GinerMaestro/Cap03/07
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03.07. Sus primeras letras
En Peralta, pues, había una escuela de primeras letras. A ella aluden la anécdota anterior y los recuerdos de don José Marquet al evocar al pequeño José Calasanz Gastón recitando los Milagros de Nuestra Señora. Este último detalle piadoso podría hacernos suponer que la escuela se tenía en la parroquia por alguno de los beneficiados que la servían, que no eran pocos.<ref group='Notas'>He aquí la comunidad de beneficiados de Peralta de la Sal, en torno al año 1566: 'Rector m°. P. [mossen Pere] Gul. b. [beneficiat] de S. Domingo la torre. M°. Antoni Sala b. de la Concepció. M°. Joan Texidor b. de S. Joan. M°. Pere Sales b. den ribe y guimeret. M°. Pere Gasseu b. de Nra. Sra. de la Purificació. M°. Andreu Sellens b. de S. Michel den rufes. M°. Pere Texidor b. dels Angels paga com a rector de Monmagastre. M°. Joan Renyina b. de S. M. dels Pastors. M°. Jaume Sallent b. de S. Michel den Piquer. M°. Antoni Gasseu clerge b. de S. Michel. Joan Baile non in sacris b. S. Antoni. Joan Santiberi b. de S. Cebriá et Vincentii. lo be. de S. Michel de Montaner vagué' (Arch. Epis. Urgel, Reg.36, años 1566-1606, f.178).</ref> La escuela era entonces sólo para niños y a ella fueron también los dos hermanos mayores, Juan y Pedro Calasanz, pues nos consta documentalmente que tanto Pedro el padre como Pedro el hijo sabían escribir,<ref group='Notas'>De ambos hay firmas; el padre, por ejemplo, firma en las Capitulaciones matrimoniales de su hija Esperanza: 'Yo Pedro Calasans firmo lo sobredigo (sic)' (Doc. Merigó, RegCal 74, n.53. Fotocopia en EcoCen 3-4 [1949] 30-31, lám. XIII). Y el hijo: 'Testigos fueron a las sobredichas cosas los Rdo. Mossen Pedro Gui presbítero y Pedro Calasanz menor ferrero, habitantes en el dicho lugar de Peralta de la Sal en la nota original de la qual están las firmas y suscripciones que de fuero del presente reyno se requieren' (AEPZ, Peralta, 4).</ref> y lógicamente también Juan sabría. Sin embargo, la madre y la hermana Esperanza dicen no saber escribir,<ref group='Notas'>En las Capitulaciones matrimoniales de Esperanza Calasanz (25 de enero de 1547), antes de la firma del padre, Pedro Calasanz, firma el siguiente: 'Yo Miguel de Ager soy testigo de lo sobredicho y me firmo por Juan Carpi padre y fijo [el hijo era el novio] y Madalena Abela, Speranza Calasanz [la novia] y María Gastona [su madre] que dijeron no sabían scrivir y por lotro testigo [Miguel Mola]' (Doc. Merigó, RegCal 74, n.53. Fotocopia en EcoCen 3-4 [1949] 30-31, lám. XIII).</ref> y lo más probable es que tampoco supieran las otras hermanas. Raras eran las mujeres que supieran leer y escribir, sobre todo en ambientes rurales.
En la escuela o en la parroquia aprendió también el catecismo. En esos años de su infancia se estaba celebrando el Concilio de Trento (1545-1563), en cuya sesión XXIV (11 de noviembre de 1563) se prescribió que al menos los domingos y días festivos se enseñara los rudimentos de la fe a los niños en las parroquias.<ref group='Notas'>'Iidem [episcopi] etiam saltem dominicis et aliis festivis diebus pueros in singulis parochiis fidei rudimenta et obedientiam erga Deum et parentes diligenter ab iis, ad quos spectabit, doceri curabunt' (Sess. 24, Dec. de Refor., c.4).</ref> En 1561 había publicado el dominico fray Pedro Mártir Coma un catecismo en catalán y en los años siguientes el obispo de Urgel, don Pedro Castellet (1561-1571), lo había repartido por toda la diócesis para que sirviera de texto en la enseñanza de los niños y fuera leído públicamente en las iglesias a los fieles en los días festivos.<ref group='Notas'>El catecismo se titulaba: ‘Doctrina cristiana utilissima per a tots los fels cristians’. En 1566 publicó el mismo autor otra obra, titulada ‘Directorium curatorum’ y lo dedicó al obispo Castellet, de quien decía en la ‘Epistola nuncupatoria’ de la introducción: 'ha enviats per tota la diocesis llibres en llengua cathalana de la Doctrina per a que los minyons fossen ensenyats y se lligen publicament en les Esglesies de son bisbat tots los díes de festa' (cf. Cat 227 [1980] 2 1-22).</ref>
En Peralta no había escuela de latín. Desde Roma, el 25 de noviembre de 1592 escribía el Doctor Calasanz al párroco de su pueblo, don José Texidor, aludiendo a la carta que le había escrito el 29 de septiembre: 'Hame parescido muy acertado que hayan conduhido Maestro que enseñe latinidad en esse lugar, que será facilitar a los padres que hagan aprender letras a sus hijos, que es una de las mayores herencias que les pueden dexar'.<ref group='Notas'>C.4.</ref> Efectivamente, “el consejo y universalidad” de Peralta había ‘conduhido’ para maestro a “Antonio Rauleda licenciado, natural de Castigaleu”, pueblo del Condado de Ribagorza, al norte de Benabarre.<ref group='Notas'>(18 de octubre de 1592). 'Conducción de ferrero. Eadem dic et loco.., llamado convocado y ayuntado el concejo y universalidad del dicho lugar de Peralta y congregado y ajuntado por mandamiento y llamamiento y de la forma y manera en el precedente acto de conducción del maestro contenida y expresada. (El acto de referencia: conducción de maestro Antonio Rauleda licenciado natural de Castigaleu presente el consejo y universalidad siguientes...)' (Doc. Merigó, n.l95).</ref> Cuando acabó, pues, la escuela elemental, José Calasanz Gastón tuvo que salir de Peralta para seguir estudiando, por deseo de sus padres. Y agradecido por ello, reconocía luego —en su ancianidad romana— que era la mejor herencia que le habían dejado.
Antes de que el estudiante saliera del pueblo, habían dejado el hogar paterno dos o tres de sus hermanas: la mayor, María, se casó en 1561 con Pedro Ferrer y siguió viviendo en Peralta; hacia 1565 se casó Juana con Juan Blanch, 'alias Agostí', y se fue a vivir a Benabarre, de donde era el marido; y probablemente en esos mismos años, entre 1561 y 1565, se casó también Magdalena con el peraltense Antonio Juan Pastor, quedándose en el pueblo.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, Tres testamentos..., p.448-449.</ref> Junto a sus padres seguían Juan y Pedro, Esperanza e Isabel.