GinerMaestro/Cap20/03

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20.03. La brevísima Visita Apostólica

Y llegó la Visita, sin avisar, el27 de octubre. Eran tres los Visitadores, de los que sólo sabernos el nombre del principal: Mons. Antonio Séneca, obispo de Anagni, pedido nominalmente por el P. Ottonelli. Aquel mismo día por la tarde escribía Calasanz, al P. García: 'Hemos tenido esta mañana la visita de los Prelados; sólo eran tres y faltaron Mons. Vulpio y Mons. Díaz; fueron interrogados todos los de casa, pero con un brevísimo examen. El Señor lo haga todo para su mayor gloria'.<ref group='Notas'>C.346. </ref> Y más lacónicamente vuelve a escribirle el día 29: “Aquí tuvimos ayer la visita; dicho Hº. Esteban -cuya llegada a Frascati le anuncia en esta carta-le contará cómo pasó”.<ref group='Notas'>C.347. Lógicamente se equivoco al decir ayer, día 28, pues la tarde del 27 dijo que había sido el mismo día 27 por la mañana; aunque, sutilizando un poco, si firmó la carta después del Angelus vespertino del día 28, estaba ya propiamente en el día 29, y pdía decir a la vez que el 27 era ayer. </ref> Ambas comunicaciones manifiestan que todo procedió con normalidad, sin tensiones ni dramatismos. La única anomalía es que no fueron los obispos Ulpio y Díaz, que eran los Visitadores oficiales y quizá amigos de Calasanz, sino Mons. Séneca y dos más que€ han quedado en el anonimato. La sorpresa que se adivina en Calasanz nos hace pensar que ignoraba el alcance de la jugada secreta de Ottonelli, a quien se debía este cambio de Visitadores.

Lo que llama poderosamente la atención es la brevedad de la visita, llevada a cabo en una sola mañana, habiendo sido sometidos a interrogatorio, forzosamente breve, todos los de casa, que eran 28, según nos dicen las Actas. Por ellas sabemos también que empezó la visita por la Iglesia, que fue minuciosamente inspeccionada, y de ella se pasó a la casa y escuelas, en las que había 'más de 900 alumnos'.<ref group='Notas'>Cf. las Actas en PosCas, p.506-510. C. Vilá hacía notar también 'la rapidez y ratural superficialidad con que se procedió en esta visita apostólica (ib., p.506). </ref>

En los días inmediatos a la visita fue el P. General a hablar con Mons. Séneca, de cuya entrevista quedó plenamente satisfecho, como se desprende de lo que escribió al P. García el 31 de octubre:

He hablado con Mons. Séneca después de la visita, de la cual no solo dicho Monseñor, sino también todos los demás, quedaron satisfechos, ya que no encontraron ni división, ni perturbación alguna al interrogar a todos, pues todos estuvieron muy de acuerdo, sin haber sido advertidos [en manifestar] muchos deseos de servir al Señor y que no hay nada en la religión que necesite remedio, a no ser uno que dijo que las habitaciones eran muy estrechas e incómodas, y otro que llovía en muchas partes de la casa, respondiendo con sencillez al creer que preguntaban sobre cosas materiales. Mons. Séneca me dijo que el Instituto no podía ser mejor de lo que es, y que es necesario que se observe gran pobreza y que el hábito sea burdo y que se atienda a los niños pequeños y en manera alguna a sermones y confesiones, como hacen las demás religiones. Quiere que hablemos los dos otras veces para ver todos los inconvenientes que podrían perturbar la obra en el porvenir, a fin que en ocasión de la Visita sea confirmado nuestro instituto con una bula Apostólica'.<ref group='Notas'>C.349. </ref>

La carta refleja la satisfacción y los plácemes de los Visitadores. No hay sugerencia alguna de problemas graves o de acusaciones, quejas o delaciones, ni se adivina para nada eI alegato de Ottorielli. Quiza Mons. Séneca no le dio peso alguno, considerándolo como 'cosa de frailes', siempre propensos a lamentarse de los superiores. La anécdota de las goteras y estrechez incómoda de las celdas da idea de que no hubo nada grave en los interrogatorios, a no ser que se lo callan Mons. Séneca hablando con el P. General o que éste se lo ocultara al P. García. Creo que ninguno de los dos pecó de insinceridad.

Las conversaciones entre Séneca y Calasanz continuaron provechosamente, buscando ambos dificultades y problemas, peligros o desviaciones presentes o futuras y sus soluciones apropiadas. Todo ello se transparenta en la carta que el P. General escribía al

P. Alacchi el 27 de diciembre, evocando vivamente la complacencia de los Visitadores

Ha de saber que los Ilmos. Prelados de la Visita de Roma, por orden de Su Santidad vinieron a visitarnos, quizá pensando encontrar algún desorden o poca unión, y vístolo todo minuciosamente y examinados todos separadamente, quedaron tan satisfechos que uno de ellos dijo: “Dichosos vosotros si tenpis el don de la perseverancia' Y luego con Mons. Séneca, que es el más experimentado de todos; fue Vicario General de San Borromeo, me dijo que estima nuestro instituto de los más necesarios que hay en la República Cristiana. Y quiere conseguir que el papa lo confirme con una amplia bula de aprobación. Entre otros puntos que él considera que pueden relajar a nuestro Instituto, uno es el aceptar demasiadas fundaciones, porque para atenderlas tendríamos que servirnos de sujetos no aptos todavía para maestros. Luego me dijo que sin su licencia no aceptemos nuevas casas, sino que procuremos preparar buenos sujetos, pues entonces con gusto y satisfacción del papa podremos extendernos. Me advirtió también otras cosas que podrían relajarnos, según él, y me pidió que le diera yo también otras, si se me ocurrían, y éI procuraría que se incluyeran todas en dicha bula, y yo le di cinco que le gustaron mucho”<ref group='Notas'>C.380 </ref>

Efectivamente, con todo el protocolo de un informe oficial redactó Calasanz un memorial dirigido 'a los Ilmos. y Rvmos. Sres. Prelados de la Reforma Apostólica', y después de resumir en, pocas líneas la historia de la Orden, terminaba suplicando

a VV. Srías. Ilmas. Se complacen en quererlo ayudar en el presente, previniendo y remediando los inconvenientes que con el tiempo podrían relajar dicho instituto para que se conserve siempre en su prístino fervor y ejercicio. Los puntos principales que con el tiempo podrían causar relajación son los siguientes:
1º no observar la Santa Pobreza e su rigor 2º Querer andar calzado y bien vestido, siendo así que el Instituto requiere mucha mortificación. 3º Aceptar más lugares sin tener sujetos aptos para mantenerlos. 4º No querer aceptar a los pequeños de la Santa Cruz. 5º Querer los religiosos atender a enseñar otras ciencias mayores y querer ser lectores o confesores o predicadores, como hacen las demás religiones'.<ref group='Notas'>C.380ª. </ref>

Estos cinco puntos aparecen ya mencionados por el mismo Calasanz, como si Mons. Séneca se los hubiera sugerido: el 3º en la carta a Alacchi del 27 de diciembre y los otros cuatro en la dirigida a García, el 31 de octubre, cuatro días después de la visita. Ciertamente son fruto de las conversaciones tenidas después de la visita, pero todo hace pensar que fue Calasanz quien los propuso a Séneca, pues sería inverosímil que en dos o tres días hubiera captado Monseñor esos puntos clave de peligro futuro.<ref group='Notas'>La visita fue el 27 de octubre, y el 31 ya hablaba Calasanz de su conversación con Séneca que pudo ser el 28, 29 o 30. </ref> Lo normal es que el Fundador conociera mejor que Séneca los problemas y puntos flacos de la Orden y, los presentara con sinceridad para conseguir que el papa, con una nueva bula, los inculcara con autoridad. Ello sería confirmar, consolidar la Orden y asegurarle un porvenir de observancia.

Con miras a la consecución de esa nueva bula, el P. Casani, nombrado Procurador general el día primero de octubre de 1625, apenas regresado a Roma,<ref group='Notas'>'A di primo di ottobre 1625. Fu nominato Procuratore Generale di tutta la Religione il R. P. Pietro [Casani] della Natività della Bma. Vergine a beneplacito del molto R. P. Ministro Generale' (RegCal 13, n.28, f.1). Berro dice que el P. Casani llegó a Roma desde Génova la vigilia de S. Miguel de 1625 (BERRO I. p. 142) </ref> dirigió a los Visitadores un largo memorial en latín, indicando los puntos que tendrían que incluirse en el documento pontificio. No se puede asegurar si obraba por cuenta propia o con la insinuación o aprobación del P. Fundador. Por el contenido parece más bien lo primero, pues aunque coincide en alguno de los cinco puntos propuestos por Calasanz y Séneca, propone otros muy personales, sacados de sus enigmáticas constituciones (Pusilli gregis idea), como son: los extremismos en la pobreza; la imposición de que todos se llamen ‘pobres’, suprimiendo cualquier título de honor; que todos reciban la tonsura y sean clérigos; la insistencia en una sólida formación filosófico-teológica; la renuncia a cualquier clase de defensa personal tanto individual como comunitaria, salvo la vida y heridas graves, etc. Empero, hay que reconocer que hubiera sido ridículo que aparecieran algunas de estas minucias en el deseado Breve pontificio.

En otros puntos más serios coincide con la mentalidad del Fundador, expresada en los cinco puntos susodichos o en otras ocasiones. Así es nítida su definición del ministerio escolapio al decir: 'consiste en que enseñen gratis y sin recompensa, estipendio, premio, retribución u honorario a los niños, sobre todo a los pobres, la doctrina y costumbres cristianas y letras humanas desde los primeros rudimentos hasta la retórica inclusive'.<ref group='Notas'>Cf-PosCas. o.516. n.3. </ref> Pide que se prohíba confesar y predicar al pueblo a no ser en casos excepcionales, o como ministerio secundario, condicionado a las necesidades del principal; igualmente que se ratifique€ expresamente la facultad del General de expulsar de la Orden a los reos de ciertos delitos muy graves. Nada dice, sin embargo, de la atención a los más pequeños, al peligro de excesivas fundaciones, que son dos de los cinco puntos de Calasanz.<ref group='Notas'>Ib.. o.516-518. </ref> Es, con todo, un memorial limpio, digno, positivo, sin acusaciones, ni lamentaciones, ni despechos como el de Ottonelli. Y hubiera sido una inmensa fortuna para la Orden si se hubiera conseguido, como fruto de esta Visita Apostólica el breve que se deseaba, en el que el papa confirmara, inculcara o .concediera los puntos sustanciales que señalaban Calasanz y Casani en sus respectivos memoriales.

Todavía hubo otros documentos pedidos sin duda por Mons. Seneca, como fueron las Constituciones o bulas fundacionales, así como un breve informe, que redactó Calasanz, describiendo el propio ministerio, las costumbres, prácticas de piedad y otras características de la vida común, semejante a otros varios 'sumarios' o “informes” que hemos visto antes.<ref group='Notas'>Cf. ib., p.520-521. Coincide casi totalmente con la versión que el Hº. Morandi añadió al Memorial o Informe histórico de 1622 (cf. EGC, p.170:172), al componer su ‘Narratione ’ (cf. Archivum 15 [1984] 6 8). </ref> Toda esta documentación sirvió luego para redactar las Actas oficiales de esta Visita Apostólica.<ref group='Notas'>La carencia de documentos originales referentes a esta Visita Apostólica hizo que analistas y biógrafos hasta nuestra época dieran de ella una visión excesivamente positiva y laudatoria. Solo contaron con las noticias de las cartas del Fundador. (Cf. BERRO I, P.141-142; BARTLIK, o.c.; EphCal 3 [1939] 82-83; TALENTI, ‘Vita’, p.176-177; BAU, BC., p.539-540). Picanyol conoció las Actas de la visita y varios documentos más, pero ignoró, por ejemplo, los referentes a Ottonelli (cf. EGC II, p.339-344 y 300-301). Sántha encontró y copió de nuevo las Actas oficiales y un ‘dossier’ complementario en el Arch. Sec. Vat. (AA. 6941), que perteneció a Mons. Séneca, referente a la Visita de Regulares, dividido en fascículos, de los cuales el 9 se titula 'Scripta pertinentia ad Cleriros Scholarum Piarum, 1625' (cf. G. SÁNTHA, ‘Calasanctius et Visitatio Apostolica p.165-169 y 194-202) Todos estos documentos han sido publicados nuevamente en PosCas, p.494-524. </ref>

Todo hace pensar que tanto la visita como los encuentros complementarios de Calasanz y Séneca transcurrieron en un clima de serenidad, comprensión, confianza y fundadas esperanzas de consolidación y afianzamiento de la Orden. Esos eran los sentimientos que manifestaba el Fundador en su carta a Alacchi del 27 de diciembre, a dos meses exactos de la visita, y decía: 'hasta hoy, no nos han hecho ver [aún nada] pero esperamos de día en día los decretos que nos mandarán.<ref group='Notas'>C.380 </ref>

Notas