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Son anécdotas que no pueden tener otra fuente que sus relatos orales, quedando en una atmósfera vaga de imprecisión de nombres, fechas y lugares, pero casi todos ellos podemos confirmarlos con casos similares o apoyaturas documentadas.
 
Son anécdotas que no pueden tener otra fuente que sus relatos orales, quedando en una atmósfera vaga de imprecisión de nombres, fechas y lugares, pero casi todos ellos podemos confirmarlos con casos similares o apoyaturas documentadas.
  
La primigenia ‘Breve Notizia’ dice en términos generales que en su oficio de Vicario de Tremp 'se portó egregiamente, disponiendo que el clero viviese con mucha observancia y no acudiese a convites de personas seglares, sino que honestamente se recrease entre eclesiásticos. Y apaciguaba sus discordias con suma prudencia'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.11.</ref>
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La primigenia ‘Breve Notizia’ dice en términos generales que en su oficio de Vicario de Tremp 'se portó egregiamente, disponiendo que el clero viviese con mucha observancia y no acudiese a convites de personas seglares, sino que honestamente se recrease entre eclesiásticos. Y apaciguaba sus discordias con suma prudencia'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.11.</ref>
  
A esta vaguedad de Catalucci se añaden casos concretos de Caputi y Berro. Cuenta el primero que paseando una tarde Calasanz por las afueras de Tremp vio a un grupo de eclesiásticos —la Colegiata la componían siete canónigos y siete beneficiados— que se entretenían tirando a la barra. El juego consistía —aún subsiste hoy— en rivalizar en fuerza y destreza lanzando lejos una barra de hierro con los extremos aguzados que se clavan en tierra. Paróse el arcipreste —alto, fuerte, robusto— y se le invitó a participar. Lanzó la barra con tal ímpetu que sobrepasó el tanteo de todos, y como vencedor les impuso la tarea de rezar unas oraciones.&lt;ref group='Notas'&gt;CAPUTI, ‘Notizie historiche’, vol. I, p.III, 132; BERRO I, p.62.&lt;/ref&gt;
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A esta vaguedad de Catalucci se añaden casos concretos de Caputi y Berro. Cuenta el primero que paseando una tarde Calasanz por las afueras de Tremp vio a un grupo de eclesiásticos —la Colegiata la componían siete canónigos y siete beneficiados— que se entretenían tirando a la barra. El juego consistía —aún subsiste hoy— en rivalizar en fuerza y destreza lanzando lejos una barra de hierro con los extremos aguzados que se clavan en tierra. Paróse el arcipreste —alto, fuerte, robusto— y se le invitó a participar. Lanzó la barra con tal ímpetu que sobrepasó el tanteo de todos, y como vencedor les impuso la tarea de rezar unas oraciones.<ref group='Notas'>CAPUTI, ‘Notizie historiche’, vol. I, p.III, 132; BERRO I, p.62.</ref>
  
 
De sus dotes en apaciguar discordias entre clérigos, escribió Berro:
 
De sus dotes en apaciguar discordias entre clérigos, escribió Berro:
  
:'''Sentía mucho que entre el clero hubiera disturbios. Habiendo sabido una vez que dos sacerdotes habían llegado a su tribunal muy encolerizados entre sí por cuestión de dineros, compareció, les hizo presentar por escrito sus respectivas instancias y razones y luego judicialmente les intimó la prohibición terminante de no salir de casa hasta tanto que hubiesen encontrado ellos mismos una fórmula de avenencia y compensación mutua; con lo que a la mañana siguiente volvieron a su tribunal en perfecto acuerdo. José, entonces, hízoles una paternal reprensión y les mandó a sus domicilios respectivos, sin exigir el gasto de un solo sello, por la administración de su justicia'.&lt;ref group='Notas'&gt;BAU, BC, p.181, que traduce algo libremente a BERRO I, p.61-62.&lt;/ref&gt;
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:'''Sentía mucho que entre el clero hubiera disturbios. Habiendo sabido una vez que dos sacerdotes habían llegado a su tribunal muy encolerizados entre sí por cuestión de dineros, compareció, les hizo presentar por escrito sus respectivas instancias y razones y luego judicialmente les intimó la prohibición terminante de no salir de casa hasta tanto que hubiesen encontrado ellos mismos una fórmula de avenencia y compensación mutua; con lo que a la mañana siguiente volvieron a su tribunal en perfecto acuerdo. José, entonces, hízoles una paternal reprensión y les mandó a sus domicilios respectivos, sin exigir el gasto de un solo sello, por la administración de su justicia'.<ref group='Notas'>BAU, BC, p.181, que traduce algo libremente a BERRO I, p.61-62.</ref>
  
 
Catalucci vuelve a hablar de la situación del clero y de la energía que a veces tenía que usar Calasanz para reducirlo al buen camino. Y dice:
 
Catalucci vuelve a hablar de la situación del clero y de la energía que a veces tenía que usar Calasanz para reducirlo al buen camino. Y dice:
  
:'''Andando de Visita por los montes Pirineos encontró al clero muy fuera de ley, por lo que hizo y puso en práctica muchas excelentes ordenanzas, hasta infligiendo pena de excomunión a los Vicarios Foráneos si no denunciaban a los inobservantes; por lo que se le sublevó el clero y el pueblo hasta quererle matar; pero visto que todo resultaba a mayor gloria de Dios, se calmaron; y al efecto le regaló aquella Comunidad gran cantidad de quesos, dándole las gracias y confesando que hasta aquel momento no habían conocido su propio bien, ni cuánta fuese la dignidad sacerdotal'.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. BAU, RV, p.12. Berro dice que esto ocurrió en 'la Valle di Boir' (Valle de Bohí) (cf. BERRO I, p.60-61).&lt;/ref&gt;
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:'''Andando de Visita por los montes Pirineos encontró al clero muy fuera de ley, por lo que hizo y puso en práctica muchas excelentes ordenanzas, hasta infligiendo pena de excomunión a los Vicarios Foráneos si no denunciaban a los inobservantes; por lo que se le sublevó el clero y el pueblo hasta quererle matar; pero visto que todo resultaba a mayor gloria de Dios, se calmaron; y al efecto le regaló aquella Comunidad gran cantidad de quesos, dándole las gracias y confesando que hasta aquel momento no habían conocido su propio bien, ni cuánta fuese la dignidad sacerdotal'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.12. Berro dice que esto ocurrió en 'la Valle di Boir' (Valle de Bohí) (cf. BERRO I, p.60-61).</ref>
  
Probablemente con el título de 'Vicarios Foráneos' deben entenderse los Oficiales eclesiásticos, sobre los que estaban jurídicamente los Visitadores Generales. En Tremp, Calasanz era Oficial y Visitador a la vez, pero en Sort, Tirvia y Cardós era sólo Visitador con plenos poderes sobre los Oficiales o Vicarios, de los que conocemos al de Sort, llamado Pedro Matías Salsedo, nombrado el 31 de octubre de 1588.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. J. POCH, ‘Mossén Joseph Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.19.&lt;/ref&gt; Y no faltan casos concretos de Oficiales contemporáneos, acusados de faltar a sus deberes por abusos, aun en el campo de poderes temporales.&lt;ref group='Notas'&gt;Al Oficial de Berga, mosén Joan Sala, se le acusa ante el virrey de Cataluña, con fecha del 18 de mayo de 1591, de perjudicar los derechos señoriales del noble Miguel d’Agulló, barón de Gironella (ib.).&lt;/ref&gt; Y en términos generales tampoco faltan quejas contra simples eclesiásticos o laicos, culpables de delitos contra la jurisdicción temporal y espiritual en el ámbito de la diócesis de Urgel.&lt;ref group='Notas'&gt;En el ‘Regestum negotiorum’ (1589-1590) del vol. 35 de la curia episcopal de Urgel, del tiempo de Capilla, hay un doc. que empieza así: 'Pervenit ad auditum Fiscalis Procuratoris Curiae nostrae urgellensis aliquos esse pbros et laicos nostrae jurisdictionis parum Deum et justitiam temporalem timentes, qui non verentur talia Comittere et perpetrare facinora et delicta ex quibus magnum Curiae et jurisdictioni nostrae tam spirituali quam temporali infertur praejudicium et populo scandalum…' (cit. en J. MIR DURÁN, o.c., p.342).&lt;/ref&gt;
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Probablemente con el título de 'Vicarios Foráneos' deben entenderse los Oficiales eclesiásticos, sobre los que estaban jurídicamente los Visitadores Generales. En Tremp, Calasanz era Oficial y Visitador a la vez, pero en Sort, Tirvia y Cardós era sólo Visitador con plenos poderes sobre los Oficiales o Vicarios, de los que conocemos al de Sort, llamado Pedro Matías Salsedo, nombrado el 31 de octubre de 1588.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, ‘Mossén Joseph Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.19.</ref> Y no faltan casos concretos de Oficiales contemporáneos, acusados de faltar a sus deberes por abusos, aun en el campo de poderes temporales.<ref group='Notas'>Al Oficial de Berga, mosén Joan Sala, se le acusa ante el virrey de Cataluña, con fecha del 18 de mayo de 1591, de perjudicar los derechos señoriales del noble Miguel d’Agulló, barón de Gironella (ib.).</ref> Y en términos generales tampoco faltan quejas contra simples eclesiásticos o laicos, culpables de delitos contra la jurisdicción temporal y espiritual en el ámbito de la diócesis de Urgel.<ref group='Notas'>En el ‘Regestum negotiorum’ (1589-1590) del vol. 35 de la curia episcopal de Urgel, del tiempo de Capilla, hay un doc. que empieza así: 'Pervenit ad auditum Fiscalis Procuratoris Curiae nostrae urgellensis aliquos esse pbros et laicos nostrae jurisdictionis parum Deum et justitiam temporalem timentes, qui non verentur talia Comittere et perpetrare facinora et delicta ex quibus magnum Curiae et jurisdictioni nostrae tam spirituali quam temporali infertur praejudicium et populo scandalum…' (cit. en J. MIR DURÁN, o.c., p.342).</ref>
  
Tampoco faltan alusiones a la costumbre de regalar quesos, precisamente a jueces, abogados y procuradores, por su intervención en pleitos de eclesiásticos, coincidiendo incluso en el término 'Comunidad', usado por Catalucci.&lt;ref group='Notas'&gt;'La comunidad [de Talarn] envió a Barcelona una arroba de orejones y seis quesos para los jueces y abogados que intervenían en un pleito de dichos eclesiásticos…' (‘Crónica de Talarn’, de D. Vicent Bosch, Pbro., ed. en 1910, p.25. Noticias de 1630). 'La Comunidad envió ocho quesos a Barcelona para regalarlos al abogado y procurador…' (ib., año 1631).&lt;/ref&gt;
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Tampoco faltan alusiones a la costumbre de regalar quesos, precisamente a jueces, abogados y procuradores, por su intervención en pleitos de eclesiásticos, coincidiendo incluso en el término 'Comunidad', usado por Catalucci.<ref group='Notas'>'La comunidad [de Talarn] envió a Barcelona una arroba de orejones y seis quesos para los jueces y abogados que intervenían en un pleito de dichos eclesiásticos…' (‘Crónica de Talarn’, de D. Vicent Bosch, Pbro., ed. en 1910, p.25. Noticias de 1630). 'La Comunidad envió ocho quesos a Barcelona para regalarlos al abogado y procurador…' (ib., año 1631).</ref>
  
 
Esta vez es el P. Gabriel Bianchi, que fue secretario de Calasanz en los últimos años de su vida, quien nos cuenta otra anécdota famosa, asegurando que se la contó el mismo Santo, y que literalmente dice así:
 
Esta vez es el P. Gabriel Bianchi, que fue secretario de Calasanz en los últimos años de su vida, quien nos cuenta otra anécdota famosa, asegurando que se la contó el mismo Santo, y que literalmente dice así:
  
:'''… otra vez pasando por una playa vecina al mar vio que muchos marineros juntos no podían con todo su esfuerzo sacar a tierra con cuerdas una barca, como pretendían. Movido don José por caridad cogió la misma cuerda y con toda facilidad, él solo, la llevó a tierra con grandísimo estupor de todos los que lo vieron'.&lt;ref group='Notas'&gt;RegCal, 91, p.16-17. Y añade: 'e raccontando poi esso stesso un giorno a me suo secretario in tempo di ricreatione le cose sudette...'&lt;/ref&gt;
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:'''… otra vez pasando por una playa vecina al mar vio que muchos marineros juntos no podían con todo su esfuerzo sacar a tierra con cuerdas una barca, como pretendían. Movido don José por caridad cogió la misma cuerda y con toda facilidad, él solo, la llevó a tierra con grandísimo estupor de todos los que lo vieron'.<ref group='Notas'>RegCal, 91, p.16-17. Y añade: 'e raccontando poi esso stesso un giorno a me suo secretario in tempo di ricreatione le cose sudette...'</ref>
  
Bianchi escribía hacia 1681, es decir, unos treinta y cinco años después de haberlo oído contar, y no necesitaba recordar exactamente si era una playa marina o simplemente la ribera del Noguera Pallaresa o del Segre. Y lo más probable es que se tratara de estos ríos, cuyos puentes —escasos e inseguros— se los llevaban las avenidas violentas y había que suplirlos con barcas, tiradas con maromas o cuerdas desde las orillas. Precisamente de diciembre de 1589 es una concesión de Felipe II a la villa de Tremp, gracias, sin duda, a su secretario Gassol, que dice: 'Su Magestad concede a la universidad y singulares de la villa de Tremp, que puedan llevar derecho de pontaje para mantener la puente que tienen en el río Noguera en la forma entendida'.&lt;ref group='Notas'&gt;A. C. A., Reg. 4317, f.273-274, cit. en J. POCH, O.C., p.10&lt;/ref&gt; Es probable que fuera un puente provisional de madera, al que pudo preceder como solución de emergencia el uso de barcas con derecho de pontaje. No faltan otros testimonios de tales derechos de pontaje, incluso con barcas, por esos mismos parajes en torno a Tremp y relacionados con el Noguera Pallaresa.&lt;ref group='Notas'&gt;En 1674 el Baile General de Cataluña concedió a la Cofradía del Rosario del pueblo de Palau 'la facultad de tener y de pasar una barca sobre el río Noguera, desde el puente de Tremp al término de Llimiana, en beneficio de la Cofradia…' (‘Cronica de Talarn’, año 1674, p.32). En 1690 se construyó en Tremp un puente de piedra y enel 1696 se aumenta el peaje para acabar de sufragar los gastos. Duró sólo 13 años, 'habiendose tenido que levantar otro de madera un poco más abajo' (cf. M. LLEDÓS y MIR, ‘Historia… de Tremp’, p.349). Y mientras se construían puentes debían forzosamente usar barcas. Pudo tratarse también de competiciones deportivas de ‘raiers’ (almadieros), todavía hoy en boga en la zona de Fobia de Segur, que arrastran balsas de troncos o almadias sobre el Noguera Pallaresa.&lt;/ref&gt;
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Bianchi escribía hacia 1681, es decir, unos treinta y cinco años después de haberlo oído contar, y no necesitaba recordar exactamente si era una playa marina o simplemente la ribera del Noguera Pallaresa o del Segre. Y lo más probable es que se tratara de estos ríos, cuyos puentes —escasos e inseguros— se los llevaban las avenidas violentas y había que suplirlos con barcas, tiradas con maromas o cuerdas desde las orillas. Precisamente de diciembre de 1589 es una concesión de Felipe II a la villa de Tremp, gracias, sin duda, a su secretario Gassol, que dice: 'Su Magestad concede a la universidad y singulares de la villa de Tremp, que puedan llevar derecho de pontaje para mantener la puente que tienen en el río Noguera en la forma entendida'.<ref group='Notas'>A. C. A., Reg. 4317, f.273-274, cit. en J. POCH, O.C., p.10</ref> Es probable que fuera un puente provisional de madera, al que pudo preceder como solución de emergencia el uso de barcas con derecho de pontaje. No faltan otros testimonios de tales derechos de pontaje, incluso con barcas, por esos mismos parajes en torno a Tremp y relacionados con el Noguera Pallaresa.<ref group='Notas'>En 1674 el Baile General de Cataluña concedió a la Cofradía del Rosario del pueblo de Palau 'la facultad de tener y de pasar una barca sobre el río Noguera, desde el puente de Tremp al término de Llimiana, en beneficio de la Cofradia…' (‘Cronica de Talarn’, año 1674, p.32). En 1690 se construyó en Tremp un puente de piedra y enel 1696 se aumenta el peaje para acabar de sufragar los gastos. Duró sólo 13 años, 'habiendose tenido que levantar otro de madera un poco más abajo' (cf. M. LLEDÓS y MIR, ‘Historia… de Tremp’, p.349). Y mientras se construían puentes debían forzosamente usar barcas. Pudo tratarse también de competiciones deportivas de ‘raiers’ (almadieros), todavía hoy en boga en la zona de Fobia de Segur, que arrastran balsas de troncos o almadias sobre el Noguera Pallaresa.</ref>
  
Otra de las anécdotas que no falta en ninguna biografía calasancia, recordada, entre otros, por Berro y Bianchi,&lt;ref group='Notas'&gt;BERRO I, p.62-63; G. BIANCHI, ‘Vita...’ RegCal 91, p.16.&lt;/ref&gt; es la siguiente: yendo un día por aquellos parajes pirenaicos, se encontró con un pobre hombre cuyo asno, sobrecargado, se había metido en un barrizal y no había manera de sacarlo, ni con gritos, ni con palos, ni con blasfemias. Detuvo José su caballería y mandó a su fiel criado Coromines que le acompañaba que echara una mano al desesperado arriero. Pero fue inútil. Entre los dos no lograban librar al borriquillo del atolladero. Se apeó Calasanz, se qúitó la sotana, echó ramas sobre el barro, se metió bajo la panza del animal y levantándolo sobre sus espaldas lo llevó hasta tierra firme. El aldeano quedó pasmado, naturalmente, y el mosén le hizo comprender con cierta soma que con blasfemias no se saca a los asnos de los barrizales. Y cada cual siguió su camino.
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Otra de las anécdotas que no falta en ninguna biografía calasancia, recordada, entre otros, por Berro y Bianchi,<ref group='Notas'>BERRO I, p.62-63; G. BIANCHI, ‘Vita...’ RegCal 91, p.16.</ref> es la siguiente: yendo un día por aquellos parajes pirenaicos, se encontró con un pobre hombre cuyo asno, sobrecargado, se había metido en un barrizal y no había manera de sacarlo, ni con gritos, ni con palos, ni con blasfemias. Detuvo José su caballería y mandó a su fiel criado Coromines que le acompañaba que echara una mano al desesperado arriero. Pero fue inútil. Entre los dos no lograban librar al borriquillo del atolladero. Se apeó Calasanz, se qúitó la sotana, echó ramas sobre el barro, se metió bajo la panza del animal y levantándolo sobre sus espaldas lo llevó hasta tierra firme. El aldeano quedó pasmado, naturalmente, y el mosén le hizo comprender con cierta soma que con blasfemias no se saca a los asnos de los barrizales. Y cada cual siguió su camino.
  
Y el broche final. Sin duda es el lance que más ha hecho cavilar a los biógrafos modernos, deseosos de limpiar de adherencias barrocas de novela histórica el escueto hecho real. De él se habla ya en la ‘Breve Notizia’ y lo vuelven a referir Scassellati, Fedele, Berro y Bianchi entre los primitivos.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. BAU, BC, p.192-194; BERRO I, p.64-65.&lt;/ref&gt; Es el 'rapto de la doncella'. He aquí cómo lo narra Scassellati, tan barroco otras veces y tan sobrio ahora:
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Y el broche final. Sin duda es el lance que más ha hecho cavilar a los biógrafos modernos, deseosos de limpiar de adherencias barrocas de novela histórica el escueto hecho real. De él se habla ya en la ‘Breve Notizia’ y lo vuelven a referir Scassellati, Fedele, Berro y Bianchi entre los primitivos.<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.192-194; BERRO I, p.64-65.</ref> Es el 'rapto de la doncella'. He aquí cómo lo narra Scassellati, tan barroco otras veces y tan sobrio ahora:
  
:'''Habiendo sido destinado por el Obispo de Urgel a concertar la paz entre dos familias que estaban en contienda armada por motivo del rapto de una doncella, asunto en que habían fracasado otros, él lo ajustó y los redujo a concordia con grandísima caridad'&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. BAU, BC, p.193.&lt;/ref&gt;
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:'''Habiendo sido destinado por el Obispo de Urgel a concertar la paz entre dos familias que estaban en contienda armada por motivo del rapto de una doncella, asunto en que habían fracasado otros, él lo ajustó y los redujo a concordia con grandísima caridad'<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.193.</ref>
  
Otros cronistas de primera hora, como Berro, Fedele, Bianchi y toda la hagiografía tradicional, capitaneada por Armini y Talenti,&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. ARMINI, ‘Vita’, p.38-40; TALENTI. ‘Vita’, p.27-28.&lt;/ref&gt; situan el hecho en Barcelona, y los contrincantes son dos familias de alta alcurnia; el caso llega a oídos del Rey, quien comisiona al obispo de Urgel para que intente extinguir 'aquel incendio —dice Bianchi— que amenaza abrasar a toda España'; el obispo delega a su Vicario General Calasanz, quien —sigue dando color Bianchi— “en el corazón del invierno, por nieves y barros, emprendió la marcha, llegando cuando las gentes armadas estaban en orden de batalla, a punto de mmi- riente combate” Naturalmente, llego, vio y vencio y “logro una inmediata suspension de hostilidades y mas tarde una total pacificación”.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. BAU, BC, p.194.&lt;/ref&gt; ¡De película! Hay tales incongruencias en los detalles que obligan a revisar el relato para situarlo en otras latitudes y despojar a los personajes de esa prosopopeya nobiliaria. Si el caso ocurrió en , Barcelona y es tan ruidoso que llega a oídos de la corte de Madrid, es muy extraño que el rey no recurra al obispo de la Ciudad Condal, sino al de Urgel, y más raro todavía que éste decline tan alta deferencia regia en su joven Vicario de Tremp, Calasanz, totalmente desconocido en Barcelona. Lo más verosímil es pensar que el caso ocurrió en alguno de aquellos pueblos perdidos del Pirineo, cuando Calasanz estaba de visita pastoral y que tal vez no intervino para nada el obispo de Urgel, ni mucho menos Felipe II. Lo que no sería lógico es negar toda veracidad a este relato porque no encajan los detalles,&lt;ref group='Notas'&gt;Como intentos de explicar el caso cf. C. BAU, ‘Historia de las E. P. en Cataluña’, p.57-63; J. POCH, ‘S. José de Calasanz 'Oficial eclesiástico'…’, p.352-356. He aquí un caso análogo, ocurrido en Cardós por los años en que Calasanz era Visitador de aquel oficialato, y que pudo conocer en parte: 'Per Barthomeu Serdá pobre home de la vila de Tavasuam, bisbat d’Urgell, nos es estat exposar com havent ell posat a soldada una filla sua, nomenada Angela, en casa de Bernardí Pallás, cavaller de la ribera de la Vall de Cardós, deu haver dos anys o manco. Qual Pallás, oblidat de sí, no dubtá gosar de dita Angela y haver de aquella un fil, y haventli promés de pagar la dot y altres coses, recusá de ferles. E perçó fos de mercé de provehirli de remey opportú. E perqué desijam que semblants coses sien remediades y castigades, vos diem, encarregam y manam que vista la exposició dels fets com dit Serdá nos ha scrit, fassau y compelliau per los termens de Justicia… que dit Bernat Paliás pague realment y de fet la dita dot a dita Angela lo que mes avant li ha promés… [Barcelona a 19 de diciembre de 1592] el Duque de Maqueda. Dirigitur Subvicario de Pallás’' (A. C. A. Reg. 4762, f.277-27S) (cit. en J. POCH, ‘Mossen Josep Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.13-14).&lt;/ref&gt;
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Otros cronistas de primera hora, como Berro, Fedele, Bianchi y toda la hagiografía tradicional, capitaneada por Armini y Talenti,<ref group='Notas'>Cf. ARMINI, ‘Vita’, p.38-40; TALENTI. ‘Vita’, p.27-28.</ref> situan el hecho en Barcelona, y los contrincantes son dos familias de alta alcurnia; el caso llega a oídos del Rey, quien comisiona al obispo de Urgel para que intente extinguir 'aquel incendio —dice Bianchi— que amenaza abrasar a toda España'; el obispo delega a su Vicario General Calasanz, quien —sigue dando color Bianchi— “en el corazón del invierno, por nieves y barros, emprendió la marcha, llegando cuando las gentes armadas estaban en orden de batalla, a punto de mmi- riente combate” Naturalmente, llego, vio y vencio y “logro una inmediata suspension de hostilidades y mas tarde una total pacificación”.<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.194.</ref> ¡De película! Hay tales incongruencias en los detalles que obligan a revisar el relato para situarlo en otras latitudes y despojar a los personajes de esa prosopopeya nobiliaria. Si el caso ocurrió en , Barcelona y es tan ruidoso que llega a oídos de la corte de Madrid, es muy extraño que el rey no recurra al obispo de la Ciudad Condal, sino al de Urgel, y más raro todavía que éste decline tan alta deferencia regia en su joven Vicario de Tremp, Calasanz, totalmente desconocido en Barcelona. Lo más verosímil es pensar que el caso ocurrió en alguno de aquellos pueblos perdidos del Pirineo, cuando Calasanz estaba de visita pastoral y que tal vez no intervino para nada el obispo de Urgel, ni mucho menos Felipe II. Lo que no sería lógico es negar toda veracidad a este relato porque no encajan los detalles,<ref group='Notas'>Como intentos de explicar el caso cf. C. BAU, ‘Historia de las E. P. en Cataluña’, p.57-63; J. POCH, ‘S. José de Calasanz 'Oficial eclesiástico'…’, p.352-356. He aquí un caso análogo, ocurrido en Cardós por los años en que Calasanz era Visitador de aquel oficialato, y que pudo conocer en parte: 'Per Barthomeu Serdá pobre home de la vila de Tavasuam, bisbat d’Urgell, nos es estat exposar com havent ell posat a soldada una filla sua, nomenada Angela, en casa de Bernardí Pallás, cavaller de la ribera de la Vall de Cardós, deu haver dos anys o manco. Qual Pallás, oblidat de sí, no dubtá gosar de dita Angela y haver de aquella un fil, y haventli promés de pagar la dot y altres coses, recusá de ferles. E perçó fos de mercé de provehirli de remey opportú. E perqué desijam que semblants coses sien remediades y castigades, vos diem, encarregam y manam que vista la exposició dels fets com dit Serdá nos ha scrit, fassau y compelliau per los termens de Justicia… que dit Bernat Paliás pague realment y de fet la dita dot a dita Angela lo que mes avant li ha promés… [Barcelona a 19 de diciembre de 1592] el Duque de Maqueda. Dirigitur Subvicario de Pallás’' (A. C. A. Reg. 4762, f.277-27S) (cit. en J. POCH, ‘Mossen Josep Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.13-14).</ref>
  
 
Y cada vez que el 'santo viejo' contaba casos de estos, volvia a sentir que los aires del Pirineo le refrescaban la frente… y el alma.
 
Y cada vez que el 'santo viejo' contaba casos de estos, volvia a sentir que los aires del Pirineo le refrescaban la frente… y el alma.

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08.13. Recuerdos y añoranzas

No hay cosa tan agradable para un anciano como evocar los años de su juventud, sobre todo si tiene delante a gente interesada por escucharle. Y Calasanz en su ancianidad necesitaba psicológicamente recordar tiempos mejores, días de felicidad y de éxitos, pues las cosas se le habían puesto muy mal en el atardecer de su vida. Tenía en torno, además, a sus hijos fieles, sumamente curiosos y preguntones, ansiosos de saber sus andanzas por tierras de España, antes de su llegada a Roma. Y empezaba a contar. Sentía casi la impresión de que los aires del Pirineo le refrescaban la frente… y el alma.

Son anécdotas que no pueden tener otra fuente que sus relatos orales, quedando en una atmósfera vaga de imprecisión de nombres, fechas y lugares, pero casi todos ellos podemos confirmarlos con casos similares o apoyaturas documentadas.

La primigenia ‘Breve Notizia’ dice en términos generales que en su oficio de Vicario de Tremp 'se portó egregiamente, disponiendo que el clero viviese con mucha observancia y no acudiese a convites de personas seglares, sino que honestamente se recrease entre eclesiásticos. Y apaciguaba sus discordias con suma prudencia'.[Notas 1]

A esta vaguedad de Catalucci se añaden casos concretos de Caputi y Berro. Cuenta el primero que paseando una tarde Calasanz por las afueras de Tremp vio a un grupo de eclesiásticos —la Colegiata la componían siete canónigos y siete beneficiados— que se entretenían tirando a la barra. El juego consistía —aún subsiste hoy— en rivalizar en fuerza y destreza lanzando lejos una barra de hierro con los extremos aguzados que se clavan en tierra. Paróse el arcipreste —alto, fuerte, robusto— y se le invitó a participar. Lanzó la barra con tal ímpetu que sobrepasó el tanteo de todos, y como vencedor les impuso la tarea de rezar unas oraciones.[Notas 2]

De sus dotes en apaciguar discordias entre clérigos, escribió Berro:

Sentía mucho que entre el clero hubiera disturbios. Habiendo sabido una vez que dos sacerdotes habían llegado a su tribunal muy encolerizados entre sí por cuestión de dineros, compareció, les hizo presentar por escrito sus respectivas instancias y razones y luego judicialmente les intimó la prohibición terminante de no salir de casa hasta tanto que hubiesen encontrado ellos mismos una fórmula de avenencia y compensación mutua; con lo que a la mañana siguiente volvieron a su tribunal en perfecto acuerdo. José, entonces, hízoles una paternal reprensión y les mandó a sus domicilios respectivos, sin exigir el gasto de un solo sello, por la administración de su justicia'.[Notas 3]

Catalucci vuelve a hablar de la situación del clero y de la energía que a veces tenía que usar Calasanz para reducirlo al buen camino. Y dice:

Andando de Visita por los montes Pirineos encontró al clero muy fuera de ley, por lo que hizo y puso en práctica muchas excelentes ordenanzas, hasta infligiendo pena de excomunión a los Vicarios Foráneos si no denunciaban a los inobservantes; por lo que se le sublevó el clero y el pueblo hasta quererle matar; pero visto que todo resultaba a mayor gloria de Dios, se calmaron; y al efecto le regaló aquella Comunidad gran cantidad de quesos, dándole las gracias y confesando que hasta aquel momento no habían conocido su propio bien, ni cuánta fuese la dignidad sacerdotal'.[Notas 4]

Probablemente con el título de 'Vicarios Foráneos' deben entenderse los Oficiales eclesiásticos, sobre los que estaban jurídicamente los Visitadores Generales. En Tremp, Calasanz era Oficial y Visitador a la vez, pero en Sort, Tirvia y Cardós era sólo Visitador con plenos poderes sobre los Oficiales o Vicarios, de los que conocemos al de Sort, llamado Pedro Matías Salsedo, nombrado el 31 de octubre de 1588.[Notas 5] Y no faltan casos concretos de Oficiales contemporáneos, acusados de faltar a sus deberes por abusos, aun en el campo de poderes temporales.[Notas 6] Y en términos generales tampoco faltan quejas contra simples eclesiásticos o laicos, culpables de delitos contra la jurisdicción temporal y espiritual en el ámbito de la diócesis de Urgel.[Notas 7]

Tampoco faltan alusiones a la costumbre de regalar quesos, precisamente a jueces, abogados y procuradores, por su intervención en pleitos de eclesiásticos, coincidiendo incluso en el término 'Comunidad', usado por Catalucci.[Notas 8]

Esta vez es el P. Gabriel Bianchi, que fue secretario de Calasanz en los últimos años de su vida, quien nos cuenta otra anécdota famosa, asegurando que se la contó el mismo Santo, y que literalmente dice así:

… otra vez pasando por una playa vecina al mar vio que muchos marineros juntos no podían con todo su esfuerzo sacar a tierra con cuerdas una barca, como pretendían. Movido don José por caridad cogió la misma cuerda y con toda facilidad, él solo, la llevó a tierra con grandísimo estupor de todos los que lo vieron'.[Notas 9]

Bianchi escribía hacia 1681, es decir, unos treinta y cinco años después de haberlo oído contar, y no necesitaba recordar exactamente si era una playa marina o simplemente la ribera del Noguera Pallaresa o del Segre. Y lo más probable es que se tratara de estos ríos, cuyos puentes —escasos e inseguros— se los llevaban las avenidas violentas y había que suplirlos con barcas, tiradas con maromas o cuerdas desde las orillas. Precisamente de diciembre de 1589 es una concesión de Felipe II a la villa de Tremp, gracias, sin duda, a su secretario Gassol, que dice: 'Su Magestad concede a la universidad y singulares de la villa de Tremp, que puedan llevar derecho de pontaje para mantener la puente que tienen en el río Noguera en la forma entendida'.[Notas 10] Es probable que fuera un puente provisional de madera, al que pudo preceder como solución de emergencia el uso de barcas con derecho de pontaje. No faltan otros testimonios de tales derechos de pontaje, incluso con barcas, por esos mismos parajes en torno a Tremp y relacionados con el Noguera Pallaresa.[Notas 11]

Otra de las anécdotas que no falta en ninguna biografía calasancia, recordada, entre otros, por Berro y Bianchi,[Notas 12] es la siguiente: yendo un día por aquellos parajes pirenaicos, se encontró con un pobre hombre cuyo asno, sobrecargado, se había metido en un barrizal y no había manera de sacarlo, ni con gritos, ni con palos, ni con blasfemias. Detuvo José su caballería y mandó a su fiel criado Coromines que le acompañaba que echara una mano al desesperado arriero. Pero fue inútil. Entre los dos no lograban librar al borriquillo del atolladero. Se apeó Calasanz, se qúitó la sotana, echó ramas sobre el barro, se metió bajo la panza del animal y levantándolo sobre sus espaldas lo llevó hasta tierra firme. El aldeano quedó pasmado, naturalmente, y el mosén le hizo comprender con cierta soma que con blasfemias no se saca a los asnos de los barrizales. Y cada cual siguió su camino.

Y el broche final. Sin duda es el lance que más ha hecho cavilar a los biógrafos modernos, deseosos de limpiar de adherencias barrocas de novela histórica el escueto hecho real. De él se habla ya en la ‘Breve Notizia’ y lo vuelven a referir Scassellati, Fedele, Berro y Bianchi entre los primitivos.[Notas 13] Es el 'rapto de la doncella'. He aquí cómo lo narra Scassellati, tan barroco otras veces y tan sobrio ahora:

Habiendo sido destinado por el Obispo de Urgel a concertar la paz entre dos familias que estaban en contienda armada por motivo del rapto de una doncella, asunto en que habían fracasado otros, él lo ajustó y los redujo a concordia con grandísima caridad'[Notas 14]

Otros cronistas de primera hora, como Berro, Fedele, Bianchi y toda la hagiografía tradicional, capitaneada por Armini y Talenti,[Notas 15] situan el hecho en Barcelona, y los contrincantes son dos familias de alta alcurnia; el caso llega a oídos del Rey, quien comisiona al obispo de Urgel para que intente extinguir 'aquel incendio —dice Bianchi— que amenaza abrasar a toda España'; el obispo delega a su Vicario General Calasanz, quien —sigue dando color Bianchi— “en el corazón del invierno, por nieves y barros, emprendió la marcha, llegando cuando las gentes armadas estaban en orden de batalla, a punto de mmi- riente combate” Naturalmente, llego, vio y vencio y “logro una inmediata suspension de hostilidades y mas tarde una total pacificación”.[Notas 16] ¡De película! Hay tales incongruencias en los detalles que obligan a revisar el relato para situarlo en otras latitudes y despojar a los personajes de esa prosopopeya nobiliaria. Si el caso ocurrió en , Barcelona y es tan ruidoso que llega a oídos de la corte de Madrid, es muy extraño que el rey no recurra al obispo de la Ciudad Condal, sino al de Urgel, y más raro todavía que éste decline tan alta deferencia regia en su joven Vicario de Tremp, Calasanz, totalmente desconocido en Barcelona. Lo más verosímil es pensar que el caso ocurrió en alguno de aquellos pueblos perdidos del Pirineo, cuando Calasanz estaba de visita pastoral y que tal vez no intervino para nada el obispo de Urgel, ni mucho menos Felipe II. Lo que no sería lógico es negar toda veracidad a este relato porque no encajan los detalles,[Notas 17]

Y cada vez que el 'santo viejo' contaba casos de estos, volvia a sentir que los aires del Pirineo le refrescaban la frente… y el alma.

Notas

  1. Cf. BAU, RV, p.11.
  2. CAPUTI, ‘Notizie historiche’, vol. I, p.III, 132; BERRO I, p.62.
  3. BAU, BC, p.181, que traduce algo libremente a BERRO I, p.61-62.
  4. Cf. BAU, RV, p.12. Berro dice que esto ocurrió en 'la Valle di Boir' (Valle de Bohí) (cf. BERRO I, p.60-61).
  5. Cf. J. POCH, ‘Mossén Joseph Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.19.
  6. Al Oficial de Berga, mosén Joan Sala, se le acusa ante el virrey de Cataluña, con fecha del 18 de mayo de 1591, de perjudicar los derechos señoriales del noble Miguel d’Agulló, barón de Gironella (ib.).
  7. En el ‘Regestum negotiorum’ (1589-1590) del vol. 35 de la curia episcopal de Urgel, del tiempo de Capilla, hay un doc. que empieza así: 'Pervenit ad auditum Fiscalis Procuratoris Curiae nostrae urgellensis aliquos esse pbros et laicos nostrae jurisdictionis parum Deum et justitiam temporalem timentes, qui non verentur talia Comittere et perpetrare facinora et delicta ex quibus magnum Curiae et jurisdictioni nostrae tam spirituali quam temporali infertur praejudicium et populo scandalum…' (cit. en J. MIR DURÁN, o.c., p.342).
  8. 'La comunidad [de Talarn] envió a Barcelona una arroba de orejones y seis quesos para los jueces y abogados que intervenían en un pleito de dichos eclesiásticos…' (‘Crónica de Talarn’, de D. Vicent Bosch, Pbro., ed. en 1910, p.25. Noticias de 1630). 'La Comunidad envió ocho quesos a Barcelona para regalarlos al abogado y procurador…' (ib., año 1631).
  9. RegCal, 91, p.16-17. Y añade: 'e raccontando poi esso stesso un giorno a me suo secretario in tempo di ricreatione le cose sudette...'
  10. A. C. A., Reg. 4317, f.273-274, cit. en J. POCH, O.C., p.10
  11. En 1674 el Baile General de Cataluña concedió a la Cofradía del Rosario del pueblo de Palau 'la facultad de tener y de pasar una barca sobre el río Noguera, desde el puente de Tremp al término de Llimiana, en beneficio de la Cofradia…' (‘Cronica de Talarn’, año 1674, p.32). En 1690 se construyó en Tremp un puente de piedra y enel 1696 se aumenta el peaje para acabar de sufragar los gastos. Duró sólo 13 años, 'habiendose tenido que levantar otro de madera un poco más abajo' (cf. M. LLEDÓS y MIR, ‘Historia… de Tremp’, p.349). Y mientras se construían puentes debían forzosamente usar barcas. Pudo tratarse también de competiciones deportivas de ‘raiers’ (almadieros), todavía hoy en boga en la zona de Fobia de Segur, que arrastran balsas de troncos o almadias sobre el Noguera Pallaresa.
  12. BERRO I, p.62-63; G. BIANCHI, ‘Vita...’ RegCal 91, p.16.
  13. Cf. BAU, BC, p.192-194; BERRO I, p.64-65.
  14. Cf. BAU, BC, p.193.
  15. Cf. ARMINI, ‘Vita’, p.38-40; TALENTI. ‘Vita’, p.27-28.
  16. Cf. BAU, BC, p.194.
  17. Como intentos de explicar el caso cf. C. BAU, ‘Historia de las E. P. en Cataluña’, p.57-63; J. POCH, ‘S. José de Calasanz 'Oficial eclesiástico'…’, p.352-356. He aquí un caso análogo, ocurrido en Cardós por los años en que Calasanz era Visitador de aquel oficialato, y que pudo conocer en parte: 'Per Barthomeu Serdá pobre home de la vila de Tavasuam, bisbat d’Urgell, nos es estat exposar com havent ell posat a soldada una filla sua, nomenada Angela, en casa de Bernardí Pallás, cavaller de la ribera de la Vall de Cardós, deu haver dos anys o manco. Qual Pallás, oblidat de sí, no dubtá gosar de dita Angela y haver de aquella un fil, y haventli promés de pagar la dot y altres coses, recusá de ferles. E perçó fos de mercé de provehirli de remey opportú. E perqué desijam que semblants coses sien remediades y castigades, vos diem, encarregam y manam que vista la exposició dels fets com dit Serdá nos ha scrit, fassau y compelliau per los termens de Justicia… que dit Bernat Paliás pague realment y de fet la dita dot a dita Angela lo que mes avant li ha promés… [Barcelona a 19 de diciembre de 1592] el Duque de Maqueda. Dirigitur Subvicario de Pallás’' (A. C. A. Reg. 4762, f.277-27S) (cit. en J. POCH, ‘Mossen Josep Calassanç a la diócesi d’Urgell’, p.13-14).