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21.07. Gravedad de la prohibición pontificia

Cuando a mediados de febrero de 1633 lamentaba Calasanz esa gravísima infamia, no sabía aún las decisiones prácticas que se habían tomado 'en Palacio'. Sólo esperaba por entonces poder responder ante la Curia Romana de las calumnias de los memoriales para salvar el honor de la Orden. Incluso, cuando a primeros de marzo el Clº. Castiglia se había retractado con un memorial público, pensó quizá que el problema había concluido. Sin embargo, no fue así.

En las numerosas cartas, escritas sobre todo a Cherubini, podemos observar las reacciones del Fundador ante la actitud tomada por la Santa Sede, como consecuencia de los memoriales calumniosos de Castiglia. Y el detonante fue la fundación de Escuelas Pías en la ciudad de Ancona. Se empieza a hablar de ella en los primeros meses de 1630, y desde entonces el Concejo municipal no cesa de interesarse por conseguir el propósito.<ref group='Notas'>Cf. c.1950, 1974,1980, 1984, 1987. </ref> Desde finales de octubre de 1632 el P. Cherubini se traslada a Ancona para dirigir las obras del Colegio. El plan del P. General es el que expone con toda claridad en una carta del 19 de enero de 1633: 'Pienso con Ia ayuda del Señor mandar a finales de marzo tres o cuatro Padres para dar principio a tres escuelas, esto es, una de gramática, otra de escribir y contar y otra de leer, pero con la condición de que no deben importunar para que aumente el número de clases hasta que se hayan terminado las obras.<ref group='Notas'>C.2001. Particularmente empezó a ser necesaria desde la decisión tomada ante Ginetti en 1631 (cf. EGC V, p.23). </ref>

En los primeros meses de 1633, tanto Cherubini como los diputados y Ancianos de Ancona pretenden adelantar las fechas y aumentar el número de clases y religiosos, pero el Santo se mantiene firme en su plan de que han de ser sólo tres; que no irán hasta después de Pascua y que los de Ancona deben pedir la consabida licencia al cardenal Ginetti.<ref group='Notas'>Cf. c.2002 y 1990, 1994,1999. </ref> Todo parece normal, incluso la licencia de fundación, como dice el General en su carta del 26 de marzo, vigilia de Pascua: 'Procuraremos también por nuestra parte obtener el consenso de N. S. de lo que no tienen que extrañarse ni lamentarse esos señores Ancianos porque ‘siempre ha sido necesaria tal concesión’, habiéndola pedido ellos particularmente al Emo. Sr. Card. Ginetti meses atrás'.<ref group='Notas'>'stanno cosi intestati apalazzo che noi pigliamo case di maggior numero di quelle che vi si possa attendere (c.2008. Fecha: 2 de abril de 1633); 'di Superiori hanno imbevuto questo punto straordinariamente' (c.201l. Fecha: 6 de-abril de-l633); 'si sono posto in capo che altro rimedio perció non si trovi se non il prohibirci I'attendere a case nuove (c.2018. Fecha: l6 de abril de 1633). </ref>

No obstante, desde mediados de marzo empieza a aludir a impedimentos que complican la licencia de fundaciones, pero tan veladamente que el P. Cherubini no acaba de entender lo que pasa, y el General empieza a subir de tono aclarando ideas: 'V. R. sigue insistiendo en la promesa que hice a la ciudad de Ancona de mandarles a tres a finales de marzo -escribe el 30 de ese mes-y no ve o parece no saber que es el impedimento proveniente de la prohibición de S. Santidad, a la que no puedo oponerme ni contradecir'.<ref group='Notas'>'Non posso dir a V. R. che apra le scuole con li soggetti che sono capitati [de Venecia], peró habbi patienza per adesso (c.2038. Fecha: 14 de mayo de 1633); 'meno conviene aprir le scuole con quelli che costi sono per non irritar maggiormente i Superiori (c.2042. Fecha: 21 de mayo de 1633). </ref> El propio Fundador empieza a descubrir que esta decidida prohibición pontificia es consecuencia de los memoriales de Castiglia, y a pesar de que éste se ha retractado públicamente, en Palacio se han quedado con la idea fija, que a mediados de febrero él mismo definió certeramente como “la mayor infamia”.<ref group='Notas'>C.2022,2035,2041. </ref>

En estas circunstancias complicadas se manifiesta claramente el carácter de Calasanz, como aparecerá luego en la última gran tribulación de su vida. Y éstas son sus actitudes:

a) obediente a los mandatos de la santa Sede, que hay que acatar de grado

o por fuerza, aun sabiendo que se basan en informes calumniosos, en este caso en los memoriales de Castiglia. A mediados de mayo abandonaron Venecia y llegaron a Ancona el P. Alacchi y sus compañeros. Cherubini pensó que podía abrir con ellos las escuelas sin necesidad de insistir en la licencia pontificia, que retenía a los que iban a ir desde Roma. Calasanz, sin embargo, decide que no se abran las escuelas con los de Venecia hasta que se obtenga la licencia del Papa o del Cardenal vicario, pues sería contraproducente;<ref group='Notas'>C.2046. </ref>

b) heroicamente resignado a soportar con paciencia –recomendándola a los demás-esa prueba, que considera permitida por la voluntad de Dios: 'mientras Dios N. Señor no abra el corazón a quien puede atendernos, es necesario tener paciencia'; “cuando Dios bendito permite impedimentos en la ejecución de los buenos propósitos, es necesario tener paciencia, si no por amor, al menos por fuerza”; “es menester que todos reconozcamos en estas dificultades la voluntad de Dios, como lo es en efecto”.<ref group='Notas'>C.2018,2028. </ref>

c) convencido de que todo ello es obra del demonio -pues procede de calumnias e injusticias-para destruir la Orden, confía plenamente en el auxilio de Dios y de su Madre Sma. He aquí un párrafo elocuente: 'tengo firme esperanza en Dios, que podrá más que todo el infierno, el cual se ha desencadenado contra nosotros y quisiera derribarnos a tierra, temiendo que nuestro Instituto, debidamente ejercido, vaya directamente contra sus artes. La Virgen nuestra Madre nos ayude y nos consiga cuanto necesitamos'.<ref group='Notas'>C.2047 y 2046. </ref>

d) decidido a emplear tercamente, sin desfallecer, los medios adecuados para conseguir que las autoridades supremas de la Iglesia retracten sus decisiones equivocadas e injustas: 'espero que insistamos tanto -escribe con cierta resonancia evangélica-que para librarse de la molestia nos lo concedan'; “tanto golpearemos sin cansarnos que estoy seguro que conseguiremos romper la dura piedra del impedimento”.<ref group='Notas'>EC, p.1369. </ref>

El 26 de mayo todavía se lamentaba Calasanz, en carta a Cherubini, que Ginetti se mantenía firme en su negativa. Dos días después, sin embargo, le volvía a escribir diciéndole: 'Tengo buenísima esperanza de que dentro de poco nos concederán mandar los tres prométidos a Ancona'.<ref group='Notas'>C.2049. </ref> ¿Qué había ocurrido?

Notas