Revisión de 17:03 10 oct 2014

Ver Presencias (0) / Religiosos (0) / Cartas de hermandad

Datos

Comisariado general (1706-1711)

Vicariato independiente (1711-1731)

Provincia escolapia (1731-1742)

Historia

En tiempo de Calasanz se deseó en algunas ocasiones fundar casas escolapias en España. Así Guissona (1638-1641). Pero nunca se pudieron llevar a cabo hasta 1677. Pirroni, elegido General, envió a los PP. Luis Cavada y Gavino Cossa, por petición de las ciudades de Barbastro y Benavarre, a iniciar tal tarea. Poco después y tras haber reconocido las posibilidades fueron enviados cinco religiosos de la Provincia de Cerdeña y tres de la napolitana, quienes tras largas y penosas luchas consiguieron abrir una casa en Barbastro (1677-1680) y otra en Benavarre (1681-1683). El poco interés que manifestaba la Provincia de Cerdeña en el asunto y la dificultad en el entendimiento entre los religiosos obligó al P. General a responsabilizar de las nuevas fundaciones a la Provincia de Nápoles, nombrando Comisariado general para España (5-1679) al P. Domingo Prado, quien llegó acompañado del P. Agustín Passante. Los resultados no fueron satisfactorios: las dos casas se habían cerrado y sólo habían conseguido abrir una, en Moyá (1683), que por su condición de permanecer en la posteridad recibió el nombre de «prima casa». El nuevo P. General, Armini, viendo la situación y queriendo apoyar la idea, decidió el 18-10-1686 que la casa de Moyá y las futuras de «Cataluña y España» pertenecieran a la Provincia de Cerdeña. Esta decisión molestó mucho a Passante, napolitano, quien en compensación recibió el nombramiento de Viceprovincial (21-1- 1689); con esta decisión comenzó a denominarse «Viceprovincia de Cataluña y España» y el Provincial de Cerdeña se firmaba «de Cerdeña y Cataluña», según aparece en las actas del Capítulo general de 1700. En 1692, la Viceprovincia contaba con 6 sacerdotes, 3 clérigos, 4 hermanos operarios y 2 novicios. El P. Foci, General en ese momento, volvió a confirmar la decisión de Armini y en el cargo a Passante (14-11-1692); dos semanas más tarde le da el título de Comisario general para España, aunque con dependencia nominal de Cerdeña. Dos años después hubo de nombrar Viceprovincial al P. Luis Cavada (22-10-1694) y en marzo de 1695 al P. Pablo Bonino. Como las dificultades eran constantes y crecientes se buscó otra persona, Jorge Pes, quien recibió el título de Viceprovincial y Visitador y estableció su residencia en Balaguer. Las razones que motivaron tal trasiego de Superiores hay que buscarlas en: dificultad de entendimiento entre sardos y napolitanos, entre ambos y españoles, entre aragoneses y catalanes, en los problemas que acarreaba la guerra de Sucesión, la peste y en la inestabilidad de las fundaciones. En todo este período sólo se consiguió la fundación de Peralta de la Sal (1695) la de Sant Pedor (1698 y que tan sólo duró unos meses) y Balaguer (1700). Con motivo del Capítulo general de 1705 la mayor parte de los religiosos italianos abandonaron las casas en España y dejaron como delegados a los PP. Tomás Audet, para las casas de Cataluña, y Antonio Ginés, para las de Aragón. Terminado el Capítulo el nuevo General, Juan Crisóstomo Salistri, argumentando que la Provincia de Cerdeña había abandonado las casas de España, constituyó con las cuatro casas (Moyá, Oliana, Peralta y Balaguer) un Comisariado general, nombrando en el cargo de superior del mismo al P. Tomás Audet (26-3-1707) quien falleció antes de recibir el nombramiento, por lo cual, el 18-6-1707, se extendió en favor del P. Tomás Mir. A los dos años se llevó a cabo la fundación de Castellbó (1709-1718), de corta historia. En el presente cuadro se da la estadística del Comisariado:

Pero Tomás Mir tuvo serios problemas y hubo de huir de Cataluña. Con tal motivo el 5-6-1711 el P. General constituyó la Vicaría de España, designando al P. Antonio Ginés superior de la misma. No fue la persona idónea ni por su carácter, ni por su actitud frente a los catalanes. Por otra parte las casas de España suspiraban por la categoría de Provincia que solicitaron en los Capítulos generales de 1712, 1724 y 1730. El mayor auge tomó la Vicaría en el mandato del P. Juan Crisóstomo Plana (nombrado el 27-11-1722); se había abierto la casa de Tramacastilla (1715), Barbastro (1721) comenzando las conversaciones de Mataró y Almodóvar (1725), se abrieron Puigcerdá (1728), Daroca (1729), Benavarre (1729), Alcañiz (1729) y la que sería San Fernando de Madrid (1729). Con más de diez casas y cerca de cien religiosos, se presenta al Capítulo general de 1730 la petición de ser declarada Provincia; aquél declina la decisión al nuevo P. General. Este, el P. José Lalli, el 24-5-1731 le eleva la categoría y nombra al P. Plana como primer Provincial. Contaba con: 39 sacerdotes, 14 clérigos, 21 hermanos operarios, 22 novicios distribuidos en nueve casas y dos residencias. Siguió con tal pujanza que en diez años se abrieron casas en Almodóvar (1732), Zaragoza (1731), Igualada (1732), Jaca (1735), Getafe (1736), Mataró (1737) y Tamarite de Litera (1740). El Capítulo provincial celebrado en Madrid el 17-11-1741 presentó una nueva propuesta a Roma: ratificar de hecho una situación real que se estaba viviendo en el gobierno de la Provincia. (Las casas situadas en la región catalana eran gobernadas por un delegado del P. Provincial). Fue atendida tal propuesta; y el 17-5-1742 el P. General, José Oliva, determina que «para gobernar mejor y más fácilmente» (es decir, para respaldar lo que de hecho se hacía) se erige la Provincia de Aragón (con las casas de Peralta, Valencia, Madrid, Barbastro, Albarracín, Almodóvar, Daroca, Alcañiz, Zaragoza, Jaca, y las residencias de Getafe, Benavarre y Tamarite) y la Viceprovincia de Cataluña, dependiente inmediatamente del P. General (con las casas de Moyá, Oliana, Balaguer, Igualada, Puigcerdá y Mataró). Las razones reales eran otras además de la propuesta en el decreto de erección; además de la distancia geográfica había que contar la distancia de entendimiento entre los religiosos y los problemas surgidos con el Nuncio en Madrid referentes a la relación con los jesuitas y la observancia regular. El P. Plana era contrario a tal decisión, conociendo los problemas en su base; y así lo expresó en carta a Roma (16-3-1742) cuando argüía con el modo de actuar de otras Órdenes religiosas que mantenían Provincia común, cuando no veía un número de personas competentes, cuando indicaba que la división no resolvería el problema de entendimiento y cuando pedía un noviciado común al estilo de los jesuitas.

Superiores:

Obras:

Bibliografía

• A.H.E.: Arch. Vic. Gen.

Redactor(es)

• Pedro Alonso, en 1990, artículo original del DENES I