GinerMaestro/Cap14/02

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14.02. Los principios de la 'vida en común'

Algo nuevo iba tomando forma lentamente. Cuántas cosas habían cambiado desde que en la primavera del Año Santo habían cruzado el Puente Sixto Calasanz y su único seguidor Marcantonio Arcangeli. Incluso este último había desaparecido de la escena a finales de 1601 o principios de 1602, quizá a raíz del cambio de casa.<ref group='Notas'>Gelio Ghellini no lo nombra ya entre los colaboradores en sus cartas de julio-agosto de 1602 (cf. EC III, p.1552-1556).</ref> Pero su vacío lo habían ocupado otros que forman ya un grupo más o menos homogéneo, que se sienten solidarios con aquellas escuelas, no ya anónimas, sino con nombre propio de Escuelas Pías: una corporación que no es una simple asociación de maestros -pues no todos lo son-, ni siquiera una cofradía, sino una Congregación aprobada por el papa, al menos de palabra.<ref group='Notas'>No se comprende la insistencia de C. Vilá en presentar la obra de Calasanz –hasta su elevación a Congregación Paulina de votos simples- como una simple Asociación de maestros (cf. C. VILÁ, ‘Las Escuelas Pías seglares’; Archivum 14 [1983] 218-219 y passim), o simplemente unas escuelas gratuitas' (cf. ID., ‘En torno a la unión de las Escuelas Pías con los PP. de Luca’: Archivum 6 [1979] 198 y passim), o una obra que 'no formaba asociación religiosa alguna con sus colaboradores' (PosCas, p.142), haciendo uso y abuso hasta la saciedad del término seglar y negando contenido religioso al término Congregación, que es el usado por los papas Pablo V y Gregorio XV, en sus Breves, Gelio Ghellini en sus cartas, Fiammelli en su libro, Bernardini en sus Crónicas, Berro en sus Memorias, los mismos componentes en Actas notariales, etc.</ref> Estamos todavía en los principios de lo que acabará siendo una Orden religiosa de votos solemnes, y no se puede menos de advertir ese proceso lento y uniforme, dirigido y configurado por su creador y responsable José de Calasanz.

Es él quien se reconoce a sí mismo como organizador y superior electo del grupo al decir en su Informe de 1623: 'Y para que dichas escuelas fueran guiadas con orden y provecho de los pobres escolares, apenas fueron instaladas dentro de Roma, fue elegido para superior por todos los operarios el mencionado José de la Madre de Dios'<ref group='Notas'>EGC II, p.170. Por muchos años, prácticamente hasta que son religiosos de votos simples, llama Calasanz a sus colaboradores 'operarios' (operarii), tanto si son sacerdotes como si son laicos.</ref>. Al pasar al palacio Vestri<ref group='Notas'>En las biografías calasancias, por influencia de los autores italianos, se habla del palacio Vestri, palacio Mannini, palacio Torres, que no tiene el significado español (aplicable propiamente al palacio Colonna o palacios pontificios), sino simplemente edificio o bloque uniforme de viviendas.</ref> y empezar a conglutinarse la “congregación de las Escuelas Pías”, abandona Calasanz su residencia en el palacio de los Colonna y se traslada a vivir con sus colaboradores.<ref group='Notas'>Berro escribe: 'In questa Casa di detto Mons. Vestri si trasferí del tutto il N. D. Gioseppe e lasció il Palazzo dell'Emo. Ascanio Colonna' (‘Relación B’: EphCal II-12 [1959] 385). Lo mismo dice en la ‘Relación A’ (ib., p.383). La ocasión para salir del Palacio Colonna no fue la 'marcha a España del Card. Ascanio Colonna, nombrado Virrey de Aragón), como afirma A. GARCÍA-DURÁN (o.c., p.96), pues el cardenal emprendió su viaje a España a fines de 1600 y el 17 de octubre de 160l era ya Virrey (cf. J. LÓPEZ NAVÍO, ‘Ambiente histórico y social…’, p.243-245). No obstante, podría ser que Berro se equivocara (no hay documento que lo avale), y que, efectivamente, Calasanz aprovechará el viaje del cardenal y se trasladara a fines de 1600 a vivir en las casas de la Plaza del Paradiso.</ref>

A mediados de 1602 habla de todos ellos Gelio Ghellini, diciendo: '(un español es el prefecto (Calasanz);tiene tres ayudantes: un florentino (Fiammelli), un urbinate y un romano noble (Rustici). Para el ábaco hay un florentino matemático, conocido en toda Roma.<ref group='Notas'>El sacerdote Juan Francisco Fiammelli, ya citado, miembro de las Cofradías de la Doctrina Cristiana y del Sufragio, como Calasanz. Además de la obra ya mencionada, publicó otras en Roma sobre temas militares. Colaboró en las Escuelas Pías quizá desde la segunda mitad de 1600 hasta 1606, como maestro de matemáticas o 'ábaco'. En Florencia y en Bolonia fundó Escuelas Pías, según el modelo de las que conoció en Roma. Ya en su vejez, cedió las de Florencia a los escolapios en 1629 (cf. C. VILÁ, ‘Galería de escolapios 'seculares': Archivum 14 [1983] 273-299; F. MOROSI, ‘Le Scuole Pie di Bologna’: Ricerche 5 [1982] 78-93; O. TOSTI, ‘Giovan Francesco Fiammelli e l'introduzione deglí Scolopi in Firenze: Ricerche 13 [1985] 3-67).</ref> Para los pequeños de contar y leer hay dos más, un laico y un-sacerdote… hay también revisores de las escuelas; la superintendencia la ejerce la congregación, que tiene también un depositario que es el Caballero Rustici'.<ref group='Notas'>EC III, p.1554.</ref> Hay todavía algunos más, otros han dado ya su nombre o se les ve dispuestos a incorporarse al grupo, pero no los pueden recibir a todos por falta de sitio. Por ello, se piensa alquilar otra casa contigua del Sr. Alejandro Serena por 70 escudos anuales, al parecer sólo para residencia de los que no quepan en el palacio Vestri. En septiembre de 1602 esperan trasladarse ya siete u ocho.<ref group='Notas'>En agosto de 1602 escribe Ghellini: 'Vivo qui con alcuni Sacerdoti nel palazzo pur delle Scole, che è di Mons. Vestrio… (Y) perché per le scole qui siamo stretti, (tomaremos) una casa contigua di scudi 70 all'anno… e questo settembre spero che entraremo al numero di otto, et con essi, che almen sei si sottoscriveranno, concorro anch'io per la mia portion che sará di l5 scudi all'anno incirca…' (EC III, p.1554). Berro confundió las cosas, pues eliminando la época de la plaza del Paradiso, dijo que Calasanz 'trasferi le Scuole Pie da Santa Dorotea nella Casa di Ms. Alessandro Serena, con pagare di pigione scudi 70 annui; questa Casa fú la prima e… la prese a pigione per più di tre anni, e forse 6, perché nel 1604 stava anco sotto suo nome e vi faceva habitare alcuni Operarii delle Scuole Pie…; non era lontana de S. Carlo de Catinari' (‘Relación A’, p.383). Lo mismo dijo en la ‘Relación B’ (p.385) y en las ‘Annotazioni (BERRO I, p.74). Para redactar ambas Relaciones usó Berro un ‘libro B’, autógrafo de Calasanz, lo cual hace suponer lógicamente que existió otro anterior ‘libro A’, en el que había otras noticias, entre las cuáles -dice- las fechas en que pasó de Santa Dorotea a la casa de Serena, y de ésta al palacio Vestri. Pero fue sólo deducción suya, pues Calasanz mismo habló con detalle de los diversos traslados. Se ve que Berro no conoció ni el informe de 1623, ni las cartas de Ghellini, cuyos detalles de la casa alquilada -70 escudos anuales, cercanía del palacio Vestri, residencia para algunos- la identifican con la de Alejandro Serena.</ref>

Son sin duda los años heroicos -como en los principios de toda institución religiosa-, particularmente para el Fundador, que tiene que estar en todo y sentir sobre sus espaldas el peso de todo el edificio. No le faltan nunca colaboradores. Quizá le sobraran alguna vez. Pero los había de todo género: sacerdotes y laicos; maestros y simples servidores o empleados en los menesteres domésticos; los que pagaban su pensión anual y los que no pagaban nada; los que pedían sólo el sustento diario o exigían también un salario; los que residían en sus propias casas y los que vivían allí; los aprovechados, que sólo pretendían aprender a hacer escuela pará abrir luego ellos una por su cuenta o los que hacían su trabajo por puro amor de Dios; los que formaban parte de aquella especie de 'congregación' y los que estaban de paso, eventualmente, como simples asalariados. Todos, al fin, libres para quedarse o para marcharse, en movimiento continuo en torno al único eje inmóvil, firme, decidido, apoyado en Dios y confiado en la protección de Santa María.<ref group='Notas'>Cf. ‘Relación B’, p.385. En el Informe de 1623 escribió Calasanz: 'il sopradetto Gioseppe della Madre di Dio… sin all'anno 1617 col favor del Signore ha sostenuta la detta ópera con operarii secolari e liberi de quali molti doppo haver imparato bene il modo d'insegnar se ne andavano a fare scuola per interesse in altre parti essendo che in dette scuole pie non si dava se non il magnar et la stanza' (EGC II, p.170). Con ello, las Escuelas Pías desde sus principios se convierten en una cantera de maestros, o más bien en una escuela de magisterio.</ref>

El testimonio personal de Gelio Ghellini nos cerciora de que a mediados de 1602, si no antes, existe en el palacio Vestri y luego en casa del Sr. Serena cierto modo de convivencia, con diferencias respecto a la contribución pecuniaria de cada uno. Esta convivencia se va perfeccionando y asemejando poco a poco a la vida comunitaria de los religiosos, pues a la residencia y comida en común, dependencia más o menos general de un mismo fondo económico, dedicación a una misma tarea, etc., se van añadiendo otros detalles de actos comunes de piedad y devoción. Por lo que se ve, tanto Mons. Vestri como el Fundador de la Congregación de Luca, Juan Leonardi, gran amigo de Calasanz, siguen de cerca la obra y asesoran a Calasanz y a sus socios, asistiendo incluso a las juntas o reuniones que se tienen en el palacio Vestri. Y en una de ellas se toma una decisión muy importante. Nos lo cuenta Berro en una de sus Relaciones:

Como verdaderamente humilde, desconfiando de sí mismo, consultaba Calasanz al Ilmo. Prelado Octaviano Vestri, al P. Juan Leonardi y con éstos y con los mismos Operarios, que correspondiendo al honor de Dios se reunían de tanto en tanto para tratar del buen gobierno de las Escuelas Pías y de sus Operarios, en una de estas reunionés, tenida el 14 de julio de 1604, se decretó que los Operarios de las Escuelas Pías viviesen en común, contribuyendo el que pudiera, y el que no pudiera sería provisto por el fondo común, y aun a muchos se les pagaba. Pero se dio principio a esta Comunidad en el mes de septiembre de dicho año 1604. Los que convivían eran 18 en total, a saber: el P. José Calasanz, Fundador, Aragonés; el P. Gelio Ghellini, Veneciano; el P. Gaspar Dragonetti, Siciliano; el P. Flaminio Casella; el P. Régolo Bellotti; el Hº. José Mainente. Estos contribuían a la Comunidad de este modo: Flaminio con la Misa y Régolo con la Misa y el servicio de confesor en Santa Ana; los otros daban dinero, además de la Misa. Luego, el P. Andrés Basso, el P. Jerónimo Nicotera, el P. Leonardo Mazentio, el Hº. Nicolás de Bérgamo, el Hº. José de Gregorio, de Mesina; Hº. Domingo Monechini, Vicentino; P. Martín Tovar, Hº. Miguel Ferrerio, el hermano del P. Nicotera, Ventura Sarafellini, Juan Pablo de N. y el Hº. Eusebio Manenti. Estos doce eran asalariados y gobernados en diversos modos. Así que eran en total 18 operarios, siete sacerdotes y once seglares, pero todos vestían de largo, excepto Sarafellini. De todos estos 18 Operarios sólo perseveraron dos, a saber, nuestro P. José Calasanz, Fundador, y el P. Gaspar Dragonetti'.<ref group='Notas'>‘Relación B’, p.385-386. Los datos mencionados, así como los otros que siguen respecto a lo que dan o reciben, fechas de muerte o despidos, merecen todo crédito, pues los copia del ‘libro B’, autógrafo de Calasanz. Para noticias y bibliografía sobre cada uno, cf. C. VILÁ, ‘Galería de escolapios 'seculares'’: Archivum I4 [1983] 269-340.</ref>

Esta última apostilla deja cierto amargor de boca, pero Berro la endulza añadiendo con optimismo: 'Al marcharse éstos, el Señor proveía de otros con la diligencia de nuestro Calasanz'. Y así era.

Notas