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16.06. Usos y costumbres en los comienzos

Los comienzos de las órdenes religiosas -como de la misma vida religiosa en los inhóspitos desiertos de Egipto- son generalmente inhumanos, demasiado heroicos para durar demasiado. Tiempos para ser admirados más que imitados en sus usos y costumbres. Pronto o tarde, las brisas o vendavales de la historia suavizan unas cosas y arrancan otras; quizá, más bien tarde, después de haberse provocado estridencias y contrariedades. De ahí que, junto a los héroes de primera hora, abunden los resignados, los rebeldes y algún que otro antihéroe y antagonista. Y es indudable que en tales comienzos se acentúa desmesuradamente la pobreza, la oración y la mortificación, sobre todo si se trata de una Congregación de vida activa. Y en las Escuelas Pías la vida fue -quizá siempre y no sólo en sus orígenes- excesivamente activa y trabajosa y recargada de tareas escolares.

Todo ello sea dicho porque no se puede menos de admirar a aquellos hombres que con profundidad de espíritu vivieron las asperidades de una vida regular más propia de órdenes de estricta y reformada observancia que de clérigos regulares y maestros de escuela a la vez. Son evidentes en Calasanz las influencias inmediatas de sus admirados carmelitas de la Scala y del espíritu franciscano en su concepción de pobreza suma, más dura y descarnada que la de los mismos franciscanos y carmelitas.

He aquí cómo describe la indumentaria el P. Berro: 'una sotana negra larga hasta los pies, con una sola abertura en el pecho, cerrada con botones de madera, y un manteo hasta las rodillas del mismo paño negro y tan tosco que espantaba, pues era de esa especie de la que se hacen las mantillas pana las cabalgaduras; con los pies descalzos y sandalias cerradas, aunque después de unos días las llevaron abiertas, es decir, sandalias “a la apostólica'; al principio sin camisa, pero luego por consejo médico (a causa del vetriolo) se hicieron una camisa de cañamazo muy grueso y tosco y finalmente, al cabo de un tiempo, se pusieron camisas de lana”.<ref group='Notas'>BERRO I, p.91-92.</ref>

En conjunto, el hábito no parece que se distinguiera del que usaba el clero secular, salvo en su extrema tosquedad, como decía Calasanz en sus Sumarios, de que hemos hablado: 'el vestido -decía en el primero de ellos- es de paño negro con manteo y sotana como sacerdotes, y es de lo más vil que se halla, trahen la camisa de saya o stameña, los pies desnudos con sándalos (sandalias)'.Y en los otros tres especifica aún más: “Y a esta pobreza corresponde el vestido, el qual es de paño negro como usan los sacerdotes de ordinario, pero del más vil que se halla, usan camisas de lana y los çapatos abiertos con el pie desnudo”.<ref group='Notas'>Cf. C. VILÁ, ‘Cuatro sumarios de la Congregación Paulina’: Archivum 17 (1985) 68.</ref> Y esa extrema rudeza quizá fuera el distintivo no sólo respecto al clero secular, sino incluso a los demás religiosos, como expresamente reconocía Calasanz en un memorial de este período de la Congregación Paulina.<ref group='Notas'>La proliferación de órdenes religiosas crea confusión en la Iglesia, se le dirá cuando pida que la Congr. Paulina sea elevada a Orden. Y él respondrá: 'Molto meno osta il pericolo d'alcuna confusione poichè se s'intende con altre religioni o può nascere dall’habito, e già è distinto, o dall’Istituto, et è distintissimo…' (cf. G. GARCÍA-DURÁN, ‘Itinerario…’, p.175).</ref>

¡Cuánto había avanzado en los caminos del espíritu este hombre que llegó a Roma con aires de conquistador de canonjías y con sotanas de seda 'a la española!'.<ref group='Notas'>En enero de 1652 declaraba en el proceso ordinario Victoria Gracchi, esposa de un antiguo alumno de Calasanz: 'benchè all’hora per quanto mi dicevano li sudetti, detto Padre Giosepqe non fusse anco religioso, ma vestisse di lungo di seta alla spagnola' (ProcIn, p.394; cit. en A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.58, n.377). De sus tiempos de Urgel consta también que vestía de seda, como se ve en estas notas de Janer: 'Deu lo sór. Juseph Calesans, lo dia present prengué lo deval escrit: Primo, 2 dozenes y mija de botons negres… vuit dines de gafets negres… tres pams de bocaram negre… 4 canas de veta de fil negre… dos canas de cordonet… mitx quart de seda negra. I sou 4 dines. Dich XVI sous. (Y lo firma Calasanz) Ita est Josephus Calasanz' (8 de abril de 1588); 'vint i set sous per… lo sor. Calesans per sabates' (11 de junio de 1588); 'Deu lo sor. Juseph Calesans tres sous y son per sis pams de veta de seda parda…' (13 de junio de 1588) (cf. P. PUJOL I TUBAU, ‘Noves dades…’, apendix V).</ref> El detalle lo dio una mujer en su proceso de Beatificación, pero él mismo recurrió también a la seda para resaltar el desprecio de las vanidades de Glicerio Landriani, al declarar en su respectivo proceso, sin apercibirse quizá de que valía para sí mismo lo que estaba diciendo del abate: “estando en Roma, en casa de Mons. Fabrizio, su hermano carnal, con vestidos de seda y honores mundanos, tocado por el Espíritu Santo dejó todas las comodidades que tenía antes y se entregó a una vida tan mortificada y ejemplar, cambiando los vestidos de seda por otros muy pobres”.<ref group='Notas'>Cit. en A. GARCÍA-DURÁN, 1.c. El vestir de seda era un lujo para el clero, y Clemente VIII lo quiso atajar en su corte, como anota Pastor: 'exhortó a sus familiares a que se señalasen por su modestia y vida ejemplar. En especial les prohibió llevar vestidos de seda…' (PASTOR, o.c., vol. 23, p.58).</ref>

Hubo alguien, por lo visto, entre los antiguos, que atribuyó al P. Casani la originalidad del hábito, y el P. Jericó, que es quien lo recuerda, lo niega, diciendo que 'carece de fundamento… Es verdad que en todo quanto ordenó el B. Fundador consultó a sus Compañeros, entre los quales ocupaba el Ven. Pedro (Casani) el primer lugar… Pero la idea especialmente del Abito y escudo del Instituto se cree avérselo revelado y manifestado al B. Joseph la Madre de Dios'.<ref group='Notas'>Cf. J. JERICÓ, ‘Varones insignes…’ (Valencia 1751) p.189. El P. Vilá afirma: '‘siempre’ se ha creído en las Escuelas Pías que [el hábito] lo ideó Casani' (PosCas. p.291). Y cita a pie de página a BAU, BC, p.357, y JERICÓ, p.189. Bau no insinúa siquiera la idea y atribuye Calasanz la iniciativa; Jericó empieza la cuestión diciendo: 'Ha sido opinión de ‘algunos…’', y además, la desmiente.</ref> ¡Tampoco es para tanto! Lo más probable es que cierta insinuación se la diera el P. Domingo de la Scala, de quien recibió -a decir de Caputi- otras dos: las sandalias a pie desnudo y el cambio del apellido familiar por el nombre de algún Santo, de la virgen o de alguno de sus misterios o similares.<ref group='Notas'>'Il P. Domenico fu quello che introdusse alle Scuole Pie il cognome dei Santi ai Padri… Lui ancora introdusse le scarpe all’Apostolica come portano li scalzi di S. Teresa, della quale il V. P. Gioseppe fu tanto devoto' (cit. A. GARCÍA – DURÁN, o.c., p.159, n.702)</ref> Tanto una cosa como otra no ocurrieron ya el mismo día de la vestición del hábito, sino algún tiempo después, como escribió Berro respecto a las sandalias; respecto al apellido, sigue firmando con el familiar hasta el 15 de abril, y cinco días más tarde aparece por primera vez y en latín su nuevo apellido de religión: “Josepho a Matre Dei”; a finales de mayo, su primera nueva firma en italiano: “Giuseppe della Madre di Dio”;<ref group='Notas'>Al dar la lista de los 15 vestidos el día 25 de marzo de 1617 no les pone el nombre de religión, sino el de familia (cf. EGC II, p.172). En las cartas 11 y 12, del 2 y 15 de abril de 1617, se firma: 'Gioseppe Calasanz' (cf. c. 11 y 12), y el 20 de abril ya se le nombra en latín 'Josepho a Matre Dei' en la primera profesión privada del P. Casani, que se llama 'Petrus Nativitatis Matris Dei' (PosCas, p.320). En-la carta 13, del 13 de mayo de 1617, y en adelante firmará siempre: 'Gioseppe della Madre di Dio' (cf. c.13).</ref> el 8 de septiernbre de 1617 escribía a sus amigos, los Motes de Pont de Claverol, y es la primera firma nueva en castellano que conocemos: “Gioseppe de la M. de Dios que fue plebán de Ortoneda y oficial de Tremp”;<ref group='Notas'>Cf. c.16.</ref> y el 20 de enero de 1620, al escribir al plébano de Claverol, firmaba en su lengua materna “Gioseppe de la Mare de Deu primer dit Calasanz”.<ref group='Notas'>Cf. c.45. Es curioso que tanto al firmar en castellano como en catalán pone el nombre en italiano y el resto en la lengua correspondiente al texto de la carta.</ref>

En los mencionados Sumarios presenta Calasanz, además de lo referente a la tarea educadora y a los aspectos básicos de la suma pobreza, ya vistos en el breve fundacional, otros detalles de la austeridad y actos de oración de la vida de entonces, en la Congregación Paulina, es decir, antes de que se escribieran las Constituciones. He aquí algunos párrafos muy significativos del primer Sumario, el más detallado.

Los dichos padres profesan suma pobreza tanto en común como en particular… En la mesa tienen una servilleta sola sin manteles; en la cama un xergón sin sábanas con las mantas necesarias. El vestido… El mantenimiento quotidiano, aunque es con alguna parsimonia, es pero suficiente para cualquier persona y es de cosas que ordinariamente suelen comer los pobres; viven de limosnas que ellos buscan o les trahen por amor de Dios. Pueden en el tiempo de la cogida hazer provisión de todo el año hallándola por caridad, por no impedir tanto entre año el exercitio de las escuelas. Todos los lunes, miércoles y viernes en la tarde hacen juntos la disciplina. El viernes de mañana tienen el capítulo de culpas. El domingo en la tarde la Conferencia y capítulo de mortificaciones para la semana siguiente. La mañana luego en levantándose tienen una hora de oración mental en común y a la tarde media hora, antes de ir ala cama. La mañana antes de comer hacen examen de conciencia y acabada la recreatión después de comer dizen las letanías de la Sma. Virgen y los cinco salmos con sus Antífonas correspondientes a las letras de su Smo. Nombre. A la noche antes de ir a dormir dizen las letanías de los Santos, hazen examen de conciencia y recibida la bendición del Superior se van a reposar para lo que tienen siete horas. Hay también otras mortificaciones que por brevedad se dexan de scrivir pero todas son discretión según la capacidad de cada uno y otros exercitios spirituales como entre religiosos osservantes se suelen usar'.<ref group='Notas'>Cf A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.190-191. El P. Vilá, extremadamente solícito en atribuir iniciativas al P. Casani, escribe: 'Una aportación valiosísima a la Congregación Paulina por parte del Siervo de Dios (Casani) fue el conjunto de preces, que tenían ya en la congregación de la Madre de Dios' (PosCas, p.301). El trienio de convivencia de los luqueses con el grupo de Calasanz en San Pantaleon hizo conocer a éste los usos y costumbres de aquéllos. Por lo que si algunas cosas, como los rezos en común o parte de ellos se aceptaron luego en la Congregación Paulina, no sería aportación de Casani, sino decisión de Calasanz o de todo el conjunto. Por otra parte, en general, en la Congregación Paulina 'se adoptaron las prácticas entonces corrientes entre los Regulares que no tenían obligación de-coro' (G. AUSENDA, ‘Prácticas de piedad y penitencia de la Orden escolapia’: Escuelas Pías. Ser e Historia, p.371).</ref>

Estas mortificaciones las detalló o codificó luego en las Constituciones, y son las que solían imponerse en el capítulo del domingo por la tarde, antes citado. Y eran éstas:

Las mortificaciones ordinarias serán: besar los pies a todos los hermanos; permanecer arrodillado y con las manos a la espalda en medio del comedor; comer debajo de la mesa o a la puerta del comedor; lo que permitiere el Superior; comer de rodillas o disciplinarse en medio del comedor o también flagelarse de noche en la iglesia; a mediodía comer a pan y agua; llevar cilicio o cadenilla durante el día; fregar los platos en la cocina; quitar las telarañas de toda la casa; y otras penitencias similares que podrán imponerse según la prudencia del Superior y la capacidad de los súbditos'.<ref group='Notas'>CC, n.94.</ref>

Respecto a los ayunos y abstinencias, codificados también al final de este período en las Constituciones, ésta era la práctica: además de lo prescrito por la Iglesia para todos los fieles, se ayunaba todo el Adviento y todos los viernes del año 'con sólo pan y agua y un único plato... y un poco de vino'. Igualmente se hacía en las vigilias de las 7 festividades mayores de la Virgen: Purificación, Anunciación, Visitación, Asunción, Natividad, Presentación, Inmaculada Concepción. Pero el ayuno preparatorio para la Asunción empezaba el día de San Lorenzo (5 días). Se ayunaba también todos los miércoles del año y se abstenían de carne todos los lunes.<ref group='Notas'>CC, n.119-122.</ref>

Todo esto nos causa hoy admiración y aun pasmo, pero también lo causaba entonces, como escribe Berro, acentuando las ulteriores mortificaciones y fatigas del Fundador: 'Todos estos que recibieron el hábito -los 15 del día 25 de marzo- unidos en el Señor hicieron un cuerpo de Congregación, viviendo con tanto fervor y ejemplo que atrajeron el corazón de toda la Ciudad y Corte Romana, siendo estimados por verdaderos siervos de Dios y hombres de suma pobreza y penitencia. Y entre todos, nuestro P. José de la Madre de Dios, prefecto y Fundador de una obra tan santa, el cual, además de la severidad de su vida cotidiana y de la fatiga de barrer todas las escuelas cada noche y de preparar las composiciones para las escuelas de Gramática y cuentas… no dejó de buscar otras ganancias, pues solía de noche limpiar los aseos y vasos de noche de sanos y enfermos y aun los servicios comunes de los muchachos con tanta humildad y diligencia, que dejaba confundido al que improvisamente le veía, dado que tomaba sus precauciones para no ser visto'.<ref group='Notas'>BERRO I, p.92. Cotejando el original corregimos: 'fatica di servo per tutte…', por 'fatica di scuopar tutte'. Aunque Berro hable de los primeros 15, lógicamente se refiere a todo el grupo de los primeros años.</ref> Sobre la limpieza de los lugares comunes de los chicos testificó también Victoria Gracchi, añadiendo una simpática anécdota que le ocurrió a su marido, siendo alumno del P. José, una vez que fue a visitarle a su casa porque estaba enfermo, como solía hacer generalmente con todos sus discípulos.<ref group='Notas'>'… ho inteso dalli Padri delle Scuole Pie che il P. Giuseppe della Madre di Dio visitava le sette chiese di notte et prima che vi andase nettava li luoghi communi dove andavano li scolari' (ProcIn. p.393). Félix Piantanidi, marido de Victoria, siendo alumno de las Escuelas Pías y estando enfermo en su casa, 'habiendo venido el P. José a visitarle lo encontró desvanecido en la silleta después de haberle dado una lavativa, y cogiéndole en brazos con grandísima caridad lo llevó a la cama, y he oído decir a los Padres que solía ir a visitar a todos sus alumnos cuando estaban enfermos' (ib., p.394). Un hijo de Victoria Gracchi será curado milagrosamente por Calasanz moribundo.</ref>

Como un eco dé las mencionadas mortificaciones comunes, declaró el Hº. Francisco Noberasco que, siendo él cocinero, 'el P. José aunque era General, venía muchas veces a la cocina y me ayudaba a lavar los platos y además, dado que cada semana venía un padre por turno a ayudar al cocinero, en la semana que le tocaba a dicho Padre era puntualísimo y aun cuando no le tocaba venía con harta frecuencia a la cocina a ayudarme'.<ref group='Notas'>Ib., p.357-358, cit. en A. GARCÍA - DURÁN, o.c., p.189, n.826. Este Hermano llegó a la casa de San Pantaleón en 1632, cuando Calasanz tenía ya setenta y cinco años.</ref> Ni se arredraba el propio Santo en ponerse como ejemplo de esas fatigas y otras más, para exitar a los comodones a hacer lo mismo, como en esta carta del 18 de julio de 1637: “En cuanto al asunto de lavar platos, no sólo lo he hecho yo, que trabajo no menos que aquellos que dan clase, sino que he ido además a mendigar pan con las alforjas al hombro por Roma y a acompañar a los chicol y estoy dispuesto aún a hacerlo, pues el Reino de Dios sufre violencia y los violentos son los que lo consiguen”.<ref group='Notas'>C.2757.</ref>

Es curioso que entre las mil cosas que pide Calasanz a Roma, recién abierta la casa de Frascati -como algún viejo cantoral de coro, unas vasijas de cobre, unas vinagreras de barro, un-par de velones, dos o tres escobas, la gramática de Alvarez-, figuran también 'unas alforjas pequeñas para traer el pan'.<ref group='Notas'>C.9</ref> Y vienen a la memoria otras alforjas, que le compró su amigo Antoni Janer, allá en urgel, para sus correrías apostólicas por los arciprestazgos montañoso del Pirineo. Pero aquéllas eran de piel de gamuza, y, además, no eran para mendigar el pan de puerta en puerta.

Notas