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10.04. En el palacio de los Colonna
Del palacio que él conoció apenas si queda rastro, pues fue casi totalmente reconstruido en torno a 1730, conservándose alguna de las piezas más suntuosas, como la célebre Galleria Colonna, convertida en museo, que había sido edificada entre 1654-1665.<ref group='Notas'>T. C. 1., ‘Guida d’Italia del T. C. L Roma e dintorni’ (Milano 1965) p.257.</ref> No obstante, sabemos por las indicaciones de Caputi que Calasanz ocupó dos habitaciones contiguas a la basílica de los Apóstoles, con ventanas o celosías que daban sobre la capilla del Santísimo Sacramento, lo cual —dice— 'le era de grandísimo consuelo por estar más cerca de su amado Señor y poder darse a la oración cuando quería'.<ref group='Notas'>Cf. el texto citado en EcoCen 13-14 (1949) 23. También en Montserrat ocupó una habitación semejante 'desde donde con mucho gusto espiritual oía la misa que una capilla de enfrente se cantaba todos los días al amanecer' (‘Breve Notizia’: BAU, RV,p.11. Cf. BERRO I, p.59).</ref> Tampoco por este detalle podemos situar exactamente tales habitaciones, pues la basílica actual fue totalmente reformada por Francisco Fontana y su padre Carlos en los años 1702-1714, de la que se respetó solamente el pórtico de entrada, que databa de fines del siglo XV.<ref group='Notas'>Cf. T. C. I., o.c., p.259.</ref>
Son numerosos los testimonios que coinciden en concretar que Calasanz fue admitido en el palacio para desempeñar las funciones de teólogo del Cardenal Marco Antonio Colonna y de padre espiritual o capellán de toda la casa, de cuyos testimonios fue el primero y uno de los más sobrios el P. Catalucci en su ‘Breve Notizia’:
- Fue conocida su bondad por el Emo. Cardenal Antonio Colonna, que le incluyó en su corte como teólogo suyo y como padre espiritual de toda su casa. Y era tanta la estima en que le tenía que ordenó al Príncipe, su nepote, no salir nunca de casa sin tomar antes la bendición del P. José Calasanz'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.12; BERRO I, p.67.</ref>
De los diversos declarantes en el proceso ordinario de 1651-53 merecen destacarse los que aluden a la propia familia Colonna, como el P. Scassellati, que dijo: 'Me contó la Sra. Ana Colonna que en casa del Cardenal, su tío, era tenido por Santo y tenían a gala cosa semejante y se gloriaban de que hubiese estado en su casa y he visto muchas veces al Condestable y a su Señora venir a San Pantaleón a saludar al dicho Padre'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.209.</ref> Y la Sra. Laura, viuda del Sr. Juan Bta. de Ariccia, emparentada con los Colonna, los Caetani y los della Valle, declaraba: “estando dicho Padre en casa del Señor Cardenal Marco Antonio Colonna, tío mío y primo de mi señor padre, el Sr. Cardenal Colonna solía enviar a dicho P. José a visitar en su nombre a la Sra. Victoria della Valle Caetana, mi Sra. madre, y saber si necesitaba alguna cosa…”.<ref group='Notas'>Ib., p.210. Véanse además los testimonios de don Pedro de Massimi, H°. F. Noberano, PP. Morelli, Fedele, Biscia, Bianchi y Armini (cf. ib., p.209-213).</ref>
Naturalmente, los testigos exaltan las virtudes y cualidades espirituales junto con sus dotes y títulos de hombre de ciencia para justificar su elección como teólogo y padre espiritual de los Colonna. Y no dudamos de la verdad de tales aseveraciones, pues el aprecio y estima de estos nuevos protectores de Calasanz concuerdan perfectamente con el sentir de los obispos de Barbastro, Lérida y Urgel que le eligieron también como 'familiar', además de honrarle con otros cargos y distinciones. La trayectoria es totalmente lógica.
Ni hay que desvalorizar el significado de la escena picaresca del canónigo y la moza flirteando en la ventana, para celebrar la entereza moral y la firmeza de actitudes sacerdotales de este hombre, joven aún de treinta y cinco años, que reacciona como a los veintiuno ante la procacidad de una dama de Valencia. La frase de esta moza romana: 'Hable más bajo, Sr. Canónigo, que viene el que no puede ver a las mujeres', hace entrever que más de una vez había intentado abordar al recién llegado, sin conseguir sus intentos. Y al final, el acosado tiene que optar por la huida de casa, como la primera vez en la ciudad del Turia.
Por otra parte, como vamos a ver, estas frases vagas de los testigos procesales, elogiando las virtudes del nuevo teólogo y capellán de los Colonna, son un simple bosquejo de la profunda piedad e incansable caridad que manifiesta Calasanz en estos años, tan ricos en santidad y decisivos para toda su larga vida.