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Otros escolapios destacados de este periodo.
Es cierto que estas páginas están dedicadas especialmente al P. General Vicente Tomek, pero en ellas estamos repasando también algunos momentos importantes de la historia de las Escuelas Pías durante su generalato. Y la historia quedaría coja si no mencionáramos, aunque solo sea brevemente, a algunos escolapios relevantes de este periodo, con los que el P. Tomek colaboró intensamente, y con quien intercambió abundante correspondencia. Naturalmente, se trata de una selección subjetiva, aunque basada en las cartas cruzadas entre cada uno de estos escolapios y el P. Tomek. Y limitada, por supuesto. Digamos que el principal criterio utilizado es la colaboración con el P. Tomek de los diversos personajes.
En España nos encontramos en primer lugar con el P. José Olea (1884-1969). Tras enseñar en varios colegios de la Provincia de Castilla, en 1940 es nombrado Vicario General de España, cargo que en 1947 se convierte en Delegado General de España, y que ejerce hasta 1950. En los primeros años de su generalato, es el hombre de confianza del P. Tomek en España. Coordina las reuniones de los Provinciales de España, se ocupa de la celebración de los Centenarios… Tienen buenas relaciones con el Gobierno; no le cuesta obtener visados para los padres húngaros y polacos que deben pasar por España camino de América. Gestiona adecuadamente las casas centrales, y prepara la creación de la Escuela de Magisterio en Irache. Terminado su mandato como Delegado de España, es enviado como Superior a la casa de Santo Tomás de Salamanca, donde son enviados algunos juniores para que estudien en la Universidad Pontifica, recién creada, y será la casa precursora del juniorato P. Scío, y allí reside hasta 1957, cuando regresa a su provincia. En 1951 escribió y publicó la vida del P. Faustino Míguez.
Otra figura clave de las Escuelas Pías españolas de este periodo es el P. Agustín Turiel (1905-1966). Es el segundo de los hermanos Turiel: Pedro, el mayor, fue rector de varias casas de Catilla, antes de pasar como Rector a Bogotá, y ser nombrado Vicario Provincial (1961-64), y más tarde rector de Albelda y primer Rector del ICCE en Madrid. Felipe, el más joven, brillante alumno de la Gregoriana de Roma, fue martirizado en 1936. Agustín desempeñó diversos cargos en su provincia antes de ser nombrado Rector de Irache. En 1949 fue elegido Provincial de Castilla, cargo que ejerció por primera vez hasta 1955, y por segunda vez desde 1961 hasta su temprana muerte en 1966. Pero el cargo que le tuvo más en contacto con el P. Tomek (tal vez es su principal corresponsal) es el de Delegado General de España, que ejerció durante diez años, de 1952 a 1962, que compagino durante un trienio con el de Provincial de Castilla. Dedicó mucha atención y trabajo a los junioratos de Irache y Albelda, y a la puesta en marcha del de Salamanca. Durante su primer provincialato se fundaron las primeras casas en Colombia. En España, muy apreciado, fue Presidente de la FERE (Federación de Religiosos de la Enseñanza). Se percibe en las numerosas cartas intercambiadas con el P. General un perfecto entendimiento entre ambos, aunque a veces los trabajos encomendados superaban las fuerzas del P. Agustín.
Un tercer colaborador castellano del P. Tomek, quizás su principal colaborador, fue el P. Laureano Suárez (1913-2005). Fue elegido para estudiar en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo el doctorado en teología en 1937. Por cierto, en la primera carta escrita al P. Tomek desde Irache, donde es maestro de juniores y profesor, el 20 de octubre de 1947, le felicita por la elección y critica severamente la formación de los juniores en San Pantaleo (él estuvo de 1932 a 1937), por demasiada libertad, y le recomienda que ponga un maestro con autoridad. Recomienda 7 juniores de Irache para que vayan a S. Pantaleo a continuar sus estudios.[Notas 1] Tras la guerra civil, vuelve a Irache como profesor y ecónomo. Es nombrado Maestro de juniores en Irache (1946-48), y el P. Tomek, tras conocerlo, lo lleva a Roma como Secretario General de la Orden (1948-1953), y como tal acompaña al P. Tomek en sus visitas internacionales. A partir de 1953 es Asistente General por España, y Procurador General (cargo que incluye el ser Ecónomo General) desde 1958. Consejero de la Sagrada Congregación de Religiosos. Perito conciliar en materia de enseñanza, colabora en la elaboración del documento Gravissimum educationis momentum. Factor principal en la creación del Instituto «Calasanz» de Ciencias de la Educación (I.C.C.E.) en Madrid. Elegido Superior General de toda la Orden en 1967, despliega intensa actividad para la acomodación de las normas renovadoras del Concilio Vaticano II a la realidad escolapia[Notas 2]. El P. Tomek le va confiando los asuntos más complicados de la Orden, como la nueva orientación de la economía, los proyectos en España (colegio P. Scío en Salamanca; ICCE), e incluso la organización de las fundaciones en Estados Unidos como una Delegación General. No existe mucha correspondencia entre él y el P. Tomek (pues estaban juntos a menudo), pero sí hay muchas referencias en las cartas del P. Tomek a religiosos de España, recomendándoles que traten sus asuntos con el P. Suárez. Era el hombre inteligente y esforzado que se perfilaba como seguro sucesor del P. Tomek. Por razones personales dimitió como General de la Orden en 1971, pero su dedicación a la labor escolapia siguió hasta el final de su vida, con nuevos cargos y logros. Otro contará su vida como General de la Orden.
El P. Claudio Vilá (1918- 1999) fue otro colaborador fiel del P. Tomek. Ordenado sacerdote en 1944, en 1945 fue enviado a la Casa de Estudios de Albelda de Iregua (La Rioja) como profesor de moral y otras asignaturas, y rector de la misma casa (1952-1958). Primer director de Revista Calasancia (1956-1967) y de Analecta Calasanctiana (1959-1967), era doctor en Pedagogía por la Universidad de Madrid (1958) con la tesis Fuentes inéditas de la pedagogía calasancia. Acumuló otros títulos y méritos después del generalato del P. Tomek. Entre otros, el de Archivero General en Roma tras la muerte del P. Sántha, en 1976. Era posiblemente el escolapio de su tiempo más preparado en temas de psicología y pedagogía, y perfectamente conocedor de lo calasancio. El P. Vilá tenía un intenso carteo con el P. Tomek, al que a menudo proponía medidas innovadoras. Y cuando estas ideas eran rechazadas, él seguía fielmente, sin protestar, las indicaciones del P. General. Dio un prestigio enorme a las Escuelas Pías, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, y en la Universidad Pontifica de Salamanca. Tanto en Albelda mientras fue rector y profesor, como en Salamanca, en el colegio Scío, fue una de las piedras angulares, siempre generoso en el esfuerzo, preciso en el trabajo. En una carta fechada el 1 de noviembre de 1961 presenta sus proyectos al P. General para el Colegio P. Scío[Notas 3]. Quiere que sea, además de teologado, un centro donde los juniores se preparen para su vida escolar. Quiere que haya un gabinete didáctico, psicotécnico y catequético; necesitan más fondos. Quiere tener además una escuela de prácticas; talleres, biblioteca. Hace falta una multicopista eléctrica para los apuntes de clase. Que la traigan de Roma, más baratas. Sería conveniente que todos los juniores obtuvieran el bachiller en teología, título reconocido por el Estado para dar clases en los colegios… Fue además director del Instituto Calasanz de Ciencias de la Educación de Madrid (1968-1975), pero de este tema trataremos más adelante. En 1959 crea una revista llamada Hermanos Escolapios, con material especialmente pensado para ellos (las revistas oficiales se publicaban en latín, que ellos desconocían). Pero esta revista le causa un disgusto años más tarde, en 1964, cuando un hermano (Casimiro Gil, de Aragón) envía un artículo titulado de manera anónima “Ahí va esa pera”. El P. Tomek pide al P. Vilá quién es el autor, y espera que acaben sus imprudencias de sembrar vientos para él recoger tempestades (sobre las aspiraciones de los hermanos). Le libera de la dirección de “Hermanos escolapios”. Luego escribe al P. Germán López de Juana, Delegado General, y le dice que ha quitado la dirección de HE a Vilá; debería confiarse a Cubells. Y evitar publicar artículos que den esperanzas exageradas a los hermanos[Notas 4]. A pesar de su buen servicio, es la segunda revista a cuya dirección tiene que renunciar el P. Claudio. Y no será la última: se le pedirá también la renuncia a la dirección de Archivum, pero esto ocurrirá varios años más tarde, a causa del conflicto ocasionado por su Positio sobre el P. Casani. Pero esa es otra historia, fuera de este generalato.
Otro escolapio generoso de su esfuerzo, y mirando en varias direcciones, fue el P. Rafael Pérez Azpeitia (1917-1991). Fue ordenado sacerdote en Pamplona en 1941. Después de servir unos años en Pamplona, en 1949 es enviado como maestro de juniores a Irache, hasta 1958, año en que es elegido Provincial de Vasconia. Termina su mandato en 1961, y tras breve tiempo de labor calasancia, deja la Orden y se traslada a Madrid para atender a su anciana madre, regentando un pequeño colegio, “Juventud”. Durante la estancia en Irache, su espíritu misionero le lleva a crear y desarrollar la editorial «Yokosuka» y a publicar en ella revistas, folletos y libros con tema vocacional, misionero y escolapio, procurando que los beneficios recayesen en favor de las nuevas misiones escolapias del Japón[Notas 5]. Además de la pasión por las misiones, tenía la de recrear la Venerable Orden Tercera. En una carta al P. Tomek le dice: “Ojalá pudiera la Escuela Pía tener un fuerte ejército de seglares de Orden Tercera al servicio del Señor y de la educación de la niñez”[Notas 6]. En cierto modo, se puede decir que estaba intuyendo las actuales Fraternidades Escolapias. El 15 de mayo de 1957 escribe al P. General que tiene una lista de 200 personas que quieren pertenecer a la VOT. Tiene apuntados miles de Cooperadores Calasancios[Notas 7]. Hasta donde él llegaba (Provincia de Vasconia) logró éxitos, que no le sobrevivieron. Notable impulsor de la tarea vocacional; desarrolla un gran postulantado en Estella, para poder responder a las necesidades de personal de las nuevas fundaciones de Vasconia fuera de España. Antes de la creación del postulantado, Vasconia no tenía capacidad para acoger todas las vocaciones que se presentaban, de modo que enviaban grupos de postulantes a Cataluña y Valencia, que andaban más escasos. El P. General le felicita por ello[Notas 8]. En 1957, el P. Tomek anima al P. Rafael a que siga enviando a Cataluña y Valencia las vocaciones que no puedan acoger[Notas 9]. Es otro de los corresponsales fieles del P. General, tanto como Maestro de juniores en Irache como siendo Provincial de Vasconia. Le consultaba todas las dudas que tenía, y seguía al pie de la letra las indicaciones del P. Tomek. Eran años de abundancia de vocaciones. El 5 de agosto de 1960 el P. Rafael informa que en Orendain han profesado 16 novicios, y han entrado otros 20[Notas 10]. Buscan vocaciones para hermanos. El P. Tomek le responde el 20 de agosto que hay que buscar calidad de postulantes, no cantidad. Si tienes muchos novicios, le dice, luego tendrás muchos juniores. ¿Cómo mantenerlos, sin cargar a las casas americanas? El P. Rafael le responde que no le preocupa el aumento de juniores y el gasto consecuente: cuando puedan sustituir religiosos por profesores en los colegios ahorrarán mucho[Notas 11].
La penosa situación de su madre anciana y enferma de tuberculosis le empujó a dar el paso de abandonar la Orden, pero no la enseñanza: en Madrid fundó un colegio en el que practicó su vocación hasta el final de sus días.
El P. Teófilo López (1908-1991) es otro de los hombres de confianza del P. Tomek. Discípulo del colegio de Molina de Aragón, en Guadalajara. Fue seleccionado para estudiar en Roma, donde obtuvo el doctorado en Teología en 1931. Fue rector en varias casas de Aragón. Fue profesor en los junioratos de Albelda e Irache. El P. Tomek le encargó la revisión de Constituciones y Reglas, con los correspondientes índices. La edición, en 3250 ejemplares, apareció en agosto de 1957. Él mismo se cuidó de supervisar la edición, y el envío a las diversas demarcaciones de la Orden[Notas 12]. Siendo rector de Irache, en 1958 fue llamado a Roma por el P. Tomek, para ser su Secretario General. Solo durante un trienio, pues en 1961 fue elegido Provincial de Aragón, por dos trienios. En 1967 fue elegido Asistente General, y al dimitir como Prepósito General el P. Laureano Suárez, dirigió la Orden como Vicario General (1971-1973).
El P. Pastor González (1910-1983) de Cuba llegó a las Escuelas Pías después de haber desempeñado diversas responsabilidades cívicas, políticas y administrativas en su país. Fue Viceministro de Agricultura (1943-44). Ingresó al noviciado de Moyá (1949-1950) y luego pasó a estudiar a San Pantaleo. Tras ser ordenado sacerdote en 1954, regresó a su país, donde prestó valiosos servicios a la Orden. Tuvo algún roce con el P. Tomek cuando el gobierno de su país le propuso aceptar un cargo de agregado en la Embajada de Cuba ante la Santa Sede. Se daba la circunstancia de que él había servido en cargos oficiales (antes de ser escolapio) durante un periodo de 28 años; le faltaban dos para tener derecho a una pensión, que él quería dejar a sus hermanos. Sin embargo, el P. Tomek se opuso tajantemente a que aceptara el nombramiento, de carácter político. Con todo, él seguía dudando sobre aceptar o no el nombramiento. El P. Tomek le advierte que, si desobedece, automáticamente será suspendido a divinis, y se informará a la S. Sede[Notas 13]. Finalmente prevaleció la obediencia sobre el interés, y el P. Pastor renunció al cargo. Siguió sirviendo a las Escuelas Pías hasta 1961, cuando el Gobierno decretó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, incautándose de los colegios privados. Y entonces siguió en su país, trabajando en varias parroquias, principalmente en la de Guantánamo, donde llevó a cabo diversas innovaciones de tipo pastoral. Profesor de la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva. Consiliario Nacional de las Maestras Católicas. Formó parte de la Delegación Cubana al II Congreso Mundial del Apostolado Seglar. Asesor del Movimiento de Profesionales e Intelectuales Católicos de Cuba. Mientras pudo, mantuvo una comunicación afectuosa con el P. Tomek.
El P. Angelo Sapa (1925-2019) es un escolapio de Liguria que mantiene una fuerte relación con el P. General. Lo conoció mientras terminaba su doctorado en Teología en la Gregoriana de Roma. El P. Tomek lo envió un año a Albelda como profesor de Teología (1950-51), y luego al juniorato de Monte Mario (1951-52). Pero el P. Angelo tenía elevados ideales, y una gran inteligencia. Por un tiempo se sintió atraído por el «Movimiento por un Mundo mejor», del que fue Secretario General (1952-57). Se separó de él, y regresó a su Provincia de Liguria. Insatisfecho con el trabajo que hacía, pasó a la diócesis de Génova (1960-1974), donde desempeñó diversos cargos. Regresó a la Orden, y sirvió generosamente los oficios que se le encargaron. Es autor de numerosas obras de temática espiritual y calasancia.
Hemos nombrado ya a varios fundadores escolapios, personajes clave en la expansión de las Escuelas Pías en este periodo: Joaquín Ferragud, Jesús Nagore, Francisco Orcoyen… Quiero decir unas palabras sobre otros dos de ellos, relevantes además por otros motivos.
El P. József Bátori (1900-1975) fue ordenado sacerdote en 1923, y tuvo antes de la guerra una amplia experiencia en la educación de la juventud. Colaboró con el P. Sándor Sik en la introducción del movimiento Scout en Hungría. El grupo de los escolapios húngaros que pensaban pasar a Estados Unidos pidieron al P. Tomek que nombrara superior al P. Bátori, entonces profesor en Tata (1946-48). Llamado por Tomek, huyó de su país y se puso a su disposición. Su liderazgo no fue fácil, pues había en el grupo otros religiosos con fuerte temperamento y no siempre dóciles. Pero el P. General le mantuvo en su cargo hasta el final de su generalato en 1967, cuando le sucedió como Viceprovincial de Estados Unidos el P. Ladislao Irányi. Llevaba ya algún tiempo enfermo del corazón. Al ser relevado de su cargo, asumió otros: maestro de novicios, rector de Washington. Siguió dando clases y conferencias hasta el final de su vida, y dejó importantes textos manuscritos sobre la educación en Estados Unidos y la historia de los primeros años de la fundación en Buffalo. Intercambió numerosas cartas con el P. Tomek, generalmente en húngaro. Se nota que había una confianza ilimitada entre ambos.
El P. Feliciano Pérez Altuna (1905-1995) fue ordenado sacerdote en 1928. En su provincia de Vasconia ejerció importantes cargos: rector y maestro de novicios en Orendain, rector de Bilbao. Tras una charla con el P. Tomek en 1948, fue designado para ser el líder en la fundación de Japón. Es enviado con el P. Pedro Luis Perea como primer misionero escolapio a Yokosuka, en 1950. Al enfermar el P. Perea, fue devuelto a España, y el P. Feliciano quedó solo durante dos años, estudiando japonés. En 1952 el Obispo de Yokohama ofreció a los escolapios una parroquia y nombró párroco al P. Feliciano. En 1958 es nombrado primer Delegado Provincial de los escolapios de Japón. Acude al Capítulo Provincial de 1967, siendo elegido Provincial de Vasconia, y reelegido en el de 1970. Ya siguió en España el resto de su vida, sirviendo fielmente a su provincia. El P. Feliciano fue el líder fiel que acompañó el desarrollo, a decir verdad, limitado, de las Escuelas Pías en Japón. Con ayuda de los demás escolapios que llegaron a ese país los años siguientes, consiguió levantar un colegio de gran prestigio, el Kaisei de Yokkaichi. Su inculturación consistió no solo en aprender la lengua y las costumbres niponas: tuvo que aprender el ministerio parroquial y misionero. Mantuvo una frecuente relación epistolar (en latín) con el P. General Tomek, a quien informaba de cada paso que daba, consultándole cuando era necesario.
El P. Julián Centelles (1897-1964) es otro de los colaboradores fieles del P. Tomek. Desempeñó diversos cargos de importancia en su provincia de Cataluña. En 1940 fue destinado a Cuba, como rector del colegio San Rafael de La Habana. Su simpatía le granjea amistades y admiración su virtud. Se le nombra Consejero de la Acción Católica Nacional Cubana. Representa a la Federación de Colegios Católicos de Cuba en el Congreso Interamericano de Educación Católica habido en Bogotá en 1945. Consiliario de los Intelectuales Cubanos. Miembro de los Caballeros de Colón. Regresa a Cataluña en 1946, como Rector del colegio de Nuestra Señora de Barcelona. En 1949 es elegido Superior Provincial de las Escuelas Pías de Cataluña, Cuba y México, y desde este cargo colabora fielmente con el P. General. En 1955 es elegido Asistente General por América y reside en Roma; es reelegido en 1961, y ejerciendo el cargo le sorprendió la muerte en 1964. Le toca orientar al P. Tomek en asuntos difíciles de aquellos tiempos, como las inquietudes de los juniores catalanes de Albelda (hablaremos en el siguiente mandato) y en el momento de la revolución castrista en Cuba. Su temperamento tranquilo, y un tanto conservador, debió dar mucha confianza al P. Tomek en el momento de tomar algunas decisiones.
Sin duda hay otros escolapios notables en estos tiempos, pero con la aclaración de que usamos la correspondencia del P. Tomek como principal referencia para valorar su aportación global a la Orden, no podemos alargar mucho más la lista. Habría que añadir la figura del P. Sándor Sik (1889-1963), ilustre literato, y Provincial de Hungría durante muchos años; frecuente corresponsal del P. Tomek. Podríamos decir los mismo del P. Andrés Wróbel, Provincial de Polonia (1955-1973), que mantiene informado regularmente al P. General sobre la vida de su Provincia, y se esfuerza mucho por conseguir no solo su supervivencia, sino también su expansión.
Entre los provinciales italianos destaca por su frecuente comunicación con el P. Tomek, y por su generosidad y empuje, el P. Filippo Ciotta (1908-1982). Fue ordenado sacerdote en 1932. Todavía joven, fue nombrado Rector de Campi Salentina (1937-1949), donde transformo el colegio, y aún le recuerdan como un gran hombre. En 1949 fue elegido Provincial de Nápoles, y permaneció en el cargo hasta 1970. Con su esfuerzo y la colaboración de sus hermanos, levantó la Provincia: de 17 religiosos en 1948, pasaron a 42 en 1965. Construyó el colegio de Fuorigrotta, y mantuvo otras casas ya desaparecidas. Admirable por su obediencia: respondía inmediatamente (por carta) a cualquier indicación del P. General.
Notas
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 339/1947.
- ↑ DENES II.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1033/1961.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1151/1964.
- ↑ DENES II.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 448/1957.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 729/1957.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1483/1955.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 927/1957.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1361/1960.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1458/1960.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 1298/1957.
- ↑ AGSP, Fondo Tomek, Prot. 600/1956.