Santiago (CL) Colegio Hispanoamericano

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Fachada de la iglesia y colegio Hispanoamericano en Santiago de Chile
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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Chile

(1917- )

Primeros pasos

«El 27 de junio de 1908, día del Sagrado Corazón de Jesús, D. Pedro Fernández Concha hace donación ante notario a las Escuelas Pías, en la persona del P. rector de Providencia, Vicente Soriola, autorizado por el P. Marcos Quibus, Visitador de los colegios de Sudamérica, de una propiedad de 15.000 metros cuadrados, situada en la ciudad de Santiago en las calles Carmen y Porvenir, sin gravamen alguno, para que ahí se levantase un colegio de las Escuelas Pías». Todo hace suponer que fue D. Ventura Blanco Viel, administrador de la casa de Providencia quien puso en contacto al bienhechor y al P. Serióla. En cuanto los escolapios se hicieron cargo de la finca abrieron una capilla, dedicada a la Virgen del Pilar y atendida por un sacerdote del hospicio. El P. J. Jiménez, siendo rector, urgido por el Sr. F. Concha instó a los superiores para abrir nuevo colegio; éstos denegaron el permiso alegando falta de personas; pero el Capítulo local de 1912 volvió a solicitar en un amplio documento en el que con razones a favor y respuestas a posibles dificultades se hizo cambiar la decisión primera. Sin esperar a que el P. rector regresara de Zaragoza, pues había asistido al Capítulo provincial, se comenzó la obra en el día del Pilar con una solemne bendición, primera piedra y fiesta. Dos problemas se planteaban: atender y seguir la obra; se le encomendó al arquitecto D. José de Forteza, exalumno de los escolapios de Barcelona, y a los PP. Quibus (1913), Griso (verano de 1914) y, Juan María Jiménez, quien prácticamente llevó la mayor responsabilidad. Después, solventar las dificultades económicas; la lentitud en la construcción, la demora de los permisos, el encarecimiento de materiales puso grandes dificultades; incluso se estuvo a punto de vender una tercera parte de la finca; los sueldos de los religiosos de Providencia y Concepción, pequeñas ayudas y donativos y un préstamo del colegio de Córdoba (Argentina) hicieron que el 11 de marzo de 1917 se instalara la primera comunidad: PP. Justo Blanco, Teodoro Aguirrebengoa, Cruz García y los HH. Pedro Azpilicueta y Luis Lázaro. Las obras no estaban totalmente acabadas, pues faltaba un pabellón completo y del resto sólo se contaba con la planta baja. Oficial y solemnemente se inauguró el 12 del mismo mes con la presencia del Sr. arzobispo, Juan Ignacio Eyzaguirre. Y al siguiente se abrieron las clases: tres para vigilados y una para gratuitos, 125 alumnos. Los religiosos constituían comunidad jurídica con Providencia aunque actuaban con mucha autonomía. El nombre Hispano-americano le fue dado porque deseaba ser foco de cultura de todos los muchachos que solicitaban su ayuda, particularmente los de la colonia española.

El edificio.

Se pretendió que el colegio fuera completo, que en él hubiera todas las secciones de enseñanza, incluso internado. En el momento de la inauguración todavía le quedaba mucho; así, por mayor urgencia se comenzó con el internado, habilitando un salón para los doce primeros alumnos en 1921; en 1925 se terminó el primer piso de los pabellones incompletos; en 1927 se dieron pasos para adquirir una pequeña casa, propiedad de los herederos del fundador, situada en la misma manzana del colegio, y construir ahí la gran iglesia; el 6-9-1929, ante los acontecimientos políticos que se presumían, se hace una compraventa simulada del edificio a la asociación «Educación Popular» de Buenos Aires, cuyo presidente era el P. Vicario provincial; en este mismo año se preparan los terrenos dedicados a campos de recreación y deportes (12.000 metros cuadrados); al crecer el número de alumnos en enero de 1930 se construyen los segundos pisos de los pabellones, se cubren galerías y el patio central; así en septiembre quedan concluidas las grandes obras y los libros de economía cuentan un total de 490.000 pesos gastados en la construcción. Con el decreto del 15-6-1933 el colegio queda en la nueva Provincia de Vasconia y se establece un año de dificultad en el acoplamiento de los rectores. Será en 1935 cuando el patio central queda magníficamente terminado y se inaugura para celebrar la canonización de S. Pompilio. El terremoto de agosto de 1945 hace revisar la cúspide de la fachada que amenazaba caerse; al año siguiente se comienza a construir el nuevo pabellón de humanidades, cuyo valor ascendió a los 4.000.000 de pesos y que se concluye en 1947, para que el 20-6-1948 se comenzara la iglesia; será el 21-6-1953 cuando se abra al culto, aún sin haberse terminado. Al crecer el número de alumnos era necesario reemprender obras: una nueva escalera, sala de visitas, secretaría, gran cocina y comedores para atender a internos y mediopensionistas; razones sociopolíticas, dos años más tarde, obligaron a cerrar algunas dependencias, a cambiar el sistema educativo, el económico y, como consecuencia, la dinámica del colegio. Poco a poco la antigua capilla y los locales del internado se fueron transformando en gabinetes, salas de proyección, salón de actos, bibliotecas, locales para acciones extraescolares con alumnos y apoderados, transformación de la vivienda de comunidad. Esta descripción de las obras hace comprender cómo se trabajó febrilmente para buscar medios económicos; pero hay que añadir otros acontecimientos: en 1948 compra Polichilemu, en 1949 abre el noviciado, en 1951 se embarca en el nuevo colegio Calasanz, en 1953 con Malloco, sin olvidar las ayudas especiales que hizo a la Provincia de Vasconia tras la guerra civil española.

Historial educativo.

Se ha indicado que el colegio abrió sus cuatro aulas en 1917 para 125 alumnos; pero sus pretensiones eran muy superiores. En 1918 se abrió la primera aula de humanidades, ampliando un curso cada año; pero resultó muy difícil superar la barrera de 4.° a 5.°; los profesores y los religiosos lo discutieron muchas veces. A una carta del P. Echarte dirigida al P. Vicario se debe que en 1929 se pusiera fin a tanta duda, pues éste indicó se implantase todo el ciclo superior. El profesorado del colegio siempre estuvo formado no sólo por escolapios, sino también por seglares; el régimen de exámenes, en un principio controlado por comisiones llegadas del liceo estatal, a partir del 5-11-1928 se ajusta a la categoría de «colegio cooperador del Estado». Como el número de alumnos crecía y, consecuentemente, la actividad desbordaba la sencillez primitiva del funcionamiento el P. Justo Blanco que había sido primer superior, siendo el 2-8-1926 Vicario provincial, dejó un Reglamento estable. Hay dos datos que han calificado siempre la historia educativa de este centro: primero, la preocupación que el profesorado ha tenido siempre por estar abierto a los más actuales sistemas pedagógicos (vgr. en 1931 el estudio de las ciencias por medio del cine); segundo, la atención a la formación religiosa, ya reglamentada en el documento del P. Blanco y subrayada en las Visitas de los Superiores. Todavía se pudo llevar con mayor libertad cuando a partir del 23-9-1928 la casa-colegio Hispano-americano se independiza jurídicamente de la casa Providencia. Desde 1934 queda en la jurisdicción de la Provincia de Vasconia; su actividad educadora apenas sufre cambio alguno salvo el previsto por la falta de personas nuevas jóvenes; hay que exceptuar la llegada de los religiosos al cerrarse Providencia (1934) y Concepción (1939) por causa del terremoto. Nuevos bríos y nuevas actividades dan comienzo a raíz de la llegada de un grupo nuevo en 1946; en 1952 se abre el gabinete médico; en 1953 recibe el título de «Colegio con notas reconocidas», ratificado en 1961 con carácter definitivo; en 1957 se abre el gabinete psicológico y de orientación; en 1963 la escuela para obreros y llevada por los exalumnos; en 1965 ha de acomodarse a las nuevas exigencias sociopolíticas cerrando el internado y trabajando en jornada continua; en 1970 se recibe una propuesta de la DUOC (Departamento universitario obrero-campesino) para 700 alumnos que es aceptada; en 1973 hay que buscar solución a la escuela nacional unificada llegada del Ministerio de Educación y los retos de la Iglesia del postconcilio frente a ciertas instituciones, especialmente colegiales. Sin embargo, la década de 1965 a 1975, siendo de una parte tan agitada, llevó al colegio a la más alta cota de alumnado. Hoy es mixto. Dentro de este capítulo es necesario reseñar distintos aspectos de la educación impartida en actividad paraescolar:

El colegio estuvo dotado de amplios lugares aptos para el deporte; y no sólo se practicó, sino que se enseñó y se promocionó. Sirven estos ejemplos: fútbol, Honorio Landa y Francisco Fernández, Marte y Rubilar; equitación, Américo Simonetti y los hermanos Izurieta; tenis, Luis Ayala y su cuñado José Tort; pelota vasca, Bonifacio Sainz, Alfredo Soto, Gil Largo; todos ellos primeras figuras nacionales.

El movimiento scout funciona como filial de la Acción católica desde 1942; no sólo se ha preocupado de actividades infantiles y juveniles, sino que también ha mantenido contactos permanentes con padres y apoderados. Editó la revista Mástil (13 números); y un reglamento que se impuso a todo los grupos chilenos.

Actividades teatrales y artísticas hubo casi desde los comienzos, si bien encontraban la dificultad al faltar un local apto; sobresalió en el año 1947 y en 1952 obteniendo primeros puestos dentro de los concursos. Han sobresalido José Caviedes López y Mario Lavín Isla; y también merece ser citado Francisco «Coco» Legrand, de sobrenombre «Papelucho».

En música y coros se ha trabajado desde el «coro lírico- infantil» dirigido por el Sr. Neira o el coro «colegio- universidad» hasta los grupos folklóricos «Los del Hispano», con Osvaldo Díaz, y «Ecos de la Quebrada».

En publicaciones hay que citar las siguientes revistas: Mástil, Juventud, Ariete (propias de algunos cursos), la Memoria escolar 1947, la revista Columnas, órgano oficial del colegio, de 1965 a 1968, Umbral, continuación de la anterior, y Chacito escolapio, órgano de la comunidad escolar.

La formación religiosa ha seguido siempre las pautas generales de los colegios escolapios; hay que recordar a los tarsicios creados en 1926 y a los cruzados eucarísticos, continuación de los anteriores, en 1931, que constituyeron el precedente de la Acción católica; realizaron actividades en favor de los sectores más desvalidos de la sociedad, fueron elogiados por el Presidente de la República, de filiación radical, Pedro Aguirre Cerda; desarrollaron admirable actividad con motivo del Congreso Eucarístico y del Mariano. De ahí surgieron años más tarde los llamados «grupos de selección» para dar cabida a grupos de pastoral; es el colegio centro de toda la actividad pastoral de la zona y su compromiso revierte no sólo en los alumnos, sino también en otros lugares y poblaciones.

Otros movimientos que funcionan son: el centro general de padres y apoderados, con estatuto legal desde 1969, la escuela de padres, el centro de alumnos, con estatuto propio, el centro de profesores del colegio, la liga de exalumnos fundada en 1927, el centro de madres «Nuestra Señora del Pilar» y la comunidad cristiana de profesores.

Entre los exalumnos que recuerdan gratamente el colegio se citan: los políticos, Ignacio Lagno, Mario Fuenzalida, Pedro Cano, Pedro Sanhueza, Manuel Flores, Orlando Saez, Eduardo Romero, Eduardo Montenegro, Mario Montanari; escritores Pedro Cunill, Enrique Cueto, Ángel Fernández; periodistas Julio Moreno, Luis Fernández Navas, José Abad. Y otros muchos.

Significativa es la siguiente estadística del alumnado:

Años Religiosos Internos M. Pupilos Gratuitos Prep. Superior Total
1917 3+2 - 75 125 - -
1927 10+2 39 102 40 188 127 315 1
1937 11+5 96 169 50 283 179 462
1947 16+4 118 242 75 482 282 764
1957 19+3 61 325 100 626 553 1.179
1967 12+1 - 450 100 699 490 1.189

Iglesia-basílica.

Ya se indicó arriba que la primera acción tomada por los escolapios al aceptar la donación del Sr. Fernández Concha fue erigir, aprovechando el local existente en la finca, una capilla dedicada a la Virgen del Pilar, muy pobre, aunque la mejor que contaba el barrio. Era necesario un religioso que la atendiese. El P. Griso, en el verano de 1914, decoró muros, construyó un hermoso altar gótico y pintó el techo y los escudos de Chile y de los escolapios. La iglesia fue muy bien acogida por los fieles y crecía el culto. Se bendijeron dos estatuas, S. José Esposo y Santiago, traídas de España, regalo de D. Julio Cao. Abierto el colegio servía para la celebración de los actos religiosos del mismo, aunque cuando se trataba de actos multitudinarios había que buscar otros locales. Con la compra de la pequeña casa del hijo del fundador se discutió el lugar de la nueva iglesia. Después de muchas dudas el 27-8-1947 el cardenal Caro Rodríguez bendijo el nuevo pabellón con una solemne ceremonia; en ella se leyó un cablegrama del Ministerio español de Asuntos Exteriores quien prometía pagar la imagen de la Virgen. Se movilizó a la ciudad de Santiago, se instauró la cofradía del Pilar, y sobre todo, se buscaron fondos. La obra, globalmente, quedó terminada el 21-1-1953 y se comenzó a usar. Había que acabar los detalles y especialmente las vidrieras, encargadas a la empresa de Madrid «Cristamol»; no había dificultad de hacerlas, sí de transportarlas y de aduanas; con ayudas muy extraordinarias fueron llegando. No se pueden dar cifras de coste tanto por razón de la fluctuación de la moneda en los muchos años que estuvo en construcción, como por no haber anotado debidamente todos los gastos. La iglesia, con título oficioso de Basílica, está ideada por el arquitecto español Sr. Zavalo; de una nave de 36 metros de larga por 14 de ancha, ábside semicircular, tres grupos de vidrieras (presbiterio, coro y las situadas en los lados de epístola y evangelio); éstas son las más interesantes pues se recoge la tradición en la devoción mariana con los signos de la misma (Virgen de los Reyes, Estrella, Covadonga, Carmen, Inmaculada, Valvanera, Montserrat, Almudena, Espino, Guadalupe, Santa María la Real, Victoria, Begoña y Desamparados); junto a la Basílica hay que reseñar el culto, la devoción y la actividad pastoral que siempre se ha desarrollado.

Superiores

Persona Año
Justo Blanco 1917
Adolfo Echarte 1920
Antonio Martínez 1926
Vicente Escuin 1928
Martín Español 1931
Octavio Yaben 1934
Juan Manuel Diez 1935
Octavio Yaven 1940
Constantino Garisoain 1946
Vicente Nuin 1949
Daniel Azanza 1952
Jesús Martínez 1955
Félix Barbarin 1962
Javier Pértica 1965
José Goyena 1968
Javier Zabalza 1971
José Antonio López Capó 1976

Bibliografía

Redactor(es)

  • Fermín Maeztu, en 1990, artículo original del DENES I