lo que había dentro, muebles e inmuebles, lo cual no sólo fue aprobado de muy buena gana por el concejo de la comunidad, sino que además algunos de ellos por añadidura invitaron a nuestros padres oficialmente de parte del Concejo, y suplicaron también una decisión favorable a nuestro eminentísimo protector. La gestión de todo el negocio la asumió un cierto D. Gregorio de Ontiveros, en otro tiempo prefecto de cámara del Cardenal Dietrichstein de feliz memoria. Con fecha 4 de septiembre.
Por lo demás, qué autoridad y eficacia tuvo la carta real de la que se hace mención (y que copié en el folio 277), se puede ver por lo que sigue. Pues el P. General envió una carta al Excmo. Duque Ossolinski, que dice como sigue:
José de la Madre de Dios, Superior General.”
Recientemente recibí una carta de nuestro P. General, en la que se me ordena enviar a tu Eminencia las humildes respuestas de algunas dudas, en las que algunos herejes más bien incultos se apoyaban para dar nombres bajos a la religión católica, y a las que yo intenté responder, escribiendo de corrida, casi como si estuviera haciendo otra cosa. Por lo cual, para cumplir con los deseos de nuestro P. General, envié a buscarlas al noviciado. Estaban no poco acomodadas a la inteligencia de aquellos hombres, como más tarde probó el hecho de su conversión. Y aunque se trata de simplezas para quien tenga una erudición mediana, porque son simples y vulgares, escritas sin ninguna elegancia literaria, sin llevar ninguna cita de autores, entonces era lo mínimamente decente que podíamos hacer, aunque hubiéramos querido hacer más. Se trataba de una erudición poco pensada; como entonces lo prohibía la pobreza de libros, no tenemos en el tiempo actual ningún controversista. Así, pues, Eminentísimo Señor, sólo obligado por la obediencia sufriré poner estas bagatelas en sus manos. Tu Eminencia vea que, conscientes de sus propias deformidades, buscan con vergüenza en las tinieblas, y compadecido de sus faltas, te ruego que una vez leídas las rasgues y las eches al fuego, para que no te den más molestias.
El mismo con fecha 9 de octubre anuncia por carta al P. General que ese mismo día se ha celebrado el capítulo provincial en Nikolsburg, en el cual se han elegido los vocales para el próximo capítulo general, y estos son los PP. Lucas de la Purificación y Juan Francisco de la Asunción.
“Onofre del Smo. Sacramento, Superior Provincial en Germania de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías.
Los que emitieron la profesión este año. El número asciende a treinta y dos. Los fallecidos fueron 6, tal como lo refiere el catálogo. De los cuales el más importante es el P. Peregrino de S. Francisco, llamado en el siglo Fabricio Tencani, de Pahula, ducado o estado de Módena, hombre de vida ejemplar, y tenaz en la observancia religiosa, que desempeñó diversos oficios en varias provincias. La más importante es que fue el líder de los que fueron a nuestras comunidades en Germania, y allí fue el primer superior y actuó como primer provincial. Fue muy querido del cardenal Dietrichstein, quien escribiendo al P. General le dice cuánto sufriría si tuviera que irse de la provincia de Germania a otro lado. En la misma carta de fecha 14 de julio de 1634 el mismo honraba diciendo que era un hombre insigne, de gran prudencia y santidad. Por fin (sin duda después del fallecimiento del Cardenal) fue llamado de Germania para ser Asistente General, y a consecuencia de las fatigas del viaje se durmió en el Señor el 22 de abril en Roma en la casa noviciado, y quedó su cadáver tan tierno y maleable que más parecía vivo que muerto. Lo recuerda el P. Rodolfo entre los hombres memorables de nuestra Orden, con el N. 9.
Cl. Juan Antonio de Sta. María
‘Yo, N. de S.N. llamado en el siglo N., hijo de N. de años, hago mi profesión solemne como hermano operario lego en la Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, y prometo a Dios Omnipotente Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a la Bienaventurada Virgen María, y a usted, Padre N. en nombre y en representación de nuestro Padre General y de sus legítimos sucesores, y hago voto solemne de obediencia, pobreza y castidad por todo el tiempo de mi vida, y además prometo y hago el cuarto voto de no ambicionar el estado clerical ni ninguna voz activa o pasiva, ni llevar vestido clerical ni bonete hasta mi muerte. Y esta profesión, a pesar de lo que haya en contra, a lo cual renuncio ahora libre y totalmente, intento y quiero que sea rata y válida para siempre. En fe de lo cual firmo lo escrito con mi propia mano en N. el día N. del mes N. del año N. Ofreceré al Señor mis votos en presencia de su pueblo en los atrios de la casa del Señor en medio de Jerusalén. Yo, N. de N. confirmo con mi propia mano todo lo escrito más arriba.’
P. Juan Francisco de la Asunción, vocal de Germania
Para expulsar a los incorregibles se elige a los 4 asistentes, el procurador general, el provincial romano y en su ausencia el rector de S. Pantaleo.
En el mismo capítulo, después de “edad”, añádase que no sea menor de 14 años para los clérigos, y 19 para los legos u operarios.
Dicho padre Mario formaba parte de la comunidad de Florencia desde el año 1639, aunque es un tanto incierto decir qué oficio tenía allí. Mientras tanto causó muchas incomodidades que le valieron el odio de los hermanos, y consiguió muchas recomendaciones por favores a los de fuera. El que le tenía más aprecio y estima era el Rvmo. Presidente de la S. Inquisición Sr. Moscarella, profeso de la orden de los conventuales de S. Francisco, después de suceder en el cargo al Rvmo. Sr. Della Fratta, quien como premio por haber suprimido un internado bajo la dirección de una cierta Sra. Faustina y del canónigo Sr. Ricassoli, florentinos, ascendió al episcopado. Así, pues, siendo muy estimado por el Sr. Muscarella u apoyado por sus favores, se atrevió no sólo a intentar muchas insolencias indignas del nombre religioso, sino que las llevó a cabo de hecho, por lo cual, como incluso la autoridad del superior era ofendida, fue necesario informar a Roma sobre las enormidades que este cometía. El reo, cuando fue obligado a ir a Roma para dar cuenta de las acusaciones, se justificó con mentiras. Mientras tanto, habiendo conseguido una recomendación favorable de su protector Muscarella, pidiendo asilo y protección al oficio de la Santa Inquisición en la ciudad santa, esparció que había sido él quien había revelado las cosas nefandas de la pensión al ilustrísimo de Fratta. Consiguió la protección del tribunal, de modo que se le declaró sin culpa y fue destinado a Nápoles. Pero como ese lugar no era de su gusto, fatigó con cartas al oficio de la santa Inquisición romana, hasta que logró volver a la provincia de Florencia y además con el cargo de provincial.
Del mismo modo, salieron hacia Liguria el 22 de noviembre:
H. Joaquín de Sta. Isabel, clérigo.
Juzgué que era digna de insertarse aquí la carta en alabanza de nuestro instituto, del Ilmo. Sr. Conde de Strasnize, el Fundador, para consuelo de los que seguirán, y que dice como sigue:
José de la Madre de Dios, Superior General de las Escuelas Pías.”
Praga, 24 de septiembre de 1641”.
Ephemerides Calasactianae XXIII (1954, 141-142)
Y así los citados Sr. Gobernador y Arzobispo, que siempre habían mostrado un gran afecto hacia nuestra Orden, habiendo aprendido con ocasión de la calumnia, pasaron a proteger a nuestros religiosos que vivían en Chieti, y a eliminar aquella sospechosa calumnia entre la gente. Y para que se viera más claramente que estaban a favor de la fundación de nuestro instituto, también accedieron a las súplicas de los padres para cambiar el lugar donde se iba a fundar el colegio sin ningún problema, y con fecha 13 de septiembre les firmaron el permiso para edificar en otro lugar magnífico y mucho más adecuado. El mismo arzobispo, que se llamaba Esteban Saulio, al día siguiente, que era la fecha de la Exaltación de la Santa Cruz, en presencia del vicario general y de su venerable clero, y de muchos ciudadanos y pueblo de Chieti congregados, bendijo los cimientos y puso la primera piedra para la nueva iglesia dedicada a Sta. Ana, abuela de Cristo, según el rito romano, con la siguiente inscripción:
Estando el P. Onofre en Cracovia con algunos de los nuestros le llegó la noticia de que el Serenísimo Rey de Polonia iba ir a venerar la imagen milagrosa de Czestochowa en un futuro próximo, el cual lugar dista dos días de Cracovia, así que el P. Onofre salió el 9 de julio con el P. Jacinto de S. Gregorio, y por medio del Duque Ossolinski logró una audiencia con su real Majestad. En la cual expresó claramente las cosas necesarias para tratar sobre la fundación de nuestro instituto, y sobre todas las cosas necesarias para mantener las escuelas y para provisión de los nuestros. Y no sólo lo propuso de manera clara y distinta, sino, como lo exigía la ocasión, en detalle. Como todo ello satisfizo ampliamente a su Majestad, mandó a los padres que fueran a Varsovia, y les entregó por medio del secretario italiano 25 áureos para el viaje.
Que todos asistan a las oraciones, tanto mentales como vocales con la debida reverencia, modestia y silencio, y que ninguno falte, o salga de allí sin el permiso del Superior, o del vicario allí presente.
Ocurrió pues, no sé por medio de qué consultor, que fue recomendado el R. P. Silvestre Pietrasanta, sacerdote profeso de la Compañía de Jesús. Mario, oliendo que tomaría su partido, procuró que también fuera notado por Su Santidad cuanto antes, y que lo nombrara para ese cargo citado de Visitador Apostólico. Y así ocurrió.
Después de enviar estas cartas, el P. Visitador y los asistentes fueron a hacer ejercicios espirituales, y una vez terminados se dispusieron a comenzar la visita, tomando del P. General las llaves del archivo, escrituras y libros en relación con la visita, y quitándole también su secretario el P. Santiago de Santa María Magdalena. Instituyeron visitadores para cada provincia: el P. Nicolás María del Smo. Rosario para Liguria y Cerdeña; el P. Glicerio de la Natividad del Señor para el reino de Nápoles; el P. Juan Lucas para Sicilia; el P. Vicente María de la Pasión para Etruria, y les dieron una lista de preguntas que deberían formular:
¿Qué le parece de la recreación ordinaria? ¿Y de la extraordinaria? ¿Se concede alguna vez?
¿Es posible observar el silencio según lo prescrito en nuestras Constituciones?
“Yo, Juan Antonio de la Natividad de la Virgen, como más arriba, fui hecho secretario del Rmo. Visitador apostólico Pietrasanta en la casa de San Pantaleo de las Escuelas Pías, y se me rogó que escribiera la renuncia al oficio de asistentes, como me había pedido de palabra el Ilmo. y Rvmo. Sr. Asesor de la Sagrada Congregación. En fe de lo cual firmo la presente en Roma, a 9 de junio de 1643. Juan Antonio de la Nat. De la V., Sec. de la visita apostólica.”
El P. provincial de las Escuelas Pías, que trajo una carta de recomendación de V. Ilma. y Rvma. Señoría en su primer viaje a nuestro reino, poco después de conseguir la posesión de un lugar aquí en nuestra ciudad para noviciado con la intención de abrir más adelante unas escuelas pías, vuelve a Germania, y lleva otra carta a V. Señoría Ilma., en la cual atestamos que el citado P. Provincial con su singular bondad de vida, y simplicidad de vida en todo hizo mucho, y en conformidad con la recomendación de V. Señoría Ilma. nos hemos dignado darle los favores reales; por lo cual, si reconocimos el afecto de Vuestra Señoría en la recomendación que nos hizo, le rogamos que se digne seguir mostrándonos el mismo afecto en cualquier otra ocasión que se le ofrezca para servirle. Varsovia, 26 de septiembre de 1642. Ladislao, como más arriba”.
Visitas y protección real
Este instituto, en lo que se refiere al bien del prójimo consiste en enseñar a los niños desde los primeros elementos a leer, escribir, hacer cuentas, latín y principalmente la piedad y la doctrina cristiana. Por lo cual muchos consideran que esta orden es útil y necesaria en la Iglesia de Dios.
Por otra parte, hay un gran número de hermanos operarios en esta orden que aspiran al clericato y presbiterado, aunque la mayor parte son ya de edad avanzada e ignoran los requisitos para este honor, pues son iletrados e ignorantes. Estos se basan para ello en que fueron admitidos al cuerpo de la Orden antes de que hubiera una distinción clara entre clérigos y laicos, y en que hicieron la profesión común con los clérigos, con el voto de enseñar en la escuela. Y como el P. General, fundador del instituto que de hecho aún vivo, dijo que en este instituto enseñar en la escuela era el equivalente del coro, de ahí arguyen que lo mismo que en otras órdenes los que son admitidos al ministerio del coro entran en el camino del clericato, lo mismo los que enseñan en las escuelas por esa razón deben ser incorporados al estado clerical.
Sucedió que el mismo P. General me contó que, el Papa le había ordenado que preparara unas Constituciones con un consejo de padres más antiguos en la Congregación, pero el cardenal protector le mando que se fuera a Narni y allí redactara las Constituciones por completo, y después las llevó al Pontífice para que las confirmara.
Este es el breve a favor del P. Esteban. Nos hace pensar que es subrepticio en primer lugar la narración de la muerte, pues dice “recientemente” difunto en lugar de “ayer”. En segundo lugar, la misma rapidez en expedirlo, pues en un solo y mismo día debió haberse indicado el caso particular a la Congregación de los eminentísimos, tenerse la sesión, tomar la decisión, hacer una relación informativa a Su Santidad sobre lo anterior, y expedir al menos la minuta, si no el mismo breve, lo cual, viendo cómo funcionan los asuntos de la curia apostólica y el procedimiento para expedirlos, parece que sea totalmente increíble. Incluso la inscripción del año corriente de pontificado. ¿Por qué para la expedición del breve del P. Mario se dice que es el año vigésimo, y para el siguiente se dice que es el décimo nono? Callo el objetivo de dicho oficio, que resulta completamente de la recomendación de Mons. Albizzi y de Pietrasanta. Mereció ser contestado por la mayor parte de la Orden, y que en muchas ocasiones se pidiera a la S. Congregación creada para nuestros asuntos que no se anunciara aquél como nombrado para el gobierno de toda la Orden hasta que se discutiera sobre los méritos y se tomara una decisión sobre si merecía ser honrado para ocupar tal dignidad.
Continuemos ahora con nuestros asuntos por orden. El presente año es fecundo en ellos, aunque produjeron más dolor que consuelo en el corazón de nuestro Fundador. Una vez terminada la visita, esperaba el fin de nuestras turbaciones, pero de hecho fuimos expuestos a peligros mayores y más intrincados. Pues el visitador procedió fraudulentamente con nosotros, como se va a mostrar, pues entregó a los cardenales una relación diferente de la que dio a la Orden. La que dio a la Orden la copiamos a continuación:
En lo que se refiere al parecido del ministerio entre nosotros y vosotros, más bien se debe tender a la unión y el amor, y no a obstaculizar vuestras actividades, pues tenemos un ministerio común. De hecho vuestro Padre General y uno de los antiguos asistentes saben lo que respondí cuando me pidieran que discerniera por mi oficio apostólico si sería fácil a vuestra Orden aceptar fundaciones en aquellos lugares en que hay colegios nuestros, o declararla subordinada a nuestro instituto, de modo que sólo enseñe en aquellos lugares donde normalmente se han fundado nuestros colegios para que estudie la juventud. Respondí que no debía esperarse tal decreto de mí, ni de nadie de la Compañía; vosotros sois libres (con la bendición de Dios) todo lo que nosotros enseñamos en nuestros gimnasios, con tal que no se hiera la mutua caridad, para mayor gloria de Dios y utilidad del prójimo. Esto mismo dije a sus Eminencias, como sus Eminencias pueden confirmar.
Pedro de la Natividad, asistente antiguo
Carta al P. Alejandro
Habría que registrar aquí también los deseos repetidos de que fuéramos a una casa preparada en Krumlov o Liechtenstein, pero no pudieron satisfacerse a causa de que el ejército sueco infestaba muy a menudo la vecina Brno; en otro momento volveremos a hablar de este lugar. Volvamos ahora nuestra pluma para contar las noticias de nuestras cosas en Polonia.
En primer lugar, con respecto a la justificación de la persona de vuestra paternidad, que nos envió muy pronto en un primer momento, no tenemos nada que oponer calificando y juzgando su actitud, sino la experiencia, que nos enseña otra cosa, y de lo que hablaremos más abundantemente.
Carta a Nápoles
Vaticinio
He arreglado vuestro asunto para lograr que a vuestro P. General se le restituya su honor y cargo con sus asistentes, añadiendo otros dos a su número con voto decisivo hasta el mes de septiembre, cuando será convocado el Capítulo General, y entonces se resolverán las restantes cosas mejor y de forma más completa. Ciertamente por aquí se avanza con cierta frialdad, pero voy moviendo cada piedra para que se confirme el feliz efecto que escribo. Mientras tanto oren por mí, y pidan el auxilio de la Divina Majestad. Roma, 13 de mayo”.
El martes pasado se tuvo una reunión de los cardenales que tratan sobre nuestros asuntos. No hicieron ningún decreto. Pero es seguro que se va a restituir al P. fundador el título de General con asistentes, que tendrán voto decisivo.” Así dice él.
El 15 de abril el P. Buenaventura de Sª. María Magdalena, asistente general, tras obtener permiso vino de Moricone a Roma durante tres días para tratar ciertos asuntos, y porque pasado el plazo no volvía a su casa, el P. visitador en virtud de santa obediencia le ordenó que volviera a su casa. Pero dicho padre, como le parecía que no podía cumplir inmediatamente esa orden, confesó ingenuamente su indisposición (pues tenía 70 años), y para lograrlo suplicó también a la Santa Sede que se le permitiera permanecer libremente en Roma. El P. Visitador entonces le prohibió salir de su habitación, y tratar con los de la casa. Y como esto no era suficiente, al pasar algunos días sin que se fuera de Roma, añadió amenazas. Pero el P. Buenaventura, no rindiéndose ante la orden de no hablar con la gente, también se quejó de violencia y presentó un recurso ante Su Santidad. ¿Cuál fue el final de este pleito? No veo nada escrito. Pero de esto se puede deducir qué gobierno más despótico ejercía el P. Pietrasanta, incluso con los ancianos y eméritos.
Este revmo. varón pertenecía a la Orden de los premonstratenses, fue abad del celebérrimo monasterio de Plank, consejero de la sagrada majestad imperial y del serenísimo archiduque Guillermo, dignísimo primo hermano de nuestro P. Andrés de S. Francisco, al cual en la misma ocasión le envió la siguiente carta por mano de su secretario.
No podemos decir nada sobre lo ocurrido en Polonia este año sino que, estando silenciosas las armas, en nuestras comunidades no podían vivir tranquilamente según su deseo a causa de los problemas romanos. Pues aunque se esperaba que mejoraran nuestros asuntos, iban a peor; y así en todas partes no sin ruborizarse se oían decir: “Las Escuelas Pías nada pueden hacer sin la autoridad de los Padres de la Compañía de Jesús, pues dependen del gobierno de Pietrasanta”.
Así escribía el P. General al Eminentísimo Spada. Veamos ahora la súplica que envió al eminentísimo Ludovisi.
Esfuerzos de los PP. De Nápoles
Así escribió él, para completar el daño causado, y con celo verdaderamente indiscreto. Sin embargo, los padres de S. Pantaleo, mejor inspirados, respondieron a la suya con la carta que sigue.
En segundo lugar, que el P. Esteban no es reconocido. Respondemos que la razón para ello es que no nos consta por ningún breve apostólico; simplemente se nos entregó un papelito del ilustrísimo asesor, pero ningún decreto, que debía haberse publicado, por lo que toda la casa lo recusó como superior. Y vuestra paternidad no podía ignorar esto, ya que nombró dos procuradores para estudiar las causas de la oposición, y estos padres nombrados decidieron que no se aceptara sin hacer antes una investigación sobre la calidad de la persona. Ni parecía verosímil que su paternidad concediera el gobierno a una persona rechazada por toda la comunidad, contra la cual se habían escritos tantos memoriales. Por lo cual es fácil concluir que el P. Esteban nunca estuvo en posesión pacífica de su cargo, cosa que no habría ocurrido si hubiera estado en posesión de algún breve pontificio; de modo que nosotros, si se hubiera publicado el breve, no nos habríamos atrevido a oponernos.
Cuando aceptó la nueva patente de vuestra paternidad salió hacia Cerdeña, y luego volvió a nuestra provincia; requería entonces el respeto y la superioridad sobre los demás, pero como su oficio de visitador ya había expirado por el hecho de haber recibido una nueva patente, y que ya no tenía que volverá visitar nuestra provincia, le rechazamos, llevados por motivos serios que expresamos abiertamente para que vuestra paternidad tenga una mejor información. A saber:

Porque es una persona de mala fama en todas nuestras casas, y especialmente en Nápoles.

Por todas esas impertinencias consideramos que no debíamos admitir de nuevo a ese padre para ejercer de nuevo el oficio de visitador entre nosotros; vuestra paternidad no tiene justa causa para llamarnos por ello desobedientes, ni para considerarnos refractarios. Con respecto a todo lo dicho puede pedir informaciones a aquellos que están obstinadamente de parte del P. Esteban, no de la nuestra o del P. Fundador; seguramente aparecerá que no nos apartamos ni un pelo de la verdad. En fe de lo cual firmamos las presentes, y estamos dispuestos siempre a añadir más cosas para informar contra este P. Nicolás. Génova, 3 de marzo de 1646. Humildes siervos de vuestra muy Rvda. Paternidad,
Así escribía al P. Vicente con fecha 17 de marzo, y de manera semejante en la misma fecha al superior de Narni.
Una vez publicado el tan odiado e inesperado breve apostólico y reducida la Orden, alegrándose los que nos odiaban y llorando los auténticos hijos con el Padre, el eminentísimo cardenal Ginetti, en tanto que Vicario General de Su Santidad, tras presentar sus condolencias al Padre Fundador, y excluir al visitador Pietrasanta y su compañero el P. Esteban según la intención del citado breve apostólico, tomó la casa de San Pantaleo bajo su autoridad, cuidado y jurisdicción, y para proveerla de superior envió a su secretario D. José Palamolla el día 27 de marzo para pedir a nuestro P. Fundador que le diera dos o tres nombres de los cuales uno sería elegido por votación de todos como superior de dicha casa. Tan pronto como le oyó el P. Fundador quiso satisfacer de buena gana el deseo del eminentísimo, y nombró al P. Juan Esteban de la Madre de Dios, al P. José de la Visitación y al P. Francisco de la Anunciación, considerándolos aptísimos para ese oficio, y convocada la comunidad con el toque de campana en el oratorio, tras una breve explicación sobre la necesidad de un superior, en presencia del citado Sr. Secretario, propuso que se votara para elegir como superior a uno de los tres padres candidatos para el cargo.
En Nápoles algunos de los nuestros hacían duelo a causa del infortunado acontecimiento de la Orden, mientras que otros, que tenían intención de salirse, se alegraban de que estuviera la puerta abierta. El Rvmo. Vicario General con la autorización del Obispo tomó posesión de las dos casas, la profesa y la de formación, y declarando terminado el provincialato del padre Vicente María de la Pasión, mandó que los superiores actuales siguieran en el cargo hasta que se dispusiera otra cosa. Así lo cuenta el P. Carlos de Sta. María con fecha 29 de mayo. Luego el 4 de junio al atardecer el mismo Rvmo. Sr. Vicario vino a la casa noviciado, y tras hacer una votación secreta, nombró superior al P. Domingo de la Madre de Dios. Y el día 8 del mismo mes en presencia de todos los de la casa de la Duchesca nombró y constituyó superior al P. Marcos de la Ascensión del Señor.
Bendito sea Dios, que nos sacó de las tinieblas y nos guió a su luz admirable. El pasado jueves (que era el 22 de junio) vino a nuestra casa el Rvmo. Vicario de nuestro Arzobispo el Eminentísimo Cardenal Durazzi, muy amigo nuestro, quien después de reunirnos a todos nos hizo público el Breve apostólico, y nos exhortó a seguir con paciencia la vida religiosa y las actividades escolares, y después de que todos votaran, me nombró superior, etc.”
Preocupación del Fundador por el Instituto
Después de que Nos, movido por justas causas, concedimos la facultad de pasar a cualquier otra religión, incluso más laxa, aprobada por la Santa Sede Apostólica a los religiosos, tanto sacerdotes como seglares u operarios como los llaman, de la Orden de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, con tal que encontrasen receptores, y de que pusimos a dichos religiosos, sus casas, escuelas y cualquier tipo de locales totalmente bajo la jurisdicción de los Ordinarios locales, y de que redujimos la Orden citada a una Congregación similar al instituto de la Congregación del Oratorio erigida en la iglesia de Santa María en Valicella de la ciudad, sin emisión de ninguna clase de votos, algunos de esos religiosos nos han expresado en sucesivas ocasiones que tenían dónde poder mantenerse fuera de las casas regulares de dicha Orden, y por esta razón deseaban tomar el hábito secular y permanecer bajo la obediencia del respectivo ordinario fuera de la casa y de la Orden citada. Nosotros dimos la orden a los ordinarios de donde eran originarios los religiosos que nos lo habían expuesto, y a los de otros lugares, que después de haberse informado, que si algunos de esos religiosos tenían, como se ha dicho, algún lugar donde vivir fuera de dicha Orden y de las casas en las que habían vivido bajo la obediencia de los ordinarios del lugar en el que estaban viviendo entonces, les concedieran licencia con nuestra autoridad para residir, y otras cosas según diversas cartas en forma de Breve que queremos que sean consideradas como suficientemente expresadas y plenamente contenidas.
Cuánto se trabajó durante el año presente por la restauración del Instituto a su estado original lo pone de manifiesto primero el rey Ladislao con el escrito a Roma en nombre del Reino de Polonia, que ya copiamos, por medio del Internuncio enviado a la Sede Apostólica sin duda con motivo de la guerra contra los turcos, y con el que abogaba por ella; y después de que no tuvo ningún efecto, se esforzaba en enviar cartas a nuestro favor por medio de uno y otro estado, es decir por el político y el religioso. En lo que se refiere al Internuncio, era el ilustrísimo Conde Francisco de Magnis, nuestro fundador de Strasnize, al cual, cuando el P. General llamó al P. Pedro de la Natividad para que volviera a Roma, no sólo le saludo con una carta personal, sino que hizo que se celebrara una academia en su honor, en testimonio de agradecimiento. El P. Francisco de la Anunciación hizo el panegírico, y en la dedicación de dicha academia dijo estas palabras: “Te estamos muy agradecidos, Excelentísimo Señor, por el beneficio que has hecho a los pobrecillos de la Madre de Dios, porque fundaste la casa de nuestra Orden en tu ciudad de Strasnize, y porque te apresuras levantarnos a nosotros, casi caídos, para que nuestra Congregación afligida por las calamidades de los tiempos no deba confesar de nadie más en este tiempo, etc.”
Quizás su Real Majestad no conocía ese hecho; sin embargo cuando conoció que su deseo no había sido satisfecho, no por ello dejó de interesarse por promover nuestras cosas, sino que al fallar el primer medio, lo intentó por otro camino. Mandó escribir una opinión teológica que pudiera con toda seguridad apoyar de manera razonada para conseguir nuestro bien común de las Escuelas Pías.
Humildísimo siervo de Su Santidad, José de la Madre de Dios con las Escuelas Pías.”
La primera es el P. Mario (quien es el origen de los enfrentamientos), joven en edad y reciente en profesión en dicha Orden, quien fue superior de toda la Orden con sus secuaces, después de abdicar el Superior General y Fundador y sus Asistentes, llevados poco antes a la cárcel del Santo Oficio sin otra causa que una mala información del padre Mario.
Estanislao, obispo de Kiev.”
El instituto, de la misma manera que en Polonia y en Germania era ayudado y conservado por todos los señores fundadores en la medida de lo posible, en Italia era agredido y molestado en muchas de nuestras fundaciones Recordaremos algunos de los lugares, de los cuales tenemos noticias ciertas.
En Savona, el Rvmo. Ordinario del lugar, D. Francisco María Spínola, quiso transferir su seminario episcopal a nuestra casa, para que los alumnos de dicho seminario participaran de la instrucción, de la comida y de la vida común. Pero nuestros padres, viendo que eso era más una carga que un honor, se oponían totalmente a la disposición episcopal, y como fueron urgidos a que aceptaran la carga no con súplicas, sino con violencia, tuvieron que recurrir a la S. Congregación pidiendo ayuda y rogaron verse libres de esta incomodidad.
Su Santidad quiso ofrecer la tranquilidad a esta Orden, pero no se ha producido la tranquilidad, sino la máxima perturbación, eliminando la Orden. Nuestro Señor Jesucristo trajo tranquilidad cuando ordenó al mar que no arrojara olas contra la navecilla, y se hizo la tranquilidad; si el Señor hubiera ordenado a las olas que hundieran la nave, ¿Qué tranquilidad habría traído? Las olas se alzaron contra la nave para hundirla, pero el Señor mandó al mar, cesaron las naves, y se hizo la tranquilidad.
Aunque que Vuestra Santidad no se inclina a dignarse a restituir la Congregación de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías a su estado anterior, dejó oír que quería ofrecernos alguna gracia. Por ello, no atreviéndonos a seguir haciendo peticiones para volver al estado anterior, humildemente prostrados a los pies de Vuestra Santidad le rogamos se digne, para conservar la citada Congregación honrarla con la facultad de emitir votos simples, asignar un Superior a su cabeza para gobernarla mejor, y conceder la comunicación de sujetos de una a otra casa. Y, finalmente, que se digne ofrecernos los privilegios que le parezcan bien, como hicieron Clemente VIII con laCcongregación de Juan de Dios, y con nosotros Paulo V y Gregorio XV. La Congregación lo recibirá como una gracia y favor especial, y orará asiduamente por la salud de Vuestra Santidad.”
El P. Pedro Pablo de la Madre de Dios, superior de la casa de Nikolsburg escribió el 11 de noviembre que el P. Pedro había escrito un tratado sobre la Sta. Trinidad. Otro sobre el Sacramento de la Penitencia. Y otros sobre los Auxilios de la divina gracia. Por lo demás, el mismo P. Superior lamenta la muerte del P. Pedro con estas palabras.
“Lo mismo sintió el Príncipe de Nikolsburg, nuestro fundador, después de recibir la noticia de su muerte por parte del Eminentísimo Cardenal Colonna, y que le contara las muchas gracias que tuvieron lugar durante el funeral de dicho padre. Las cuales razonablemente podrían contribuir mucho a conmover a Su Santidad a revocar lo que había decretado contra la Orden.”
El Padre Francisco María de Santiago, llamado en el siglo Santiago Felipe Tenori, de Bratislava, diócesis de Silesia.
Archivum Scholarum Piarum 5 (1979, 1-34)
Acontecimientos durante su enfermedad
El día 26 de agosto, cuando se había depositado el cuerpo del V. P. José de la Madre de Dios para celebrar el funeral, vino a la iglesia de S. Pantaleo Catalina Alexandri, una viuda romana que tenía el brazo paralítico y no podía moverlo. Confiando en los méritos del Siervo de Dios, apoyó el brazo en sus pies, e inmediatamente (cosa que antes era imposible) movió el brazo, y con admiración de los presentes quedó curada. Volviendo después exultante a casa, proclamaba el milagro, y anunciaba que nuestro fallecido P. José estaba expuesto en la iglesia de S. Pantaleo. A causa de lo cual de pronto acudió una muchedumbre inmensa. P. Juan Carlos, Tomo 4, fol. 80.
Reverencia para con el Siervo de Dios
Reconocimiento del sepulcro
Hasta aquí el instrumento público escrito sobre el cuerpo sepulto del Siervo de Dios José, que figura impreso en la información sobre el proceso de no culto, hace 36 años, y que también aparece en el Proceso de la vida del Siervo de Dios formado por la autoridad apostólica en el año 1669, folio 10.
R. P. Francisco de la Anunciación, nombrado Superior de la casa poco antes de celebrarse este acto.
“Nosotros los novicios infrascritos escribimos esta carta para dar testimonio de la verdad, diciendo que no recibimos ni la más mínima ofensa de los hechos y de los dichos de nuestro Maestro el P. Juan Bautista de Santa Tecla; al contrario, con su ejemplo nos indujo a adquirir las virtudes que para el religioso, y especialmente para los novicios, son necesarias. Concretamente:
Vigilancia: evitando el ocio, visitándonos a nosotros en las celdas, y toda la casa; estudiando a menudo por la noche; preocupándose mucho de que cada cual ejerciera su oficio, ayudándonos a preparar el comedor, a cocinar la comida, a fregar los platos, y tareas similares.
“Eminentísimo y Reverendísimo Señor,
R.P. Ángel de Sto. Domingo
Hasta aquí el mandato de procura en la Causa del V. P. Fundador.
Este mismo año hubo un cambio en nuestra fundación de Strasnize, pues el Ilmo. fundador decidió dar 800 florines renanos a la fundación para 8 personas, con ocasión de que el buen conde se vio obligado a ello porque todo su dominio estaba arruinado. Pues toda la ciudad había ardido en un incendio, y las aldeas habían sido reducidas a la miseria por la guerra sueca.
Varios
Lo primero es que en Calizzano (un lugar de Liguria) por obra del obispo de Alba se dio un convento de los PP. Predicadores recientemente abandonado se entregó para el ejercicio de las Escuelas Pías. Lo otro es que la despiadada muerte despojó a nuestro instituto de cuatro sujetos. Entre ellos se encontraba principalmente el P. Casimiro de la Concepción, polaco de origen, del palatinado de Poznan, primer religioso de las Escuelas Pías de su origen. Varón de gran modestia, de modo que ganó fama de santidad entre muchos, también entre los seglares. Nunca se le oyó decir una palabra desconsiderada, y era más adicto a la mortificación de lo que permiten las Reglas. Nunca dijo una palabra en alabanza suya, ni permitió que se dijera. Cuando era enviado para llevar a cabo algún negocio, nunca aceptaba quedarse en casa ajena, y cuando era rogado e invitado a quedarse, solía decir que no tenía permiso. Cuando predicaba se le veía arder e inflamarse en el espíritu divino. Cuando falleció fue llorado por nuestra comunidad y por la gente de Podolín, a pesar de que no había vivido allí mucho tiempo. Murió el 7 de mayo a la edad de 42 años, y 15 de religión. En poco tiempo llevó a cabo muchas cosas. Fue enterrado en la iglesia parroquial de Podolín después que se le hicieron unas solemnes obsequias cantadas, con gran asistencia de público, que fueron honradas con el panegírico dicho por el R. D. Tomás, párroco de Pievniecze. Cuando se terminó de construir nuestra iglesia, se cuerpo fue tomado de la iglesia parroquial y llevado a la nuestra, lo cual ocurrió el 16 de febrero de 1656. De las notas de Polonia.
Dña. Catalina Anastasi Sergiuli, viuda de Ancona de unos 40 años de edad.
Dña. Julia Oliverii Gabiatti hija, esposa del mismo D. Esteban Comini, romana, de unos 45 años de edad.
Ilma. Dña. Laura Cayetana, romana, de 73 años.
Si durante su niñez y adolescencia dio abundantes muestras de la futura santidad, huyendo del pecado, superando tentaciones y engaños del demonio, absteniéndose de muchos de ellos en los cuales podía haber caído, por ser joven o por ser frágil, según el dicho: pudo transgredir, pero no transgredió.
Fue asiduo a la virtud de la religión, cosa que estaba claro porque enseñaba que las cosas santas debían ser tratadas santamente, y él mismo realizaba los ejercicios del culto divino con toda la santidad y piedad que podía, visitaba cada día iglesias y veneraba las reliquias de los santos, y servía especialmente a la Santísima Reina de los Cielos, con cuyo nombre quiso llamar a su Congregación.
Que tenía la gracia de hacer milagros, como lo prueban los energúmenos liberados de un espíritu malo gracias a él y para gloria de Dios; los enfermos que recobraron la salud y los que fueron ayudados a librarse de graves peligros.
Hasta aquí los puntos propuestos, sobre los cuales se formó el interrogatorio, examen y Proceso de la vida del Siervo de Dios José de la Madre de Dios, trabajo que se llevó a cabo no sólo durante este año, sino que continuó durante muchos otros sucesivos, como se verá si Dios quiere en su lugar.
Empecemos el año presente con la continuación del Proceso de la vida del Venerable Siervo de Dios nuestro Padre Fundador. A partir del 10 de enero y durante todo el año fueron llamados a declarar once testigos ante los mismos delegados que fueron nombrados el año pasado. Sus nombres son los que siguen:
H. Eleuterio de la Madre de Dios, operario profeso de las Escuelas Pías, de 57 años de edad.
Carta del P. Wenceslao
El Conde Sulich
y que dispuso en su última voluntad que su hijo y agradecido heredero Juan Federico,
Cierro el año presente con la conmemoración de cinco difuntos nuestros, y del Eminentísimo cardenal Lanti, que entre otros pobres favoreció y ayudó también a los pobres de las Escuelas Pías. Falleció el 29 de abril, y fue sepultado en la iglesia de S. Nicolás Tolentino. Y ahora pasemos al…
R. P. Miguel del Stmo. Rosario, sacerdote profeso de las Escuelas Pías, de 48 años de edad.
Una fue que en la provincia de Nápoles el concejo público del lugar se puso de acuerdo con el P. Marcos de la Ascensión del Señor, y firmaron un instrumento notarial, para introducir las Escuelas Pías en un oratorio de la cofradía de San Carlos. Una vez erigidas, y sacadas fuera todas las cosas que pertenecían al citado oratorio, se nos asignó una limosna anual para nuestro sustento, y una casa para habitación, con un huerto y un lugar para enseñar a los niños.
P. José de S. Felipe Neri, también de Cagliari, uno de los primeros fundadores de Cerdeña, falleció en Cagliari de fiebre maligna el 8 de diciembre.
Año 1654 de Cristo. Décimo de Inocencio X. 18º de Fernando III. 57º de las Escuelas Pías
Por las presentes queremos significar a todos y cada uno de los interesados. La profundidad acoge la breve edad de los mortales, y pocos de los que se van al gran silencio resisten al olvido, como no estén asociados a beneficios; y el mismo túmulo que cubre la memoria de los grandes reyes no los protege contra la odiosa injuria de los tiempos, a no ser que a su favor haya argumentos de piedad, pues ninguna estatua es perpetua y duradera, ningún mármol, ningún sólido bronce. Pues de la misma manera que las cosas antiguas elaboradas con gran arte se deshacen con el tiempo, sólo son sólidas y duraderas las que se basan en la piedad. A nos, sorprendidos por la elevación al trono de nuestro padre y nuestro hermano por la divinidad, nada nos parece más deseable y laudable que seguir los pasos dignos de alabanza y victoriosos ante la posteridad de la piedad probada de nuestros serenísimos antecesores, los cuales con su poder fundaron diversos conventos religiosos en diversos lugares de nuestro reino, y los llevaron adelante. Además, entre los demás, las obras del instituto de los Clérigos Regulares de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, introducido por el serenísimo y muy querido hermano nuestro Ladislao IV en Varsovia son muy provechosas y necesarias; de modo que los próceres del reino piden que se envíen religiosos que trabajen en la viña del Señor, aunque sean extranjeros y desconozcan la lengua polaca, decidimos aconsejarnos acerca de su instituto religioso para servicio de la Iglesia y honra de Dios, para dar y conceder nuestro permiso real a los citados religiosos Padres de las Escuelas Pías; y por las presentes lo damos y concedemos para que puedan y sean capaces de comprar un terreno en el suburbio de Cracovia conveniente para su habitación y convento, con un huerto contiguo. El cual terreno y huerto, declaramos libre de todas servidumbres impuestos y cargas tanto nuestras como civiles, lo declaramos libre y lo consideramos bajo inmunidad eclesiástica. Enviamos noticia de ello a todos los interesados, alguaciles, procónsules, cónsules, abogados y procuradores de nuestra cuidad de Cracovia, para que en el futuro no impidan la fundación de dichos Padres, sino que la favorezcan, y no pidan ningún impuesto con respecto a su propiedad, tierra y huerto, sino que por el contrario conserven perpetuamente su pacífica posesión como compradores y vendedores, para siempre, por gracia nuestra. En fe de lo cual firmamos la presente en Varsovia el 19 de mayo de 1654, año 6º de nuestro reinado en Polonia y 7º en Suecia. Juan Casimiro, Rey.”
Este año nuevo comenzó con un luto común para toda la ciudad a causa de la muerte del Sumo Pontífice Inocencio X, que tuvo lugar el 7 de enero, después de ejercer el pontificado durante diez años, tres meses y 23 días.
“Santo Padre,
Por lo cual, postrados a los pies de Vuestra Santidad, los humildes peticionarios infrascritos suplican a a Vuestra Santidad les conceda la gracia de poder disfrutar lo que sumisamente le ruegan en su memorial. Humildísimos siervos de Vuestra Santidad,
Castiglione Fiorentino
En Génova, de la provincia de Liguria, este año se pagó la casa de nuestra vivienda a la noble Sra. Dña. Battina Rivarola, por obra del P. Gabriel de la Anunciación, procurador, pero no un censo más elevado de 8.000 liras que aquella provincia había acordado pagar desde hacía 20 años a dicha Dña. Battina.
Por lo demás, puesto que el instituto de dicha Congregación es tan útil y al mismo tiempo tan peligroso, queremos que no se reciban novicios en dicha Congregación antes de haber cumplido los 18 años, y que todos tengan buena fama, y deberán presentar un certificado de su ordinario acerca de su nacimiento, costumbres e idoneidad, y con la opinión favorable del ordinario para ejercer ese ministerio.
Así dice el documento apostólico que se esperaba y por el que se suspiraba tanto para nuestro consuelo, con el paso a un estado mejor de nuestro instituto. Que no se publicó inmediatamente, sino el 12 de marzo, que caía en el segundo domingo de Cuaresma, y fue publicado en presencia del nuevo P. General y sus Asistentes y todos los de la casa reunidos en el oratorio de S. Pantaleo, según el orden que sigue.
Los siguientes fueron declarados Prepósito General y Asistentes suyos:
H. Andrés de S. Francisco.
H. Plácido.
Breve apostólico
El P. Onofre del Stmo. Sacramento, Provincial de Germania y Polonia.
Acción de gracias
En la casa profesa de Nápoles fallecieron los siguientes:
H. Bartolomé de S. Lorenzo.
P. Domingo de la Madre de Dios.
P. Marcos de la Asunción del Señor, superior y fundador de la casa.
H. Agustín de S. Carlos, operario.
H. Francisco de S. Carlos, operario.
En Roma
Renovación de superiores
El P. Juan Bautista de S. Bartolomé, genovés, después de haber administrado los sacramentos durante algún tiempo en la parroquia de S. Lorenzo en lugar del infectado canónigo Biliani, ungió a nuestro P. Gabriel de la Anunciación con el óleo santo, y contagiado por él fue al citado lazareto de la Consolación, donde falleció en paz el 24 de junio, a la edad de 46 años.
El Ilmo. Fundador padecía de podagra y de otras enfermedades añadidas. El P. Onofre del Stmo. Sacramento, Provincial, había ido a su corte para concluir dicha fundación, y como los remedios de los médicos no le servían, le puso encima una partícula de la sotana de nuestro venerable P. Fundador, e inmediatamente el enfermo recobró la salud, lo cual fue causa de admiración no sólo de toda la corte, sino también del famosísimo médico Marco Marci. Se concluyó la fundación, según el documento que sigue.
Hasta aquí el documento de la fundación de nuestra casa de Horn, al cual añadimos la conformidad del obispo de Passau y de la S. Imp. Majestad. Van a continuación.
Muerte del P. Francisco de la Purificación
Acerca del Breve apostólico emanado a favor del instituto el año pasado, surgieron a menudo dificultades, que nunca fueron resueltas por completo. En lo que se refiere a la edad que deben tener los prefectos y los maestros según el breve para trabajar en las escuelas, y en cuanto a admitir al noviciado a la edad de 16 años, cosa tolerada por decisión del Eminentísimo protector. Como acerca de ello y de otras cuestiones no se publicó ningún escrito, las Escuelas Pías no estaban bien provistas con el Breve del pontífice reinante. En primer lugar con respecto a que no se podía recibir el hábito hasta cumplir los 18 años: si se podría hacer como antes, según el Concilio de Trento, a la manera de otras órdenes, que recibían a los 16.
¿Qué día recibieron la vivienda?
P. Benito de Jesús María, rector de Nursia.
Capítulo de Toscana
Observando lo que hay que observar eligieron como vocales para el Capítulo General a los PP. Pedro de la Anunciación, quizás porque ya se le había comunicado el cargo de Asistente, y Simón de S. Bartolomé. Una vez hechas las elecciones y visto lo que había que tratar, el Capítulo se clausuró al día siguiente, en la casa profesa de Florencia.
P. Santiago de Sta. Bárbara, rector de Varsovia.
El primero fue rector de Pieve, y murió de pleuresía el 4 de marzo a la edad de 60 años. El otro fue un clérigo polaco de Magilne en la diócesis de Cracovia, que murió a los 19 años el día de Pascua, que caía el 21 de abril. Murió de una fiebre entre grandes expresiones de piedad. Por lo cual aquel día se hizo una gran procesión con los estudiantes para promover la devoción de la gente hacia la Pasión del Señor. En su agonía, decía que para inclinar a la Virgen en su ayuda, de la que hablaba frecuentemente, entregaba sus sufrimientos en el poco tiempo que le quedaba para promover su culto en el oratorio en las almas de los discípulos.
En la Provincia de Sicilia: Casa de Palermo; Casa de Mesina.
P. Onofre del Stmo. Sacramento, Prov. De Germania y Polonia.
Los padres citados (aunque los lígures todavía no habían llegado), el día 7 de mayo, a toque de campana (como es costumbre) se reunieron en el oratorio, y escucharon la lectura de la Bula citada, y luego oyeron en silencio el discurso del Muy Rvdo. P. Vicario General en el cual exhortaba a todos los capitulares a que pensaran, como dicen las Constituciones, acerca de todos los requisitos para la mejor elección del General. Después mandó publicar y poner en un lugar visible el escrito siguiente acerca de lo que concierne al generalato:
Una vez hecho esto el mismo P. Ceremoniario leyó desde la cátedra la Bula de la Santa Inquisición, y una parte de la Constitución de Clemente VIII sobre la elección. Después de hacer salir a todos los que no pertenecían al gremio del Capítulo, fueron cerradas las puertas por fuera por el P. José de S. Francisco, y por sufragio secreto se procedió a la elección del secretario y el adjunto, y ya en la primera votación fueron felizmente elegidos el P. Pedro la Anunciación como secretario y el P. Pedro de S. José como adjunto, fueron publicados como tales, y se sentaron al lado del P. Vicario General.
Decisiones del Capítulo
El 17 por la mañana no hubo sesión, sino que se cantó una misa en acción de gracias. Por la tarde sólo se leyeron algunas proposiciones acerca del buen gobierno de la Congregación por los capitulares a los que se les habían entregado las cartas.
En el cap. 3, p. 2, por 5 votos de 6 en votación secreta se ha declarado y decidido no acompañar a los niños de vuelta a sus casas; por lo tanto en lo sucesivo debe abandonarse este acompañamiento.
A la proposición sobre si es permitido comer aves de vez en cuando, la respuesta por acuerdo común es que se puede.
En el cap. 6 p. 2 pensaron, y decidieron por unanimidad que se pueden tener vestidos y pañuelos de lino, como ya han empezado a usarse, pero evitando adornos. El resto de la ropa interior, para el pecho y las piernas, pueden hacerse de paño basto de color negro, o de lana blanca, y en el verano pueden ser de lino blanco, u oscuro. Los calcetines serán negro y según la regla. Todas estas cosas, sin embargo, no sean repugnantes a la pobreza.
Se prohibió también que se abrieran y se multiplicaran nuevas escuelas en cualquier provincia o casa sin permiso del padre General con sus Asistentes.
Y estas son las cosas que ocurrieron este año en la ciudad; pasemos ahora a las provincias de fuera.
Hechos de Liguria
En Litomysl se pusieron en su nicho las reliquias de S. Mansueto mártir, que estaban casi escondidas, por el Ilmo. fundador, y fueron expuestas a la veneración pública el 24 de julio, con el permiso del ordinario obtenido previamente. La solemnidad se trasladó al primer domingo de agosto, según el siguiente decreto:
De las cosas que iban ocurriendo en otras provincias, concretamente Nápoles y Sicilia, no tenemos ninguna noticia este año. Por lo cual, acercándose la pluma hacia el final del año, nos parece digno de hacer constar que nuestros padres que vivían en el Borgo pidieron permiso al Venerable Cabildo de la Basílica de S. Pedro para celebrar el sacramento de la penitencia en la iglesia de S. Lorenzo in Piscibus. Y se obtuvo con fecha 8 de noviembre, como muestra un documento del canónigo y secretario del cabildo citado D. Carlos Mignanelli, que dice como sigue:
Después de vuelto el Padre General, cosa que ocurrió hacia mediados de mayo, también llegó salvo y sano el nuevo Asistente, el P. Miguel, desde Germania, llevando consigo al P. General un memorial para entregar a la S. Congregación de asuntos de los Regulares del Excmo. D. Andrés Santiago Greysing, párroco en Austria superior, que doce años antes, cuando la reducción inocenciana abandonó aterrorizado el instituto, pero ahora, enterado de que había sido puesto en pie de nuevo, tenía ganas de volver al mismo; y como se había enterado de que esa gracia estaba impedida por el reciente Capítulo General, para conseguirla más fácilmente la pedía con mayor humildad, rogando que se removiera ese obstáculo. Y su deseo no fue en vano, pues obtuvo la dispensa de la S. Congregación para volver, y pudo disfrutar de sus derechos antiguos, según lo declaró el P. General en una carta al P. Viceprovincial de Germania que decía lo siguiente.
Milagro del Fundador
Prefecto de estudios
Mientras tantos, ¿qué ocurría en Nápoles, en Toscana, en las demás casas de las Escuelas Pías? No sabemos nada seguro. Lo único cierto es que se decidió el 21 de octubre en relación con la fundación de Castiglione en Toscana que no deberían comenzar las actividades escolares hasta que fuera completado el edificio para vivienda.
En enero de este año se hizo la división de las provincias de Germania y Polonia, a cada una de las cuales se asignó su respectivo provincial. El de Polonia fue el P. Juan Domingo de la Cruz; en Germania fue propuesto el P. Carlos de Sta. María, rector de Horn. Los motivos de la división y separación de las dos provincias parece que fueron en primer lugar la peste que había en aquel tiempo en Polonia, a causa de la cual no se podía pasar libremente de una provincia a la otra; en segundo lugar, las distancias, que persuadían a evitar cambios distantes de un lado a otro, y a ahorrar los costosos gastos de viajes. Fueron enviadas las patentes del cargo de la manera habitual a uno y otro provincial el 18 de enero. El Padre Provincial de Polonia no duro mucho tiempo en el cargo, pues gastado por los trabajos y la edad se durmió en el Señor el 29 de julio; sin embargo hizo mucho por su provincia, aunque llevó durante poco tiempo el timón. Principalmente en Cracovia, donde quería erigir el noviciado, movido a ello por motivos nada despreciables. Pueden verse expresados en la carta que el mismo P. General envió al Rector Magnífico de la Universidad de Cracovia, pidiendo su recomendación y promoción de de nuestro instituto, en la forma siguiente.
P. Gregorio de de la Natividad de la B. Virgen, vocal de Horn.
Fue también necesario cambiar algunos rectores: en primer lugar fue nombrado nuevo rector en el noviciado de Roma el P. Benito de Jesús María el 10 de mayo. En Ancona, fue nombrado el P. Alejo de la Concepción el 13 de mayo. En Génova, el P. Jacinto de S. José, el día 10 de junio, el cual hizo abrir tres escuelas (de gramática, de leer y de escribir) que habían estado temporalmente cerradas a causa de la peste, y volvieron a funcionar. En Palermo, el P. Carlos de S. Ignacio, el 13 de mayo. En Nursia el P. Francisco de la Corona de Espinas. En Fanano el P. Agustín de Sto. Tomás, con fecha 18 de julio.
Otra fue ofrecida con fecha 23 de abril desde la Cartuja de Savona, donde el Rvdo. P. Marcos Bricio, prior de ese lugar, gobernaba la comunidad de Cerra, adscrita a la serenísima República de Génova, y para conseguir su piadoso intento presentó una súplica al P. General, para que encargara al P. Provincial de Génova o al P. Rector de Savona la tarea de visitar el lugar, y tratara el asunto de la fundación. Pero ni un lugar ni el otro consiguieron su objetivo, pues aunque el P. General consintió en que se visitaran los dos, y que se estudiara un acuerdo con ambos, quizás por falta de suficiente fundación económica ninguno de los dos fue aceptado.
Mientras tanto se enviaron algunas condiciones para aceptar también el seminario de Avellino, pero parecían duras, costosas y no perpetuas, así que de momento no se resolvió nada a favor.
Iglesia de S. Lorenzo in Piscibus
Yendo desde aquí hasta las provincias del exterior, encontramos Germania alrededor del mes de agosto y septiembre totalmente turbada. Pues habiendo ido los turcos con ánimo de hacer la guerra al emperador cerca de Javarin, infundieron gran miedo a Moravia y Austria. Por ello dos de los nuestros, los P. Andrés de S. Francisco y el H. José de Sta. Catalina se fueron a Italia; el P. Martín de la Madre de Dios a Polonia, y muchos de Nikolsburg, Strasnize y Lipnik se fueron a Bohemia buscando un lugar de refugio, máxime porque en aquel tiempo llegaron los tártaros llamados por los turcos para ayudarles, y llegaron de improviso a Moravia y redujeron a cenizas gran parte de la provincia, hasta cerca de Strasnize y Nikolsburg, llevándose consigo muchos despojos y cautivos, siendo muchos los vencidos y sometidos al acero. Por lo cual fue fácil animarlos, pues todos estaban furiosos, y al ejemplo de un torrente que se derrama a lo largo y a lo ancho los enemigos, ir con el soldado imperial para repeler al turco que había ocupado Javarin. El aspecto de nuestra provincia era verdaderamente admirable: habiendo sido desoladas sus casas en las ciudades, los hombres huían a los bosques y a los montes, y aun sin ver ningún enemigo, con sólo con oír el nombre del tártaro que venía, huían. Ninguno de los nuestros cayó en manos de este enemigo, aunque sí se fueron a buscar refugio mientras duró el peligro. Yo mismo vi cómo el fuego devorar las aldeas y los campos cerca de Nikolsburg; vi ciudadanos de uno y otro sexo despidiéndose de Nikolsburg con lágrimas en los ojos, y volver a la ciudad, muy infelices, pues después de dos o tres horas algunos habían sido capturados por el enemigo, y se anunciaba en la ciudad que otros habían sido decapitados, y algunos consiguieron escapar de ellos huyendo a las viñas y espinos, y regresaron mostrando la crueldad sufrida que era atestiguada por las crueles heridas y latigazos.
El P. Santiago de Santa Bárbara, rector de Varsovia, fue designado con fecha 28 de abril provincial de aquella provincia, que tenía ya tres casas ordenadas, en las cuales vivían 45 religiosos. Lo cierto es que desde antiguo no había podido conseguir poner el pie en Cracovia para su dilatada provincia. Le habían prometido un lugar allí para fundar el noviciado, pero sufrió muchos obstáculos para poder lograr su objetivo. Pues por un lado el Senado, y por otro la Universidad, impedían la ocupación de la casa prometida. El Senado esgrimía la ley según la cual se prohibía ceder ninguna posesión bajo cualquier título a una comunidad, para que de este modo no disminuyeran los tributos anuales al erario público, al ceder una casa a una jurisdicción ajena.
Fundación de Pescina
E. Obispo secretario de Cámara. Marzio Cardenal Ginetti.”
Le precedió en el mes de agosto el P. Ciriaco del Ángel Custodio, patricio de Cárcare de la diócesis de Luca, que aunque brilló con grandes méritos en todas las partes en que estuvo durante su vida religiosa, vivió principalmente en Cárcare, de cuya casa fue rector muchos años, conservando en ella la vigorosa observancia de la vida regular durante los años de la reducción inocenciana. Además mantuvo las escuelas durante aquella calamidad con maestros doctos que diligentemente pudo encontrar en otros lugares, por lo cual muchos jóvenes nobles fueron a Cárcare de lugares vecinos para formarse en las letras humanas y en las buenas costumbres. Fue nombrado por el ordinario del lugar confesor de las monjas de San Esteban de Millesimo, a las cuales no sólo las formaba semanalmente en el espíritu, sino que también les enseñaba el canto gregoriano. Finalmente, agotado por tantos trabajos, fue víctima de la fiebre, y a causa de ella y sumamente dolorido en las articulaciones, con gran dolor de los de su comunidad y del pueblo gozó del descanso eterno el 24 de agosto. Fue traído y enterrado en el sepulcro que había construido antes para los nuestros.
Nuestra entrada en Brindisi
Se hace una nueva sacristía en Campi
“Alejandro VII, Papa.
“La Sagrada Congregación de los Eminentísimos Cardenales de la S. R. I. para los negocios y consultas de los Obispos y los Regulares, por la cual ya fue declarado que los Padres Silvestrinos no tenían ningún derecho al legado de cierto Lelio Tomassetti para fundar un convento en el lugar de Pescina en la diócesis de Avvenzzano, manda que se empleen todos los medios jurídicos para que los silvestrinos restituyan a los padres de las Escuelas Pías lo que les corresponde, dicho legado, los intereses recibidos con todos los anejos, conexos y dependencias de dicho legado, además de los gastos de los suplicantes, y al Eminentísimo Franciotti por la ejecución, no obstante cualquier cosa en contra. Roma, 7 de diciembre de 1664. Marzio, Cardenal Ginetti.”
Adicto siervo en Cristo de V. R., Camilo de S. Jerónimo, General.”
P. Carlos de Sta., María, Provincial.
P. Jorge de la Natividad de la Virgen, vocal de Horn.
P. Andrés de S. Cristóbal, vocal de Lipnik.
El capítulo de la provincia romana fue convocado y celebrado el 11 de octubre en Narni; observando lo que había que observar fueron elegidos como vocales para el Capítulo General el P. Alejo de la Concepción, rector de Ancona, y el P. Pedro de S. José, rector de Narni. Después de tratar sobre los asuntos de la Orden, decidieron presentar 11 puntos al Capítulo General. Después dieron gracias al Altísimo y terminaron el capítulo el 16 de ese mes, y firmaron los que siguen:
P. Felipe de S. Francisco, rector de Frascati.
P. Juan de S. Felipe Neri, sustituto del Colegio Nazareno.
En los capítulos de Liguria, Nápoles, Toscana, Sicilia, Polonia y Cerdeña se eligieron los vocales siguientes:
Cerdeña: P. Felipe de la Pasión del Señor; P. Tomás de Jesús.
Nicolás de S. Francisco, Asistente y Secretario, m.ppa.
Nicolás de S. Francisco, Asistente y Secretario, m.ppa.
Año 1665 de Cristo. 11º de Alejandro VII. 8º de Leopoldo I. 69º de las Escuelas Pías
Como el principal acontecimiento de este año fue el Capítulo General, vamos a comenzar los acontecimientos del año con él.
Día 4 por la mañana. A toque de campana, como es costumbre, se reunieron los padres capitulares que estaban entonces presentes en la ciudad, y cada uno de ellos fue legitimado presentando su carta patente y testimonial, tanto los provinciales como los vocales, y los demás escritos referentes a la situación de las comunidades, casas y provincias.
P. Vicente de la Concepción, provincial romano.
P. José de S. Eustaquio, Procurador General.
P. Pablo de S. Felipe Neri, vocal de Germania.
Se formó otra se 9 padres para estudiar las causas y errores si los había, y estaba formada por:
P. Pablo de la Natividad de la Virgen, vocal de Polonia.
La tercera comisión, de 10 padres, sobre Constituciones, reglas y ritos. Eran los siguientes:
P. Carlos María de San Benito, provincial de Nápoles.
P. Jerónimo del Smo. Sacramento, vocal de Liguria.
De este modo se formaron las comisiones antes de comenzar el Capítulo, para que vieran lo que había que ver, examinaran lo que había que examinar y lo refirieran a la Congregación General, para que se gestionaran más fácilmente los asuntos, según la voluntad el Eminentísimo Protector, que parece que exhortó a los padres capitulares a que se hiciera así.
Lista de Capitulares
P. Miguel de Sta. María, cuarto Asistente.
P. Simón de S. Bartolomé, provincial de Toscana.
P. Pedro de S. José, rector de Narni y vocal romano.