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El P. Morelli ya no volvió a Florencia, pero el P. Settimi sí, quizá con cierto aire de desafío. Mario seguía en su actitud beligerante, confiado en la protección del Santo Oficio. En las pocas cartas conservadas del P. General en este período,<ref group='Notas'>Desde el 28 de julio de 1640 al 6 de julio de 1641 (c.3474 a3629) no hay ninguna carta de Calasanz al Rector de Florencia. Alguien las hizo desaparecer o quemar intencionadamente junto con tantos otros documentos, según Berro (cf. L. PICANYOL, o.c., p.130).</ref> se notan los temores de nuevos disturbios y los deseos de no provocar a Mario ni a sus poderosos patrocinadores. Así el 6 de julio escribe al rector: 'en cuanto a los dos que dicen estar bajo la protección del Santo Oficio [Mario y otro], V. R. deles la libertad que quieran, para que no puedan decir lo contrario al P. Inquisidor… y me parece que está bien rogar a Dios por ellos en compensación del mal que dicen de nosotros'. El 3 de agosto dice: 'Al P. Mario no digo nada, sólo que Dios Bendito le ilumine el entendimiento para que sepa encontrar el verdadero camino de la perfección religiosa'. El 10 de agosto se lamenta de que un Padre haya ofendido al P. Mario y dice al Superior interino: 'ha obrado V. R. santamente privándole de su oficio'. El 7 de septiembre escribe al rector, P. Lucas Bresciani: 'Deseo particularmente que V. R. mantenga benévolo al P. Inquisidor, que creo que en adelante no nos será contrario, sino favorable, pero tenga cuidado V. R. de no hacer nada que le disguste'.<ref group='Notas'>C.3629, 3689, 3703, 3737.</ref>
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El P. Morelli ya no volvió a Florencia, pero el P. Settimi sí, quizá con cierto aire de desafío. Mario seguía en su actitud beligerante, confiado en la protección del Santo Oficio. En las pocas cartas conservadas del P. General en este período,<ref group='Notas'>Desde el 28 de julio de 1640 al 6 de julio de 1641 (c.3474 a3629) no hay ninguna carta de Calasanz al Rector de Florencia. Alguien las hizo desaparecer o quemar intencionadamente junto con tantos otros documentos, según Berro (cf. L. PICANYOL, o.c., p.130).</ref> se notan los temores de nuevos disturbios y los deseos de no provocar a Mario ni a sus poderosos patrocinadores. Así el 6 de julio escribe al rector: 'en cuanto a los dos que dicen estar bajo la protección del Santo Oficio [Mario y otro], V. R. deles la libertad que quieran, para que no puedan decir lo contrario al P. Inquisidor… y me parece que está bien rogar a Dios por ellos en compensación del mal que dicen de nosotros'. El 3 de agosto dice: 'Al P. Mario no digo nada, sólo que Dios Bendito le ilumine el entendimiento para que sepa encontrar el verdadero camino de la perfección religiosa'. El 10 de agosto se lamenta de que un Padre haya ofendido al P. Mario y dice al Superior interino: 'ha obrado V. R. santamente privándole de su oficio'. El 7 de septiembre escribe al rector, P. Lucas Bresciani: 'Deseo particularmente que V. R. mantenga benévolo al P. Inquisidor, que creo que en adelante no nos será contrario, sino favorable, pero tenga cuidado V. R. de no hacer nada que le disguste'.<ref group='Notas'>C.3629, 3689, 3703, 3737.</ref>
  
 
No sabemos a qué se debía esta confianza en un cambio de actitud del P. Muzzarelli. Pero no podemos menos de suponer que si era hombre justo e inteligente, debió empezar a cambiar de opinión ante los últimos acontecimientos, pues los cardenales del Santo Oficio daban la razón y dejaban sueltos sin pena alguna a los 'delincuentes' acusados por Mario y recriminaban a éste sus ímpetus inmoderados y sus otras rarezas. Sus propias investigaciones sobre los hechos y personas implicadas debían coincidir con la opinión de los curiales de Roma, poniendo en tela de juicio la sinceridad y buenas intenciones de Mario. Pero no podía exacerbar el ánimo de este último hasta que terminara el proceso de la Faustina.
 
No sabemos a qué se debía esta confianza en un cambio de actitud del P. Muzzarelli. Pero no podemos menos de suponer que si era hombre justo e inteligente, debió empezar a cambiar de opinión ante los últimos acontecimientos, pues los cardenales del Santo Oficio daban la razón y dejaban sueltos sin pena alguna a los 'delincuentes' acusados por Mario y recriminaban a éste sus ímpetus inmoderados y sus otras rarezas. Sus propias investigaciones sobre los hechos y personas implicadas debían coincidir con la opinión de los curiales de Roma, poniendo en tela de juicio la sinceridad y buenas intenciones de Mario. Pero no podía exacerbar el ánimo de este último hasta que terminara el proceso de la Faustina.
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:''Dice el P. Clemente que el mundo no ha tenido principio y que todas las cosas son creadas y gobernadas y reguladas por los cielos y no hay otro creador ni gobernador.
 
:''Dice el P. Clemente que el mundo no ha tenido principio y que todas las cosas son creadas y gobernadas y reguladas por los cielos y no hay otro creador ni gobernador.
  
:''El P. Ambrosio dice que todos los cuerpos están compuestos de átomos … (y) afirmó que no hay colores, lo cual sería contra uno de los accidentes que se admiten en torno al Santísimo… además de todo eso, si V. P. Rma. investiga.- hallará otras opiniones extravagantes, más propias de Ateos que de Cristianos'.&lt;ref group='Notas'&gt;EC. p.2525 - 2526.&lt;/ref&gt;
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:''El P. Ambrosio dice que todos los cuerpos están compuestos de átomos … (y) afirmó que no hay colores, lo cual sería contra uno de los accidentes que se admiten en torno al Santísimo… además de todo eso, si V. P. Rma. investiga.- hallará otras opiniones extravagantes, más propias de Ateos que de Cristianos'.<ref group='Notas'>EC. p.2525 - 2526.</ref>
  
Esta malévola delación la entregó el P. Mario al Inquisidor florentino probablemente a finales de mayo o en junio, sin que sepamos cuál fue su reacción. Por lo que decía el P. General, quizá el P. Muzzarelli desconfió de la veracidad de las graves acusaciones y no dio ningún paso para procesar 'de nuevo' a los mismos reos. Ni siquiera debió de transmitir a Roma la acusación, pues el cardenal Barberini le escribía el 9 de noviembre: 'El P. Mario de las Escuelas Pías ha presentado a la Sda. Congregación [del Santo Oficio] la adjunta copia de escritura V. R. consiga informes extrajudiciales sobre su contenido y comuníquelos aquí'.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. L. PICANYOL, o.c., p.144.&lt;/ref&gt; La mencionada escritura era la delación, de la que hacía meses que tenía copia Muzzarelli. ¿Qué había pasado?
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Esta malévola delación la entregó el P. Mario al Inquisidor florentino probablemente a finales de mayo o en junio, sin que sepamos cuál fue su reacción. Por lo que decía el P. General, quizá el P. Muzzarelli desconfió de la veracidad de las graves acusaciones y no dio ningún paso para procesar 'de nuevo' a los mismos reos. Ni siquiera debió de transmitir a Roma la acusación, pues el cardenal Barberini le escribía el 9 de noviembre: 'El P. Mario de las Escuelas Pías ha presentado a la Sda. Congregación [del Santo Oficio] la adjunta copia de escritura V. R. consiga informes extrajudiciales sobre su contenido y comuníquelos aquí'.<ref group='Notas'>Cf. L. PICANYOL, o.c., p.144.</ref> La mencionada escritura era la delación, de la que hacía meses que tenía copia Muzzarelli. ¿Qué había pasado?
  
Todo hace pensar que Muzzarelli, ya desengañado, dio largas al asunto y, pasados unos meses, comprendió Mario que no habría nuevo proceso contra 'los galileyanos', por lo que se decidió a volver a Roma para promoverlo. Llegó el 6 de octubre y fue a entrevistarse personalmente con sus amigos y protectores del Santo Oficio, presentándoles las nuevas acusaciones, centradas esta vez en el P. Clemente Settimi. El cardenal Barberini tragó de nuevo el anzuelo y el 19 de octubre escribía indignado al P. Muzzarelli: 'Al recibo de la presente V. R, haga llamar al P. Clemente de las Escuelas Pías y destiérrelo de esa ciudad bajo pena de galeras y otras al arbitrio de esta Sda. Congregación, por orden de la cual le dirá que venga a Roma y se presenté al Comisario del Sto. Oficio'.&lt;ref group='Notas'&gt;Ib., p.143.&lt;/ref&gt;
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Todo hace pensar que Muzzarelli, ya desengañado, dio largas al asunto y, pasados unos meses, comprendió Mario que no habría nuevo proceso contra 'los galileyanos', por lo que se decidió a volver a Roma para promoverlo. Llegó el 6 de octubre y fue a entrevistarse personalmente con sus amigos y protectores del Santo Oficio, presentándoles las nuevas acusaciones, centradas esta vez en el P. Clemente Settimi. El cardenal Barberini tragó de nuevo el anzuelo y el 19 de octubre escribía indignado al P. Muzzarelli: 'Al recibo de la presente V. R, haga llamar al P. Clemente de las Escuelas Pías y destiérrelo de esa ciudad bajo pena de galeras y otras al arbitrio de esta Sda. Congregación, por orden de la cual le dirá que venga a Roma y se presenté al Comisario del Sto. Oficio'.<ref group='Notas'>Ib., p.143.</ref>
  
 
El pérfido P. Mario, no contento con delatar de palabra al P. Settimi y a los demás, presentó también al Santo Oficio otra copia de su primera delación a Muzzarelli, acompañándola de un nuevo escrito contra Michelini en que decía:
 
El pérfido P. Mario, no contento con delatar de palabra al P. Settimi y a los demás, presentó también al Santo Oficio otra copia de su primera delación a Muzzarelli, acompañándola de un nuevo escrito contra Michelini en que decía:
  
:'''El P. Mario de las Escuelas Pías, humildísimo siervo de V.V. Eminencias, expone con toda reverencia que hace meses, aconsejado y en descargo de su conciencia presentó copia del adjunto folio, cuyo original obra en su poder, al P. Inquisidor de Florecía, y le nombro a otros testigos fidedignos para dejar clara la verdad dé que el P. Francisco [Michelini] de S. José va enseñando doctrina falsa y condenada… Añade además que los mencionados [en el documento adjunto] tienen escuela de matemáticas en Florencia'.&lt;ref group='Notas'&gt;EC., p.2523-2524. La última acusación confirma la idea, ya aludida, de que las matemáticas eran sospechosas de herejía (cf.-n.22 este cap.).&lt;/ref&gt;
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:'''El P. Mario de las Escuelas Pías, humildísimo siervo de V.V. Eminencias, expone con toda reverencia que hace meses, aconsejado y en descargo de su conciencia presentó copia del adjunto folio, cuyo original obra en su poder, al P. Inquisidor de Florecía, y le nombro a otros testigos fidedignos para dejar clara la verdad dé que el P. Francisco [Michelini] de S. José va enseñando doctrina falsa y condenada… Añade además que los mencionados [en el documento adjunto] tienen escuela de matemáticas en Florencia'.<ref group='Notas'>EC., p.2523-2524. La última acusación confirma la idea, ya aludida, de que las matemáticas eran sospechosas de herejía (cf.-n.22 este cap.).</ref>
  
No sabemos si el Inquisidor florentino llevó a cabo las indagaciones pedidas por el cardenal Barberini sobre las doctrinas y enseñanzas de los encausados. Lo cierto es que tanto el Granduque como su hermano el príncipe Leopoldo, apenas se enteraron de la nueva citación de Settimi ante el Tribunal de Roma, escribieron al cardenal Sacchetti y al embajador toscano Niccolini, rogándoles encarecidamente que le protegieran, 'de modo que –decía leopoldo- cesen de una vez las persecuciones'.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. L. PICANYOL, O. C. P. 145 - 146. Las cartas están fechadas respectivamente el 25 de octubre de 1641 y el 9 de noviembre de 1641&lt;/ref&gt; Quizás Mario confió en que, dada la gravedad de sus acusaciones, se instruyera un sonado proceso contra estos nuevos 'Galileos herejes'. Pero, por lo visto, no hubo proceso alguno y respecto al único representante citado para presentarse, Clemente Settimi, éste fue el desenlace, según escribe él mismo al príncipe Leopoldo desde Roma el 14 de diciembre:
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No sabemos si el Inquisidor florentino llevó a cabo las indagaciones pedidas por el cardenal Barberini sobre las doctrinas y enseñanzas de los encausados. Lo cierto es que tanto el Granduque como su hermano el príncipe Leopoldo, apenas se enteraron de la nueva citación de Settimi ante el Tribunal de Roma, escribieron al cardenal Sacchetti y al embajador toscano Niccolini, rogándoles encarecidamente que le protegieran, 'de modo que –decía leopoldo- cesen de una vez las persecuciones'.<ref group='Notas'>Cf. L. PICANYOL, O. C. P. 145 - 146. Las cartas están fechadas respectivamente el 25 de octubre de 1641 y el 9 de noviembre de 1641</ref> Quizás Mario confió en que, dada la gravedad de sus acusaciones, se instruyera un sonado proceso contra estos nuevos 'Galileos herejes'. Pero, por lo visto, no hubo proceso alguno y respecto al único representante citado para presentarse, Clemente Settimi, éste fue el desenlace, según escribe él mismo al príncipe Leopoldo desde Roma el 14 de diciembre:
  
:'''Mons. Asesor [Albizzi] me ha hecho saber que no tengo ya nada que ver con el Santo Oficio, en fe de lo cual me dará una patente donde diga que no he sido inquirido, y esto me será de provecho ante quien haya sospechado de mi persona. La mayor acusación que el P. Mario me había preparado era el haber tenido yo intimidad con el Sr. Galileo'.&lt;ref group='Notas'&gt;EC, p.2467.&lt;/ref&gt;
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:'''Mons. Asesor [Albizzi] me ha hecho saber que no tengo ya nada que ver con el Santo Oficio, en fe de lo cual me dará una patente donde diga que no he sido inquirido, y esto me será de provecho ante quien haya sospechado de mi persona. La mayor acusación que el P. Mario me había preparado era el haber tenido yo intimidad con el Sr. Galileo'.<ref group='Notas'>EC, p.2467.</ref>
  
Ni se enteró, pues, de que le había acusado de ateo, de afirmar que el mundo no tenía principio, ni había sido creado por Dios, ni era por él gobernado. Y todo quedó en agua de borrajas. Luego las iras del cardenal Barberini habían sido injustas y las graves acusaciones de Mario, falsas. Y esto por segunda vez. Y con las molestias de dos viajes inútiles. Pero no consta que se excusara Su Eminencia una sola vez con los presuntos reos, o que hubiera un mínimo castigo para el reincidente calumniador. Muy al contrario. En efecto, la gran noticia del momento fue que el 24 de noviembre de 1641 -como se lee en un Diario florentino de la época- 'en el refectorio de Santa Croce se dio la abjuración de Pandolfo de Francisco Ricasoli, de Faustina Mainardi y de otros. Ricasoli y Faustina fueron condenados a cárcel perpetua'.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. L. PICANOL, o:c., p.124. Se trata del ‘Diario del Settimani’, vol.IX, a la fecha. Cf, BAU, BC, p.858 -859; PASTOR, o.c., t.28, p.282. Es interesante recordar que el 12 de julio de 1615, en Ia iglesia romana de Sta. María sopra Minerva, abjuraron de los mismos delitos la llamada 'Madre Julia' y sus cómplices, que habían-delinquido en Nápoles,-y terminaron sus días en la cárcel-(cf. EEC, p.199, n.21).&lt;/ref&gt; Con ello terminaba el engorroso proceso y cambiaba también de signo la protección del Santo Oficio de Roma sobre el P. Mario. Había llegado el momento de recompensar sus servicios. Y la recompensa fue nombrarle Provincial de Toscana.
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Ni se enteró, pues, de que le había acusado de ateo, de afirmar que el mundo no tenía principio, ni había sido creado por Dios, ni era por él gobernado. Y todo quedó en agua de borrajas. Luego las iras del cardenal Barberini habían sido injustas y las graves acusaciones de Mario, falsas. Y esto por segunda vez. Y con las molestias de dos viajes inútiles. Pero no consta que se excusara Su Eminencia una sola vez con los presuntos reos, o que hubiera un mínimo castigo para el reincidente calumniador. Muy al contrario. En efecto, la gran noticia del momento fue que el 24 de noviembre de 1641 -como se lee en un Diario florentino de la época- 'en el refectorio de Santa Croce se dio la abjuración de Pandolfo de Francisco Ricasoli, de Faustina Mainardi y de otros. Ricasoli y Faustina fueron condenados a cárcel perpetua'.<ref group='Notas'>Cf. L. PICANOL, o:c., p.124. Se trata del ‘Diario del Settimani’, vol.IX, a la fecha. Cf, BAU, BC, p.858 -859; PASTOR, o.c., t.28, p.282. Es interesante recordar que el 12 de julio de 1615, en Ia iglesia romana de Sta. María sopra Minerva, abjuraron de los mismos delitos la llamada 'Madre Julia' y sus cómplices, que habían-delinquido en Nápoles,-y terminaron sus días en la cárcel-(cf. EEC, p.199, n.21).</ref> Con ello terminaba el engorroso proceso y cambiaba también de signo la protección del Santo Oficio de Roma sobre el P. Mario. Había llegado el momento de recompensar sus servicios. Y la recompensa fue nombrarle Provincial de Toscana.
  
 
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23.05. La peor denuncia contra los galileyanos

El P. Morelli ya no volvió a Florencia, pero el P. Settimi sí, quizá con cierto aire de desafío. Mario seguía en su actitud beligerante, confiado en la protección del Santo Oficio. En las pocas cartas conservadas del P. General en este período,[Notas 1] se notan los temores de nuevos disturbios y los deseos de no provocar a Mario ni a sus poderosos patrocinadores. Así el 6 de julio escribe al rector: 'en cuanto a los dos que dicen estar bajo la protección del Santo Oficio [Mario y otro], V. R. deles la libertad que quieran, para que no puedan decir lo contrario al P. Inquisidor… y me parece que está bien rogar a Dios por ellos en compensación del mal que dicen de nosotros'. El 3 de agosto dice: 'Al P. Mario no digo nada, sólo que Dios Bendito le ilumine el entendimiento para que sepa encontrar el verdadero camino de la perfección religiosa'. El 10 de agosto se lamenta de que un Padre haya ofendido al P. Mario y dice al Superior interino: 'ha obrado V. R. santamente privándole de su oficio'. El 7 de septiembre escribe al rector, P. Lucas Bresciani: 'Deseo particularmente que V. R. mantenga benévolo al P. Inquisidor, que creo que en adelante no nos será contrario, sino favorable, pero tenga cuidado V. R. de no hacer nada que le disguste'.[Notas 2]

No sabemos a qué se debía esta confianza en un cambio de actitud del P. Muzzarelli. Pero no podemos menos de suponer que si era hombre justo e inteligente, debió empezar a cambiar de opinión ante los últimos acontecimientos, pues los cardenales del Santo Oficio daban la razón y dejaban sueltos sin pena alguna a los 'delincuentes' acusados por Mario y recriminaban a éste sus ímpetus inmoderados y sus otras rarezas. Sus propias investigaciones sobre los hechos y personas implicadas debían coincidir con la opinión de los curiales de Roma, poniendo en tela de juicio la sinceridad y buenas intenciones de Mario. Pero no podía exacerbar el ánimo de este último hasta que terminara el proceso de la Faustina.

Hubo algo más. Si el 11 de mayo comunicaba el p. Settimi al Príncipe Leopoldo que el intento de proceso romano contra los encausados florentinos había terminado 'con grandísima satisfacción', la noticia llegaría a oídos de Mario por aquellas mismas fechas. Lo que para los supuestos 'delincuentes' era un triunfo, para Mario era una derrota. Y reaccionó a su modo, cambiando maliciosamente el tema de sus nuevas acusaciones, dando el golpe donde más les podía doler. Era una delación en toda regla, dirigida 'al Padre Inquisidor General de Florencia'. He aquí algunos párrafos:

El P. Francisco [Michelini] de S. José, de las Escuelas Pías… sostiene también que la tierra se mueve y el sol está parado, teniendo de tal manera firme esta doctrina y otras del Sr. Galileo, que todas las demás las considera falsas y sin valor alguno, siendo muy contrario a Aristóteles, llamándole ignorantísimo y al Sr. Galileo oráculo, y tiene sus opiniones por oráculos, exaltando a dicho Galileo como primer hombre del mundo, con otros títulos magníficos y grandes, no sólo el P. Francisco, sino también los PP. Ambrosio [Ambrosi], Clemente [Settimi], Carlos [conti] de S. Gaspar y Ángel [Morelli], como alumnos suyos piensan y sienten lo mismo, y lo dicen y se glorían todos los mencionados Padres de ser los más sabios e inteligentes de todos, burlándose de todos los demás religiosos y teniéndoles por ignorantes.
De esta filosofía han procurado saturar al Granduque, luego al Príncipe Juan Carlos… al Príncipe Leopoldo…
yo sé que-[el P.. Michelini] ha conservado los libros que ha podido del Sr. Galileo, haciéndoselos copiar también por sus alumnos…
Muchas veces, hablando conmigo de las doctrinas y opiniones del Sr, Galileo y particularmente que la tierra se mueve y el sol está quieto, teniéndola por tan verdadera, aun que haya sido condenada por falsa, que se le escapó de la boca que Su Santidad había hecho injusticia al Sr. Galileo al condenarla... movido también por los enemigos de dicho Sr. Galileo, particularmente los Padres jesuitas…
Dice el P. Clemente que el mundo no ha tenido principio y que todas las cosas son creadas y gobernadas y reguladas por los cielos y no hay otro creador ni gobernador.
El P. Ambrosio dice que todos los cuerpos están compuestos de átomos … (y) afirmó que no hay colores, lo cual sería contra uno de los accidentes que se admiten en torno al Santísimo… además de todo eso, si V. P. Rma. investiga.- hallará otras opiniones extravagantes, más propias de Ateos que de Cristianos'.[Notas 3]

Esta malévola delación la entregó el P. Mario al Inquisidor florentino probablemente a finales de mayo o en junio, sin que sepamos cuál fue su reacción. Por lo que decía el P. General, quizá el P. Muzzarelli desconfió de la veracidad de las graves acusaciones y no dio ningún paso para procesar 'de nuevo' a los mismos reos. Ni siquiera debió de transmitir a Roma la acusación, pues el cardenal Barberini le escribía el 9 de noviembre: 'El P. Mario de las Escuelas Pías ha presentado a la Sda. Congregación [del Santo Oficio] la adjunta copia de escritura V. R. consiga informes extrajudiciales sobre su contenido y comuníquelos aquí'.[Notas 4] La mencionada escritura era la delación, de la que hacía meses que tenía copia Muzzarelli. ¿Qué había pasado?

Todo hace pensar que Muzzarelli, ya desengañado, dio largas al asunto y, pasados unos meses, comprendió Mario que no habría nuevo proceso contra 'los galileyanos', por lo que se decidió a volver a Roma para promoverlo. Llegó el 6 de octubre y fue a entrevistarse personalmente con sus amigos y protectores del Santo Oficio, presentándoles las nuevas acusaciones, centradas esta vez en el P. Clemente Settimi. El cardenal Barberini tragó de nuevo el anzuelo y el 19 de octubre escribía indignado al P. Muzzarelli: 'Al recibo de la presente V. R, haga llamar al P. Clemente de las Escuelas Pías y destiérrelo de esa ciudad bajo pena de galeras y otras al arbitrio de esta Sda. Congregación, por orden de la cual le dirá que venga a Roma y se presenté al Comisario del Sto. Oficio'.[Notas 5]

El pérfido P. Mario, no contento con delatar de palabra al P. Settimi y a los demás, presentó también al Santo Oficio otra copia de su primera delación a Muzzarelli, acompañándola de un nuevo escrito contra Michelini en que decía:

El P. Mario de las Escuelas Pías, humildísimo siervo de V.V. Eminencias, expone con toda reverencia que hace meses, aconsejado y en descargo de su conciencia presentó copia del adjunto folio, cuyo original obra en su poder, al P. Inquisidor de Florecía, y le nombro a otros testigos fidedignos para dejar clara la verdad dé que el P. Francisco [Michelini] de S. José va enseñando doctrina falsa y condenada… Añade además que los mencionados [en el documento adjunto] tienen escuela de matemáticas en Florencia'.[Notas 6]

No sabemos si el Inquisidor florentino llevó a cabo las indagaciones pedidas por el cardenal Barberini sobre las doctrinas y enseñanzas de los encausados. Lo cierto es que tanto el Granduque como su hermano el príncipe Leopoldo, apenas se enteraron de la nueva citación de Settimi ante el Tribunal de Roma, escribieron al cardenal Sacchetti y al embajador toscano Niccolini, rogándoles encarecidamente que le protegieran, 'de modo que –decía leopoldo- cesen de una vez las persecuciones'.[Notas 7] Quizás Mario confió en que, dada la gravedad de sus acusaciones, se instruyera un sonado proceso contra estos nuevos 'Galileos herejes'. Pero, por lo visto, no hubo proceso alguno y respecto al único representante citado para presentarse, Clemente Settimi, éste fue el desenlace, según escribe él mismo al príncipe Leopoldo desde Roma el 14 de diciembre:

Mons. Asesor [Albizzi] me ha hecho saber que no tengo ya nada que ver con el Santo Oficio, en fe de lo cual me dará una patente donde diga que no he sido inquirido, y esto me será de provecho ante quien haya sospechado de mi persona. La mayor acusación que el P. Mario me había preparado era el haber tenido yo intimidad con el Sr. Galileo'.[Notas 8]

Ni se enteró, pues, de que le había acusado de ateo, de afirmar que el mundo no tenía principio, ni había sido creado por Dios, ni era por él gobernado. Y todo quedó en agua de borrajas. Luego las iras del cardenal Barberini habían sido injustas y las graves acusaciones de Mario, falsas. Y esto por segunda vez. Y con las molestias de dos viajes inútiles. Pero no consta que se excusara Su Eminencia una sola vez con los presuntos reos, o que hubiera un mínimo castigo para el reincidente calumniador. Muy al contrario. En efecto, la gran noticia del momento fue que el 24 de noviembre de 1641 -como se lee en un Diario florentino de la época- 'en el refectorio de Santa Croce se dio la abjuración de Pandolfo de Francisco Ricasoli, de Faustina Mainardi y de otros. Ricasoli y Faustina fueron condenados a cárcel perpetua'.[Notas 9] Con ello terminaba el engorroso proceso y cambiaba también de signo la protección del Santo Oficio de Roma sobre el P. Mario. Había llegado el momento de recompensar sus servicios. Y la recompensa fue nombrarle Provincial de Toscana.

Notas

  1. Desde el 28 de julio de 1640 al 6 de julio de 1641 (c.3474 a3629) no hay ninguna carta de Calasanz al Rector de Florencia. Alguien las hizo desaparecer o quemar intencionadamente junto con tantos otros documentos, según Berro (cf. L. PICANYOL, o.c., p.130).
  2. C.3629, 3689, 3703, 3737.
  3. EC. p.2525 - 2526.
  4. Cf. L. PICANYOL, o.c., p.144.
  5. Ib., p.143.
  6. EC., p.2523-2524. La última acusación confirma la idea, ya aludida, de que las matemáticas eran sospechosas de herejía (cf.-n.22 este cap.).
  7. Cf. L. PICANYOL, O. C. P. 145 - 146. Las cartas están fechadas respectivamente el 25 de octubre de 1641 y el 9 de noviembre de 1641
  8. EC, p.2467.
  9. Cf. L. PICANOL, o:c., p.124. Se trata del ‘Diario del Settimani’, vol.IX, a la fecha. Cf, BAU, BC, p.858 -859; PASTOR, o.c., t.28, p.282. Es interesante recordar que el 12 de julio de 1615, en Ia iglesia romana de Sta. María sopra Minerva, abjuraron de los mismos delitos la llamada 'Madre Julia' y sus cómplices, que habían-delinquido en Nápoles,-y terminaron sus días en la cárcel-(cf. EEC, p.199, n.21).