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07.03. La llegada a Seo de Urgel

A principios de febrero de 1587 salió José de su pueblo y emprendió el camino de Seo de Urgel. La única hermana que residía fuera de Peralta era Juana, pero acudiría desde Benabarre para estar junto a su padre moribundo hasta que le enterraran en la antigua iglesia parroquial. Esta reunión de todos los hermanos fue una ocasión propicia para que José hablara de su propósito de incorporarse definitivamente a su diócesis de Urgel. Había cumplido a conciencia sus deberes de hijo y heredero-protector de su padre, y quedaba ya libre para disponer de sí mismo. Antes de partir, tuvo que arreglar también las cuestiones derivadas de su calidad de heredero universal. Lógicamente, no podía encargarse de las fincas y hacienda paterna, ni tenía tampoco necesidad por el momento de renunciar a sus derechos.

Recogió, pues, sus cosas personales y a lomos de cabalgadura se alejo de Peralta, que pronto quedo escondida en su hondonada. En vez de subir a Benabarre y pasar por Tremp, atravesando los valles de los dos Nogueras hasta el Segre, quizá prefirió bajar hasta Balaguer y seguir el curso del Segre que le llevaba directamente a la Seo por camino más llano. Así evitaba meterse en aquel avispero del Condado de Ribagorza, vigilado y controlado por los insurrectos vasallos y plagado de bandoleros, y se libraba de los tortuosos caminos de montaña que subían y bajaban de río a río.

Por poco que sintiera la belleza del paisaje no podía menos de admirar la grandiosidad de los desfiladeros cortados a pico para dar paso a las aguas del Segre, claras, transparentes; la imponente escabrosidad de algunos recodos cuyos riscos se recortan en el cielo como crestería de catedral; los recovecos del camino pegado a las paredes 'rocosas o lanzado de parte a parte sobre la corriente del río, sobre puentes cargados de siglos; y al final la espectacular ensenada verde, casi llanura, sobre el fondo escenográfico del Pirineo, entonces ya blanco con las nieves de invierno. Y allí, a sus pies, Seo de Urgel.

Notas