GinerMaestro/Cap13/11

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13.11. Fracasos providenciales

Excesivamente confiado en las buenas disposiciones de la Cofradía de la Doctrina Cristiana respecto a sus escuelas, intentó Calasanz un asalto definitivo. Quizá por delicadeza y prudencia no quiso presentar él personalmente la cuestión y, dado que la primera vez, dos años antes, había propuesto el tema Marcantonio Arcangeli, pareció a ambos más conveniente que volviera a ser el demandante. Y en la sesión del 27 de marzo de 1601 se lee en el acta que 'el Sr. Marco Antonio Arcangelo habló largo rato sobre la escuela de San Andrés ‘della Valle’, si nuestra Cofradía querría tomar su protección y proveerla de todo lo que necesitara, y que así se llamaría obra de la Doctrina Cristiana y no de otra manera. A lo cual le respondió la Junta que no quería tomar tal asunto por no sentirse en grado de poder hacerlo, pero que ayudaría en todo lo que estuviera de su mano'.[Notas 1] Dos años antes habían pedido que la Cofradía ayudara en lo que pudiera. Y se prometió. Ahora se pedía que se responsabilizara y solucionara todas sus necesidades. Y se negaron.

Dentro de tres meses se iban a celebrar elecciones para presidente de la Cofradía, y Calasanz, probablemente ante la posibilidad de conseguir como presidente lo que no había logrado como simple cofrade en la sesión de fines de marzo, presentó su candidatura. El 1 de julio se reunieron, pues, 160 cofrades en casa del Cardenal Alejandro de Médicis (futuro León XI), para proceder a la elección. De un primer escrutinio sobre todos los candidatos fueron elegidos los tres que habían obtenido más votos. Fueron votados luego uno a uno y éste fue el resultado: Mons. Mellini obtuvo 69 judías blancas y 91 negras; José de Calasanz 60 blancas y 100 negras, y el señor Antonio Cisoni, presidente cesante, 126 blancas y 34 negras. De modo que fue confirmado el mismo.[Notas 2] Calasanz había perdido la última oportunidad.

En tres meses dos ruidosos fracasos. A fines de marzo rechazaron su obra, sus escuelas. No las quisieron aceptar como cosa propia, ni siquiera con el aliciente de darles su nombre. A primeros de julio le rechazan a él. No le quieren para presidente. En la vida de este hombre cada fracaso es un triunfo, o más bien un renglón torcido de Dios, que sigue escribiendo maravillosamente derecho. Y estos dos fracasos seguidos fueron decisivos para enderezarle a él como Fundador y para que naciera su obra con nombre propio de Escuelas Pías y no quedara como un apéndice de la Cofradía de la Doctrina Cristiana. Con gran clarividencia escribió Sántha a este respecto:

'Las decisiones menos favorables de la Confraternidad de la Doctrina Cristiana respecto a las escuelas cotidianas de Calasanz y la derrota sufrida en las elecciones de 1601 son, sin duda alguna, sucesos verdaderamente providenciales a favor del Instituto de las Escuelas Pías. Pues si la Confraternidad hubiese asumido como propias las escuelas cotidianas de Calasanz, ubicadas primero en Santa Dorotea y luego junto a San Andrés de la Valle, o bien si el mismo Calasanz elegido Presidente hubiese determinado aceptarlas como propias, jamás hubiera surgido ni llegado a sazón el Instituto de las Escuelas Pías en cuanto tal, es decir, como órgano independiente para educar gratis a los niños pobres en la piedad y en las letras todos los días'.[Notas 3]

No hubo, sin embargo, estridencia alguna, pues durante ese mismo año 1601 asiste Calasanz a casi todas las juntas secretas de la Cofradía y admite los cargos de visitador y enfermero y no pocas otras tareas. Y en los años siguientes todavía desempeña el oficio de provisor espiritual hasta 1605, en que desaparece su nombre de los libros oficiales.[Notas 4] La Cofradía, por su parte, cumplió también sus promesas, particularmente con la ayuda desinteresada de algunos de sus miembros, que se convierten en colaboradores generosos de las escuelas cotidianas de los pobres, las cuales dejan su anonimato y se empiezan a llamar 'Escuelas Pías'.

Notas

  1. Ib.
  2. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.92, n.479; BAU, BC, p.262-263.
  3. Cf. G. SÁNTHA, o.c., p.153-154.
  4. Ib., p.153; BAU, BC, P.263.