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25.02. Publicación del breve
El 9 de marzo de 1646, Mons. Asesor escribía a Mons. Marco Antonio Maraldi, secretario de breves: 'Remito a V. S. Ilma. el Breve de la Religión de las Escuelas Pías con algunas notas, para que conforme a ellas se digne expedirlo'.<ref group='Notas'>G. SÁNTHA, ‘Card. F. Albitius et Scholae Piae’: Archivum 11 (1982) 81, n.127.</ref> Había pasado un mes largo desde el 3 de febrero en que se había tenido la 5ª. y última sesión de la Comisión Diputada, que decidió los cambios que debían hacerse al esbozo del breve. En ese mes Mons. Albizzi, como secretario de dicha Comisión, presentó sus conclusiones al papa, quien hizo algunos retoques, como ya vimos, mandando que se expidiera el breve. Y con todo ello a la vista, el mismo Monseñor compuso el texto definitivo o dejó la última redacción a Maraldi, pues ambas posibilidades caben en la citada carta.<ref group='Notas'>Albizzi confesó más tarde que él mismo había redactado el Breve: 'per essere stato io secretario di quella Congregatione et havere steso la Bolla'. (ib.)</ref> . El breve empezaba con las palabras ‘Ea quae pro felici’ y llevaba la fecha del 16 de marzo de 1646.<ref group='Notas'>Cf. ‘Bull. Sch. P.’, p.45-49; ‘Bull. Rom.’, 15, p.459-462.</ref>
Antes de que Albizzi lo pasara a Maraldi, el P. General tuvo noticias de su contenido y creía que estaba ya preparado el 2 de marzo, a punto de salir. En las dos cartas que escribe al día siguiente sólo sabe que los profesos de votos solemnes los mantendrán, pero en adelante no podrán ya hacerse; que estarán sometidos al ordinario 'y otras cosas que no ha querido declarar' la persona que le ha informado.<ref group='Notas'>C.4336, 4337.</ref> En otras dos cartas del día 17 dice que el papa firmó la minuta del breve el 14, pero no da ninguna idea del contenido.<ref group='Notas'>C.4340,4341.</ref> No obstante, algo más debía saber, pues las consideraciones que hace en esas cuatro cartas indican que tenía idea de la catástrofe. Tales consideraciones son de doble signo: una esperanza firme de que los enemigos no podrán destruir la Religión, que después de estas calamidades 'sin duda volverá a ser quizá más gloriosa que antes'. Por tanto, hay que confiar en el Señor, pues 'en lo que fallen los hombres lo suplirá Dios ciertamente'.<ref group='Notas'>C.4336, 4337, 4340.</ref> Y la segunda consideración es una queja amarga del poco fruto que ha producido la Visita del P. Pietrasanta y su convicción de que los enemigos del Instituto de quienes habla son los PP. Jesuitas. Léanse estos párrafos:
- Este es el hermoso fruto que ha producido después de tres años la Visita del M. R. P. Pietrasanta y se habrá cumplido el deseo de tantos PP. Jesuitas que ahí en Alemania y en Polonia han publicado que dentro de poco debería destruirse nuestra Religión… Mientras tanto, V. R. comuníquelo a esos Padres, para que todos juntos rueguen a Dios por los RR. PP. Jesuitas que nos han procurado esta contrariedad y mal nombre'. Y en otra carta: 'me parece gran cosa que la visita de tres años de nuestro Visitador haya producido tal fruto, pues los Emos. diputados habrán dado más crédito al Visitador que a ningún otro'.<ref group='Notas'>C.4137,4341. Sobre la oposición, deseos y habladurías de los jesuitas en Alemania y Polonia a que alude el Fundador, véase el ‘Apéndice II: Incomprensione e rivalità dei Gesuiti’, en G. L. MONCALLERO, ‘La fondazione delle Scuole degli Scolopi nell’Europa centrale al tempo della Controriforma (Alba 1972) p.145-156.</ref>
Al atardecer del día 17 de marzo llegó a San Pantaleón don José Palamolla, secretario del cardenal vicario Ginetti, y ante la comunidad reunida en el oratorio doméstico leyó el breve apostólico, tan esperado y temido. Y una vez concluida su lectura se guardó el papel y salió del oratorio. Quedaron todos mudos y consternados, sin querer dar fe a lo que acababan de escuchar. Y en el silencio embarazoso y dramático del momento -cuenta Caputi- se oyó la voz del P. General que recitaba los versos de Job: ‘Dominus dedit, Dominus abstulit. Sicut Domino placuit, ita factum est. Sit nomen Domini benedictum’ (Job 1,21) (El Señor dio, el Señor quitó. Como plugo al Señor, así se hizo. Bendito sea su nombre).<ref group='Notas'>BAU, BC, p.1111.</ref>
Aquella misma tarde escribió las primeras cartas, casi telegramas, comunicando la triste noticia a varias casas, y decía simplemente:
- Habiéndosenos publicado esta tarde el Breve de N. Sr., cuyo contenido podrán ver en el billete adjunto, se les comunica a VV. RR. Para que sepan cómo están las cosas de la Religión. Pero no dejen de continuar con alegría el Instituto y de estar unidos y en paz, esperando que Dios lo remediará todo…'.<ref group='Notas'>Se han conservado dos cartas idénticas, dirigidas a Chieti y a Narni (c.4342, 4343). Lo cual sugiere que hubo otras iguales para otras casas.</ref>
Además de esta fórmula para las comunidades, escribió otras cartas personales en las que da la síntesis del breve leído, como la dirigida al P. Novari, Vicario Provincial de Germania. Es una carta muy curiosa, pues la tenía ya terminada y fechada cuando llegó el señor Palamolla y leyó el breve. Al volver a su habitación añadió una postdata comunicando la síntesis del mismo. El contraste entre ambas partes es impresionante. En la carta decía:
- Con la presente le advierto a V. R. que, aunque le escriban que nuestra Religión será destruida, no dé crédito a tales noticias, porque esperamos que Cristo bendito y su Madre Santísima estarán de nuestra parte y desbaratarán en breve las maquinaciones de los adversarios. Cuanto antes saldrá el Breve, que no se sabe aún con certeza su contenido, y se le comunicará a V. R…' Y en la ‘postdata’ añadía; 'Ha llegado en este momento a las 24 horas<ref group='Notas'>En otra carta escrita el día siguiente dice que 'hier sera ad hore 23 fu portato il Breve' (c.4346).</ref> el secretario del Emo. Vicario del Papa y ha publicado el Breve en que se contiene que cada casa de nuestra Religión se ha de gobernar por sí misma, sujeta al Ordinario del lugar según la Congreg. del Oratorio de S. Felipe Neri, y los profesos nuestros que quieran pasar a otra Religión ‘etiam laxiorem’ pueden hacerlo, y en adelante no se puede admitir al hábito sino como los de la Chiesa Nuova [Oratorio] sin voto alguno, y que no haya ni General, ni Provincial, y se deberá gobernar cada cual según las Constituciones que harán algunos Prelados y que el Colegio Nazareno quede sometido a la Rota Romana; pero de todo esto se mandará copia más amplia con comodidad. V. R. no pierda el ánimo porque esperamos en el Señor que se arreglará todo si estamos unidos'.<ref group='Notas'>C. 4344. Lo mismo. repite en c.4347 y en parte en 4345, 4346.</ref>
Cotejando esta síntesis con el texto del breve se advierten tres diferencias, a saber: a) dice el Santo que 'en adelante no se puede admitir al hábito, sino como los de la Chiesa Nuova, sin voto alguno', es decir, que se ‘pueden admitir’, pero sin votos. Mientras el breve dice taxativamente que en adelante no se admita a nadie en dicha Religión.<ref group='Notas'>'ne de coetero ulli amplius in dicta Religione recipiantur… interdicimus et prohibemus' (‘Bull. Sch. P.’, p.47).</ref> b) El Santo continúa: 'y que no haya ni General, ni Provinciales…' Ese es el sentido obvio, pero, curiosamente, el texto del breve omite -por descuido, nombrar a los Provinciales, pasando del General y Visitadores a los superiores de las casas.<ref group='Notas'>'Sublata tam... olim Ministro Generali... quam aliis etiam auctoritate Apostolica Visitatoribus ac Superioribus deputatis Domorum Ministris, ceterisque inferioribus Superioribus, omni et quacumque facultate et superioritate…' (ib,). La enumeración descendente exige que se nombre a los Provinciales.</ref> c) Dice el Santo que las Constituciones las harán algunos Prelados, mientras el breve dice simplemente que se harán por mandato del papa (‘iussu nostro edendas’). Estos detalles nos fuerzan a preguntar: ¿qué se leyó en púbtico, el Texto del breve que conocemos u otro texto previo a la redacción definitiva? ¿Estaba ya firmado por el papa? Y no son ociosas las preguntas si pensamos que en toda esta larga ‘historia los breves de Albizzi’ no fueron trigo limpio: nadie vio jamás el de nombramiento de Mario para Vicario General, aunque existió, pero ¿firmado por el papa?; el del nombramiento de Cherubini para suceder a Mario fue un chanchullo lamentable, con fecha fraudulenta, ¿firmado por el papa? Con todo, la trascendencia de este último que comentamos exigía mayor garantía de autenticidad y más seriedad al promulgarse iQué menos que dar a los condenados una copia oficial del breve’ para que pudieran leerlo despacio y enterarse exactamente de lo que decía! Pero no. Se leyó un papel en latín -los Hermanos no entendieron nada- y se lo llevaron para editarlo.<ref group='Notas'>En la carta con que Albizzi enviaba a Maraldi la minuta del Breve (9 de marzo de 1646) hablaba de dos copias: una para los Auditores de Rota y la otra -se supone- para la Orden. Pero no fue entregada entonces, sino luego, una vez impresa. (Cf. G. SÁNTHA, ‘Card. F. Albitius et Scholae Piae’: Archivum 11 [1982] 81, n.127). Berro expone sus dudas y las de los presentes a la lectura del Breve 'o trozo de papel y no Breve> (BERRO III, p.4).</ref>
El día 13 ó 14 de abril salió de la imprenta y se empezó a distribuir directamente desde el Vaticano a los obispos interesados como superiores de las casas escolapias de su diócesis, así como a las casas mismas, pero lentamente y no a todos ni a todas.<ref group='Notas'>C. 4359 y 4361.</ref> Indudablemente, desde el 16 de marzo en que está fechado hasta estas fechas de edición hubo todavía algunos retóques, incluso graves,<ref group='Notas'>El 21 de abril escribe Calasanz: 'en el Breve impreso últimamente han añadido algunas palabras más agravantes que en el primero' (c.4361 y 4355).</ref> que hacen exclamar a Berro: 'este Breve ha sido alterado tantas veces antes de darlo a la imprenta que es una crueldad grandísima'.<ref group='Notas'>BERRO II, p.214. Dice Berro (ib., p.215) que el P. Virgilio Spada, hermano del cardenal Bernardino, de la Comisión Diputada, siendo entonces Prepósito del Oratorio hizo añadir algo a su favor. Lo cual concuerda con lo dicho por Calasanz (c.4355), que para enmendar algo relativo al Oratorio fue llevado el Breve, ya en la imprenta, a Palacio. Y en efecto, después de nombrar la relación de semejanza con el Oratorio, se lee 'de modo que tales Religiosos nunca puedan llamarse Presbíteros o Clérigos de de la Congregación del Oratorio o de S. Felipe Neri ni ser tenidos por tales'. Probablemente temía el P. Virgilio Spada alguna especie de usurpación, pero en este caso hubiera significado renunciar al propio nombre de Escuelas Pías, lo cual era absurdo.</ref> Y tales retoques –que desconocemos en concreto- naturalmente eran nuevas chapuzas de Albizzi, pues es inverosímil que recurriera cada vez al papa, una vez que había firmado el breve. Júzguese, pues, la temeridad y osadía de este hombre que altera a su gusto un texto ya firmado por Inocencio X,el de la torva mirada velazqueña. Pero así quedó para la historia.
En realidad, el breve no fue el fruto de las largas deliberaciones de la Comisión Pontificia, ni tampoco el resultado de la Visita Apostólica. Ambas habían llegado -en uso de su plena libertad de decisión- a lo que se determinó en la sesión tercera, con la reintegración del P. General en sus funciones. Lo que siguió luego fue mandato e imposición personal del papa, que marginó sin contemplaciones el libre resultado a que había llegado la Comisión, sin olvidar la responsabilidad y prepotencia de quien hizo tomar al papa esta determinación.
El breve no propuso una simple 'reducción': ni a congregación paulina de votos simples o a su primitivo estado de Congregación Paulina sujeta al Ordinario, como se sugería en la sesión 4ª. y en el primer esbozo del breve; ni siquiera a Congregación sin votos como el Oratorio, pues todos mantenían sus votos, solemnes, por una parte, y, por otra, se prohibía la admisión de nuevos miembros, condición absurda para la supervivencia de cualquier sociedad constituida. Era una disimulada 'reducció' a la extinción, lenta, inexorable, bajo el sudario de una inexistente 'Congregación sin votos'.
Ni el visitador Apostólico por sí mismo, ni la Comisión Diputada como tal dieron decreto alguno de reforma. Todo se redujo al breve, cuya supuesta reforma quedaba encomendada a las nuevas Constituciones, que no salieron nunca a Ia luz del día. Mientras tanto, las facilidades para abandonar aguel despojo de Congregación -desprovista de Constituciones legítimas y de contextura interna jerárquica y la imposibilidad de darle savia nueva, la condenan miserablemente a la muerte.