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19.02. La subida de Calasanz a Liguria
El promotor de la fundación de Savona, Mons. Alejandro Abbati, en sus conversaciones romanas con Calasanz, le instaría calurosamente a que visitara la nueva casa, una vez adaptada y puestas en marcha las escuelas. Y debió reiterar luego su invitación por carta durante el año hasta conseguir que se decidiera a emprender el viaje.<ref group='Notas'>Cf. BARTLIK, o.c.: EphCal 5 (1938) 146. </ref> Probablemente le acosaron también con ruegos los hermanos Castellani, fundadores y protectores de la casa de-Cárcare, desde que supieron que también en Savona se habían abierto Escuelas Pías. No hay que olvidar que Bernardino Castellani seguía siendo el médico de la casa de San Pantaleón. La cercanía entre Savona y Cárcare hacía más aconsejable la visita. Y al fin el Santo Fundador consintió.
Es tradición que hizo el viaje por mar, llegando al puerto de Savona el día7 de abril de 1623, y es lo más verosímil, pues al anunciar su llegada al P. Castilla le añade que volverá en galera: 'llegamos a Savona -escribe el 11 de abril-el viernes por la tarde, v aver lunes vinimos a Cárcare, donde pienso estar algunos días para inspeccionar las obras y la casa y volverme luego a Savona para esperar allí ocasión de pasaje en galeras'.<ref group='Notas'>C.147, BARTLIK escribió: 'velis ‘fortasse’ remisque usus omnibus fausta comprecantibus Savonam ex Urbe movit' (BARTLIK, o.c.: EphCal 6 [1938] 179). </ref> Lo corriente en tales viajes-desde Roma era embarcar en Civitavecchia, costeando con escalas en diversos puertos, como Livorno, Génova, Savona, etc. Hacía ya treinta y un años que había surcado aquel mar de poniente a levante, ahogando luego la esperanza de volverlo a cruzar en sentido inverso, cuando decidió quedarse en Roma para siempre. En esta segunda travesía, más breve, de sur a norte, tal vez miraba a babor con emoción contenida Ia línea del horizonte tras la cual se ocultaba su patria.
Las primeras impresiones recibidas fueron extraordinarias. Al día siguiente de llegar a Cárcare se las comunicaba al P. García, diciendo: 'aquí, por gracia del Señor, y en Savona, he visto que nuestros Padres son tan aceptos, que no se puede pedir más, y hay tantos que desean nuestro hábito que me ha asombrado; la primera vez vestirán al menos ocho y hay muchos más de buen ingenio y buenas familias que lo piden'. No podía menos de alegrarse profundamente por estas promesas de porvenir fecundo. Y en la postdata hablaba conmovido del recibimiento que le habían hecho en Cárcare: “haga saber al Sr. Antonio, cuñado del Sr. Bernardino Castellani, que estamos en Cárcare desde ayer tarde, recibidos tanto por los hombres como por las mujeres con extraordinario afecto de caridad”.<ref group='Notas'>C.147. </ref>
En efecto, una tradición recogida por escrito en 1694 cuenta que el pueblo entero salió a las afueras a recibirle en la capilla de San Sebastián y le acompañó procesionalmente hasta el Colegio. Durante el trayecto le salió al encuentro un conocido energúmeno mudo, llamado Tomas Pastor, dando alaridos y profiriendo sonidos inconexos. El Santo le mandó callar y calló; oró al Señor y le volvió la palabra, quedando liberado del demonio. El estupor de la gente se sumó a la veneración que por él sentían antes de haberle visto. Añade la mencionada tradición que predijo a un rapazuelo de siete años, hijo de un tal Juan Ferrer de Aragón, que sería un buen escolapio. Y lo fue, efectivamente, con el nombre de Carlos de Santa María de los Ángeles.<ref group='Notas'>Cf. BARTLK, l.c., p.180. Cita textualmente la nota escrita por el P. Pedro F. Zanoni, en ‘Acta visitationis Generalis 1692-1698], en la visita hecha a Cárcare en 1694 (RegGen 64, f.82v). El P. Carlos, 'in saeculo Carolus Ferrerius', nació el 30 de enero de 1616; se ordenó de sacerdote el 21 de septiembre de 1652; vistió el hábito escolapio el 6 de noviembre de 1654; Profesó el 19 de marzo de 1658; murió el 5 de enero de 1687 (cf. ‘Catalogus Rel. 1630-1718’, p.35; ReeRel, n.3). Su nota necrológica dice que fué 'religiosus exemplaris'-(‘Memoriae Defunct. 1618-1700 p.110: RegRel n.36). Véase su corta biografía, no del todo exacta, en ‘Religiosi Sch. P. qui Provinciae Liguri et Pedemontanae ab exordio ad annum 1700 adscripti fuerunt. vol.I’ (Florencia 1893), p.90. El P. Bau da el nombre de su padre, 'Juan Ferrer de Aragón' (cf. BAU, BC, p.509) </ref> Este muchacho Ferrer debió de recordarle a sus sobrinos 'de la casa de Pere Ferrer', marido de su hermana María, por lo que es comprensible que tuviera palabras especiales para él al saber su apellido, completado con “de Aragón”. Y no deja de ser casualidad que el energúmeno liberado se apellidara Pastor, como el marido de su otra hermana Magdalena.<ref group='Notas'>A ambas familias, Ferrer y Pastor, recordaba en la carta del 25 de noviembre de 1592 aI pároco rde Peralta (cf. c.4). </ref>
El lunes santo había entrado en Cárcare, donde celebró la Semana Santa. Y en aquellos días, tan propicios al perdón y reconciliación, llevó a cabo otra especie de prodigio que con sencilla espontaneidad comunicaba al P. García en carta escrita el miércoles de Pascua, 19 de abril: 'en estos días, con la ayuda del Señor, hemos conseguido que hicieran las paces los primeros de este pueblo, que estaban con tanto odio y peligro de venir a las manos por momentos, que el Sr. Gobernador, D. Pedro de Toledo, que está en Finale, apenas lo supo, corrió, según dicen, a su oratorio a rezar el Te Deum de rodillas. Después de la paz les he invitado a todos a comer con nosotros en dos de estos días festivos [de Pascua] para confirmarles a todos en la unión con gran alegría y satisfacción común. Y han mandado de antemano tantas viandas, que se ha podido hacer cumplidamente. Quiera el Señor mantener esta paz y unión'.<ref group='Notas'>C.148. Actualmente, en la capilla de San Roque (antes de San Sebastián), a la entrada del pueblo, hay una lápida en la fachada que recuerda la curación del endemoniado y !a pacificación de las dos familias, debidas a San José de Calasanz, en su única visita a Cárcare (cf . ,La Provincia Ligure dei Padri Scolopi’ [Gpnova-Cornigliano 1984], p.15). </ref> Tratándose de los primeros del pueblo, es decir, las familias más relevantes, no es de extrañar que aportaran tanta cosa, convirtiendo la pobre comida de los escolapios en un verdadero banquete. A Calasanz, sin duda, le vendrían a la mente otras paces conseguidas en algún pueblo del Pirineo en aquellos año de sus andanzas apostólicas como visitador de arciprestazgos en su diócesis de Urgel. También de aquéllas quedó memoria.
De Cárcare volvió a Savona y el domingo in Albis, 23 de abril, dio la sotana escolapia a tres jóvenes selectos entre los muchos que la pedían, según dijo él mismo. Estos tres fueron Tomás del Carretto, hijo de los marqueses de Gorzegno, o de Finale, según Berro;<ref group='Notas'>Cf. BERRO I, p.115. </ref> Carlos Bonifacio Caldari, de los condes de Monesiglio, que por ser primogénito renunció a sus derechos hereditarios en su hermano, y Juan Bauttista Baroni, hijo de un noble genovés. Los tres harían su profesión solemne en Roma el 25 de abril del Año Santo 1625, en manos del Fundador, pero las esperanzas puestas en. ellos no duraron mucho.<ref group='Notas'>Carretto murió el 8 de noviembre de 1634, a sus 28 años: Caldari o Caldera, a sus 27 años, el-15 de septiembre de 1632, y Baroni dejó la Orden en 1646 al suprimirla Inocencio X, muriendo en 1681 con 76 años (cf. Religiosi Sch. P. qui Provinciae Liguri..., p.8-9; BERRO I, p.115). </ref>
Otros menos nobles dieron mejor resultado y vistieron luego de manos del P. Casani, a cuya solicitud y ejemplo se debía mayormente aquella fervorosa afluencia de vocaciones. El joven Vicente Berro se complace en decir: 'Yo fui aceptado por él [Calasanz] e inscrito por su mano para ser vestido y entré en casa para probar la Religión'. Y concluye el relato de la visita a Savona con esta pincelada final: “al día siguiente [de la vestición: 24 de abril] partió para Génova N. V. P. Fundador y General, con el P. Benito Cherubini, y yo con algunos jóvenes les acompañamos un trecho fuera de la ciudad. Llegado a Génova, se embarcó en las galeras para volver a Roma”.<ref group='Notas'>BERRO I, p.115. </ref>
La casa de Savona era a todas luces incapaz de acoger a tantos pretendientes, por lo que el P. General aconsejó al P. Casani que buscara, otra para noviciado. Muy rápidas fueron las cosas, pues el 31 de mayo del mismo año 1623 se inauguraba la nueva casa a las afueras de la ciudad, junto a los Padres mínimos de S. Francisco de Paula; en junio nombraba el P. General para maestro de novicios a otro de sus asistentes, P. Francisco Castelli, y lo mandaba a Savona; el 10 de julio extendía la patente de Provincial de Liguria, ‘ad nostrum beneplacitum’, a favor del P. Casani.<ref group='Notas'>Cf. MORANDI, ‘Narratione’, p.9, n.40; BERRO I, p.116-118; PosCas, p.433 y 436. </ref> Quedaba así constituida con la casa de Cárcare y las dos de Savona la segunda Provincia de la Orden, pues todas las demás casas, aunque presididas y gobernadas por el P. General, formarían la Provincia Romana, primogénita entre todas.
El alma de la nueva Provincia era el P. Casani, de quien el joven Berro, como testigo de excepción, teje este espléndido elogio:
- Sobre todos brillaba en toda suerte de virtudes como P. Superior y Maestro de todos el P. Pedro Casani de la Natividad, primer compañero de N. V. P. Fundador-y general, primer Ministro de aquella Casa y luego primer Provincial de Liguria y primero que tuvo tal título en toda la Religión. Se le llamaba generalmente el ‘Padre santo", y cuando predicaba era innumerable el pueblo que acudía a escucharle, obrando Dios por su medio cosas admirables respecto a los enfermos y poseídos por el demonio. En concreto, muchas personas vieron muchas veces salir un gran resplandor de una cruz de madera, larga un palmo, que llevaba colgando sobre el pecho cuando predicaba. Al dar la comunión al pueblo solía decir con el Sacramento en la mano algunas palabras para mover a devoción a quienes iban a recibirle, con tal espíritu que provocaba las lágrimas del auditorio y mientras tanto parecía a todos que estaba en el aire, pues luego se oía un gran golpe, como si cayera sobre la tarima del altar, y estaba tan inflamado su rostro, que espantaba el verlo, y Yo mismo soy testigo'.<ref group='Notas'>BERRO I, p.116-117. </ref>
Sin duda, el mayor fruto de su santidad admirable era la abundancia de vocaciones. Desde la vestición tenida por el Fundador en abril hasta finales de aquel año 1623 enumera Berro dieciocho novicios vestidos en Savona y otros catorce vestidos de una sola vez en Cárcare el 4 de octubre y enviados a Roma bajo la guía del P. Juan Esteban Spinola. El propio Berro recibió también la sotana de su mano el 22 de octubre en un grupo de nueve, 'entre los cuales -dice-fui yo el primero', y siete eran de Savona.<ref group='Notas'>Ib., p.119. </ref>
Las estrecheces de la casa-noviciado aconsejaron buscar otra residencia. En noviembre de 1623 empezó los trámites el P. Casani para conseguir permiso de fundación en la barriada de Oregina, extramuros de Génova, junto a la puerta de Santo Tomás. Con las súplicas oficiales de los vecinos y otras recomendaciones e informes se obtuvo la licencia del Senado de la República de Génova el28 de noviembre y la del vicario general del arzobispado el 11 de diciembre de l623.<ref group='Notas'>Véase amplia documentación en PosCas, p.470-475.' </ref> Y el 15 de febrero de 1624 salió de Savona un grupo de novicios con el P. Casani para tomar posesión del nuevo noviciado. Berro iba entre, ellos, y dejó escritas unas páginas de la extrema miseria en que vivieron los primeros meses, y a pesar de ello, al pasar la cuaresma eran ya 18 personas.<ref group='Notas'>Cf. BERRO I; p.122-127. </ref> Al año siguiente se consiguió entrar en Génova, abriéndose las primeras escuelas el 15 de octubre de 1625, en la calle de Scurreria, en el centro de la ciudad, adonde se trasladó el noviciado en 1631.<ref group='Notas'>Cf. ‘La Província Ligure ’, p.2l-22. </ref> Con la fundación de Génova quedaba consolidada la Provincia de Liguria.