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Es casi una pregunta obligada: ¿dónde residía Calasanz en Valencia? Mientras él estuvo había tres colegios para teólogos becarios. El primero, fundado por Santo Tomás de Villanueva en 1550, se llamaba de la Presentación de la Virgen, y acogía a diez colegiales que, además de ser pobres, tenían que ser de la diócesis de Valencia. El segundo, llamado de la Asunción o de 'Na Monforta', por el nombre de la fundadora, surgió en 1554, y podía tener todos los colegiales que permitieran las rentas, pero debían ser de la familia de la fundadora o bien naturales de Valencia o de su Reino. El tercero, llamado de la Purificación, fue fundado en 1572 y estaba destinado a acoger parientes del fundador, mosén Pedro Rodríguez de la Vega. Y parece ser que nunca tuvo alumnos. Dadas las condiciones de ingreso, a ninguno de los tres pudo aspirar José Calasanz. El cuarto en orden cronológico, más famoso y mejor dotado, fue el de Corpus Christi, fundado por el Patriarca Ribera e inaugurado en 1610, lejos ya de la experiencia valenciana del estudiante de Peralta.<ref group='Notas'>Sobre estos Colegios de Valencia cf. R. ROBRES LLUCH, o.c., p.127-128; F. ORTÍ Y FIGUEROLA, o.c., p.69-74; A. PALANCA PONS, o.c., p.200-2O1; V. CÁRCEL ORTÍ, ‘Notas sobre la formación sacerdotal en Valencia desde el s. XIII al XIX’: Hispania Sacra, 27 (1974) 151-199.</ref>
 
Es casi una pregunta obligada: ¿dónde residía Calasanz en Valencia? Mientras él estuvo había tres colegios para teólogos becarios. El primero, fundado por Santo Tomás de Villanueva en 1550, se llamaba de la Presentación de la Virgen, y acogía a diez colegiales que, además de ser pobres, tenían que ser de la diócesis de Valencia. El segundo, llamado de la Asunción o de 'Na Monforta', por el nombre de la fundadora, surgió en 1554, y podía tener todos los colegiales que permitieran las rentas, pero debían ser de la familia de la fundadora o bien naturales de Valencia o de su Reino. El tercero, llamado de la Purificación, fue fundado en 1572 y estaba destinado a acoger parientes del fundador, mosén Pedro Rodríguez de la Vega. Y parece ser que nunca tuvo alumnos. Dadas las condiciones de ingreso, a ninguno de los tres pudo aspirar José Calasanz. El cuarto en orden cronológico, más famoso y mejor dotado, fue el de Corpus Christi, fundado por el Patriarca Ribera e inaugurado en 1610, lejos ya de la experiencia valenciana del estudiante de Peralta.<ref group='Notas'>Sobre estos Colegios de Valencia cf. R. ROBRES LLUCH, o.c., p.127-128; F. ORTÍ Y FIGUEROLA, o.c., p.69-74; A. PALANCA PONS, o.c., p.200-2O1; V. CÁRCEL ORTÍ, ‘Notas sobre la formación sacerdotal en Valencia desde el s. XIII al XIX’: Hispania Sacra, 27 (1974) 151-199.</ref>
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La sobriedad de la declaración del P. Ascanio Simone no permite tampoco ninguna conjetura. Pero el relato de la tentación, dado en la ‘Breve Notizia’, añade nuevos detalles:
 
La sobriedad de la declaración del P. Ascanio Simone no permite tampoco ninguna conjetura. Pero el relato de la tentación, dado en la ‘Breve Notizia’, añade nuevos detalles:
  
:'''Le ocurrió ser requerido a desempeñar oficio de secretario de una nobilísima señora, la cual al observar su modestia y costumbres se le aficionó de tal manera, que habiendo distribuido a sus damas por otros quehaceres, quedó sola en la alcoba y llamó a nuestro Calasanz, al cual descubrió sus lascivos deseos, pero él, a guisa de otro José de Egipto, huyó de aquella casa en busca de su confesor y allí determiné no querer ya en adelante entrar en la casa de aquella señora, como lo hizo'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.11.</ref>
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:'' 'Le ocurrió ser requerido a desempeñar oficio de secretario de una nobilísima señora, la cual al observar su modestia y costumbres se le aficionó de tal manera, que habiendo distribuido a sus damas por otros quehaceres, quedó sola en la alcoba y llamó a nuestro Calasanz, al cual descubrió sus lascivos deseos, pero él, a guisa de otro José de Egipto, huyó de aquella casa en busca de su confesor y allí determiné no querer ya en adelante entrar en la casa de aquella señora, como lo hizo'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.11.</ref>
  
 
Podría conjeturarse que vivía en aquella casa, y el oficio de secretario justificaba su presencia y compensaba sus gastos de pensionista. Cabe también suponer que era una ocupación bien retribuida, pero que residía en otro lugar. De todos modos, ambos testimonios no se preocupan de detalles accesorios, sino de referir el hecho ejemplar de la tentación vencida. Hubo un tercer testigo —el H.° Lorenzo Ferrari— que confesó haber recibido también él la confidencia del Fundador, y dijo:
 
Podría conjeturarse que vivía en aquella casa, y el oficio de secretario justificaba su presencia y compensaba sus gastos de pensionista. Cabe también suponer que era una ocupación bien retribuida, pero que residía en otro lugar. De todos modos, ambos testimonios no se preocupan de detalles accesorios, sino de referir el hecho ejemplar de la tentación vencida. Hubo un tercer testigo —el H.° Lorenzo Ferrari— que confesó haber recibido también él la confidencia del Fundador, y dijo:
  
:'''Insistiendo una vez en el cuidado con que se debe huir del mal, me contó lo sucedido a una persona, que él no nombraba, pero que yo sé que era él, porque en otra ocasión se había declarado con no sé quién de nuestros Padres;<ref group='Notas'>Sin duda, se refiere al P. Jerónimo de Santa Inés, alias Ascanio Simone. Y es interesante constatar que la declaración del H.° Ferrari es de diciembre de 1652, mientras que la deposición notarial de D. Ascanio es de octubre de 1659. El P. Picanyol escribió equivocadamente (cf. Rass 1 [1937] 58) que el P. Silvestre Bellei hizo también una declaración similar, conservada en el Arch. Gen., cuya signatura no indica. Pero en dicha larga declaración (RegCal 14,62.6), nada se dice al respecto. Poch alude al testimonio citado de Picanyol, aceptándolo buenamente (cf. RevCal 12 [1957] 82, n.9).</ref> y aun una vez en confianza y por amaestrarme me lo contó a mí; y fue que estando fuera de aquí, en su Patria, cuando era joven con un empleo ventajosísimo, de grandísimo interés y ganancia suya en aquel lugar, una mujer lo solicitó al mal; y él por huir de la ocasión de pecar partió se de aquel lugar, sin atender al provecho que allí abandonaba'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.105.</ref>
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:'' 'Insistiendo una vez en el cuidado con que se debe huir del mal, me contó lo sucedido a una persona, que él no nombraba, pero que yo sé que era él, porque en otra ocasión se había declarado con no sé quién de nuestros Padres;<ref group='Notas'>Sin duda, se refiere al P. Jerónimo de Santa Inés, alias Ascanio Simone. Y es interesante constatar que la declaración del H.° Ferrari es de diciembre de 1652, mientras que la deposición notarial de D. Ascanio es de octubre de 1659. El P. Picanyol escribió equivocadamente (cf. Rass 1 [1937] 58) que el P. Silvestre Bellei hizo también una declaración similar, conservada en el Arch. Gen., cuya signatura no indica. Pero en dicha larga declaración (RegCal 14,62.6), nada se dice al respecto. Poch alude al testimonio citado de Picanyol, aceptándolo buenamente (cf. RevCal 12 [1957] 82, n.9).</ref> y aun una vez en confianza y por amaestrarme me lo contó a mí; y fue que estando fuera de aquí, en su Patria, cuando era joven con un empleo ventajosísimo, de grandísimo interés y ganancia suya en aquel lugar, una mujer lo solicitó al mal; y él por huir de la ocasión de pecar partió se de aquel lugar, sin atender al provecho que allí abandonaba'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.105.</ref>
  
 
No sabe dónde ocurrió, como tampoco lo dijo la ‘Breve Notizia’, pero la alusión al otro confidente, Ascanio Simone, sitúa implícitamente la escena. Al mismo testigo alude también el P. Berro en sus memorias y nombra expresamente Valencia, añadiendo al final del relato que 'para no incurrir otra vez en tan grave peligro, partió también de la Ciudad'.<ref group='Notas'>'Studiando (per quanto mi raccordo haver inteso da uno de nostri sacerdoti, che dall’istessa bocca del nostro Padre haveva sentito con occasione di essortatione, che a lui in privato faceva) in Valenza prese honesta servitú come segretario con una nobile et honorata Signora… ma il nostro casto studente in etá di 21 o poco piú anni… per non incorrere un altra volta in un si grave pericolo si parti anche dalla cittá' (BERRO I, p.56-57) En esta trascripción se lee ‘primi’ en vez de ‘nostri’ y ‘24 en vez de 21’, por error.</ref> No sólo abandona, pues, a la dama y su casa, sino incluso la ciudad de Valencia. La huida en estos casos —dice la ascética tradicional— es el mejor remedio. Y el joven Calasanz, de veintiún años floridos, fue en esto radical.
 
No sabe dónde ocurrió, como tampoco lo dijo la ‘Breve Notizia’, pero la alusión al otro confidente, Ascanio Simone, sitúa implícitamente la escena. Al mismo testigo alude también el P. Berro en sus memorias y nombra expresamente Valencia, añadiendo al final del relato que 'para no incurrir otra vez en tan grave peligro, partió también de la Ciudad'.<ref group='Notas'>'Studiando (per quanto mi raccordo haver inteso da uno de nostri sacerdoti, che dall’istessa bocca del nostro Padre haveva sentito con occasione di essortatione, che a lui in privato faceva) in Valenza prese honesta servitú come segretario con una nobile et honorata Signora… ma il nostro casto studente in etá di 21 o poco piú anni… per non incorrere un altra volta in un si grave pericolo si parti anche dalla cittá' (BERRO I, p.56-57) En esta trascripción se lee ‘primi’ en vez de ‘nostri’ y ‘24 en vez de 21’, por error.</ref> No sólo abandona, pues, a la dama y su casa, sino incluso la ciudad de Valencia. La huida en estos casos —dice la ascética tradicional— es el mejor remedio. Y el joven Calasanz, de veintiún años floridos, fue en esto radical.
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Y antes de abandonar Valencia pasaría una última vez por la plaza de la Seo, para saludar amorosamente a la Virgen, Madre de Inocentes y Desamparados. Y desde el fondo de los recuerdos de su infancia quizá afloraran versos de Berceo:
 
Y antes de abandonar Valencia pasaría una última vez por la plaza de la Seo, para saludar amorosamente a la Virgen, Madre de Inocentes y Desamparados. Y desde el fondo de los recuerdos de su infancia quizá afloraran versos de Berceo:
  
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05.08. La tentación de una dama

Es casi una pregunta obligada: ¿dónde residía Calasanz en Valencia? Mientras él estuvo había tres colegios para teólogos becarios. El primero, fundado por Santo Tomás de Villanueva en 1550, se llamaba de la Presentación de la Virgen, y acogía a diez colegiales que, además de ser pobres, tenían que ser de la diócesis de Valencia. El segundo, llamado de la Asunción o de 'Na Monforta', por el nombre de la fundadora, surgió en 1554, y podía tener todos los colegiales que permitieran las rentas, pero debían ser de la familia de la fundadora o bien naturales de Valencia o de su Reino. El tercero, llamado de la Purificación, fue fundado en 1572 y estaba destinado a acoger parientes del fundador, mosén Pedro Rodríguez de la Vega. Y parece ser que nunca tuvo alumnos. Dadas las condiciones de ingreso, a ninguno de los tres pudo aspirar José Calasanz. El cuarto en orden cronológico, más famoso y mejor dotado, fue el de Corpus Christi, fundado por el Patriarca Ribera e inaugurado en 1610, lejos ya de la experiencia valenciana del estudiante de Peralta.[Notas 1]

La amistad de Calasanz con el valenciano Antonio de Gallart y de Mongay, con quien estudió en Lérida antes de trasladarse a Valencia, y con quien volvería a encontrarse de nuevo en Lérida y más tarde en la Curia episcopal de Seo de Urgel, podría hacer pensar en una acogida de Calasanz en casa de los familiares del valenciano.[Notas 2] Pero no hay indicio alguno que lo avale.

La sobriedad de la declaración del P. Ascanio Simone no permite tampoco ninguna conjetura. Pero el relato de la tentación, dado en la ‘Breve Notizia’, añade nuevos detalles:

'Le ocurrió ser requerido a desempeñar oficio de secretario de una nobilísima señora, la cual al observar su modestia y costumbres se le aficionó de tal manera, que habiendo distribuido a sus damas por otros quehaceres, quedó sola en la alcoba y llamó a nuestro Calasanz, al cual descubrió sus lascivos deseos, pero él, a guisa de otro José de Egipto, huyó de aquella casa en busca de su confesor y allí determiné no querer ya en adelante entrar en la casa de aquella señora, como lo hizo'.[Notas 3]

Podría conjeturarse que vivía en aquella casa, y el oficio de secretario justificaba su presencia y compensaba sus gastos de pensionista. Cabe también suponer que era una ocupación bien retribuida, pero que residía en otro lugar. De todos modos, ambos testimonios no se preocupan de detalles accesorios, sino de referir el hecho ejemplar de la tentación vencida. Hubo un tercer testigo —el H.° Lorenzo Ferrari— que confesó haber recibido también él la confidencia del Fundador, y dijo:

'Insistiendo una vez en el cuidado con que se debe huir del mal, me contó lo sucedido a una persona, que él no nombraba, pero que yo sé que era él, porque en otra ocasión se había declarado con no sé quién de nuestros Padres;[Notas 4] y aun una vez en confianza y por amaestrarme me lo contó a mí; y fue que estando fuera de aquí, en su Patria, cuando era joven con un empleo ventajosísimo, de grandísimo interés y ganancia suya en aquel lugar, una mujer lo solicitó al mal; y él por huir de la ocasión de pecar partió se de aquel lugar, sin atender al provecho que allí abandonaba'.[Notas 5]

No sabe dónde ocurrió, como tampoco lo dijo la ‘Breve Notizia’, pero la alusión al otro confidente, Ascanio Simone, sitúa implícitamente la escena. Al mismo testigo alude también el P. Berro en sus memorias y nombra expresamente Valencia, añadiendo al final del relato que 'para no incurrir otra vez en tan grave peligro, partió también de la Ciudad'.[Notas 6] No sólo abandona, pues, a la dama y su casa, sino incluso la ciudad de Valencia. La huida en estos casos —dice la ascética tradicional— es el mejor remedio. Y el joven Calasanz, de veintiún años floridos, fue en esto radical.

Esta tentación hubiera podido suceder en cualquier parte.[Notas 7] Pero ocurrió precisamente en Valencia, cuyas mujeres eran admiradas por propios y extraños por su belleza, sus atavíos y... su lascivia.[Notas 8]

La ‘Breve Notizia’ baja al detalle de que el joven 'huyó de aquella casa en busca de su confesor y allí determino…' La insinuación hace pensar que tenía “su” confesor, o director espiritual. Y si asistía a las clases de San Pablo cabe suponer que fuera uno de los jesuitas “su confesor”, y que le aconsejara la huida de Valencia y el traslado a Alcalá, donde encontraría también, junto a la Universidad, un colegio de jesuitas con teología. Es probable, sin embargo, que la huida no fuera precipitada, y que la prudencia y buen sentido del director y del dirigido decidieran terminar el curso.

Y antes de abandonar Valencia pasaría una última vez por la plaza de la Seo, para saludar amorosamente a la Virgen, Madre de Inocentes y Desamparados. Y desde el fondo de los recuerdos de su infancia quizá afloraran versos de Berceo:

'Tú, Madre gloriosa, siempre seas laudada…
Líbranos del diablo de la su çancaiada…
Tú nos guía, Sennora, enna derecha vida…
Guárdanos de mal colpe e de mala caída…'

Y tal vez le pareciera oír de labios de la Señora:

'Yo cerca ti estando, tu non ayas pavor…'

Notas

  1. Sobre estos Colegios de Valencia cf. R. ROBRES LLUCH, o.c., p.127-128; F. ORTÍ Y FIGUEROLA, o.c., p.69-74; A. PALANCA PONS, o.c., p.200-2O1; V. CÁRCEL ORTÍ, ‘Notas sobre la formación sacerdotal en Valencia desde el s. XIII al XIX’: Hispania Sacra, 27 (1974) 151-199.
  2. Cf. J. POCH, ‘Don Antonio de Gallart y de Mongay 'bachiller en Derecho Canónico' por el Estudio General de Lérida’: Ilerda, 27 (1963) 7-12. La hipótesis la propone Poch, ‘Espiritualidad del clérigo José Calasanz, cursante de Teología en Valencia’: PanEs 25-26 (1972) 282.
  3. Cf. BAU, RV, p.11.
  4. Sin duda, se refiere al P. Jerónimo de Santa Inés, alias Ascanio Simone. Y es interesante constatar que la declaración del H.° Ferrari es de diciembre de 1652, mientras que la deposición notarial de D. Ascanio es de octubre de 1659. El P. Picanyol escribió equivocadamente (cf. Rass 1 [1937] 58) que el P. Silvestre Bellei hizo también una declaración similar, conservada en el Arch. Gen., cuya signatura no indica. Pero en dicha larga declaración (RegCal 14,62.6), nada se dice al respecto. Poch alude al testimonio citado de Picanyol, aceptándolo buenamente (cf. RevCal 12 [1957] 82, n.9).
  5. Cf. BAU, BC, p.105.
  6. 'Studiando (per quanto mi raccordo haver inteso da uno de nostri sacerdoti, che dall’istessa bocca del nostro Padre haveva sentito con occasione di essortatione, che a lui in privato faceva) in Valenza prese honesta servitú come segretario con una nobile et honorata Signora… ma il nostro casto studente in etá di 21 o poco piú anni… per non incorrere un altra volta in un si grave pericolo si parti anche dalla cittá' (BERRO I, p.56-57) En esta trascripción se lee ‘primi’ en vez de ‘nostri’ y ‘24 en vez de 21’, por error.
  7. Y el P. Bau, al borrar Valencia de la vida de Calasanz, tuvo que trasladar la escena con la dama a otra parte y habló de Barbastro, Jaca, Lérida... (cf. BAU, RV, p.39; ID., ‘¿Estudió en la Universidad de Valencia San José de Calasanz?’: Ruta 25 [1962] 16-19; ID., ‘La Carrera Universitaria de San José de Calasanz’: Ruta 27 [1963] 26-30)
  8. He aquí un ramillete de alabanzas: Alonso de Proaza, en el ‘Cancionero General (1511)’, dice de Valencia: 'De damas lindas, hermosas / En el mundo muy loada' (cf. ‘Valencia. Antología’, Taurus [Madrid 1969], p.18); Cervantes, en ‘Trabajos de Persiles y Segismunda’: 'hermosa y rica [Valencia] sobre todas las ciudades, no sólo de España, sino de toda Europa; y principalmente les alabaron la hermosura de sus mujeres' (ib., p.18); 'a la vista las damas son las más bellas y más lujosas y agradables que pueden verse' (A. DE LALAING, ‘Primer viaje de Felipe el Hermoso a España en 1501’: J. GARCÍA MERCADAL, ‘Viajes de extranjeros por España y Portugal, I, p.477); 'las mujeres [de Valencia], aunque son las más retozonas y lascivas de España, son amigas de polideza y con su brío tienen cierta hermosura...' (E. COCK, o.c., en ib., p.1408); 'las damas se ven allí [en Valencia] soberbiamente vestidas, adornadas, pintadas, que parecen diosas' (B. YOLY, ‘Viaje por España’: ib., II, p.74); 'las mujeres [de Valencia], que gozan fama de ser, a causa del clima, de complexión muy amorosa' (ib., p.75).