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19.01. La fundación de Savona

Al empezar su nueva andadura como Orden religiosa, en esta primera época del Generalato temporal, las Escuelas Pías contaban con las siguientes casas: tres en Roma, a saber: San Pantaleón, el Noviciado de San Onofre y las escuelas del Borgo; y otras seis fuera de Roma, que eran: Frascati, Narni, Moricone, Cárcare, Fanano y Nursia. Las de Mentanay Magliano habían sido ya abandonadas.

Después de aprobadas las Constituciones, a últimos de enero de 1622, una de las preocupaciones del P. General fue implantar en todas las casas su observancia. Probablemente se hicieron en el Noviciado, con cierta rapidez, las copias necesarias para mandarlas a todas las comunidades al menos, dando a cada una de ellas las instrucciones o aclaraciones necesarias. Quizá el mismo Fundador asumió personalmente esta tarea en las tres casas romanas y en Frascati y Moricone, adonde solía ir con frecuencia por su cercanía a lomos de borriquillo. Para las otras cuatro más alejadas encomendó la misión a su primer asistente y brazo derecho: P. Casani, quien nos consta que estuvo en Nursia a mediados de marzo.<ref group='Notas'>El 11 de marzo de 1622 recibía allí la profesión de dos jóvenes (cf. PosCas, p.391). </ref> Y el 8 de mayo le nombraba Visitador de Cárcare, Fanano y Narni, expresamente para introducir la observancia de las Constituciones recién aprobadas, dando como razón del nombramiento: 'lo que no puedo por mí mismo visitar, corregir y promover, es obligación mía procurar llevarlo a cabo por ministros idóneos'.<ref group='Notas'>Ib., p.410. </ref>

Casani empezó la visita por Narni, a cuya comunidad seguía perteneciendo, y dejó una serie de Avisos o recomendaciones muy detalladas, referentes a la iglesia, la casa y las escuelas, aludiendo a las 'nuevas constituciones' y a órdenes expresas del P. General.<ref group='Notas'>Ib., p.4I2-414. Alude al reloj de arena 'de media hora', usado entonces: 'El recreo –dice-puede durar media hora desde el final del segundo turno de la mesa. El lector tenga el reloj de media hora y, hecha la acción de gracias, despups que haya comido pl: ‘dple la vuelta’, y apenas terminado vayan todos a la oración', (ib.,414). Con fecha 12 de mayo de 1622 escribía Calasanz a las autoridades de Narni, anunciándoles la llegada de los PP. Viviani y Casani (cf. ib., p.396). </ref> De Narni volvió a Roma para dar cuenta de la visita canónica al Fundador, como lo exigía la patente de nombramiento.<ref group='Notas'>' ac me quam primum quid et quomodo factum sit de omnibus certiorem facias (ib., p.410). </ref> Y en Roma cambiaron los planes al proponerse con cierta urgencia una nueva fundación en Savona, ciudad cercana a Cárcare, que desde hacía un siglo, en 1528, había perdido su autonomía, quedando incorporada a la República de Génova.

El promotor de esta fundación era el sacerdote savonés Alejandro Abbati, Protonotario Apostólico, quien habiendo conocido las Escue0las Pías en Roma en un viaje de oficio, decidió conseguir introducirlas en su ciudad natal. Convencido el P. General, nombró como responsable de la nueva empresa al P. Casani, quien podría a la vez continuar su comenzada labor de visitador en la cercana Cárcare. Le dio tres compañeros de fundación y partieron todos juntos con Mons. Alejandro, llegando a Savona 'al principio del verano, si mal no recuerdo -dice Berro-y fueron recibidos los Padres con mucha alegría por toda la ciudad, tanto por los nobles como por los ciudadanos, a pesar de que hacía sólo seis meses que habían llegado los RR. PP. Jesuitas y ya hacían escuela. Se tuvo consejo de ciudad para hacer las cosas con las debidas capitulaciones, y fue aceptada por todos de viva voz la Religión de las Escuelas Pías en la ciudad de Savona'.<ref group='Notas'>Cf. BERRO I, p.109-110; MORANDI, Narratione, p.9,n.39. </ref>

Efectivamente, con fecha del 20 de junio de 1622 se tuvo sesión general del Concejo de la ciudad para tratar este asunto. Mons. Alejandro Abbati presentó una súplica en nombre de los escolapios exponiendo lo que ofrecían y lo que pedían. No iban, pues, a depender de la generosidad de Monseñor, sino que pedían subvención oficial del ayuntamiento, con lo que sus escuelas no eran simplemente privadas, sino públicas. Dado que es uno de los primeros documentos fundacionales de este género, merece la pena citar algunos párrafos más significativos:

Se suplica humildemente a la Muy Ilustre Comunidad [Ayuntamiento] de Savona que se obligue por amor a Dios a pagar cada año 400 libras, o bien proveer de casa, pagando al menos el alquiler por los M. RR. PP. de las Escuelas Pías para su vivienda y escuelas según sus necesidades en caso de que se decidieran a quedarse en Savona para ponerse en seguida a enseñar a leer, escribir, contar (ábaco), gramática, humanidades y retórica y otras cosas, según su instituto, a toda clase de niños y escolares de dicha ciudad y de sus aledaños sin salario alguno y esto por todo el tiempo que estuvieren desempeñando este ejercicio; o bien hasta que se les provea de otro modo de las dichas cosas; que por ser útil para el bien público instruir a los muchachos, ‘sobre todo a los pobres’, no sólo enseñándoles dichas ciencias, sino también a vivir con el temor de Dios, se confía que [dichos Padres] darán mucha ayuda espiritual celebrando misas, confesando, predicando y haciendo otros ejercicios, con el buen ejemplo que dan, tanto por sus buenas costumbres, como por su modo de vivir y vestir pobremente sin tener nada propio ni en particular ni en común .<ref group='Notas'>PosCas, p.432. La oferta de servicios sacerdotales al pueblo (misas, confesar, predicar y otros ejercicios) revelan la mentalidad pastoralista del P. Casani. </ref>

Ante la alternativa, el Concejo decidió por la primera solución, es decir, pagar 400 libras anuales para el sustento de los Padres, durante nueve años a modo de prueba. Esta decisión fue aprobada en votación secreta por 44 votos favorables y uno en contra. Curiosamente, el canciller y notario municipal que registró este Acta oficial, llamado Domingo Pizzardo, vistió el hábito escolapio, ya ordenado sacerdote, el día 31 de abril de 1623, y al día siguiente lo hizo su hijo único, llamado también Domingo, que cambió el nombre por el de Octaviano.<ref group='Notas'>Cf. EHI, p.1353, n.2 y p.800, n.3; DENES II, p.441. </ref>

Mons. Abbati -sigue recordando Berro-'dio a nuestra Religión su palacio, sito en la calle de Scarzaria, a la izquierda de la catedral, y un oratorio particular junto al palacio, con espacio suficiente para las escuelas de nuestro Instituto, con jardín, y un dormitorio con 20 habitaciones y otros locales convenientes”.<ref group='Notas'>BERRO I, p.110. </ref> Con un mínimo de retoques adaptaron los diversos ambientes para habitación y colegio y se inauguraron las escuelas el 11 de septiembre de 1622,<ref group='Notas'>Cf. MORANDI, Narratione, p.9, n.39. </ref> 'con tal concurrencia y satisfacción de todos -comenta Berro-, que era una maravilla ver a los nobles y al resto de los ciudadanos compitiendo por llevar a sus hijos a las Escuelas Pías”.<ref group='Notas'>BERRo I, 1.c. </ref>

Nuestro analista Vicente Berro había nacido en Savona el año 1603 y rondaba: por tanto, los veinte años cuando llegaron los escolapios a su ciudad. No es de extrañar, pues, que se complazca en evocar estos recuerdos como testigo ocular. Y uno de los más curiosos se refiere a la costumbre ancestral de la pedrea o combate a pedradas, muy arraigado en Savona y quizá extendido en otras muchas regiones de Europa desde tiempo inmemorial, ya fuera entre bandas rivales o de barrios, si eran de ciudades, o bien de pueblo contra pueblo si eran pequeños. Los escolapios acabaron en poco tiempo con este bárbaro juego, como dice Berro: 'Se quitó, en primer lugar, un pésimo y antiguo abuso de combatir a pedradas, no sólo juntó a las murallas de la ciudad, sino también en las calles principales, con grandísimo daño de los cuerpos y de las almas. Se reunían al son de timbales a bandera desplegada los muchachos de un barrio contra otro, y al encontrarse combatían a pedrada limpia y aun con hondas, de lo que resultaban muchos heridos y maltrechos, fomentándose muchas enemistades'.<ref group='Notas'>ID., p.111. </ref>

La fundación en Savona era la primera llevada a cabo después de la elevación de la Congregación Paulina a Orden de votos solemnes.

Notas